Por Rodolfo
Es verdad, tenía cierto recelo hacia ellas, sufrí el abandono de mi madre y me cuidé siempre de no caer en las garras de alguna de ellas.
No iba a ser abandonado, como lo fue mi padre.
No sé si nunca buscó una compañera porque lloró por el amor de mi madre o porque simplemente no se dió.
Es verdad que somos hombres de campo, pero también viajabamos y teníamos roce con la sociedad de alcurnia.
Particularmente, cuando yo viajaba, no hacía alarde de lo que poseo, porque muchas mujeres, entre otras cosas, son interesadas.
En eso tuvo suerte mi padre, había hecho divisiones de bienes, tal vez porque intuía el comportamiento que mi madre podría llegar a tener.
Aunque los dos provenían de familias acaudaladas, pero mis abuelos maternos eran importadores.
Los que tenían mucho más dinero, eran mis abuelos paternos.
Llegué a mi casa, era una mansión, en medio del campo, era verdad, pero teníamos todos los lujos que se nos podría llegar a ocurrir.
Estaba destruído, impactado.
Éramos muy compañeros con mi padre y también con Mateo.
Ayer yo tenía que resolver otros temas, porque si no hubiera tenido nada que hacer, posiblemente hubiera ido con ellos, o no, no siempre iba.
Me esperan tiempos duros.
Menos mal que esa mujer se fue, lo que me faltaba es tener que lidiar con esa estirada, que mira a todos por encima de los hombros.
Con mandarle el cheque de las ganancias, mes a mes, tenía que ser suficiente y tendría que hacer muchas cuentas, para ver si me conviene comprarle su parte.
Hago cuentas rápidas, es mucho dinero, pero de última, me despido de algunas empresas.
Me estoy adelantando al tiempo, es que ni siquiera puedo pensar con claridad, anoche no dormí y desde ayer, que sucedió el accidente, no paré de correr.
Y encima vino esa señorita, que no fue capaz de derramar una puta lágrima por su padre, yo lloré muchísimo, por mi padre y por el suyo.
María me quiere traer la cena, ya había oscurecido y yo ni me di cuenta.
Son tantos los recuerdos que me quedan de mi padre, me parece mentira que ya no vaya a entrar por la puerta…
-No tengo hambre, gracias.
-Rodo, por favor, comé algo.
Me dice, cariñosamente, la mucama que suele atenderme.
-Bueno, servime la cena.
Le dije que sí, sobre todo porque no estoy para dar ánimos a nadie y no quería que se pusiera a llorar.
Comí poco, estoy agotado y a la vez siento el vacío terrible de la pérdida que me produce cierta adrenalina en mi cuerpo, que me impide dormir, aunque tenga sueño.
Me retiré temprano a mi cuarto.
Pensé mil veces en el accidente, en el estado en que se encontraron los cuerpos, no entendía que pudo haber fallado.
Me estaba volviendo loco, pensando mil veces lo mismo y luego la indignación que tenía por la forma de comportarse de Kelly, como si su padre no se mereciera las lágrimas de ella.
Realmente me descompone esa mujer, me inspira mucho desprecio.
Ni gracias dijo cuando le sirvieron el café, ni un por favor ¡Ni me saludó!
Al inmenso dolor se le suma el ¿Desprecio? De esa mujer por su padre.
Me refriego las manos por mi cara.
A las seis de la mañana y casi sin dormir, me di una ducha, con agua tibia, casi fría, estábamos en septiembre y aún el calor no se sentía, particularmente me encantan estos días, siempre los disfrutamos con mi padre…
De repente me acordé de los ojos de Kelly, esos ojos que no tenían mucho que ver con su actitud.
Apenas recuerdo a su madre, era una mujer amable y recuerdo que siempre me trató con mucho cariño, pero no recuerdo bien su fisonomía, aunque sus ojos eran claros como los de su hija.
Sin embargo, su actitud era distinta.
Pasan las horas y estoy más molesto.
La casa está triste y hasta parece que los caballos se dieron cuenta, porque el establo estaba más silencioso que de costumbre.
Los perros estaban tirados, sin ladrar, sin jugar…
Evidentemente el duelo estaba en el aire.
Me va a costar horrores reponerme.
Comienzan a pasar los días lentamente.
Me llega un informe preliminar del accidente y fue eso, simplemente un accidente.
No hay mucha vuelta que darle.
