Capítulo 3
Maldita sea, hasta cuando me va tener así, del coraje que siento tiro la charola de comida al suelo y después me dirijo al baño, siento mi rostro arder así que sumerjo en el agua fría, eso es tan… refrescante, salgo del baño mientras seco mi rostro y como no hay nada más que hacer en este lugar solo tomo asiento en el sofá que está cerca de la ventana enorme, abro las cortinas y es ahí donde me doy cuenta de que estamos en una hacienda, vaya debí saberlo en cuanto tome el caballo.
Miro hacia afuera y veo a Alexander llegar en un BMW último modelo, veo como baja y se quita las gafas de sol, después camina hacia adentro, mientras miro eso no puedo dejar de sentir coraje, sigo viendo como el chófer toma el coche y se lo lleva.
Si claro él paseando y yo como una total idiota encerrada no cabe duda de que él se ha convertido en un maldito imbécil, juro que si estás ventanas no tuvieran protección desde hace mucho hubiera intentado escapar de nuevo.
De pronto se escucha como abren la puerta así que volteo y es Alexander quien entra, él lo primero que ve es el desastre que arme en la habitación, si bien es verdad que no debo desperdiciar comida pero sinceramente me gano el coraje.
Veo lo que él mira y solo frunzo el ceño, después siento la mirada de Alexander sobre mí y enseguida levanto la mirada y dejo de fruncir el ceño para ahora verlo firmemente.
—¿Qué es esto bonita? —menciona con enojo.
—Comida tirada—tuerzo los ojos.
—Lo sé pero ¿Por qué lo hiciste? —dice se pone frente a mí.
—Pues es obvio ¿No? ¡Me quiero ir! Por favor Alexander mis abuelos deben estar preocupados deben estarse preguntando por qué no les he llamado por favor deja que me vaya —le digo con lágrimas en los ojos.
—Ya te dije que no—dice con firmeza—No te irás, no lo harás hasta que yo lo decida, así que más vale que comas—me toma de la mano y me levanta del sofá.
Alexander me encamina junto con él a la fuerza, ambos salimos de la habitación, él sigue caminando hasta que llegamos al comedor.
Es un comedor hermoso, miro a mis alrededores y está es una casa hermosa y lujosa.
—Siéntate —me ordena mientras me suelta de la mano.
Lo miro con resentimiento mientras que él solo se dispone a sentarse en el otro extremo.
—Siéntate, no lo volveré a repetir—dice mientras desdobla una servilleta.
Limpio mis lágrimas y me siento.
Las chicas del servicio junto con Carmina me sirven, yo solo mantengo mi vista agachada a decir verdad odio todo esto, lo odio también a él.
—Come—camina hacia mí.
Se pone frente a mí y me ve con enojo, después él solo suspira y toma una cuchara y me hace comer, escupo todo mientras lo veo con enojo y con lágrimas en los ojos.
Me levanto de la mesa y lo empujo para luego salir corriendo hacia la habitación.
Él me sigue y cuando me alcanza me toma de la barbilla y me obliga a verlo a los ojos.
—Mira bonita, si no comes no me interesa, solo quiero que te mantengas viva, hasta que yo haya concluido mi venganza ¡Entendiste!
—Eres un idiota, solo déjame ir, por piedad te lo suplico—siento que me tiembla la barbilla—Eres un empresario exitoso ¿No? Debe ser suficiente ¿Qué más quieres? Deja esa tonta venganza y solo déjame ir.
—Si soy un empresario exitoso pero no es suficiente así que me niego totalmente hacer eso, así que aprende a vivir aquí—él me suelta de la barbilla y luego se va.
Se escucha como sale enfurecido y eso lo sé por como avienta la puerta con fuerza.
Me dejó caer en el suelo, lloro desconsoladamente mientras me arrastro a la cama y me apoyo en el colchón.
Maldita sea no puede ser, nuevamente se escucha la puerta abrirse, solo me mantengo arrinconada en la cama y sin voltear.
—Eres un maldito cabrón —sigo llorando.
—Niña por qué me dice así—menciona la Carmina.
—Señora Carmina lo siento pensé que era Alexander—limpio mis lágrimas para luego darme la vuelta.
