Quien manda:

Blanche:

Me paso la mano por el rostro intentando pedir paciencia.

—Aun no he dicho ni pío, no tienes por qué mandarme a callar.- protesta él con indignación.

—No era contigo. Morte está muy parlanchina esta noche.- explico, moviéndome al ropero y abriéndolo.

Por suerte, es tan grande la puerta que bloquea a Alexis

Selecciono una bata de dormir y me la pongo.

“¡ Ya está aquí! Sáltale encima.”

Bufo.

Cerrando la puerta de golpe.

—¿Qué quieres?- mascullo.

—He venido a disculparme. Te pegué demasiado fuerte hoy en la tarde.

Elevo una ceja.

—En realidad, no. En comparación con otros golpes que he recibido, eso fue apenas una caricia.

Él comprime los labios.

—Te he traído un presente.- susurra, señalando a una caja rectangular sobre la mesita.- ábrelo.

Arrugo el entrecejo.

¿Será joyería?

“ En estos momentos lo que necesitamos es un consolador.” Protesta Morte.

Abro la caja y dentro encuentro una pistola.

Es una Makarov. Con empuñadora de plata y su silenciador.

Lo miro perpleja.

—¿Un arma?-
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