Por Rodolfo
La vida muta continuamente y a veces no son agradables los cambios, es más, a veces son dolorosos esos cambios, como es este caso.
Estoy a cargo de unos de los campos más grandes de mi país.
La mitad de este campo es mío.
Mi padre y su socio tuvieron un accidente aéreo, se cayó el helicóptero en el que se trasladaban.
Habían sido amigos toda la vida y socios, nunca tuvieron problemas entre ellos, se estimaban demasiado y se respetaban mutuamente.
Cuando me recibí de ingeniero agrónomo, un poco por imposición y otro poco porque entendí que era la mejor manera de manejar, con conocimientos de causa, todo lo referente al campo, me hice cargo de un montón de situaciones.
Mi madre se había separado de mi padre cuando yo era pequeño, ella no soportaba nada que tuviera que ver con el campo y nosotros vivíamos allí.
Prefirió renunciar a todo, incluso a mi tenencia, eso aún me dolía.
Pero ella quería otra vida, fiestas de alta sociedad y no tener que trasladarse durante horas, cada vez que quería ir a la ciudad.
En la ciudad teníamos una casa inmensa, digna de las mansiones de cualquiera de los actores de Hollywood.
Fue lo único que ella le pidió a mi padre al separarse, esa casa.
Desde hace años, ella está felizmente casada con un abogado.
No le corresponde nada de la herencia de mi padre y yo soy su único heredero.
Con mi madre casi no tengo relación y con mi medio hermano, de parte de ella, menos, creo que lo vi dos o tres veces en mi vida.
Ahora soy un hombre de 32 años y no me interesa verla, mi vida está centrada en el campo.
La casa en donde vivo está en el campo, es inmensa, tiene varias alas, en donde no te cruzas con nadie si no querés, en el lado sur vivíamos nosotros y en el lado norte, vivía Mateo Miller, el socio de mi padre.
La casa tenía varias entradas, tres cocinas, más de 15 habitaciones, 4 comedores, un salón inmenso, todas las comodidades y todos los lujos.
Pero eso, a mi madre, no le bastó, ella quería fiestas casi a diario, quería cenas en restaurantes, quería viajes y sobre todo, no quería vivir en el campo.
Mi padre no se volvió a casar, por lo que de su parte, soy único hijo.
El socio de mi padre era viudo, había enviudado joven y tampoco se volvió a casar.
Mateo tiene una hija y por más que la quiera recordar de pequeña, no lo puedo hacer, lejanamente, recuerdo a una bebé, pero casi no nos cruzabamos, precisamente por lo enorme de la casa, cada cuál comía en el comedor correspondiente a su lado de la casa.
Yo tenía 13 años cuando abandoné el campo, para hacer la escuela secundaria en la capital y si bien volvía al campo todos los fines de semana, posiblemente Mateo y su familia, salieran para la ciudad en ese momento.
Creo que yo estaba terminando la secundaria, cuando la esposa de Mateo falleció de una larga enfermedad y su hija estaba al cuidado de una tía suya, también en la capital, luego, la niña, estudió en Europa, no sé cuando volvió, lo cierto es que yo no me la crucé nunca más, hasta el momento del accidente nuestros padres, de esto hace un mes.
Yo estaba destrozado, perdí a mi padre, que era el hombre cuyo ejemplo me formó en la vida.
También estaba dolido por Mateo, que era como un tío para mí y uno muy cercano.
Realmente fue una desgracia.
Estábamos todos mal, porque los dos eran hombres muy queridos por los peones.
La gente no dejaba de pasar a saludarnos.
El velorio se llevó a cabo, simbólicamente, pués el helicóptero se incendió y sólo recuperamos las cenizas de ambos y también las del conductor del helicóptero, falló el motor, eso fue increíble, porque la nave era nueva.
Supongo que fue el destino.
De repente llega un auto muy llamativo, que no era de la zona y se bajó de él una mujer joven, con aires de superioridad, vestida con pantalones negros, ajustados y un sweter, también negro, con anteojos oscuros y su cabello rubio claro, suelto, le llegaba hasta casi la cintura.
Era delgada, parecía tener buen cuerpo, pero yo no estaba de ánimos para mirar a nadie.
Llamó la atención de todo el mundo.
Aunque tengo que admitir que su belleza era inmensa, tanta que ofendía, parecía una mujer inalcanzable para los mortales.
Sin mirar a nadie, se dirigió a los cajones, estaban uno al lado del otro.
Se quedó frente a ellos, con la vista perdida y pensando quién sabe en qué.
Estuvo cerca de 20 minutos sin moverse, hasta que me acerqué yo.
No era tan alta como pensé, aunque me llegaba a la nariz, pero me había dado cuenta que traía puestas unas botas de media caña, con un taco altísimo, inapropiado para el lugar.
