Cuando abrió los ojos se encontró en una habitación que no conocía, vistiendo ropas varoniles, pero muy cómodas. Estaba por preguntar lo que había sucedido cuando Gabe entró a la habitación, llevando una bandeja con comida y algunas bebidas.—La ropa es tuya.—Correcto, Morgana me ha hecho el favor de cambiarte, ella se encargó de sanarte, y en teoría, solo necesitas descanso.—Gracias, me gusta tu ropa, me robaré algunas de tus camisetas para usarlas para dormir.—Mis cosas son tuyas, toma lo que quieras.Gabe la sujetó con delicadeza, rozando el pulgar sobre la mejilla de su compañera, quien ante su delicada caricia, cerró los ojos.—Ronroneas como un gatito.—Me gusta sentirte cerca. Es como pasar de tener frio en el corazón, a sentirlo cálido. ¿Puedo salir de la cama?—Durante un par de días no, salvo para ir al baño. Lo que te hizo Morgana fue muy desgastante, podrías marearte de pronto.—¿Esta es tu habitación?—Nuestra habitación, por órdenes del médico debes quedarte en cama y
Poco después, recibió la visita de Gabe, quien le llevaba algunas rosas y comida para que cenaran juntos.—No debiste molestarte.—Compartir contigo no es molestia. —Quería contarte algo, he conocido a un druida. —Son criaturas interesantes, honestas y de gran sentido del humor. ¿A cuál conociste?—A Blu, pero déjame decirte que me pareció impresionante. Tiene un aura inocente, pero si quiere, te muestra cuan poderoso es.—¿Te habló de su hermano?—Solo mencionó su nombre, Gray. —Son criaturas leales. Su madre es famosa por su poca originalidad a la hora de escoger nombres.—¿Sabes algo de una pulsera?—Sí, son famosas pues la entregan una sola vez y solo si sienten una conexión con la otra criatura. Los que las reciben son afortunados pues les tienen como protectores. —Blu me dio la suya. —Eso es algo valioso, cariño, y me siento honrado ya que no deberías decírselo a nadie.—Blu te conoce, y por eso de alguna forma sé que aprueba lo que estoy haciendo ya que la pulsera, vibra c
Cuando los cambiantes llegaron, Christie se sorprendió bastante. Sus voces, apariencia, ellos sin duda alguna, eran clones de sus padres lo que la sorprendió mucho. Aquello significaba que nadie descubriría que no eran los verdaderos Aurora y Armand. Ambos, esperaban a que ella comenzara a hablar lo que le resultó raro, la hacían sentir como que fuese un coronel y ellos sus soldados, y aquella fue una sensación curiosa. Hasta aquel momento, todos la habían tratado de igual a igual, esos cambiantes la veían con respeto, lo que evidenciaba la magnitud de la misión que tenía entre manos. Sin embargo, la sensación no le gustó, ella nunca podría actuar de forma altiva, el ser soberbio no era el equivalente a ser poderoso. Ya decían, se atraen más moscas con miel que con hiel.Así que sería amable, los que quisieran estar a su lado lo harían porque la estimaban y no porque le tuviesen miedo.—Gracias por la ayuda.—Muchos esperábamos por usted, mi señora—dijo quien lucía como su papá.—Aún
Christie pensó que nada iba a suceder, pero estaba equivocada, muy equivocada.—Nombra a un rey. —Bael —Nombra a un duque. —Agares. —Nombra a un príncipe. —Vassago. —Nombra a un marqués. —Samigina. —Nombra a un presidente.—Marbas. Christie se sintió asustada, no entendía de dónde había salido aquella información y para su sorpresa, una bastante escalofriante, el vendedor se levantó los lentes. Sus ojos eran blancos y parecía capaz de ver, incluso sonrió ante su mirada de miedo. —Mis ojos ven más que lo que todos ven. Confía en quien sientas que te da confianza, si alguien te hace sentir insegura, huye. El conocimiento está ahí, pero no será hasta que te reúnas con las otras cuatro, que sentirás el poder. El vendedor se puso a reír cosa que la hizo sentir como en medio de una de esas películas de terror de bajo presupuesto. Luego, le dio un café bien cargado, —cortesía de la casa —a modo de despedida y siguió empujando su carrito. No bebería ese café, ni de coña. De
