Liu:He estado horas dándole verga a esta zorra y mientras más sexo le doy más quiere ella.Es cierto que es una puta incansable. No bien termina de venirse ya ruega por más.Se ha prendido a mamarme y se ha tragado mi leche como si fuera jugo de naranja.La ramera es insaciable.La he amarrado, y esposado y se ha venido como cinco veces pero está como si fuera una leona en celo, se ha puesto incontrolable.—¿Qué sucede, Yakuza?- se burla.-¿ ya te he dejado seco?Lo cierto es que me tiene al borde de un colapso, estoy sudoroso y cansado, el corazón me aprieta el pecho, pero decirlo es reconocer mi propia derrota.Se relame con gusto, mirándome jadeantes, con esa cara de puta, y yo fantaseo con abofetearla.—Hazlo.- me reta, respirando entrecortadamente debajo de mí.- si lo que quieres es cachetearme, hazlo.No lo pienso dos veces, soltándole una bofetada que le gira la cara, desparramándole el cabello. Se queda quieta un minuto y creo que comenzará a llorar, pero en vez de eso se ríe,
Valiant:Mi madre camina de aquí para allá, está furiosa.Sin embargo mi padre se mantiene callado y sentado en su puesto.El primo Oleksander está del otro de la mesa, su mujer se sienta a su lado y Anika también. Trago en seco.A Mika no le permitieron venir, porque amenazó con partirme la cara a golpes. Nada nuevo.—Cuenten lo que sucedió.- ordena el tío Eván.Generalmente, el tío se mantiene prácticamente el año entero en la Ciudadela. Estos últimos años, le ha ido dejando más y más responsabilidades a Mika, porque él será su sucesor. Sin embargo, para esta bochornosa situación, ha venido en persona.—Yo…- libero aire por la boca.-…fui con unos amigos al Trece. Me puse perdido de borracho, y…sucedió esto.Mi madre se detiene, mirándome, furibunda.—No lo creo.—Sofia...- la reprende mi padre.—¡No me lo creo! No fue así como eduqué a mi hijo. Él no le haría algo así a su propia prima.Todos en la mesa contemplan a mi madre con diferentes expresiones en su rostro, que van desde la
Valery:Checo mi celular por quinta vez en el último minuto.Nada.Ni una llamada, ni un mensaje…nada.Han pasado quince días y ni un susurro de su parte.Creí que después de haber pasado la noche juntos y de despedirnos como lo hice, a estas alturas, ya me habría enviado un ruego, una amenaza, o lo que fuera…pero no.Nada.Me muerdo el labio.Creo que lo jodí.Jodí mi posibilidad de una aventura con él.Con manos temblorosas suelto el celular y escondo el rostro entre mis dedos.Creí que si lo golpeaba en su ego, le haría estar más interesado, pero me salió el tiro por la culata.Respiro por la boca, recogiéndome el cabello y comenzando a vestirme.Llegué a Japón anoche y no he tenido tiempo ni a respirar entre cócteles y entrevistas. Me quedaré una semana aquí, y tengo la agenda repleta, pero este es su país.Esta es su ciudad y su territorio.Mi corazón se acelera y mi coño se moja ante la posibilidad de verlo.Si hay un sitio donde puedo reencontrarme con el dragón, es aquí en To
Él: Para domar a una potra salvaje, primero hay que quebrarla. Hay que romper su espíritu y hacerle comprender que eres su dueño. Lo mismo sucede con los halcones y con cualquier otro animal. De pequeño, mi madre me forzaba a estudiar durante horas, porque en su mente se hizo la idea de que mientras más conocimiento acumulará yo, mejor sería en mi papel de líder de la Yakuza. Mariko estaba terriblemente equivocada. Lo que me hace un buen dragón, en mi instinto para reconocer las debilidades de otros. —Me han informado que tienes prisionera a mi hija..- comenta Alexis Ivanov, en un tono casi jovial pero absolutamente engañoso. —Por el contrario, Valery accedió a ser mi amante por un tiempo, lobo. Es por eso que tomó vacaciones. El demonio eleva una ceja. —No me digas…¿Y por eso te deshiciste además de su escolta? Le devuelvo una sonrisa. —Digamos que hace unas semanas, hice llorar de placer a tu hija y el tal Will amenazó con intervenir. Comprenderás que no puedo permitir
