7- Lobos

Darren

Nada de lo que planean hacer Erik y Bruce me gusta y creo que quién va a salir dañada en todo esto es Storm. Es una mujer muy valiente y decidida, fuerte, cualquier hombre que tenga los cinco sentidos claro le gustaría que ella fuera su señora. Si hablaran con ella claro en vez de andarse con artimañas estoy seguro, bueno casi seguro de que ella los escucharía y hablaría.

En la cena, al igual que ella no pude comer nada, estaba tenso, tenía ganas de levantarme y tomarla de la mano para evitar ese encuentro pero no soy nadie, y solo su padre tiene derecho sobre ella. Amo a mi amigo pero a decir verdad en estos momentos le tengo algo de resentimiento al querer obligar a Storm a tener su compañía porque si de algo estoy seguro, ella odia tenerlo cerca o si tan siquiera hablar con él y muy dentro de mi eso medio que me agrada.

Estoy en mi habitación sin poder dormir, escucho el silencio de la noche ser interrumpido por los llamados de los animales de la noche, me gusta y los amo, me brindan la tranquilidad que dentro de mi hace mucho no existe. Quiero quedarme dormido pero unos ruidos de unos pasos me hacen pone alerta, les presto atención a medida que me pongo los pantalones de manera rápida y tomo mi espada que se encuentra cerca. 

Me acerco a la puerta y son más distantes por lo que con mucho cuidado abro mi puerta y veo una figura bajar por las escaleras. Salgo de mi refugio y la sigo de lejos, abre la puerta de salida y por la claridad que brinda la luz de la Luna me doy cuenta de que es Storm.

“¿Qué hace.? me pregunto pero no sin dejar seguirla.

Al llegar afuera veo que corre al bosque y pude destacar esa bella sonrisa, una gran y enorme sonrisa que provocó que me quedara sin aire, nunca en mi vida había visto una sonrisa tan llena de luz y paz. Corro tras ella evitando hacer el mayor ruido posible.

Cuando estamos más profundo en el bosque, ella a unos cuatro o ino metros de mi veo que se detiene y con su sonrisa bien grande dibujada en su cara empieza hablar.

— ¿Dónde estás? — pregunta mientras mira a su alrededor.— Venga, no te escondas, quiero verte. — dice esta vez más alto.

Me quedo paralizado en mi lugar, Storm tiene un amante que se ven a escondidas en las noches, no lo puedo creer. Seguro es por eso que no quiere que Erik esté a su lado. Un sabor bastante amargo se filtra en mi boca, no me agrada saber que mi bella Storm tenga un hombre.

Siento como una rama se parte y eso me hace volver a la realidad, quiero saber quien es capaz de sacarle tal sonrisa a una mujer que desde que llegué lo único que hay en su mirada es frío, dolor e ira. Veo una sombra que sale dentro de los arbustos, me fijo bien y es un lobo.

Yo me quedo quieto en el lugar cuando veo que ella se lanza a abrazarlo por el cuello, el lobo solo sabe poner su cabeza sobre su hombro y se deja querer por Storm. 

“Pero qué estoy mirando”. digo mientras me niego a creer lo que mis jos están mirando en estos momentos.

— No te imaginas cuánto te he extrañado. Pensé que volver a casa era lo mejor pero creo que estando con ustedes era lo que tenía que haber hecho. — dice con un deje melancólico y eso hace que sienta un dolor extraño en mi pecho.

— Yo quiero ...— pero no termina debido a que siento un gruñido a mis espalda y me hace salir de mi escondite con la espada en alto. Un lobo negro se encuentra frente a mi y me enseña los dientes de forma amenazante.

— ¿Darren?. — la escucho preguntar y por mucho que quiero voltearme y verla, la verdad es que uno nunca debe de darle la espalda a su enemigo.

Lo malo de esta asunto es que tu enemigo te tiene rodeado, lo se cuando poco a poco a poco salen cinco lobos más por cada uno de mis costados...

Storm.

Ver a Trueno con su pelaje negro y esa mancha grande en su pecho me devolvió la vida, me abracé a él de forma fuerte, como recompensa me puso su cabeza en mi hombro, haciéndome sentir protegida. Todo estaba bien cuando siento un gruñido y al voltearme veo a Darren de espalda con la espada en alto y siendo amenazado por Niebla, Lluvia, Relámpago, Sol y Estrella.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunto extrañada y cuando quiere moverse mis grandes amigos le gruñen una vez más. — Chicos. — les hablo dulcemente — Vengan mis amores. — les digo y ellos me prestan atención. — Vengan aquí, él no es peligroso. — les anuncio pero no los veo muy seguros. — Chicos, he dicho que vengan. — les digo esta vez de forma más firme logrando que esta vez vengan hacia mi.

Cuando llegan los abrazo a cada uno y muevo mi cara en su pelaje, me encanta, los amo a cada uno. Una vez terminado mi saludo veo que Darren está con la espada ya enfundada y mirando la escena de forma sorprendida y atenta.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunto y veo como esta ves sale de sus pensamientos y me mira directamente, me encanta la tranquilidad que hay dentro de cuando nuestras miradas se encuentran.

— Sentí tus pasos y me levanté a ver, al ver que eras tú decidí seguirte. — dice con su vos tan seria.

