Pasaron unos dos días y la actitud de Storm es igual o peor que la de antes, es más arisca, más grosera y más violenta. Siempre trato de estar en donde ella está y siempre es lo mismo, mira el rostro de las mujeres con determinación, como si buscara algo. Si ve algo que no le conviene pregunta hasta el cansancio. Su padre ya no sabe qué hacer y Erik está cada vez más extraño.
Hoy estamos reunidos en la Biblioteca, Bruce mandó a buscar a su hija ya que nos tiene que decir que sabe de los que la secuestraron para empezar su búsqueda y avisar a los demás clanes para estar atentos a cualquier cosa.
— Aquí estoy.— dice y la veo entrar mientras cierra la puerta. Mira a cada uno de nosotros pero su mirada se detiene mucho más cuando llega a mi, siempre es lo mismo cuando uno de los dos llega a un lugar donde se encuentra el otro.
— Storm, te he dado unos días para que te adaptes pero ya no podemos seguir así, tenemos que saber quiénes te capturaron para salir en su búsqueda.—
Dice Bruce y al momento ella se tensa en el lugar.
— No hay necesidad de eso.— dice y yo me quedo algo extrañado.
— Ya estoy alto de tus malcriadeces. — salta Erik y veo que Storm cambia su cara.
— No estoy entendiendo. —
— Esta actitud, no eres tú. Tú eres cálida, sonriente, brillante, no como está ahora, un témpano de hielo. — dice mientras se hacer a ella. — No me gusta tu actitud. —
Storm lo mira serio y suelta de pronto una risa hueca sin sentimientos.
— Y dime Erik, por qué me ha de importar tú opinión respecto a mi comportamiento. — le responde y en la cara de él se muestra lo que le dolieron sus palabras. — Vamos dime. — le anima pero esta ves muy seria, bueno como siempre la he visto.
— Este. — decido interrumpir esto porque una no me gustó en la forma en la que Erik arremetió contra ella y la segunda, bueno este no era el motivo de la reunión. — Calmémonos. — digo mientras separo a Erik de ella, puedo notar por su mano cerrada que se está aguantando para no retroceder y poner espacio.
Me ubico entre los dos, dejando entre ella y yo una distancia prudente, su mano abriéndose de forma lenta me confirma que hice bien.
— Storm, nosotros solo queremos ayudar para que esos hombres no le hagan más daño a más nadie. — digo simplemente pero de forma normal para que no se sienta atacada.
Se me queda mirando directo a mis ojos y su postura cambia a una relajada, no dejo de mirarla.
— ¿Quién eres? — pregunta y yo sonrío, no me ofende que me pregunte mi nombre de esa forma y mucho menos el tono que usó a pesar de no estar adaptado.
— Darren, Darren Sinclair. Laird del clan Sinclair. — me presento pero sin dejar de mirarla.
Ella solo afirma con su cabeza y desvía la mirad para mirar a los demás, no me gustó eso.
— No hay necesidad de ir tras ellos. — dice y siento como mi amigo quiere adelantarse pero yo lo detengo interponiéndome en su camino para que la dejara hablar. — Ellos están muertos. — responde y yo me quedo sin poder decir nada.
— ¿Cómo, cómo lo sabes hija? — dice Bruce.
— Porque me quedé a su lado hasta que me aseguré que los lobos se los comieran por completo. — dice de forma fría, miro sus ojos y estos se nublan por un momento. Los cierra y cuando los abre ya está de regreso.
— Como no hay nada que decir, me retiro. — cuando da media vuelta Erik sale detrás de mi.
— Espera. — le dice y ella voltea su cabeza. — ¿Qué, qué te hicieron.— dice y yo quiero partirle la cara en estos momentos. Cómo se le ocurre hacer esa pregunta.
— Nada que te importe. — responde de vuelta y la verdad no la culpo. Sale y da un tirón a la puerta.
— Pero serás animal.— le digo cuando se voltea.— ¿Cómo se te ocurre preguntarle algo como eso? — le recrimino.