Yo soy alto, mido 1,86, por lo que ella, aunque sin esas botas ridículas, me llegaría por debajo de mi boca, es decir que no llegaría al metro setenta, tampoco era baja, pero creí, cuando la vi entrar, que era más alta, debía ser porque estaba vestida de negro y era delgada.
-Buenos días, señorita, soy Rodolfo Orellana Coutol.
Me mira, como estudiando mi aspecto o pensando quién soy, no lo sé.
Siento que me recorre con su mirada, más bien lo adivino, porque ella tenía anteojos oscuros.
-Soy Kelly Miller, la hija de Mateo Miller.
-Lamento las circunstancias en que nos conocemos.
Le digo y ella no me contestó nada, más bien me ignoró.
Hasta que después de una hora, donde ella estaba parada y yo hacía media hora que me había alejado, decidió acercarse a mí.
-¿Cuándo es el entierro?
Preguntó sin que le tiemble la voz o haya resquicios de que realmente le importara la muerte de los dos hombres, que a muchos les causó un inmenso dolor y entre los cuales, me incluyo.
-A las dos de la tarde, no tenía sentido hacer más largo el sepelio.
Nuevamente no me contestó nada y a esta altura ya me parecía una mal educada.
Parecía que no le afectaba para nada, no digo la muerte de mi padre, sino, la del suyo propio.
Pidió un café, también lo hizo con un aire de superioridad que les cayó mal a todos, aunque no hicieron ni un comentario, creo, qué como yo, todos adivinaron cuando entró, de quién se trataba.
-Quiero un café, mediano y cortado, con una cucharada, pequeña, de azúcar.
No pidió por favor, no dijo gracias cuando se lo trajeron, nada de nada, como si ella fuera la reina del universo.
Ni siquiera se había sacado los antojos.
Doy gracias a Dios que esa mujer no vivía en la casa, debía vivir en capital o tal vez en el extranjero, sería horrible convivir con ella.
Me hizo recordar a mi madre, con su comportamiento tan frío y casi despectivo.
Le debe incomodar venir al campo, pensé.
Me quedé pensando que debía ser así, porque no la vi nunca, ni siquiera en vacaciones.
Muchos la observaban con curiosidad y cuando se acercaba alguien de un campo vecino, siempre me saludaban a mí, opté por no presentarla, ella parecía estar más allá del lugar, hacía rato que estaba pendiente de su celular, no hacía más que mandar y leer mensajes.
Llegó el intendente de la ciudad, acompañado por el gobernador de la provincia, es que realmente y aunque no teníamos vínculos con la política, somos hacendados, influyentes y multimillonarios.
¿Dijo que se llama Kelly?
Sí, pero lo recordé, porque Mateo la nombraba, no por recordar el nombre de la mujer antipática que tenía delante mío.
Saludé al intendente, a quien conocía bien, porque, aunque no me interesaba la política, era obvio que lo tenía que conocer y también al gobernador, al que conocía de vista, habíamos cenado algunas veces juntos, en reuniones con empresarios.
Es que, básicamente, somos empresarios, más allá de ser catalogados como hombres de campo.
Me acerqué nuevamente a esa mujer que ya me caía muy mal.
-Kelly, están el intendente y el gobernador de la provincia.
Ella, sin sacarse los anteojos oscuros, se paró y pareció hacerlo de mala gana.
-Señores, ella es Kelly Miller, la hija de Mateo.
-La acompañó en el sentimiento.
Dijo el gobernador y yo pensé que esa mujer no tenía sentimientos y que no creía que al gobernador le duela las muertes de mi padre y de Mateo, por lo que sí, posiblemente tuvieran el mismo sentimiento.
El intendente estaba más impactado, también era un hombre de campo, de edad cercana a mi padre, y al compartir cierta actividad, no puedo decir que fueran amigos, pero si vecinos cercanos, aunque del límite del campo más cercano al nuestro, nos separaban varias millas, tantas que era casi imposible hacerlas caminando.
Particularmente, nosotros nos movíamos en camioneta, en caballo o en helicóptero.
Por eso no entiendo ese accidente, el helicóptero era un vehículo más para nosotros.
Los políticos se retiraron, no sin antes decirnos que estaban a nuestra disposición.
En el momento del entierro, Kelly, siguió la caravana en su propio auto, yo le había ofrecido un lugar en el mío.
-No, luego del entierro, me voy.
Me alcé de hombros, era problema de ella.
No creo que vaya nerviosa por la ruta, parecía estar solo por compromiso, como el gobernador.
Durante el entierro tampoco la vi desmoronarse, se nota que para ella era un trámite más.
No entiendo nada, su padre la nombraba con cariño y ella parece casi indiferente a su muerte.