— No le digas a nadie sobre..—

— Tranquila — me interrumpe — no es mi deber y mucho menos mi problema. — Se encoje de hombros.— No estás haciendo nada malo. — y siento que me alivia escuchar sus palabras, sin conocerlo confío en él. — Pero me voy a quedar a una distancia prudente, no quiero que regreses sola. — dice y yo no se la razón pero afirmo con la cabeza.

— No tienes que estar lejos. — digo y siento que mi cara se pone algo roja. Observo como me sonríe y mira a mis amigos que ahora están rodeándome de forma protectora.

— No creo que les agrade mucho. — responde

— Boberías, mis niños son de lo más buenos y tranquilos. — le digo en forma de broma, no se pero me gusta hablar con él, nunca lo había hecho, siempre lo miraba pero hasta ahí. — Ven acércate. —

— ¿Segura? — y afirmo con la cabeza.

Da unos pasos hasta mi y cuando nos separa un metro y medio aproximadamente escucho los gruñidos.

— Shhh. — los callo y les hago seña de que se acuesten a mi lado, lo hacen todos menos trueno, él sigue mirando a Darren con atención. Para calmarlo lo rodee con mi mano y me senté, lo obligue a pusiera su cabeza en mi regazo y le empecé a tocar sus cuello y cabeza.

Levanto mi mirada y Darren está ya bastante cerca, sentado a una distancia prudente de mis lobos.

— Son bonitos,¿ tienen nombre? — me pregunta de forma relajada pero con el mismo tono serio.

— Sí.Niebla, tiene el pelaje gris, pero ahora no se nota mucho,Lluvia, gris y blanca, Relámpago, el de negro y blanco en el lomo, Sol el pelaje carmelitoso y Estrella la de blanco. — empiezo señalar a cada uno — y este bebe — digo abrazando a Trueno. — es Trueno. — digo de lo más contenta.

— Se nota que les quieres y ellos a ti. — yo asiento.

— De no ser por ellos en estos momentos sabría dios que sería de mi vida, aunque me lo imagino bastante bien. — digo y veo que asiente con la cabeza pero no hace pregunta respecto a mis palabras.

.— Los llamaste con semejanza a tu nombre. — cambia de tema y la verdad me sorprende.

— Si, así es. — es lo último que se dice.

El me mira con atención mientras yo me entretengo jugando con mis lindos amores. Estamos así durante no se que tiempo pero sin darme cuenta me quedo dormida.

— Storm, Storm. — siento que me llaman y me levanto rápido y fijo mi mirada en Darren. — Nos hemos quedado dormidos, ya casi amanece y tenemos que volver. — me dice y yo asiento. Miro a mi al rededor y el único que queda es Trueno ya que estaba apoyada en él.

Me levanto y me inclino para despedirme de él abrazándolo y decirle lo mucho que lo quiero. Lo veo pasar por el costado de Darren y se rosa con su pierna antes de echar a correr.

— Creo que a alguien le caes bien. — le digo y una sonrisa se forma en mis labios.

— Por irónico que parezca, me cae bien también ese lobo. — dice y pude divisar una pequeña sonrisa en sus labios.

— Vamos, tienes que ir con Erik al pueblo — y escucharlo es como si un jarro de agua fría cayera sobre mi.

— Si, vamos. — digo volviendo a ser la misma mujer de siempre aunque por el camino de vez en cuanto Darren y yo hablábamos de cualquier cosa sin sentido.

Llegamos a la casa y si, ya todos estaban levantados y buscándome por lo que pude divisar.

— Storm por dios donde estabas. — me pregunta Edda y sin poder alejarla toma mis manos, yo las suelto rápidamente al sentir como su contacto me quemaba la piel.

— Estaba afuera, caminando. — les digo.

— Que susto nos haz dado muchachita, al ver como Edda nos decía que no estabas en tu recámara nos asustamos mucho, Erik llegó ahora de las caballerizas, te estaba buscando como loco, pobre muchacho. — yo solo trato de evitar poner los ojos en blanco.

— No tienen que hacer tanto escándalo, solo me levanté temprano. — o más bien no dormí aquí, aunque no miento, hace un rato que me levanté.

— Ese es el problema, tú antes no te levantabas temprano. — y vuelve a mencionar el tiempo de antes.

— Sí, así es. — dice esta vez Erik. — Eras muy remolona. Me acuerdo de..—

— Si, si lo que digan. — lo interrumpo, no quiero que diga más nada. — No se preocupen si en la mañana no me ven en mi habitación, si eso pasa es que estoy afuera.— 

— De acuerdo, pero dónde estaban.— pregunta Erik y veo que mira mi lado y frunce sus cejas.— Qué hacías con Darren. — pregunta una vez más y yo me tenso, no quiero que él quede mal.

— Yo no estaba con él.— le respondo antes de que Darren dijera algo.

— Llegaron juntos — señala esta vez con enojo.

— ¿Y eso qué? — le respondo yo.— Deja de preguntar cosas que no te interesan y prepara todo que después de desayunar nos vamos. — digo para que cambie su enfoque y algo funcionó. — Ahora si me lo permiten, voy a mi habitación. — digo mientras me hago a un lado y tomo rumbo a mi habitación.

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