—No te preocupes, mira lo que te traje—me sonríe mientras me enseña la bolsa.
Veo mi mochila y sonrío entre lágrimas, si es la misma, la reconozco por su dije de corazón.
La tomo y la abrazo para luego ver a Carmina.
—¿Él no se negó? ¿Dondé esta Mango? —pregunto confundida.
—No, para nada, solo dijo que sí, y claro que puso sus condiciones solo eso, bueno te dejo y tranquila.
—Señora Carmina ¿Donde esta Mango?—vuelvo a preguntar.
—Bonita, Alexander no me dijo nada sobre Mango—menciona con remordimiento.
No digo nada aunque de todos modos le doy las gracias a Carmina y después de eso ella sale.
¿Donde esta Mango, él estaba conmigo me niego a creer que Alexander lo dejo en el coche, eso no puede ser.
En fin abro mi mochila y busco mi diario, aquí esta suspiro mientras lo veo, después busco mi celular pero este no está, vaya tan bello para ser cierto, es lógico que él lo mando a sacar.
Menos mal que mis libros románticos y mi diario no los saco.
Me pongo de pie y me recuesto sobre la cama, leo cada hoja de ese diario, leer es recordar así que eso en estos momentos es muy bueno.
Paso a la hoja donde cuento como mi abuela está conmigo en la terraza.
“Flashback”
Hoy es un día nublado pero muy lindo para estar afuera, me encuentro con mi abuela lucia, ella desde que mis padres murieron ha sido como mi madre así que todas las tardes después de nuestra hora de lectura pasamos al jardín.
—Abuelita mira el cielo, es hermoso—digo mientras apunto hacia allá.
—Sí linda es hermoso—sonríe.
—Abuelita, dicen que el amor es hermoso como el cielo ¿Eso es verdad? Yo no puedo contar si, si o no nunca he tenido un amor hermoso—digo con seriedad.
—Si existen los amores hermosos, veme a mí y a tu abuelo más de una década casados y aún seguimos tan enamorados como la primera vez, él fue el primero en todo así que míranos—sonríe ilusionada—Bonita tienes que prometerme que tú no serás igual que Zury, Tú si vas a esperar a ese hombre indicado para dar el siguiente paso para eso debes estar al menos segura que es el amor de tu vida, y alguien que te ama, no pretendo que seas una santa pero al menos que sea el amor de tu vida al que entregues todo de ti prométemelo.
—Sí abue lucia, cuando yo de ese primer paso es porque él se va casar conmigo o porque él es quien es el amor de mi vida —le sonrío.
“Fin de flashback”
Todas esas líneas las tengo anotadas en este diario, es como un recuerdo que quiero recordar por eso lo escribí aquí tal y como paso ese día, cierro mi diario y después miro al techo, recordar esas tardes con mi abuela me hicieron tranquilizarme un poco, de verdad espero que mi abuela lucia este bien.
Me levanto de la cama y guardo ese diario en un cajón de la mesita de noche que hay a un lado del sofá por ningún motivo quiero que caiga en manos de Alexander.
Me asomo nuevamente por la ventana, cuando lo hago ya es noche así que solo veo hacia el cielo y quiero imaginar que mi abuelita lucia también las está viendo.
Me canso de ver hacia afuera, después cierro las cortinas y me dispongo a dormir.***Horas después***
A lo lejos escucho unos gritos, me doy la vuelta en la cama y después abro los ojos y cuando lo hago escucho como la puerta se abre, me reincorporo en la cama y me siento.
De pronto veo a Alexander, el cual se ríe en cuanto me ve, lo veo desconcertada para luego prender la lámpara que hay a un lado de mí.
—Zury— dice mientras se ríe y para cuando me doy cuenta él se avienta a la cama.
Alexander huele a alcohol, él ha tomado, rayos debo alejarlo de mí ¿Qué rayos le sucede?
—Aléjate—lo empujo con todas mis fuerzas.
—Zury—acaricia mi cabello con su rostro—¿Por eso no querías verme? Era porque aquí estabas—Sonríe.
—Alexander largarte, yo soy Bonita ¡Largo! —quito su rostro de mi cabello.
Me hinco en la cama y lo empujo hacia atrás. Es verdad me han dicho miles de veces que me parezco un poco a mi hermana, maldita sea hasta en eso me molesta ella, para nada quiero parecerme a ella.