A los 15 días, me llega un nuevo helicóptero, no queda otra que subirse en él y recorrer el campo, hay que hacerlo dos o tres veces por semana, no tengo miedo, es un medio de transporte seguro…
Me reúno con el contador, se le extiende el cheque, como todos los meses, a esa mujer, que no se dignó ni a llamar, ni habló con el contador, ni con nadie.
Yo estaba a cargo de todas las empresas y de todo lo que sucedía en el campo.
Me reuno con los abogados y me dicen que en un mes, nos teníamos que reunir con Kelly Miller, para leer el testamento, me pareció raro, porque ella recibiría la parte de su padre y yo lo que me correspondía del mío, allí se tenía que acabar todo, pero al ser socios, no me llamó la atención que nos lean el testamento juntos, a lo mejor había alguna cláusula por la venta de la otra mitad o no dejar al otro sin nada, o algo que tuviera que ver con la casa que se compartía.
Con ese tema estaba tranquilo, si esa mujer venía, se quedaría del lado norte de la propiedad y yo de mi lado, ni nos tendríamos que cruzar, por otro lado, no era del tipo de mujer que aguantaría mucho en el campo.
Al fin una buena, no la tendría que ver.
Se iría enseguida a la ciudad, o a Europa, a donde su culo de m****a se quiera depositar.
La desprecio, tanto como ella me debe despreciar a mí, pero al menosfui educado y la saludé.
No me molesta que no me dé su saludo por un falso ego, me molesta que sea mal educada, que no haya derramado una puta lágrima por su padre ni por el mío.
Se notaba que era una mujer vanidosa y egocéntrica.
Se creía la gran cosa.
Yo estaba en su misma posición económica y aunque fuera el peón de más bajo ingreso, también merecería el saludo de las personas, siempre que me dirija a ellas con respeto.
Esa es la palabra, ella no tiene respeto por nada, ni por nadie.
Me regaño a mi mismo, porque pierdo tiempo pensando en la bronca que me despierta esa mujer.
Hago una llamada y con mi camioneta me dirijo a una cabaña que tenemos dentro de nuestro campo, pero a media hora de viaje, antes de cruzar la laguna.
La laguna también estaba dentro de nuestro campo y era bastante extensa y en algunos sectores llegaba a seis metros de profundidad, la usábamos para el riego, desembocaba en un río provincial, pero nadie tenía acceso a ella, nadie extraño, claro está, en verano, los peones se refrescaban allí, tampoco me gustaba tanto, por la profundidad que tenía, que se metieran muy adentro.
Llegué a la cabaña y me estaba esperando Paty, una de las chicas con la que solía pasar algunos ratos.
Era bonita, nos encontrábamos a veces, sin embargo, ella sabía que de mí no podía esperar nada, no era mi novia, ni nada de eso, solo alguien de paso y no era la única mujer a la cual veía, ella era la hija de un capataz de un campo vecino.
Siempre le aclaré que no había nada amoroso en nuestros encuentros y ella aceptó las reglas.
Las reglas que ponía yo, por supuesto.
Un buen regalo de vez en cuando y un depósito en su cuenta corriente cada vez que nos veíamos y si llegaba a tener novio, yo se lo respetaría y ahí terminaba todo.
Esos encuentros, los tenía con 3 o 4 chicas, ellas lo sabían, por lo que no podían hacer ningún reclamo.
A veces llamaba a una y a veces a otra, dependiendo las ganas que yo tuviera en ese momento.
Pero todas me daban más o menos lo mismo.
Una tenía mejor culo, otra tenía tetas más voluminosas, otra, las tenía más paradas y así, por eso dependía lo que surgía, de las ganas que yo tuviera.
También había ciertas mujeres, que buscaba en el pueblo y otras en la ciudad más cercana.
Ninguna me había impactado demasiado, pero era bastante activo sexualmente, por lo que siempre buscaba compañía femenina.
Cuando viajaba a capital también tenía mis encuentros fugaces.
A veces nos encontrábamos con mis compañeros de facultad y terminamos en mi departamento con varias chicas que conocíamos y se prestaban a hacer lo que les pidiéramos, es decir, tríos y hasta alguna orgía, pero a medida que pasaban los años, algunos claudicaron, porque tenían pareja y hasta formaron familia.