A esta altura, ya la despreciaba.
Me descomponen las mujeres así, frías y sin sentimientos ¡Es el padre! Y era un buen hombre, lo sé, doy fe.
Había terminado el entierro y me acerco a Kelly, solo por cortesía, porque en realidad yo esperaba que ella se vaya de una m*****a vez y no ver nunca más a esa horrenda mujer.
Ella se sacó los anteojos y pude ver una mirada inmensamente clara, casi turquesa, con más vida de lo que me imaginé.
Sus ojos tenían un brillo especial, me pareció que hasta estaba conteniendo sus lágrimas.
Enseguida se colocó los anteojos.
-¿Querés pasar por la casa?
Me encontré preguntando.
-No, ya me voy.
Sin saludar, se subió a su deportivo rojo.
Me debo haber equivocado, esa mujer es incapaz de llorar.
Sus ojos debían ser así.
Tuve rabia porque no me saludó, aunque, después de todo, no me importaba para nada.
¡Mujeres!
Las desprecio.
Por RodolfoEs verdad, tenía cierto recelo hacia ellas, sufrí el abandono de mi madre y me cuidé siempre de no caer en las garras de alguna de ellas.No iba a ser abandonado, como lo fue mi padre.No sé si nunca buscó una compañera porque lloró por el amor de mi madre o porque simplemente no se dió.Es verdad que somos hombres de campo, pero también viajabamos y teníamos roce con la sociedad de alcurnia.Particularmente, cuando yo viajaba, no hacía alarde de lo que poseo, porque muchas mujeres, entre otras cosas, son interesadas.En eso tuvo suerte mi padre, había hecho divisiones de bienes, tal vez porque intuía el comportamiento que mi madre podría llegar a tener.Aunque los dos provenían de familias acaudaladas, pero mis abuelos maternos eran importadores.Los que tenían mucho más dinero, eran mis abuelos paternos.Llegué a mi casa, era una mansión, en medio del campo, era verdad, pero teníamos todos los lujos que se nos podría llegar a ocurrir.Estaba destruído, impactado.Éramos
Por Kelly.Estaba saliendo de la facultad cuando suena mi celular.Me despido de mis compañeros y atiendo, era del estudio de abogados que atendían a mi padre, me pareció muy raro que me llamen a esa hora, en general me llamaban por la mañana.-Buenas tardes señorita Kelly.-Dígame.Le digo mientras me acercaba a mi hermoso auto, fue un regalo de mi padre para mi cumpleaños número 22.No puedo decir que se jugó con el regalo, porque cada dos años me cambiaba de modelo de auto.Me estaba acomodando en mi auto y a punto de poner manos libres para arrancar.-Señorita Kelly, ¿Se encuentra sola?¿En dónde está?Le estaba por decir que no le importaba, pero decidí contestarle con educación.-Estoy saliendo de la facultad.-Quería comunicarle que su padre sufrió un accidente.No supe porqué, pero me recorrió un frío espantoso.Apagué el motor del auto.-¿Qué quiere decir con que tuvo un accidente?-Lo lamento mucho…el helicóptero en donde se trasladaban los señores, sufrió un accidente, cayó
Por KellyMe acerqué a los dos cajones, estaban cerrados y uno al lado del otro.Tenía un nudo en la garganta, me sentía como aquella niña indefensa, cuando perdí a mi madre, un dolor profundo me invadió.No podía ni hablar.Quise pensar en cualquier cosa, pero la imagen de mi padre, abrazándome con sus cálidos brazos, se adueñó de mí.Luego de un largo rato, el maleducado, se acercó y se presentó.Lo miré con bronca, se acercó con la intención de decirme que estaba a cargo, supongo.Su aspecto era de cansancio, pero su ropa estaba impecable.Yo no me saqué los anteojos, porque mis ojos estaban rojos, por llorar y por el cansancio de manejar toda la noche.Por ese motivo lo pude observar mejor.Le dije quién era en cuanto estuve segura de no romper en llanto, él ya lo sabía.Quiso ser amable diciendo que lamentaba las circunstancias en que nos conocíamos.Ya nos conocíamos, yo nací en el campo, aunque está visto que para él, yo debía ser un cero a la izquierda, también lo había visto
Por KellyTampoco tuve suerte con mis novios.Soy una mujer hermosa y bastante llamativa.Me visto llamativa, es lo único en lo que no parezco simple.Eso y mi auto, si alguien ve mi auto, se da cuenta enseguida que no soy una simple chica que junta sus pesos para pagarse la carrera.Tuve algunos novios, no demasiados.Al menos, no de lo que se puede esperar de una chica que vive sola en la capital.La mayoría de las veces que viajé por el mundo, lo hice con mi padre, por lo que tampoco usé esos viajes para conocer gente, o tal vez es que no se dio que conociera a nadie.Mi último novio, ese que me sacó el aliento apenas lo vi, era el primo de una chica de mi grupo, habíamos ido a bailar y allí estaba él.Pensé que podría ser un gran amor.Todavía no sé por qué, pero le oculté, casi adrede, mi situación económica y hoy le doy gracias a dios que así lo hice.Ese día, me pasó a buscar una amiga y no llevé mi auto, tampoco tenía sentido que cada una vaya en su propio auto.Al salir de la
