Por Kelly

A Carolina no le dije que estaba en la capital y a Carla no le di la dirección de mi departamento, a Carmen le dije que a lo mejor me iba de viaje.

Fueron dos días muy duros, estaba a dos días de mi casamiento y yo no pensaba estar en él.

Tengo ganas de morir, me invade la soledad, no por estar sola, sino porque así se siente mi corazón.

Tal vez, por tener tanto dinero no tenía derecho al amor, por eso renuncié a todo, aunque ya encontré a quién amar.

Necesito que él me amé, que lo haga como yo a él.

Lloro y escucho música, no tengo fuerzas ni para comer.

-Kelly.

Escucho su voz.

No entiendo bien qué sucede, pero estaba ahí y mi tonto corazón galopando de felicidad.

Discutimos mil veces más, sobre lo mismo, hasta que él se sentó en mi cama y sentía sus manos en mis piernas, cada vez eran más peligrosas sus caricias, Rodolfo lo debía saber, porque comenzó a besarme el cuello y yo estaba muriendo por él.

Mi mente estaba nublada, solo quería estar con él en el campo, poder limpi