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Tiempo atrás.

Eran altas horas de la noche y un grupo de señores, algunos de avanzada edad pero aún conservados, estaban apostando, unos más otros menos, pero apostando a fin de cuentas.

Pero uno en particular estaba con una mala racha, todo lo que apostaba lo perdía y ya estaba desesperado no quería perder lo único que le quedaba de su padre, la empresa y por como iban las cosas también iba a perderla.

Observó al joven a su lado y le dió una sonrisa nerviosa, el joven le dió una sonrisa de lado, ambos vieron la última carta que tenía.

Sintió que todo su mundo se le vino abajo, no había vuelta atrás era todo o nada y ya no tenía nada, había perdido, aturdido salió del casino no sabía que hacer ¿Cómo le diría a su esposa e hija que había perdido todo?.

El solo quería apostar una vez más, solo una, aún cuando su esposa le dijo que lo dejara, que fuera a terapia, pero no, el no la escucho, su ansiedad por apostar era mayor y lo llevó a perder lo único valioso que su padre le dejo.

-Vamos Diego, no todo está perdido - le dijo un joven pelinegro cuando vio al señor de cuarenta y tantos años apoyado de su auto fumando un cigarrillo.

Se veía cansado, abatido, las preocupaciones y las deudas lo hacían lucir de mayor edad a la que tenía.

-Tu no lo entiendes, lo único que mi padre me dejó lo perdí ¿Cómo le digo a mi esposa que estamos en la ruina? Mi hija no tendría que estar trabajando, ella... Ella solo tendría que estar disfrutando de las comodidades y los lujos que les debería dar.

El muchacho sonrió ampliamente y lo miro a los ojos.

- Diego todo tiene solución, en una semana te visitaré y arreglaremos cuentas, tranquilo te tengo un propuesta que no podrás rechazar si quieres conservar la empresa.

Diego lo vio con intriga ¿Que propuesta era esa? Ya no tenía nada para dar, lo más valioso que tenía después de su empresa eran su mujer e hija.

-No entiendo que quieres decir con eso.

-No hay nada que entender, ve a casa descansa, folla a tu mujer, saluda a tu hija de mi parte y después hablamos, en una semana.

Se dirigió a su auto y se fue, dejando al hombre con más dudas que antes...

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-¿Que has hecho que? - le gritó su esposa alterada - estás loco como se te ocurre apostar la empresa, lo único que tenemos ¿Ahora de que vamos a vivir? Yo no sé hacer nada y tu hija no a terminado la universidad siquiera y tiene que trabajar.

-No te alteres, se que hice mal pero estaba desesperado ya estaba el la quiebra quería recuperarla, no creí que lo perdería todo.

-Eres... Eres un estúpido, no pensaste en mí en tu hija, solo en ti y en tu maldito problema con las apuestas.

Estaba molesta, muy molesta, el la miro con tristeza, si, tenía razón tenía un problema con las apuestas, pero no podía evitarlo de solo pensar que podía apostar algo, lo que sea ya le entraba una ansiedad que era muy insoportable.

Se sentó a llorar desconsolada en el sofá su esposo la abrazo sobando si espalda hasta que se quedó más tranquila.

- Vendamos la casa y con el dinero lo invertiremos, y nada de apuestas, es por el bienestar de nuestra familia Diego, entiéndelo, debes de ir a terapia te lo he dicho y aún no me escuchas.

-No, todavía no, el dijo que vendría en una semana y resolvería todo, dijo que no todo está perdido que podré recuperar la empresa.

Lo miro no muy convencida y asintió con la cabeza, lo amaba, amaba a su esposo y lo apoyaría en todo y si tenía que esperar una semana para tratar de solucionar lo que se puedira solucionar pues, esperaría.

Su hija entro a la sala y los encontró con cara de preocupación, no entendia porque estaban así.

Quizo saber que estaba ocurriendo y sus padres no dudaron en decirle lo ocurrido.

