Actualizacion…Trago saliva a la vez que los veo a los dos. Por favor Brens solo di la verdad mi subconsciente habla.—Brens es mejor que yo me vaya pero recuerda lo que hemos hablado—me regala una mirada de confianza—Por favor dale esto de mi parte a Kenia —me da unas bolsas de regalo.—Muchas gracias Santiago—me despido de él con un beso en la mejilla.Veo de reojo a Alexander y él solo hace una mueca de desagrado.—Con permiso—se va del lugar.—Sera que por fin me puedes atender.Sin decir nada solo ruedo mis ojos a la vez que le llamo a Nieves quien enseguida viene.—Por favor llévalos a la recamara de Kenia —ordeno mientras no le quito la mirada de encima a Alexander.—Si señorita con permiso—ella se va.A decir verdad estoy cansada de guardarme esto, ni siquiera debería ocultarlo sin embargo las circunstancias me han obligado hacerlo, pero ya no más, ya no quiero hacerlo lo único que deseo es ver a mi hija feliz y si hacerla feliz es que conozca a su padre voy hacer todo por e
Siempre desde pequeña he sido diferente a mi hermana siempre me ha gustado ganarme las cosas yo misma, por eso desde hace tiempo me he dispuesto a trabajar en una cafetería, eso al principio a mis abuelos no les agrado pero para nada, sin embargo aún así insistí en estudiar y trabajar. recién he cumplido mis veinte años y recién también me he graduado de mi universidad y eso es por aplicada ya que me exentaron algunos años, a decir verdad me siento rara haberme graduado tan joven. Hoy en este día me encuentro recogiendo algunos papeles que deje pendientes, estoy parada en la recepción ahí sigo hasta que me dan esos papeles, en cuanto tomo l
Han pasado horas desde que él se fue y no dejo de pensar en lo mismo, debo pensar en algo, debo pensar en cómo salir de aquí, así me quedo pensando hasta quedarme dormida. Horas después despierto mi cuello duele ya que dormí algo torcida, me acomodo el cuello y después me levanto de ese tapete y miro a la pequeña ventana que hay en ese cuarto veo como un rayo de sol entra por esa rendija.Ya por fin amaneció debo seguir mi plan debo salir de aquí y evitar que mis abuelos se preocupen por mi culpa.De pronto se escucha como abren la puerta me quedo esperando a ver quién entra y cuando lo hago veo a una ancianita aunque aún se ve fuerte y sana la cual entra con una charola de comida y la cual enseguida me ofrece.No quiero ser grosera pero debo al menos parecer dura para así hacerme ver fuerte.—No quiero
Capítulo 3Maldita sea, hasta cuando me va tener así, del coraje que siento tiro la charola de comida al suelo y después me dirijo al baño, siento mi rostro arder así que sumerjo en el agua fría, eso es tan… refrescante, salgo del baño mientras seco mi rostro y como no hay nada más que hacer en este lugar solo tomo asiento en el sofá que está cerca de la ventana enorme, abro las cortinas y es ahí donde me doy cuenta de que estamos en una hacienda, vaya debí saberlo en cuanto tome el caballo.Miro hacia afuera y veo a Alexander llegar en un BMW último modelo, veo como baja y se quita las gafas de sol, después camina hacia adentro, mientras miro eso no puedo dejar de sentir coraje, sigo viendo como el chófer toma el coche y se lo lleva.Si claro él paseando y yo como una total idiota encerrada no cabe duda de que él se ha convertido en un maldito imbécil, juro que si estás ventanas no tuvieran protección desde hace mucho hubiera intentado e
Capítulo 4 Alexander entra junto con el médico, mientras que yo me demuestro renuente, el médico pregunta qué tengo y yo solo me dispongo a callar, sé que él no tiene la culpa pero de verdad no quiero nada de Alexander ni siquiera el saludo. Alexander se dispone hablar por mi por lo cual, él medico solo me revisa la presión, la temperatura y enseguida opta por escribir una receta. —La señorita tiene deshidratación, y las defensas bajas, enseguida le daré unos medicamentos y por favor debe alimentarse correctamente e hidratarse también—dice para luego ponerse de pie. —Por favor vaya con mi Nana Carmina ella le pagara sus honorarios y también se ocupara de comprar los medicamentos—dice Alexander mientras su voz expresa molestia. Después de oír eso, me dispongo a cerrar los ojos, por lo que enseguida el médico
Capítulo 5 La señora Carmina sale de la cabaña por lo que me quedo sola, así que enseguida me subo a esa pequeña escalera que tiene el estante de libros y enseguida opto por ver cual libro quiero leer. Tomo uno el cual su portada llamo mi atención, bajo feliz de esa escalera, dejo el libro sobre ese sofá el cual se ve demasiado cómodo y enseguida, me dirijo hacia ese rinconcito donde veo una máquina para preparar café expreso. Tomo una taza y opto por prepararme un café, sabor de vainilla. Cuando está listo tomo la taza y la llevo hacia el sofá y me siento para así continuar con leer ese libro el cual se ve interesantísimo. Han pasado algunas horas hasta que me da por ver el reloj de la pared, rayos ya ha obscurecido, tomo las dos tazas de café y el libro.
Capítulo 6 —Dígale a su Alexander que no voy a ir—frunzo el ceño mientras sigo cepillando mi cabello. La Señora Carmina me mira y después asiente con la cabeza, después sale de la habitación. Miro el cepillo que traigo en la mano y después solo lo aviento al suelo, me siento tan pero tan usada que solo me odio a mí misma. Mientras me siento en el sofá cercano a la ventana me pregunto ¿Qué querrá? No le basta con tenerme aquí y usarme ahora quiere que haga lo que él diga. Me pongo de pie y abro la puerta de la habitación oh vaya no están los guaruras, menos mal de todos modos no canto victoria ya que por algún lado deben andar. Camino hacia afuera, camino ahora por el lado contrario de donde está esa cabaña, así que a lo lejos veo un pequeño arroyo, camino hacia allí para luego sentarme en la orilla. <
Capítulo 7Camino de prisa por ese pasillo, se me hace eternos mis pasos y siento que no avanzo.Sigo caminando para luego dar vuelta y entrar a la casa, veo a Alexander en la mesa, él está a punto de cenar por lo cual me pongo frente a él.—Es hora de cenar—dice mientras desdobla la servilleta.Que cinismo el suyo, estar tan relajado mientras que yo hiervo de coraje.—¿Cenar? —sonrió con ironía—Mira lo que hago con tu grandiosa cena—tomo el plato y lo estrello contra el piso.Él se pone de pie y le da un pequeño golpe a la mesa. —¿Qué te pasa? —menciona enojado.—No, ¿Qué te pasa a ti? ¿Acaso tienes mierda en