— Tenemos que saber qué le pasó. — dice
— No, no tenemos que saber, no si ella no está dispuesta a contarlo.— la defiendo.
— Darren.— me llama Bruce y lo miro.— Erik tiene razón, tenemos que saber qué le pasó para ayudarla a que vuelva a ser como ella era antes. Tú no la conociste, esa no es mi hija. — dice y yo me quedo sin palabras porque no puedo considerar lo que están diciendo. La muchacha estuvo más de un mes secuestrada, sabrá todo lo que le hicieron y en vez de entenderla quieren obligarla a que actué como si nada pasó, están locos.
— Tienen razón, no la conocí, solo creo que están cometiendo un error y tú Erik sabes lo que puede causar si la atosigan mucho.. — les digo molesto. — Ya mi misión está hecha, dentro de dos días parto para mis tierras. — digo y salgo de allí, lo que están haciendo es una locura....
StormSalgo de la biblioteca hecha un demonio, pero quién se cree Erik para venir a exigirme algo. Camino directo al establo y mando a ensillar mi caballo, veo que se demora mucho y lo hago a un lado.— Señorita, espere por favor. — dice el joven, lo miro y trato de obligarme a no ser brusca.— No te preocupes, estaré bien._ —digo como intentando ser amable.— Pero, la silla de montar.— dice preocupado.— No te preocupes, este caballo sabe que hacer sin necesidad de cuerdas o silla. — lo calmo y él se hace a un lado no muy convencido.Me monto y sin pensarlo hecho a galopar, sin rumbo fijo; necesitaba esto, necesito sentirme libre, sin presiones de los demás para que vuelva a ser esa niña soñadora, ahora soy quien soy y si no me quieren así solo me queda pensar en irme de este lugar....Luego de dar vueltas llego a mi lugar favorito
DarrenNada de lo que planean hacer Erik y Bruce me gusta y creo que quién va a salir dañada en todo esto es Storm. Es una mujer muy valiente y decidida, fuerte, cualquier hombre que tenga los cinco sentidos claro le gustaría que ella fuera su señora. Si hablaran con ella claro en vez de andarse con artimañas estoy seguro, bueno casi seguro de que ella los escucharía y hablaría.En la cena, al igual que ella no pude comer nada, estaba tenso, tenía ganas de levantarme y tomarla de la mano para evitar ese encuentro pero no soy nadie, y solo su padre tiene derecho sobre ella. Amo a mi amigo pero a decir verdad en estos momentos le tengo algo de resentimiento al querer obligar a Storm a tener su compañía porque si de algo estoy seguro, ella odia tenerlo cerca o si tan siquiera hablar con él y muy dentro de mi eso medio que me agrada.Estoy en mi habitación sin poder dormir, escucho e
DarrenMe fijé en cómo se relacionaba Storm con los lobos y en sus acciones con ella, me maravillé al ser testigo de tan estupenda imagen. Esos lobos la aceptaban y aunque quiero saber esa historia puedo asegurar de que ella no está preparada para contarla, Storm ha sufrido más de lo que deja ver.Al llegar a la casa y ver como dejaba de ser la muchacha relajada que hace segundos era me dieron ganas de tomarla y regresarla a ese lugar donde no se sintiera atacada ni acorralada.— De acuerdo, pero dónde estaban. — pregunta Erik y su mirada se pone encima mío, no le agrada que esté aquí. — Qué hacías con Darren. —— Yo no estaba con él. — responde Storm, por mi parte no digo nada, aunque si no me sentó bien el que dijera que no estábamos juntos.— Llegaron juntos. — señala esta vez con enojo.