Cuando se hablaba de vampiros que se creían más poderosos de lo que eran, Bruce Alatar era el nombre que debía tenerse en cuenta. Con poco más de cien años, llevaba casi diez viviendo en la ciudad.A Bruce parecía no importarle que en la zona, la ley la impusieran los Dracul, su actitud era de macho dominante, actuando a espaldas de Vlad, sin medir realmente las consecuencias. Y aquella mañana, estaba reunido con los ancianos del pueblo y con el alcalde, justo antes de la llegada de Christie.Todo el asunto de la elegida, era el que lo había llevado ahí. Conocía a la familia Sackville y lo que querían lograr con la elegida, lo ponía a él y a muchos, en grave peligro.Los cazadores de almas eran quienes habían sido designados como protectores de la elegida, debido a la profecía que estaba escrita en los libros antiguos.Y el cazador, de la mano con la elegida, derrotará a los demonios y establecerá la paz y el orden.¿Por qué ellos? Solo los cazadores podían custodiar las almas sin que
Luca apareció entonces en su mente, y lo que le dijo la llenó de preocupación. Recordaba lo del sigilo, así que ya no actuaría, en teoría, como un enamorado sino como su protector, por lo que debía hacerle caso.¿Cierto?¿Por qué entonces seguía desconfiando de él?Christie, ha sucedido algo. Es importante que no te acerques al castillo de los Dracul, no del todo.Debo llamar a Gabe.No, hay personas que saben de tu llegada, por eso es importante que no te vean ni cerca del castillo, ni actuando de forma sospechosa. ¿Regreso a mí casa? No, llega al pueblo y busca una casa para vivir, hemos puesto en el banco una inmensa suma de dinero. No puedo aceptarlo. Es el dinero que te corresponde, cada una de las elegidas recibirá la misma cantidad. ¿Qué casa debo de comprar? Lo sabrás cuando la veas. No menciones que me conoces, debes actuar como alguien que quiere vivir aquí, solo eso. Suerte. Después de varios minutos, se detuvo frente a una hermosa casa, el rótulo de la agencia de bi
Aquel hombre se fue sin prestarle atención y ella empezó a conducir hacia el pueblo. Trataría de averiguar quién era. Mientras se alejaba observó más autos llegar a la casa, pero esa vez vio personas con cámaras de fotos. Raro, muy raro. Una vez en el centro de la ciudad decidió dejar el auto cerca del supermercado y caminar, la gente la miraba con recelo. Sin darse cuenta se vio atrapada por una pequeña multitud que se aglomeraba en la acera, para observar una caravana de al menos veinticinco vehículos que avanzaban lentamente. Encabezando semejante desfile estaba el hombre de la casa. ¿Lo más aterrador? Encontró la mirada de Christie entre la multitud y le sonrió con complicidad. A los demás también los rodeaba cierto halo de misterio, infundían temor. Todos aquellos que observaban la caravana murmuraban, pero su misión era otra. Continuó su búsqueda, era prioritario encontrar al alcalde para manifestarle su interés por la casa. Una vez allí, fue sometida a una inmensa tortur
El viaje de regreso estuvo tranquilo, al llegar descubrió que aquellos turistas se habían marchado, podría conocer su nuevo hogar con calma. Cualquiera diría que comprar un lugar tan antiguo y abandonado desde hacía tantos años era una locura, pero debía hacerlo, no tenía muchas opciones. En cuanto al alcalde, este en definitiva era un personaje curioso. Había evitado deliberadamente responder sobre el hombre misterioso al que Luca llamaba criatura. En cuanto a la casa, miedo no sentía, esos fantasmas locales jamás la asustarían tanto como los demonios de sus sueños. Así que estaba tranquila sobre el entrar a su casa y vivir en ella. Para muchos podía parecer que estaba loca, cosa que ella misma sentía a veces pues creía que de verdad podría estar embrujada, pero después de tantas pesadillas y encuentros con criaturas demoníacas, aquellos posibles fantasmas no podían molestarla. El “problema” de lidiar con entes demoniacos era que nada le daba tanto miedo, así que si el mismísim