Yo no, yo le huía a todo tipo de compromiso, puede sonar machista, pero a las mujeres las quería cerca, solo en el momento de placer.
No quiero mucho más de ellas.
Por la experiencia cercana estoy convencido de mis razones para pensar así.
Por Kelly.Estaba saliendo de la facultad cuando suena mi celular.Me despido de mis compañeros y atiendo, era del estudio de abogados que atendían a mi padre, me pareció muy raro que me llamen a esa hora, en general me llamaban por la mañana.-Buenas tardes señorita Kelly.-Dígame.Le digo mientras me acercaba a mi hermoso auto, fue un regalo de mi padre para mi cumpleaños número 22.No puedo decir que se jugó con el regalo, porque cada dos años me cambiaba de modelo de auto.Me estaba acomodando en mi auto y a punto de poner manos libres para arrancar.-Señorita Kelly, ¿Se encuentra sola?¿En dónde está?Le estaba por decir que no le importaba, pero decidí contestarle con educación.-Estoy saliendo de la facultad.-Quería comunicarle que su padre sufrió un accidente.No supe porqué, pero me recorrió un frío espantoso.Apagué el motor del auto.-¿Qué quiere decir con que tuvo un accidente?-Lo lamento mucho…el helicóptero en donde se trasladaban los señores, sufrió un accidente, cayó
Por KellyMe acerqué a los dos cajones, estaban cerrados y uno al lado del otro.Tenía un nudo en la garganta, me sentía como aquella niña indefensa, cuando perdí a mi madre, un dolor profundo me invadió.No podía ni hablar.Quise pensar en cualquier cosa, pero la imagen de mi padre, abrazándome con sus cálidos brazos, se adueñó de mí.Luego de un largo rato, el maleducado, se acercó y se presentó.Lo miré con bronca, se acercó con la intención de decirme que estaba a cargo, supongo.Su aspecto era de cansancio, pero su ropa estaba impecable.Yo no me saqué los anteojos, porque mis ojos estaban rojos, por llorar y por el cansancio de manejar toda la noche.Por ese motivo lo pude observar mejor.Le dije quién era en cuanto estuve segura de no romper en llanto, él ya lo sabía.Quiso ser amable diciendo que lamentaba las circunstancias en que nos conocíamos.Ya nos conocíamos, yo nací en el campo, aunque está visto que para él, yo debía ser un cero a la izquierda, también lo había visto
Por KellyTampoco tuve suerte con mis novios.Soy una mujer hermosa y bastante llamativa.Me visto llamativa, es lo único en lo que no parezco simple.Eso y mi auto, si alguien ve mi auto, se da cuenta enseguida que no soy una simple chica que junta sus pesos para pagarse la carrera.Tuve algunos novios, no demasiados.Al menos, no de lo que se puede esperar de una chica que vive sola en la capital.La mayoría de las veces que viajé por el mundo, lo hice con mi padre, por lo que tampoco usé esos viajes para conocer gente, o tal vez es que no se dio que conociera a nadie.Mi último novio, ese que me sacó el aliento apenas lo vi, era el primo de una chica de mi grupo, habíamos ido a bailar y allí estaba él.Pensé que podría ser un gran amor.Todavía no sé por qué, pero le oculté, casi adrede, mi situación económica y hoy le doy gracias a dios que así lo hice.Ese día, me pasó a buscar una amiga y no llevé mi auto, tampoco tenía sentido que cada una vaya en su propio auto.Al salir de la
Por KellyEl contador comenzó a enumerar todas las empresas de las que éramos dueños.Yo estaba asombrada, había marcas muy conocidas que yo no sabía que esas empresas me pertenecían.El campo era mucho más grande de lo que pensaba, o a lo mejor fueron comprando campos vecinos.Nuevamente me sentí destituida.El escribano estaba allí para dar fé sobre la veracidad de las cláusulas que los difuntos habían dispuesto.-Llegó la hora, tengo dos cartas, una para cada uno de ustedes, escritas de puño y letra por sus respectivos padres y también el listado de sus deberes para acceder a la herencia.Me moví inquieta en mi silla.-Si primero la quieren leer en silencio, no hay problema, luego las tengo que leer en voz alta para que el otro sepa, con seguridad, a qué atenerse.-Es una locura, parece una amenaza.Digo yo bastante enojada, están dando varias vueltas, cuando todo tendría que ser más simple.-Prefiero leerla para mí.-Yo también.Dijo el señorito desagradable.Me extendieron la car