Mientras estoy pensando en eso, Alexander me toma desprevenida del rostro y me da un beso en los labios, me sorprendo de eso y después solo lo miro sorprendida mientras él me besa, sin pensarlo cierro los ojos y después solo reacciono y lo empujo para luego darle una bofetada.
Eso basto para que él cayera rendido en la cama, rayos ¿Qué le paso? Hago mi cabello a un lado y me asomo a su rostro, algo asustada, me acerco a su nariz y él está respirando.
Menos mal me digo a mi misma, tomo una almohada y después solo me voy a dormir al sofá.
De pronto recuerdo que la puerta está abierta así que me asomo y salgo, camino solo unos segundos de pronto me toman de la cintura y me llevan a la habitación, veo a dos hombres y es lógico que Alexander me ha puesto seguridad en mi puerta.
Los veo con seriedad para luego cerrar la puerta, nuevamente me recuesto en el sofá.
Por la mañana despierto y él ya no está, se ha ido, menos mal me digo a mi misma, que aburrido es esto, ya estoy harta hasta de usar la misma ropa, Alexander es un idiota solo un maldito cambio de ropa me ha dado.
Me meto al baño y opto por quitarme la ropa y lavarla en el lavadero, estoy en calzones y bra menos mal que esos los lave ayer aún así después de lavar esto sigue mi ropa interior.
Sigo lavando hasta que escucho que se abre la puerta, me doy la vuelta y es Alexander quien está parado ahí, lo miro con enojo mientras tiro con coraje mi blusa al agua.
—¿Qué? Ni siquiera puedo tener un poco de privacidad en esta habitación.
Alexander solo parpadea un par de veces y después solo cierra la puerta.
Ah maldita sea, me doy la vuelta y sigo tallando mi blusa hasta dejarla limpia y colgarla en la puerta de vidrio de la regadera.
Me asomo y Alexander no está, menos mal, salgo del baño y me siento sobre la cama, tomo mi libro de lectura y empiezo a leer.
Horas después termino de leer, así que me dirijo a tomar mi ropa, la cual ya está seca, ahora sigue mi ropa interior después de cambiarme ahora lavo la interior.
Termino y salgo nuevamente, y ahora está Carmina con unas bolsas en sus manos.
Tapo mis pechos ya que no traigo bra y después me siento en el sofá.
—¿Qué es esto? —menciono mientras me da la bolsa Carmina.
Tomo todas las bolsas y después las abro, veo ropa nueva toda de mi estilo, veo cremas tanto de cuerpo como de cabello.
Frunzo el ceño y sin más remedio tomo la ropa, sinceramente no estoy acostumbrada a estar sucia más de un día así que aunque me guste hacer mis propias cosas lavar todos los días no es lo mío.
—Gracias Carmina—sonrío vagamente.
—Agradece a Alexander, él fue quien mando a traer esto.
—Pues es lo menos que debe hacer, él me tiene aquí, de todos modos prefiero pensar que tú fuiste quien me regalo esta ropa, así que gracias Nana Carmina.
—Está bien—dice no muy convencida—Te traeré un poco de comida.
—No quiero—le sonrío apenada.
—Bonita debes comer llevas días sin comer nada bien—me mira preocupada.
Carmina sale de la habitación por lo cual yo enseguida me dirijo al baño, ahí me meto a la ducha y mientras me baño recuerdo el beso que Alexander me dio anoche ¿Qué rayos le pasa? Tan ciego está que se atreve a confundirme con Zury de verdad es un demente.
Me sigo bañando hasta que salgo y me cambio, me dirijo al peinador y cepillo mi cabello.
Estoy concentrada haciéndolo cuando de pronto veo detrás de mí a Alexander, él me ve con seriedad mientras que yo dejo el cepillo y me doy la vuelta.
Me alejo de él pero él me sigue hasta donde estoy, me toma del brazo y me jala hacia él.
—¿Qué quieres? —lo miro molesta.
—Vamos a comer—me jala.
—Suéltame—me suelto de su agarre.
Él me mira con enojo y después solo se marcha.
