—Kan inte vara det «no puede ser» —exclamé con mi corazón a mil por hora. El recuerdo de las explosiones invadió mi mente conforme empezaba a llorar de la alegría.
Mis cuerdas vocales no me daban para pronunciar otro sonido, lloraba en silencio mientras miles de preguntas sobre su estado invadían mi mente.
—¡Sobrevivió! —exclamó Arthur con sorpresa y una sonrisa impresa en su rostro.
—¿Cómo lo hizo? —preguntó Rek con curiosidad.
—No es largo de contar —respondió la mujer que trataba a Fred—. Casualmente, guiaba con unos elfos a 2 supervivientes de Oslo que habíamos encontrado —explicó mientras se acercaba a nosotros con una pequeña sonrisa—. Escuchamos los estallidos y le pedí a los elfos que se separaran y buscaran la causa de la explosión. Encontramos
—Mis corazones —exclamó mamá con calidez—. ¿Cómo les ha ido en el templo? ¿Se sienten cómodos? Seguramente ya habrán conocido a la hija de Amón.—¿A Clem? Sí, la conocimos a ella y a su ángel —respondió Arthur.—Son muy simpáticos —comentó Rek.—Todavía me cuesta creer que te ganaras la voluntad de un bestrayo, Vi —dijo papá, sorprendido mientras acariciaba la cabeza de Rek.—Señor Norlin —dijo Rek, mientras volteaba a verlo—. Ella notó en pleno combate que mi camada peleaba por obligación. Nuestros mayores nos obligaban a luchar por sus estúpidas convicciones. Estábamos respondiendo a los caprichos de nuestros padres. Ella nos liberó de esas cadenas. Les agradezco mucho, por haber convertido a Violet en quien es.Rek explicab
“El inicio del fin. La hecatombe que librará una nueva era de luz.Los deseos siempre requieren sacrificios”.Rachel~21 de junio de 2033~Estaba dormida cuando todo pasó. En mi mente, era consciente de que Arthur todavía sufría por algo, algo de lo que no quería contarme. Me preocupaba y me entristecía saber que no era lo suficiente importante y presente en su vida para tener la confianza de contármelo. Si hay algo que aprendí de psicología, es que a veces las acciones, actitudes o decisiones de una persona genera repercusiones en las personas que están a su alrededor, o a las más cercanas a dicha persona. La repercusión de Arthur en mí, era sumamente negativa. Quise que se diera cuenta, pero era difícil. Me preocupaba tanto, que interrumpía mis sueños.<
[…]Violet~23 de junio de 2033~22:00Jamás pensé que el resto de la existencia sería tan magnífica y gratificante. Tantas cosas por descubrir que siempre conllevan a una sorpresa cada vez mayor que la anterior.Al llegar la noche, me arrepentí de haber negado una pequeña tutoría para entender mejor la maestría de la lanza. Por lo que corrí por el templo en busca de Amón, hasta que dentro de esa enorme búsqueda. Me di cuenta de un dato que había ignorado todo el tiempo que llevaba en el templo. Había ventanas y proyectaban un cosmos al otro lado. Quedé impresionada con la hermosa vista que brindaba la ventana, olvidando por unos segundos que buscaba a Amón.—Maldición, debo dejar de distraerme tanto o moriré de alguna for
[…]Las dos secciones permanecíamos firmes ante las palabras de los líderes.Ambos expresaron nuevamente el plan, el papel de cada grupo e individuo, y la importancia de no cometer ningún tipo de error. «En esta misión, se decide todo».—Arthur, Violet, Rek, tengan cuidado.Expresó Papá, la preocupación se veía reflejada en sus gestos y tono de voz. Su chaqueta de cuero y cuello de lana llamó mi atención fácilmente. Era una prenda característica de él. Antes de que me fuera a occidente, la compró y la usaba siempre que salía en temporadas de invierno y otoño.—No se preocupe, Papá —sonreí con optimismo.—Los tres sabemos de lo que somos capaces —expresó Arthur—, podemos con esto.—Sí, señor Norlin &mda
“Dante… ese era su nombre”.~24 de junio de 2033~10:00—Hija, todo está listo —expresó Amón.Papá estaba en posición, todo el plan se estaba concretando perfectamente, exceptuando el daño colateral que suponía Draken con el sello explosivo. Al inicio no comprendí bien que era un sello, pero no es otra cosa que una conjunción de runas, que bien enlazadas podían dar paso a una nueva runa, pero prefieren llamarlos “sellos”.—Vamos Rek, ¡sal rápido! —le dije a través del micrófono.Como respuesta, escuché sus pasos saliendo del edificio. En un parpadeo, saltó del ayuntamiento.—¡Que empiece la explosión! —gritó a todo pulmón.Clementine estiró sus manos y sus palmas brill
/*Nota del Autor*/Capítulo Final, uno de los más largo del libro. Gracias por llegar hasta el final!—¿Estás listo, Rek? Esta vez no serás el único que suba en un tauro.—¡¿Subir dónde?!Mi papá era perfecto para aparecer en momentos inoportunos. Usando magia, método que nunca percibí en él, llegó hasta nosotros.—Según yo, venía a regañarles para que dejaran de platicar en plena zona de guerra —dijo cansado—, pero ahora prefiero que se queden aquí hablando.Si ya estaba molesta por tener que volver a correr hacia el tauro, cosa que ya había hecho dos veces, que papá se opusiera al alocado plan solamente empeoraba mi estado.—Papá, no tenemos tiempo que perder —replicó Arthur—. Si no deten
Heradise, uno de los cuatro universos existentes en el cosmos. Un universo redimido tras proteger a una raza que en sus tiempos antiguos fue la única predominante. Una raza inteligente, ingeniosa y fuerte, pero codiciosa, avara, injusta y egoísta.Tras la poderosa guerra entre Heradise y Luvixia, los Ángeles y las demás razas no esperaban que Kaleb y sus comandantes decidirían llevar un asedio paralelo al primordial, mientras él y sus comandantes más hábiles atacaban a Gilius con deseos de cumplir su meta. Los otros comandantes atacaban los demás reinos y ciudades desligadas a estas para gobernarlas a la fuerza. A base de asedios, muertes y conquistas.Los nueve comandantes permanecían sentados alrededor de su líder, Kaleb. Esperaban que su amado padre y gobernante decidiera los siguientes pasos a seguir para obtener lo que él tanto deseaba, sin importar a quien afectara; el claro ejemp
El cielo pintaba hermoso ese día. En los Estados Unidos, el clima de primavera me atraía demasiado, solía visitar frecuentemente los parques y bosques para apreciar el fenómeno que ocurre una vez al año. Además, en cinco días era mi cumpleaños y estaba impaciente porque por fin podría volver a mi tierra natal, Suecia. En esos tiempos, tenía 18 años y estudiaba medicina en la universidad de Harvard, gracias a un examen en el cual clasifiqué hace dos años.Recién salía del segundo bloque de clases y mis amigos me esperaban afuera entre risas y bromas, la vida normal de un joven universitario.—¡Violet! ¿Por qué siempre acostumbras salir de última? No podemos esperarte todo el día.Comentó Rachel, con su falsa voz chillona.—No lo sé, cariño.Rodeé los ojos divertida por su f