SamanthaSalimos del hospital con el alivio de saber que Octavia estaba bien, solo necesitaba descansar. Lucas me condujo hasta nuestra habitación, una pausa necesaria antes de enfrentar la complejidad de mi nueva familia. La tensión aún se palpaba en el aire, pero la prioridad era el bienestar de Octavia.Por la tarde, después de descansar un rato en la habitación, decidí salir a caminar por la avenida de la ciudad. Las vidrieras exhibían una variedad de productos, pero mi mente estaba en otra parte. Sutilmente, sentí una presencia detrás de mí, lo que me llevó a refugiarme en una tienda cercana.Pocos minutos después, apareció el rostro de alguien a través de la ventana de la tienda donde me había metido, reflejando una emoción negativa entre confusión y aberración.Lo vi seguir su camino, me di cuenta en ese momento que estaba buscando algo... o a alguien. Confundida, salí de la tienda y, manteniendo una distancia prudencial, lo seguí."No me gusta para nada él", gruñó Nessy. Su in
OctaviaTenía una familia biológica. Tenía una familia que no me había abandonado, técnicamente creían que estaba muerta. No sabía cómo sentirme al respecto.La casa de la manada, aunque familiar, se sentía diferente desde que descubrí la verdad sobre mis padres. La atmósfera estaba cargada de secretos y tensiones, como si las paredes mismas retuvieran susurros del pasado. El aroma del bosque que se filtraba por las ventanas añadía una capa adicional de melancolía al ambiente.Había pasado una semana desde que el velo de la verdad se levantó, revelando una conexión de sangre que desconocía. No había tenido el coraje de enfrentar a mis padres biológicos. El silencio pesaba en mis hombros, y la incertidumbre se manifestaba en cada rincón de la casa.Evitaba a Lucas tanto como me era posible. Su mirada triste me perseguía, implorándome que compartiera mis pensamientos. Sam, con su paciencia infinita, me rogaba que hablara con él, pero simplemente no podía hacerlo. No quería enfrentar la
Octavia —Nadie más que yo, puede hacerte sentir tan bien, princesa. Debería castigarte por tu insolencia —dijo Orión, entre rabia y deseo. Lo giré en un movimiento que lo tomó por sorpresa, invirtiendo nuestras posiciones. El contacto de su cuerpo bajo el mío era un elemento de dominación y sumisión en nuestro juego previo. Imité su movimiento, convirtiendo mi mano en garras y arrancando su camisa en pedazos. Tal vez me pasé un poco al arañar su pecho, pero la mezcla de dolor y placer en su expresión era una deliciosa recompensa. Bajé la cabeza y pasé mi lengua por las heridas, saboreando su sangre dulce. La habitación se impregnaba con una mezcla de el aroma metálico y seductor de su esencia y nuestra excitación, creando un clímax cada vez mas inaguantable. Desprendí su cinturón y los pantalones, bajándolos de un tirón. Comencé a besarle el muslo, subiendo lentamente hasta sus caderas, evitando su erección adrede. La anticipación se tejía en el aire, una promesa de placer por ven
Orión Levantarme de la cama fue lo más difícil que he hecho en mucho tiempo, teniendo en cuenta que Octavia se pavoneaba de un lado a otro completamente desnuda buscando el vestido perfecto. El aroma fresco de su perfume flotaba en el aire, creando una atmósfera embriagadora que se mezclaba con la suavidad de las sábanas bajo mis manos. —Amor, cualquier cosa que te pongas estarás preciosa —dije intentando calmar su ansiedad. —No puede ser cualquier cosa, Orión. Es el apareamiento de mi mejor amiga por el amor de la Luna. —respondió en tono firme. —Elige cualquier vestido y ya... —No quiero que sea un vestido. Ya sé... Octavia volvió a meter la cabeza en el armario. La luz tenue de la habitación resaltaba los contornos de su figura mientras buscaba entre las prendas. El suave roce de la tela contra sus dedos resonaba en el silencio. —Aquí —dijo sacando un top blanco y unos pantalones anchos abiertos por los costados de color negro. Observé la elección de Octavia, mi mirada reco