Nuevamente las horas transcurren lentamente en esta habitación, sentada en la cama me siento muy débil así que me recuesto un poco, veo hacia el reloj colgante que está en la pared y veo que son las diez de la noche.
Cierro mis ojos y mis lágrimas salen nuevamente pero esta vez las siento calientes, toco mi frente y tengo temperatura quiero levantarme pero no puedo, ni siquiera tengo fuerzas para eso, escucho la voz de Alexander en la puerta y como no quiero parecer débil ante él, trato de ponerme de pie hasta que lo consigo, pero debido a mi terquedad caigo en el pectoral de Alexander, quiero apartarlo pero no puedo por lo que solo me quedo ahí, él me aparta y me levanta la mirada.
—¿Qué te pasa? —me ve fijamente.
—Nada, no me pasa nada—ni siquiera puedo mantener mis ojos bien abiertos.
Siento la mano de Alexander en mi frente , después siento sus manos en mi cintura y por último siento como me recuesta.
—Estás ardiendo en temperatura—dice seriamente.
Ni siquiera digo nada solo mantengo mis ojos cerrados, y mientras lo hago escucho como Alexander marca en su celular y después escucho como habla por teléfono. Al parecer es un medico después solo cuelga y se sienta a un lado de mí mientras no deja de verme fijamente luego de eso él se pone de pie y camina y cuando lo hace tomo su mano y lo detengo.
—Alexander, solo déjame así y terminemos con esto ¿Sí? —digo con debilidad—Piénsalo así solo así terminara esta absurda venganza—siento mis labios resecos.
Él no muestra reacción alguna solo se suelta de mi mano y sale de la habitación, mientras que yo cierro los ojos y siento como lágrimas salen de mis ojos.
Pasan algunos minutos más y ahora se escucha como Alexander entra con un medico.
Capítulo 4 Alexander entra junto con el médico, mientras que yo me demuestro renuente, el médico pregunta qué tengo y yo solo me dispongo a callar, sé que él no tiene la culpa pero de verdad no quiero nada de Alexander ni siquiera el saludo. Alexander se dispone hablar por mi por lo cual, él medico solo me revisa la presión, la temperatura y enseguida opta por escribir una receta. —La señorita tiene deshidratación, y las defensas bajas, enseguida le daré unos medicamentos y por favor debe alimentarse correctamente e hidratarse también—dice para luego ponerse de pie. —Por favor vaya con mi Nana Carmina ella le pagara sus honorarios y también se ocupara de comprar los medicamentos—dice Alexander mientras su voz expresa molestia. Después de oír eso, me dispongo a cerrar los ojos, por lo que enseguida el médico
Capítulo 5 La señora Carmina sale de la cabaña por lo que me quedo sola, así que enseguida me subo a esa pequeña escalera que tiene el estante de libros y enseguida opto por ver cual libro quiero leer. Tomo uno el cual su portada llamo mi atención, bajo feliz de esa escalera, dejo el libro sobre ese sofá el cual se ve demasiado cómodo y enseguida, me dirijo hacia ese rinconcito donde veo una máquina para preparar café expreso. Tomo una taza y opto por prepararme un café, sabor de vainilla. Cuando está listo tomo la taza y la llevo hacia el sofá y me siento para así continuar con leer ese libro el cual se ve interesantísimo. Han pasado algunas horas hasta que me da por ver el reloj de la pared, rayos ya ha obscurecido, tomo las dos tazas de café y el libro.