Darren— Si tanto odias en la persona que me ha convertido, perfecto pero deja ya esos intentos de que vuelva a ser aquella chiquilla, me tienen alta. — la escucho decir.— Pero es que tú no entiendes. Esta mujer en frente de mi no es mi hija. —Yo no creo estar seguro de la palabras que acabo de escuchar. Mi mirada sigue puesta en Storm, tratando de adivinar algo a través de sus gestos.— Darren. — me llama — Erik dijo que tenía que escoger entre casarme con alguno de ustedes dos. Prepara las cosas que mañana partimos hacia tus tierras —Ahora si me he quedado mudo por la sorpresa que provocan sus palabras.— Deja que te diga, que mi madre no debería de haberte dado una hija, la labor te quedó demasiado grande. — Al sentir el sonido del golpe me hizo reaccionar y me acerco para poder ser capaz de verla sonreírle a su padre y li
StormMiro a Darren de forma insistente y es que quisiera saber si todas sus palabras son verdad, tengo la esperanza de que sus ojos me digan que son mentiras lo que hace un momento estaba lleno de sinceridad.Se que el contarme sobre su hermana tuvo que ser bastante difícil para él, no lo conozco mucho pero por su forma de actuar, en la que me he fijado en estos días, es un hombre que impone, dominante y muy protector con los suyos. No se me hace raro el ver cómo cuestiona a sus hombres respecto a su estancia aquí y por lo que veo tienen la confianza para decirle que mejor estuvieran en sus casas con sus mujeres. Eso me demuestra que es un buen hombre pero la verdad es que lo admiro, hasta ahí, aparte de admiración y de sentir que cuando me mira mis demonios se silencian por un rato no siento más nada.— Cuánto hace que pasó lo de tu hermana?.— le pregunto y veo como su cuerpo se
StormAl entrar fui directo a mi habitación, Veda quería conversar conmigo pero yo me escapé, no estoy preparada para enfrentarla. De todos creo que con quien más mal me siento al ver su rostro de dolor por mi actitud es ella. Veda ha sido mi amiga, mi compañera de andanzas, la hermana que no tuve. De las dos ella fue la más directa y no había nadie que la dejara sin habla, aparte de Erik. Hubo un tiempo en el que pensé que ella le interesaba y me puse celosa pero Erik me dijo que solo éramos sus niñas así que me quité eso de la cabeza.Me empiezo a vestir una vez que seco el agua que escurre por mi cuerpo producto del baño. Antes veo mi herida y ya está sana, solo se nota una ligera cicatriz, otra más para la colección de marcas en mi cuerpo. Niego con la cabeza para poder despejarme de algunos recuerdos que quieren abrirse paso y sigo con mi labor.&
Todavía no puedo entenderla actitud que he visto en Erik en estos días, es como si no le interesara en lo absoluto por lo que Storm ha tenido que pasar. Cómo es que piensa que a Storm no le pasó lo mismo que a mi hermana, por supuesto que no le pasó lo mismo, lo de mi hermana fue un solo día, terrible, pero solo fue un día, en cambio Storm estuvo lejos por tres meses con esos malditos.Mi hermana no dejaba que la tocaran o que se le acercara un hombre, sin embargo aceptaba el toque de las mujeres, Storm es todo lo contrario no acepta ningún tipo de acercamiento o rose, lo que me hace pensar en todo el dolor que ha de tener por dentro.¿Habré hecho bien en pedirle que se case conmigo? Podré..— Darren..— el llamado por parte de mi mano derecha me impide seguir en mis pensamientos.Volteo mi mirada hacia él y me encuentro con un par de ojos oscuros como la noche
DarrenVer nuestras manos unidas y que no le afecta en gran medida me hace pensar que no me equivoqué en insistir para que fuera mi esposa. Al principio cuando me recordó sobre mi heredero me quedé un poco sorprendido ya que no había pensado en eso, mi meta era solamente que aceptara pero vi lo bien que en estos días se ha adaptado a mi compañía así que volví a insistirle que la esperaría. Lo que de verdad me sorprendió fue cuando me dijo que no quería dejar a su familia por lo que por el lado cínico y desgraciado de mi persona le recordé lo mal que la habían tratado su familia, lo incómoda que se sentía en este lugar. Lo sé, soy un desgraciado por jugar esa carta pero no me interesa, no cuando en estos momentos la tengo tomada de mi mano y aceptando ser mi señora....-Me pueden explicar qué está pasando aquí?- interr