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6- Ahora soy quien soy

Storm

Salgo de la biblioteca hecha un demonio, pero quién se cree Erik para venir a exigirme algo. Camino directo al establo y mando a ensillar mi caballo, veo que se demora mucho y lo hago a un lado.

— Señorita, espere por favor. — dice el joven, lo miro y trato de obligarme a no ser brusca.

— No te preocupes, estaré bien._ —digo como intentando ser amable.

— Pero, la silla de montar.— dice preocupado.

— No te preocupes, este caballo sabe que hacer sin necesidad de cuerdas o silla. — lo calmo y él se hace a un lado no muy convencido.

Me monto y sin pensarlo hecho a galopar, sin rumbo fijo; necesitaba esto, necesito sentirme libre, sin presiones de los demás para que vuelva a ser esa niña soñadora, ahora soy quien soy y si no me quieren así solo me queda pensar en irme de este lugar....

Luego de dar vueltas llego a mi lugar favorito y me siento en mi piedra. Todo es tan diferente, por lo menos yo lo veo así, hay tantas cosas que quisiera, quiero volver a ser esa niña que era antes pero cómo, cómo puede alguien que halla visto y vivido lo que yo viví volver a ser quien era...

Flash Back

Tengo miedo, estoy segura de que Erik me salvaría, pero que digo, el seguro fue a casarse con una mujer de verdad que pueda ayudar a su pueblo cuando sea Laird. Yo quiero ser esa persona pero para lograrlo solo tengo que escapar si, eso. Miro a todos lados y nadie me presta atención así que con cuidado me levanto y corro sin mirar a tras. Por mirar a tras para estar segura de que no me siguen siento que alguien me detiene bruscamente.

— ¿Storm qué te pasa.?— me fijo y un gran alivio siento al ver que es Roy.

— Roy, corramos — le digo pero aun con una sonrisa en la cara._Hay hombres muy malos allá a tras, me querías secuestrar pero escapé. —

Se me queda mirando unos segundos hasta que me pregunta dónde es que están esos hombres.

— Allá a tras.— le señalo el lugar por donde vine.

— De acuerdo. — me toma fuertemente ambos brazos y de un giro ambos me los pone a mi espalda, me obliga a caminar en la dirección en la que vine.

— Roy, Roy ¿qué pasa? — pregunto con mucho miedo.

— Lo siento Storm, eres muy buena, de eso no hay duda pero necesito que desaparezca, para que ella sea feliz tienes que desaparecer? — me dice y yo no se a quién se refiere pero tampoco pienso en eso en lo único que pienso es en que volveré con esos hombres.

— No Roy, por favor no.— le suplico aterrada y me dejo caer en mis rodillas; puedo sentir como cae y me libera y con mucho esfuerzo porque me duelen mis pies me levanto y empiezo a correr pero es muy tarde, Roy me toma de un tobillo y hace que me caiga, me golpeo la frente con un árbol que impide que caiga de lleno al piso.

— Lo siento Storm, pero tienes que estar tranquila.— escucho que dice pero yo solo grito y me remuevo para ver si logro que me suerte pero es en vano.

Llegamos a donde esos hombres y ahí se encuentra en frente de nosotros, esa misma mirada que me hizo tener miedo la primera vez que la vi.

— Valla valla, pero si miren que tenemos aquí.— dice

— Se les escapaba, llevénsela, yo no diré nada a nadie. — dice y me empuja y caigo a los pies de ese hombre, yo solo puedo llorar.

— Gracias, como pago te daré una muerte rápida. — dice

— Espera qué.— y cuando miro Roy, ya no tenía cabeza, yo solo grito por la impresión.

— Ahora muñequita. — dice mientras se agacha y me toma de mi mandíbula de manera brusca y dolorosa. —Vamos a enseñarte lo que pasa cuando intentas escapar. — dice mientras me besa de forma desagradable y yo solo siento ganas de vomitar. “Erik por favor ayúdame”: ese es mi pensamiento antes de empezar a experimentar el dolor en mi piel a causa de los golpes..

Al pasar los días poco a poco mis súplicas por él acabaron y me centraba en evitar que me tocaran, lo cual era en vano, al ver la facilidad con las que me les escapé me prestaban más atención, mucho más ese hombre que decía que le pertenecía...

Fin del Flash Back

Aquellos días fueron una tortura, aquellos primeros latigazos en mi piel me hicieron suplicar por que me salvara, porque mi gran amor viniera y como un héroe me librara pero todo fue en vano.