Capítulo 6 —Dígale a su Alexander que no voy a ir—frunzo el ceño mientras sigo cepillando mi cabello. La Señora Carmina me mira y después asiente con la cabeza, después sale de la habitación. Miro el cepillo que traigo en la mano y después solo lo aviento al suelo, me siento tan pero tan usada que solo me odio a mí misma. Mientras me siento en el sofá cercano a la ventana me pregunto ¿Qué querrá? No le basta con tenerme aquí y usarme ahora quiere que haga lo que él diga. Me pongo de pie y abro la puerta de la habitación oh vaya no están los guaruras, menos mal de todos modos no canto victoria ya que por algún lado deben andar. Camino hacia afuera, camino ahora por el lado contrario de donde está esa cabaña, así que a lo lejos veo un pequeño arroyo, camino hacia allí para luego sentarme en la orilla. <
Capítulo 7Camino de prisa por ese pasillo, se me hace eternos mis pasos y siento que no avanzo.Sigo caminando para luego dar vuelta y entrar a la casa, veo a Alexander en la mesa, él está a punto de cenar por lo cual me pongo frente a él.—Es hora de cenar—dice mientras desdobla la servilleta.Que cinismo el suyo, estar tan relajado mientras que yo hiervo de coraje.—¿Cenar? —sonrió con ironía—Mira lo que hago con tu grandiosa cena—tomo el plato y lo estrello contra el piso.Él se pone de pie y le da un pequeño golpe a la mesa. —¿Qué te pasa? —menciona enojado.—No, ¿Qué te pasa a ti? ¿Acaso tienes mierda en
Alexander sigue sentado al parecer mis palabras no le perturban pero ni un poco, así que solo frunzo mis labios y lo miro sorprendida, enseguida pongo mis manos en mi cintura mientras frunzo el ceño. —¡Vete! —a punto hacia la salida. La respuesta de Alexander ante mi petición fue tomarme de la cintura y arrastrarme hacia él, me sorprendo ante eso y cuando me reincorporo solo lo veo a los ojos, estoy en sus piernas y muy cerca de su rostro. —Suéltame—digo sorprendida mientras le pego en su hombro izquierdo. Él solo sonríe de lado, después me carga y me lleva al otro extremo de la cama y me recuesta junto con él, lo sigo viendo sorprendida. —¡Que me sueltes! —frunzo el ceño. Alexander se reincorpora y solo opta por levantarme la blusa y poner su mano en mi vientre.
—No vuelvas a decirme así ¿Entiendes? —él camina hacia mí.Alexander me toma de las mejillas y las aprieta, tomo sus brazos mientras lo veo desconcertada.—Estúpido, imbécil ¡Suéltame! —trato de soltarme.—No vuelvas a decirme así—me encamina hacia atrás.Nuevamente caigo en la cama, oh vaya si que esta cama es mi enemiga.Me reincorporo y nuevamente trato de quitarme sus manos de las mejillas pero él no me suelta, le pido una y otra vez que me suelte pero él no lo quiere hacer, una de sus manos está ahora en mi cabello por lo que enseguida me pone nerviosa, así que retrocedo hacia atrás.Él está muy cerca de mí, escucho su respiración sus ojos se ven más obscuros de lo normal, su cabello lacio ahora está un poco más largo.Siento unos nervios increíbles en mi estomago, no creo que logre mucho ocult
—Ok… de acuerdo, entonces la que se va de aquí soy yo—tomo la almohada y estoy por levantarme.—De aquí tú no te vas—siento como Alexander toma mi brazo y me jala hacia atrás.Volteo y lo veo con enojo mientras trato de soltarme, Alexander se reincorpora para luego tomarme de la cintura y atraerme hacia él.Cierro los ojos y solo siento como caigo en la cama, no obstante con eso siento las manos de Alexander en mis glúteos y junto con eso siento como me acomoda a su lado.Esto es demasiado cerca, tan cerca que puedo sentir su aliento, abro los ojos y todo eso que sentí es verdad, él me ve como si nada mientras siento como su mano se desliza por mi espalda, me hago hacia atrás pero él nuevamente me empuja hacia &eac
En cuanto llegamos a la hacienda le pido a Alexander que me baje, por lo que enseguida él lo hace, ambos estamos de frente, yo lo miro apenada mientras que él me mira con esa mirada inexpresiva, aclaro la garganta y solo trago saliva para luego caminar a la cocina en la cual están cocinando lo que creo que es pollo.Sonrío mientras camino estoy por entrar a la cocina pero Alexander me detiene, por lo que de inmediato volteo a verlo con reprobación.—Ve a bañarte—me sostiene del brazo para luego hacerme hacia atrás.Lo sigo mirando con reprobación para después soltarme de su agarre y caminar a la habitación.Antes de entrar al baño, veo la televisión. Ah vaya debo entretener a mi bebé y hacerlo que sienta que su madre es feliz, está bien lo hare por mi bebé.Camino hacia la mesita de noche y saco el control, prendo el televisor y pongo cumbias, no soy tan fan p