No sabía que pensar, estaba triste, molesta, decepcionada ya no quería seguir viviendo así.

-Entiendelo hija lo hice por el bien de todos, pero no resultó como creí.

-Y mirá el costo papá ¿Que vamos a hacer ahora?

-Tampoco te hagas la martir Diana que bastante comodidades tienes con tus noviecitos -. Le dijo su madre.

Su mamá solo pensaba en el dinero y no le importaba como su hija lo conseguía si trabajaba o se acostaba con quién quisiera, amaba a su familia pero no le gustaba ser pobre.

-Mamá no me tienes por qué tratarme así, No soy ninguna puta.

-Bueno como sea. - y de hecho no le importaba amaba a su hija y esposo pero odiaba la pobresa no soportaba la idea de estar en la ruina y si su hija recurría a esos medios para traer di ero a la casa, pues... No le importaba, lo que no quería era estar es la clase baja, ¿Cómo la verían sus amistades? ¡Que horror!.

- Hija confía en mí, yo... Yo sé que he actuado muy mal pero el dijo que tenía una propuesta mejor, que con eso no iba a perder la empresa, va a venir en una semana, así que hasta entonces, nada está perdido.

- Está bien papá, solo... Solo espero que sepas lo que haces.

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-¿Y bien, Que dicen de mi propuesta?- dijo el pelinegro los señores Smith.

Estaban reunidos en el despacho de Diego y bueno... Tenía una lucha interna si aceptar la propuesta que el muchacho les estaba ofreciendo o no...

-Solo... Solo Imagínense, Diana viviendo cómodamente, con todos los lujos que ella quiera, ustedes mantendrían su empresa, casa, carros, todo lo que quieran lo van a volver a tener, solo tienen que aceptar no es mucho lo que les pido a cambio de la felicidad de todos.

- Pero ¿y si ella no quiere? No la voy a obligar a hacer algo que a ella no le agrade.

-Ay por favor Diego, tu hija ya a de estar más que acostumbrada a hacer tratos con como estos Cambio de cosas.

- Ya basta, deja de tratar así a tu hija. Pareciera que no la conoces, sabes muy bien que ella no es capaz de semejante cosa.

- Eso se resuelve fácilmente con un examen médico, hagamos esto- dijo el joven viéndolos seriamente, levantándose y caminando lentamente hacia la ventana- hoy mismo le harán un chequeo ginecológico y si Diego está en lo cierto me casare con ella este mismo fin de semana y cerraremos el trato cuánto antes.

Diana solo estaba en silencio, escuchando lo que sus padres y ese muchacho hablaban, estaba en shock no podía creer que estuvieses siquiera pensando en la posibilidad de hacer un trato tan semejante como ese ¿Quien se creían que era ? Ah sí una mercancía, sobre todo para su madre.

Aún no lo entendía ¿que había echo ella para que la tratara así?

-Pero que mal prometido soy, no le he preguntado a mi dulce Diana que es lo que quiere- se dirigió a dónde ella estaba sentada e inco una rodilla para estar frente a ella- a ver ¿Quieres que tus padres y tú tengan una vida como lo han soñado o prefieres que vivan en la clase baja y sin absolutamente nada? Porque creeme tu padre tiene serios problemas de apuestas.

- No es justo, no tienes porque hacer esto.

- Oh, si si tengo, si así puedo asegurar que vas a estar conmigo pues... Está es la única manera- le dió una sonrisa de lo más sádica y se levantó, dando una palmada y dirigiéndose a los señores Smith.

- Está bien, lo haré pero con una condición.

- No estás en condiciones de negociar lindura.

-Puede que no pero esto te conviene más a ti que a mí.

-A ver te escucho.

-Ya que hoy me haré ese bendito examen, quiero que hoy mismo se firme un acuerdo donde estipule que los bienes de mi padre serán devueltos, su empresa y las propiedades que haya perdido apostando contigo se las devolveras, a cambio de eso me casare contigo.