Por RodolfoEstábamos esperando a que llegara Kelly.Ya era la hora estipulada y ella no llegaba.Lo debe estar haciendo a propósito, porque supongo que un chofer la debe traer.Suena un aviso en mi teléfono que un auto cuya patente está autorizada, estaba entrando al campo.Calculé que estaría en 15 o 20 minutos.El camino dentro de nuestro campo es rápido, hace ya unos cuantos años que decidí modificar el camino, para tener rápido acceso a la salida, en el caso en que tengamos que salir rápidamente.Me asombré cuando vi por la cámara de mi celular, que estaba Kelly al volante.¿Acaso no tenía chofer? ¿Por qué manejaría tantas horas?¿El abogado no le ofreció traerla?Dejé de prestarle atención al celular, el contador me estaba dando un informe sobre una de las empresas, la planta estaba en el pueblo continuó, allí empleamos cerca de 300 personas.Realmente es mucho el trabajo que yo hago.Debo admitir que tengo colaboradores excelentes, sino, no podría controlar todas las empresas q
Por RodolfoEstaba anonadado.No me salían las palabras.Siento que me sacaron hasta la dignidad.¿Casarme?Tiene razón Kelly, su padre estaba loco y el mío también.Debe haber alguna forma, alguna trampa, algo, que me libre de estar al lado de esta mujer.Ella es detestable.Es engreída y la desprecio.-¿Esto lo organizaste vos?Me pregunta de repente.-¿Estás loca?¿Por qué me acusa a mí?¿Acaso piensa que todo el mundo se desespera por estar con ella?Es detestable, engreída y estúpida.No la soporto, definitivamente algo se va a poder hacer para cambiar la situación.-Esto es una mierda.Dijo de repente.Ella también me desprecia y debe despreciar el campo.El abogado le llama la atención, ella ya se quería ir.Entiendo que no es el momento para que se vaya, tenemos que hablar, sin los abogados presentes, llegar a un acuerdo y luego, cada cual hace la suya, algo se tiene que poder hacer.Algo legal, por supuesto... o no tanto, pero si nos ponemos de acuerdo, va a ser más fácil.En
Por RodolfoMe acerqué a la impresora y saqué las dos copias del testamento que imprimí, me lo habían mandado a mi correo electrónico.Le entregué un juego de copias a ella.-Dejame estudiar bien los papeles, algo se debe poder hacer, alguna falla tiene que haber para anular esto.-Hacelo, el miércoles, cuando salga de rendir, veo a un amigo que es abogado.-Acordate que nos exigieron discreción.-Quedate tranquilo, aunque creas que soy estúpida, no lo soy.-Vos sos el que me llamaste estúpido.-Pero vos pensás eso de mí.Me callé la boca, dándole la razón.-Al parecer tengo que estar prisionera hasta el lunes, pensaba pasar todo el fin de semana estudiando y no tengo ni un solo libro, me voy a la que era mi habitación, si es que está disponible.-Supongo, no lo sé.Digo con indiferencia.-No entiendo qué estaban pensando.Me dice ella.-Estaban pensando que sos una inocente niña a la que tengo que proteger.-No soy una niña y no necesito que me protejas.-Se nota.Le digo sin pensar.
Por RodolfoAlmorcé en la empresa, había temas que solucionar, tenía frente a mi, al director de una de las empresas.-Estás de mal humor.Me dice Gastón, el director general de todas las empresas, él estaba a un costado, sentado en el sillón, era mi mejor amigo y todavía no le conté nada.Nos pidieron que seamos discretos, pero eso no significa que él no lo pueda saber, no firmamos ningún documento de no divulgación.Yo ignoré sus palabras.Él no tuvo ningún problema.Despedí de mi oficina a los dos directores y nos quedamos a solas con Gastón.-¿Qué mierda te pasa?Me pregunta.-Es largo de contar, pero en casa, está la hija de Mateo, va a vivir un tiempo acá en el campo, y te juro que es insoportable.-¿La del Ferrari?Lo miré asombrado, no sé cómo sabe que tiene ese auto.-El día del velorio... Me aclara.Cierto.-Sí, la detesto.-No debe ser para tanto.-Lo es, mierda, me está esperando, tengo que ponerla al tanto de las empresas.-Es lo lógico.-Sí.Le reconocí de mala manera.