Valery:Mantenerme despierta y lúcida es un esfuerzo sobre humano.Ya no sé si es de día o de noche, ni si estoy viva o muerta.Me relamo los labios, intentando tragar pero tengo la garganta reseca.Los temblores se han apoderado de mí, y sé que no son causados por la fiebre, sino por las bajas temperaturas.La puerta se abre nuevamente, y escucho el chirrido como de ruedas.Me tenso al instante, porque esto no puede augurar nada bueno.Un aroma reconocible llega hasta mí.Huele a pollo frito. Mi estómago gruñe. Hace demasiadas horas que no como nada.Cerca, escucho que alguien come. Es evidente que mastica con rapidez, se chupa los dedos, y traga ruidosamente solo para molestarme.No voy a caer.No voy a caer.Lo que quiere es que supliqué por comida pero no lo haré.Escucho pasos que se acercan y me pone el alimento cerca de los labios.No me muevo.Con lentitud, mete pequeños pedazos de carne en mi boca y la mastico con desesperación. Es el pollo más exquisito que he probado en mi
Valery:He perdido la noción del tiempo.Solo conozco la rutina que él ha establecido.Se cuándo es de noche porque viene a mí, me azota, deliciosamente, torturándome hasta el punto en que casi me hace venir, y luego me abandona.Olvidándose de mí hasta la próxima noche.Según mis cuentas, llevo ya tres semanas encadenada aquí.***Esta noche ha comenzado acariciándome y besando el cuerpo con lentitud, con adoración, como lo haría un amante empedernido. Luego tomó una fusta de montar y comenzó a golpearme con ella, en las caderas, en las nalgas, sobre el pubis, pero cuando me soltó un fustazo sobre cada uno de los pezones, no lo soporté más.—¡Follame!- grité, enardecida.- si vas a meterme la verga hazlo de una vez, por favor, te lo suplico ten piedad de mí…Amo. ¡Follame o mátame de una vez!Mis sollozos debieron retumbar por todo el cuarto de torturas.La fusta cayó al suelo, mi torturador movió los tornillos que sujetaban las esposas del techo y cambió mis brazos de posición, en vez
Sonée:Él es delicado.Me besa como si yo fuera la cosa más frágil del mundo.Me toca como si yo fuera de cristal.Su boca en mi coño se siente extremadamente placentera porque este es el placer de la venganza.Le lleno la boca de mis flujos y tiro de él, quitándole la ropa, y atrayéndolo para que me meta de una vez esa verga rosada y palpitante que está desesperada por clavarse en mí.Lo veo dudar, y lo beso, chupando sus labios, y relamiendo el sabor de mis jugos de su boca.Cierro mis piernas alrededor de sus caderas y lo aprisiono, sentándome al borde de la mesa.—Follame, tómame, lléname… hazme tuya.- suplico.Enreda sus dedos en mis cabellos y me penetra, liberando un gemido.Esconde su rostro entre mi cuello y mi mentón y solloza.Muevo mis caderas, comenzando el ritmo, y el cierra los ojos, siguiéndome.Llevo mis brazos a sus hombros, acariciando su rostro y besándolo con lentitud.Se mueve profundo en mí, pero con demasiada lentitud. Su ritmo delicado y suave está enloquecién
Yamamoto libera su cuello, pero la deja sentada sobre sus rodillas. Mientras acaricia sus cabellos, como si ella fuera su mascota.—La he domesticado. He seguido la tradición de los Ivanov y la he convertido en mi sumisa.- anuncia él, ofreciéndonos la sonrisa más macabra que he visto en mi vida, y la expresión vacía en la mirada de Vali me aterra.No lo permitiré. ¡No permitiré que este cretino le haga daño a mi niña!Del bolsillo de mi chaqueta, saco la navaja y me muevo rápida como un rayo a cortarle el cuello al japonés, pero mi hija ha sido más rápida que yo.Se adelantó a mis movimientos , tomó el arma del Yakuza, la cuál reposaba sobre la mesa, junto a unos periódicos y ahora está apuntándome.—¡Valery, suelta esa arma!- brama Alexis colérico.—No.- responde ella, en un tono quedo y antinatural.- tú y madre, lárguense de aquí.La contemplo perpleja.—Mi vida le pertenece al dragón, y la suya es mía. Solo YO puedo hacerle daño.Alexis se mueve, atrayéndome hacia él , con lentitud