14

—¿Quien era?

—La vecina de abajo, quería saber si  habíamos visto a su perro, se volvió a escapar.— le mintió al castaño.— le dije que la ayudaría a buscarlo más tarde, luego de que terminara de trabajar.

—Esta bien, yo te acompaño, ese pequeño demonio debería de estar encerrado.

—Nadie tiene que estar encerrado Zack ni los animales.

—Es por el bien de la humanidad, no sé por qué la naturaleza permite que ese bicho siga existiendo.

—No le digas así, a demás el perrito no tiene la culpa de que tú detestes a los animales.

—Yo no detesto a los animales, solo a ese.

El castaño La abrazo y le acaricio la espalda hundiendo su cabeza en el hueco de su cuello.

—Gracias.— le dijo casi como un ronroneo, cuando se ponía mimoso era muy tierno.

—¿Porque?

—Por aparecer en nuestras vidas.

—Cambiaste nuestras vidas mi reina— el peli matizado estaba recostado en la encimera de la cocina— yo sentía que iba a caer en un pozo sin fondo antes de conocerte y luego llegaste tú, con esa energía tan hermosa a pesar de todo lo que te estaba pasando, me motivaste a seguir luchando. Eso fue lo que hizo que me enamorara de tí, tu alegría, tu energía.—se acercó a ella y le dió un beso en la frente.

Sus ojos se le cristalizaron, ella solo quería ser amada, ese amor que nunca sintió  de sus padres.

Un solloso se le escapó y se tapo la boca dejando escapar un par de lágrimas, no era justo, cuando estaba comenzando a ser feliz tenía que pasar esto, pero no dejaría que él se saliera con las suyas, ella confiaba en ellos y sabía que la iban a entender.

No dejaría que le pasará nada a sus padres y menos a sus hombres.

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—Bueno, creo que esto es suficiente por hoy, las gráficas están listas, solo necesitas chequearlas y si necesitas algo más lo puede hacer Carla ya hablé con ella y está al corriente de todo.

—Perfecto, — dijo el castaño Quien tenía la cabeza metida en la laptop— ¿Quien es Carla?

— ¿Cómo que quien es Carla? Tu secretaria Zack ¿quien más? Esto es increíble, como no vas a saber su nombre, hace cuánto trabaja con ustedes?

—No acostumbramos hacer amistad  con los  empleados, así que prefiero llamarlos  por su apellido es más profesional. Y con respecto a... Carla, pues ha de tener como dos años trabajando con nosotros.

— ¿Y en todo ese tiempo no sabes su nombre? —le dijo alarmada mientras guardaba unas carpetas.

Le era ilógico que no se supiera el nombre de sus empleados más cercanos. Pero eso iba a cambiar. Al menos eso quería creer.

—En fin, voy a ayudar a  la vecina a buscar a su perrito, me coloco algo más cómodo y salgo— se acercó a él y le dió un beso, beso que fue correspondido por el.

La sentó en sus piernas, y un gemido salió de la boca de ella al sentir la erección de él.

Era  inevitable no excitarse cuando la tenía cerca y menos así, sobre él, tan dispuesta a aceptar todo lo que el quisiera hacerle.

Poco a poco la ropa estaba sobrando, la sentó en la mesa y la penetro con los dedos, la sensación era única, pero ella quería más, mucho más.

Beso la parte interna de sus muslos y luego su intimidad, sin salirse de ella. Paso la lengua por toda su longitud.

—Sabes realmente bien... eres mía— jugó un rato con su clítoris lamiendo y chupando.

—T.tuya,  so.soy  t.tuya.— no podía hablar

Estaban sumidos en el placer que no se dieron cuenta de que el peli matizado estaba presente viendo como ella gemía de placer, sus ojos se ensombresieron por la lujuria.

Nunca pensó que ver a la mujer que amaba teniendo sexo oral con otro hombre le iba a parecer de lo más... exitante.

Salió del lugar dejando que ella disfrutará, podría parecer enfermizo y quizás lo era pero si para hacerla feliz era necesario que ella estuviera con los dos pues, así sería, el la quería Zack la quería, y ella los quería a ambos. La decisión ya estaba tomada.

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Salió de la vivienda solo con la ropa que tenía puesta y el pasaporte, eso era lo que le pedía, no tardó en llegar alugar de encuentro cuando diviso la camioneta negra que la estaba esperando, tomo una bocanada de aire y subió rápidamente.

—Ya estoy aquí, espero que mis padres estén bien Gael porque te arrepentirás de lo que estás haciendo.

—No estás en condiciones de exigir nada muñeca, ahora las reglas las coloco yo, fuiste muy astuta al pedir que hiciera un documento para que tú papá no perdiera la patética empresa... En fin—se acomodo en el asiento y le agarro una de sus manos.—ya no te escaparas de mi, si haces todo lo que yo diga tus padres van a estar bien.

—Esta bien, sólo... solo no los lastimes.

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