- Me parece bien, eres una buena hija. Y serás una gran esposa- sacudió su saco y se dirigió a la salida.- vendré en un par de horas con el documento, vallan a mi hospital los médicos son de mi entera confianza, me traen el informe médico y listo todo resuelto.

Dos horas después.

-Me gustaría entrar sola mamá. - le dijo muestras entraban a el hospital acordado.

-No, ni se te ocurra, yo voy a entrar contigo, soy tu madre y te e visto desnuda más que tú misma, así que déjate de estupideces y piensa bien las cosas por una vez en tu vida.

-No entiendo porque me tratas así, no soy una mala persona.

-Te he visto muchas veces hablando con ese muchacho de cabello matizado varias veces en la cafetería del club ¿o crees que no me he dado cuenta?, Ya he preguntado por el y no me han dicho mucho, solo que no es de aquí y que está de paso.

- Pues si, no es de aquí y es mi amigo, o ¿ Es que acaso no puedo tener amigos?

- Los amigos no se miran como el te mira a ti Diana no seas estúpida,

-No soy estúpida mamá y gracias a él pude tener un empleo decente.

- Claro cómo si una secretaria pudiera ganar mil dólares semanales.

-Pues es un sueldo justo, soy buena en lo que hago. Y bien que no te molesta el dinero que depósito en tu cuenta todas las semanas.

- No, no me molesta, no me quejo. Pero ya no tendrás que trabajar más, me preocupo por ti hija, esa no es la vida que quiero para ti, quiero que seas feliz que vivas cómoda y rodeada de lujos, y si el te puede dar todo lo que yo quiero para mí y para ti pues... Nada, ya está, está es la oportunidad.

Habían llegado al piso de ginecología, fue nada más llegar que la enfermera las invito a entrar a el consultorio.

-Tomen asiento por favor- Les informo en doctor.

- Gracias - dijeron ambas.

-Bueno doctor creo que ya Sabe porque estamos aquí ¿No? No creo que vallamos a entrar en detalles por eso, así que... A lo que vine.

- Como tu quieras, por favor quítate la ropa, clocate está bata y súbete a la camilla por favor.

La castaña estaba realmente nerviosa, solo quería que está tortura de acabara ya, en lo que tuvieran el informe en sus manos haría un par de llamadas.

Una vez terminado el chequeo el doctor le ordenó vestirse nuevamente.

-¿Y bien doctor mi hija es virgen aún?- la señora está muy nerviosa, ya quería presumirle a sus amigas en nuevo marido de su hija, y si la muy ingrata no era virgen pues probablemente el no se iba a querer casar con ella.

-Pues lamento informarle señora Smith que eso es algo que solo le consierne saber al señor Herrán, si me disculpa puede esperar afuera mientras redacto el informe.

No le quedó de otra se salir, y esperar afuera.

- Voy al baño, vuelvo en un momento.

-No tardes.

Sin más, se dirigió al baño y saco su teléfono. Busco en los contactos y marco a su número

-"Hola mi reina, ¿a que debo tu llamada?

-Necesito tu ayuda...

En pocos minutos ya le había contado todo, sin omitir ningún detalle.

-"Okey tranquila, haremos lo siguiente, vas a llegar a tu casa preparas todas tus cosas y un auto te va a esperar a una cuadra de tu casa ¿está bien? Te sacaré del país y te vendrás a vivir conmigo"

-Pero no tengo pasaporte.

-"No te preocupes, yo me encargo de eso, tu solo procura estar a la hora acordada, confía en mí"

-Confío en tí, plenamente y disculpa por molestarte con mis problemas nuevamente.

-"No te preocupes, sabes que estoy aquí para tí, en todo momento, te quiero, hasta entonces, que... Bueno estoy en una conferencia de negocios."

-Ay por Dios santo que pena, y yo molestándote con mis problemas, está bien estamos hablando. Te quiero. - y Congo la llamada, se sentía apenada, pero agradecida porque su amigo estaba ahí para ella, siempre estaba ahí cuando lo necesitaba.

...

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