Mis súplicas solo hacía que disfrutara más de los golpes que me daba por lo que aprendí a aguantar el dolor, no importa lo que me hiciera, cosa que lo enojaba y me daba mucho más fuerte pero no me importaba, sentía una gran satisfacción al ver que al menos de una forma no obtenía todo lo que el quería de mi.

Es imposible que vuelva a quien era antes y es imposible que vuelva a querer a Erik, porque por él ya no siento nada en lo absoluto. Esas mariposas en mi estómago se murieron y mi corazón ya no corre por tan solo escuchar su nombre, dentro de mi no hay amor o cariño alguno y a decir verdad, creo que no volveré a saber nunca más sobre ese sentimiento.

Llego a la casa e indico que le den un buen baño y que alimenten bien a mi compañero, hoy tuvo un día bastante movido. Al entrar puedo sentir que algo no está bien, todos están hablando y con una gran sonrisa en sus caras y cuando me ven solo hace que esta se vuelva aún más grande, todos están felices menos ojos de sol, él tiene la mirada perturbada, sus ojos me confirman que algo no le agrada.

— Buenas, Edda si puedes manda a que me suban agua para el baño.— digo y puedo sentir como todos me miran pero la única que últimamente me importa es la de él, Darren.

— Claro niña.—dice alegre.

Asiento con mi cabeza y empieza a subir las escaleras para ir hacia mi habitación.

Termino de prepararme y como siempre antes de vestirme detallo cada una de mis marcas, ya no duelen pero las del alma, esas sí que duelen, me preguntó, cuándo sanarán...

Me pongo la ropa ocultando a todos lo que hay debajo de ella y me dejo el pelo suelto, no me hago trenzas ni nada parecido, otra cosa que odio, mi cabello, una herramienta más que usó para someterme...

Todos están ya en la mesa por lo que al llegar ocurre la misma costumbre de todos los días, saludo, me siento y empiezo a comer sin mirar ni pensar en nada, ellos empiezan a hablar y yo me mantengo en silencio.

— Storm — llama mi padre. — Mañana vas con Erik al pueblo, necesita ir a ver al herrero. — su tono es de lo más feliz y yo dejo mi comida para poder mirar de Erik a mi padre.

— ¿A Erik acaso se le olvidó el camino al pueblo? — digo de forma irónica. — Si más no me equivoco haz estado viniendo a este clan desde antes que yo naciera por lo que te haz de saber todo y cada uno de los caminos que hay en estas tierras. — miro a mi padre. — No creo que sea necesario que lo acompañe. — les respondo.

— Storm, dije que vas a ir, no te lo pregunté. — me responde serio y la verdad odio eso, odio todo esto.

— Así que tengo que hacer lo que tu quieras sin pensar en mi opinión y dejar de un lado las cosas que tenga que hacer. — respondo.

— Antes no cuestionabas mis pedidos y hasta disfrutabas el tan solo ir a la caballería con Erik. — me recuerda y no me gusta para nada que me lo recuerde porque esa niña,solo es un recuerdo de lo estúpida que era. — Y que yo sepa te pasas el día sin hacer nada, así que no se diga más, mañana vas con Erik. — esta vez si usa su vos de mandato y mi sangre hierve.

— De acuerdo.— me levanto provocando que la silla se arratre y con ella provoque un gran ruido.- Iré con Erik a donde el herrero. — Lo miro con odio. — Estás listo a primera hora de la mañana, un minuto tarde y vas solo. —

— Storm, si no quieres ir no hace falta que vallas. — me responde mirándome algo incómodo.

— Mañana a primera hora, se puntual. Ahora si me disculpan voy a ver si logro comer algo en otra parte, por lo que veo no voy a poder tener una cena sin que hallan contratiempo. — digo y sin más subo a mi cuarto, comer ni que comer, si hasta el apetito se me fue.

Pasa el tiempo en mi cuarto y no he logrado calmar la tempestad que siento dentro de mi, me asomo por mi ventana..

— Cómo estarás, cómo estarán todos ustedes. Los extraño. — digo y mientras me quedo dormida sentada cerca de mi ventana solo pienso en una cosa, todo sería más fácil si llorara, pero hasta eso me arrebataron.

Un sonido me despierta y me levanto desorientada, veo hacia a fuera y vuelvo a escuchar ese sonido que provoca que mi corazón se acelere.

— Estás aquí.— exclamo y sin esperar más me levanto.

Trato de no hacer ruido por toda la casa, no quiero que alguien se despierte y me detenga, nadie logrará detenerme. Llego afuera y con una gran sonrisa me adentro al bosque, con dirección hacia donde proviene ese hermoso sonido...

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