Su relación con Emma era tóxica. Sí, no figuradamente: de verdad era mala. Como un veneno que se esparcía por el aire y los asfixiaba. Y no era solo ella, también era él. De hecho, Enzo había comenzado con aquel lazo tan disfuncional.
Su sangre no llamaba, no se conectaba con la de su «hermana». Nunca pasó, desde el inicio, en realidad nunca pudo verla como de su misma sangre. Había algo en ella que repelía por completo cualquier intención de verla como parte de su familia. Emma no era su hermana, estaba seguro de eso. Quizás era su media hermana, pero tampoco…
Siempre habían sido una familia normal. Desde que tenía uso de razón, recuerda haber visto juntos a su padre y a su madre, además de que Emma nació no mucho después. Era apenas un año mayor que ella.
No recordaba p
El día era hermoso. Hacia sol y estaba muy despejado. Aprovechando el día libre que extrañamente, Alex les había dado por remodelación de la planta, lo usó para volver al templo, visitar a sus padres y a Ceres. Extrañaba siempre tanto a su mascota. En su nuevo departamento no se admitían, pero la verdad era que Ceres no se sentía bien en otro lugar que no fuera el templo. Por eso también la dejó con sus papás.Pero cuando llegó y lo primero que hicieron después de saludarla, fue decirle que Alex había estado ayer allí, sintió que todo el estómago se le revolvió. Desfiguró la expresión por la angustia y el coraje. ¡¿Qué mierda había ido a hacer a la casa de sus padres?! Julia dijo que sólo había ido a saludar y a hablar sobre su empresa en Chiba. Raro. Además, Alvaro le h
Todo había pasado tan rápido. Ella acababa de llegar de la oficina, resolviendo algunas cosas que habían quedado pendientes, antes de que el personal desaloje parte de la planta, para su remodelación.Arthur había salido primero que ella, pero después de Enzo. Le dijo algo de que se verían en el departamento de Saira; para conversar de la boda, supuso.El evento se les venía encima.Cuando llegó a su casa, justo en el momento en que estaba por darse una ducha, su celular timbró. Era su madre, que, desconsolada lloraba por el estado de salud de su hermano. Estaba internado en la clínica y aún no se estabilizaba. Yokohama no quedaba tan lejos de Maria Sanadora College, pero sí era un viaje que le tomaría un par de horas, las que parecían eternas en una emergencia.Se duchó en cinco minutos, se vistió, tomó algo de ropa en su peque&nt
—No… —bufó— esto no se ve bien.Frunció el ceño, quitando uno de sus cuadros de aquel lugar. El departamento había sido comprado ya amoblado, por lo que el trabajo no era demasiado, sin embargo, algunas de sus pinturas necesitaban al fin, ser expuestas en lo que sería su nuevo hogar. No cabía de la felicidad y del asombro: al fin tendría un lugar propio dónde vivir y todo gracias a Alex. Bueno, a Alex y a Alessa.Siempre estaría agradecida con los dos. Aunque pensaba que definitivamente él merecía a alguien que lo amara, no a quien quisiera aprovecharse de su fortuna. Suspiró, colocando otra obra en lugar de la anterior. Sonrió, porque esa sí le gustó más.En esos días había estado pasando tiempo con la pareja. A pesar de las citas rápidas en cafés y el negoc
Algún día, Arthur se casaría con Alba. Siempre lo supo.La noticia del matrimonio de Alba había sido todo un evento entre las familias. Para empezar, Enzo había ido un día muy apresurado hasta su departamento a decirle que Arthur le iba a hacer una gran propuesta a su mejor amiga, y que necesitaba de su ayuda.A propósito de que volvieron a estar solos, Enzo se limitó a jugar con los rizos de su cabello azabache, muy cerca de ella. La admiró por varios minutos, en silencio y antes de irse, le quiso dar un beso, beso que ella rechazó ladeando el rostro. A cambio, le besó la frente y se fue.Al día siguiente, en la hora del almuerzo, Arthur le habló de lo que tenía pensado y de que si podía decirle qué número de anillo calzaba en el dedo anular de Wright. Emma accedió emocionadísima, sab&iacu
La pre-cena en casa de los padres de Enzo había sido magnífica. Después de aquella pequeña discusión de la tarde, parecía ser que su novio había cambiado completamente de parecer. Sonreía, conversaba con sus padres y con los de él, hablaba sobre lo emocionado y nervioso que estaba por la boda, y de lo mucho que la quería.A pesar de lo corta que fue, debido al cansancio del viaje, todo había resultado una maravilla. Por un momento olvidó absolutamente todo lo malo; para ella solo existían su familia y su pareja.Todo bien, hasta que esa noche, Enzo se quedó a dormir en casa de sus padres y no con ella, nuevamente.—No es muy delicado de mi parte hacia tus padres.Bueno, tenía toda la razón. Esta vez sí que la tenía.Con toda la tristeza del mundo se
No es que quisiera comparar el sexo con Alessa, pero lo que vivía con Paula lo hacía conocer el mismísimo infierno y elevarlo al paraíso en la misma noche.Era magnífico. Era definitivamente de las mejores experiencias que había tenido. Y cada vez que lo hacían sentir que lo disfrutaba aún más. Le encantaba tomarla con fuerza y también le encantaba saber que era prohibido. No le iban a decir nada a Alessa y con ella llevaba, además, una relación bastante «libre». No sabía cómo definirla.Se veían muy poco a veces. Ella salía con varias excusas, mientras él le daba dinero suficiente para que se movilizara. Él ya no sufría de celos, ella tampoco lo controlaba. Se llevaban bastante bien y no discutían, la pasaban bien en la cama y ella lo acompañaba a cualquier evento importante. No era
Se había levantado tarde. Bueno, qué podía hacer la invitada a una boda.Se quedó observando el piso por largo rato. Se veía cansada y somnolienta. Ese día no tenía trabajo. Nadie cercano a los novios lo tenía. Se iban a casar, su hermano y su amiga se iban a casar. No tenía mucho qué decir, pero demasiado en qué pensar.Después de la boda por el civil ella simplemente se fue. Alba la quiso acompañar, pero ella quería estar sola. Alex y Alessa también de fueron apenas salieron del Registro. No los soportaba.El día anterior había pasado todo el tiempo aislado, ya que también tenía libre. De todas maneras, debería mandar algunos documentos a los correos pertinentes y culminar algún par de actividades desde su hogar. No había visto a sus amigos, pero supuso que estar&iacu
La tradición» siempre era que la novia llegase tarde.Pero ella era Saira Anderson y «llegar tarde» no era un concepto que a ella le gustase aplicar. Además, ella como arquitecta siempre estaba al mando de personal, a quien tenía que dar el ejemplo, estar a tiempo, ser responsable. Por eso estaba ahí, ya en la iglesia, esperando por su novio. Bueno, ya esposo.No estaba emocionada. Estaba triste y hasta preocupada. Amaba a Enzo, sí, pero en esos momentos se preguntaba si había elegido bien. ¿Ese era el hombre con el que quería hacer su familia? Habiendo una mujer entre ellos… no podía sacarse esa idea de la cabeza y se sentía desesperada.Sonrió a su padre, que la tenía de la mano, fuera de la capilla. Se suponía que Enzo debería haber llegado hacía casi una hora.—&