Por KellyEl contador comenzó a enumerar todas las empresas de las que éramos dueños.Yo estaba asombrada, había marcas muy conocidas que yo no sabía que esas empresas me pertenecían.El campo era mucho más grande de lo que pensaba, o a lo mejor fueron comprando campos vecinos.Nuevamente me sentí destituida.El escribano estaba allí para dar fé sobre la veracidad de las cláusulas que los difuntos habían dispuesto.-Llegó la hora, tengo dos cartas, una para cada uno de ustedes, escritas de puño y letra por sus respectivos padres y también el listado de sus deberes para acceder a la herencia.Me moví inquieta en mi silla.-Si primero la quieren leer en silencio, no hay problema, luego las tengo que leer en voz alta para que el otro sepa, con seguridad, a qué atenerse.-Es una locura, parece una amenaza.Digo yo bastante enojada, están dando varias vueltas, cuando todo tendría que ser más simple.-Prefiero leerla para mí.-Yo también.Dijo el señorito desagradable.Me extendieron la car
Por RodolfoEstábamos esperando a que llegara Kelly.Ya era la hora estipulada y ella no llegaba.Lo debe estar haciendo a propósito, porque supongo que un chofer la debe traer.Suena un aviso en mi teléfono que un auto cuya patente está autorizada, estaba entrando al campo.Calculé que estaría en 15 o 20 minutos.El camino dentro de nuestro campo es rápido, hace ya unos cuantos años que decidí modificar el camino, para tener rápido acceso a la salida, en el caso en que tengamos que salir rápidamente.Me asombré cuando vi por la cámara de mi celular, que estaba Kelly al volante.¿Acaso no tenía chofer? ¿Por qué manejaría tantas horas?¿El abogado no le ofreció traerla?Dejé de prestarle atención al celular, el contador me estaba dando un informe sobre una de las empresas, la planta estaba en el pueblo continuó, allí empleamos cerca de 300 personas.Realmente es mucho el trabajo que yo hago.Debo admitir que tengo colaboradores excelentes, sino, no podría controlar todas las empresas q
Por RodolfoEstaba anonadado.No me salían las palabras.Siento que me sacaron hasta la dignidad.¿Casarme?Tiene razón Kelly, su padre estaba loco y el mío también.Debe haber alguna forma, alguna trampa, algo, que me libre de estar al lado de esta mujer.Ella es detestable.Es engreída y la desprecio.-¿Esto lo organizaste vos?Me pregunta de repente.-¿Estás loca?¿Por qué me acusa a mí?¿Acaso piensa que todo el mundo se desespera por estar con ella?Es detestable, engreída y estúpida.No la soporto, definitivamente algo se va a poder hacer para cambiar la situación.-Esto es una mierda.Dijo de repente.Ella también me desprecia y debe despreciar el campo.El abogado le llama la atención, ella ya se quería ir.Entiendo que no es el momento para que se vaya, tenemos que hablar, sin los abogados presentes, llegar a un acuerdo y luego, cada cual hace la suya, algo se tiene que poder hacer.Algo legal, por supuesto... o no tanto, pero si nos ponemos de acuerdo, va a ser más fácil.En
Por RodolfoMe acerqué a la impresora y saqué las dos copias del testamento que imprimí, me lo habían mandado a mi correo electrónico.Le entregué un juego de copias a ella.-Dejame estudiar bien los papeles, algo se debe poder hacer, alguna falla tiene que haber para anular esto.-Hacelo, el miércoles, cuando salga de rendir, veo a un amigo que es abogado.-Acordate que nos exigieron discreción.-Quedate tranquilo, aunque creas que soy estúpida, no lo soy.-Vos sos el que me llamaste estúpido.-Pero vos pensás eso de mí.Me callé la boca, dándole la razón.-Al parecer tengo que estar prisionera hasta el lunes, pensaba pasar todo el fin de semana estudiando y no tengo ni un solo libro, me voy a la que era mi habitación, si es que está disponible.-Supongo, no lo sé.Digo con indiferencia.-No entiendo qué estaban pensando.Me dice ella.-Estaban pensando que sos una inocente niña a la que tengo que proteger.-No soy una niña y no necesito que me protejas.-Se nota.Le digo sin pensar.