Orión —Hoy estoy aquí, prestándote —Sam carraspeó mientras Octavia ponía los ojos en blanco —bien, entregándote una parte de mi corazón. Ella es lo más importante de mi vida, es mi mejor amiga, mi hermana, y siquiera piensas hacerle daño —Sam volvió a carraspear y Octavia hizo un gesto con la mano como indicando que se iba a comportar bien —te estoy confiando lo más maravilloso de mi mundo, no lo estropees, te juro que te cortaré las pelotas si la haces llorar siquiera una vez —terminó Octavia amenazando abiertamente a Lucas entre dientes. En ese momento, el ambiente se llenó de una mezcla de risas nerviosas y complicidad. La amenaza de Octavia se coló como una ráfaga de viento, llevándose consigo cualquier tensión que pudiera haber en el aire. El patio resonó con la carcajada liberadora de Sam, quien abrazó a Octavia con fuerza, como si reafirmara el lazo irrompible que compartían. —Te amo, Vi —declaró Sam con ternura. —Te amo, Sam —respondió Octavia, demostrando con esas simples
Octavia —Alfa, ¿me permite una pieza con mi cuñada? —Orión le gruñó bajo—vamos hermano, no es más que un baile. Me tomó de la mano, y comenzamos a bailar cuando otra canción lenta empezó a sonar. La pista de baile se iluminó con destellos suaves de luces tenues, creando un ambiente íntimo y sereno. A medida que nos movíamos, podía sentir la textura suave de la música envolviéndonos, y el roce cálido de la mano de Samuel sosteniendo la mía, proporcionando un consuelo momentáneo. Vi a Orión alejarse a una mesa donde estaban su mamá y Yulia. Observé la escena con un nudo en la garganta, sintiendo el peso de la situación. Qué raro sería llamarla por mamá, no creo que alguna vez pudiera decirle así. Mi mamá era cenizas ahora. La sensación de pérdida seguía siendo fresca, y cada referencia a la familia acentuaba la herida aún abierta. —¿Estás bien? Debe ser muy difícil para ti toda esta situación —me estaba diciendo Samuel. Traté de forjar una sonrisa amable, pero mi expresión delataba
Octavia El texto frío, casi desafiante, me indicaba que la vida de Alice estaba en un delicado equilibrio. Si quería salvarla, debía dirigirme sola a la ubicación proporcionada, a unos diez kilómetros de distancia. La distancia parecía insignificante en comparación con la urgencia de la situación. Miré la ubicación nuevamente y una oleada de nerviosismo recorrió mi cuerpo. ¿Cómo era posible que estuviera tan cerca sin ser detectada? A menos que... "Traidor", ladró Darcy. Su voz vibraba con indignación y preocupación. "Tenemos que ir a por ella, Vi. Es nuestra amiga." Darcy había desarrollado un vínculo especial con Alice, explorando las páginas de su diario y compartiendo la carga de su pasado oscuro. Su conexión era real y pura, una amistad forjada en la empatía y el apoyo. La niña que fue víctima de abusos y encierro encontró consuelo y alegría en las experiencias de mi felicidad, narradas a través de mis propios logros. Pero, ¿salir sin avisar a Orión? No porque tuviera que av
OctaviaMordí su lengua con todas mis fuerzas, sintiendo la carne ceder bajo mis colmillos. Un grito desgarrador escapó de sus labios mientras caía hacia atrás, y el tipo que me tenía atrapada levantó la cabeza para ver qué estaba ocurriendo. Aproveché la distracción y lo golpeé con fuerza, utilizando mi cabeza como arma.Escuché el crujido de su nariz rompiéndose bajo el impacto. Me soltó de golpe, impulsándome hacia adelante mientras se llevaba las manos a la cara para sujetar su rostro herido.El hombre sin lengua se retorcía en el suelo, emitiendo gritos ahogados y gruñidos desesperados. Darcy apareció más rápido que la última vez, saltó sobre él y hundió sus afilados dientes en su garganta, arrancándola de un tirón.Antes de que el cuerpo flácido del hombre cayera al suelo, Darcy ya estaba sobre uno de los individuos que custodiaban a Alice. Clavó sus garras en su pecho, extrayendo su corazón de manera brutal."Vaya mierda, Darcy," comenté, asombrada por la eficiencia y ferocidad