El parque de las mariposas era un lugar demasiado visitado, un turismo que aumentaba cuando las mariposas cruzaban en su afán por migrar. Como siempre, muchas de las personas de la región aprovechaban las masas para hacer dinero. Alrededor del parque había hoteles, piscinas, restaurantes, gente tomando fotos por aquí y por allá y cobrando por ello un ojo de la cara, y también una nariz y un diente si quedaba bien enfocada; Ni hablar de los restaurantes, caros, con velas y manteles de ceda. Pero había también baratos, si se puede llamar así.El Corrientazo era pequeño, atestado de gente y con un fuerte olor a carne frita y cebolla.Me quedé de pie junto al cartel del menú, que estaba pintado en una cartulina sucia con un marcador rosa intenso que fallaba a ratos, viendo los precios. Saqué mi billetera y conté los billetes. Por obvias razones, el dinero que traía la noche anterior se había arruinado con el agua, así que tuve que pedirle prestado a Jhon Lee.—¿Sabes? — dijo ella mirando
Había intentado convencerla por todos los medios posibles, pero comenzaba a descubrir que Meredith era una chica bastante firme.—No es mi problema —había dicho —les conseguí la información que pude y hasta ahí los vos a ayudar.—Creo que necesitaremos más de ti —le dijo Jefferson y ella puso los brazos como jarras.—Ya les dije…—Levame a mi —le interrumpió y todos fruncimos en ceño —en un mes, cuando obliguen a otra sirena a hacer el rapto yo iré.—No —le dije poniéndome de pie —es muy peligroso —el asintió.—Lo sé, pero es la única forma de salvar a Walter —Jhon, que permanecía parado inmóvil en una esquina se acarició el mentón.—La sirena tiene razón —dijo —lo mejor es encontrar el remitente e intercambiarlo por él.—¿Y si no lo encontramos? —le preguntó Jefferson con las manos en el aire y el muchacho se encogió de hombros.—Pues ya veremos, pero aún hay un mes —Jefferson y yo nos miramos, Walter tenía cáncer, no tendría un mes. Me recosté pesada mente en el sofá mientras me apr
Capítulo 27Nos habíamos quedado sentados en las escaleras bajo la sombra del enorme árbol que había sembrado junto a la calle. Después de rogarle por más de una hora llegamos a lo conclusión de que hablaría con Coráima y Oriana para ver quién podía ser mi novia por una noche.—Si quiero sacarle información a Jack tengo que comenzar a portarme bien —le dije y ella bufó, tal vez me consideraba un niñito dependiente y mimado.Nos quedamos en silencio un rato mirando el reverberar del sol sobre el pavimento, el viento comenzó en pujar una humarada de polvo que pasó como un espíritu intangible cubierto por un velo marrón y moteado, le despeinó el cabello a Meredith y refrescó mi cuerpo. Hacía semanas que no hacía un día tan cálido, era un día perfecto para ir al lago. Miré a la chica que estaba sentada a mi lado, tenía el ropa suelta y dejaba la piel al descubierto, una piel tersa y pálida, hermosa a mi parecer, recuerdo que tuve que contenerme para no levantar la mano y acariciarle el br
Había llegado a casa temprano esa noche, tanto que Alexander se sorprendió al verme y logré ayudar a Jack con la cena. La actitud de mi padrino se me había hecho extraña, estaba distraído y nunca me preguntó dónde estaba ni qué había hecho en el día, no obstante, sí que me presionó para que me pusiera al día en los deberes de la escuela.—¿Les parece si traigo a cenar mañana a mi novia? —les pregunté en medio de la cena y los dos asintieron con la cabeza —ya sabrán por qué me mantiene fuera de casa —reí, pero no me siguieron, así que me metí una enorme cucharada de ensalada a la boca.—¿Cómo se llama? —preguntó mi hermano —nunca te vi con nadie, ¿Cómo se conocieron y hace cuánto? —no podía decirle ningún nombre, ni siquiera sabía si sería Coráima u Oriana.—Mañana hablaremos de eso —le dije como única respuesta y él se encogió de hombros. Jack comía en silencio mirando un punto fijo en el mantel de la mesa. A través de la enorme ventana las luces de la ciudad le daban de perfil y crea
—Traje de este vino —dijo Meredith tendiéndome la botella y yo me quedé ahí paralizado.—Pensé que venía una de tus amigas —le dije y recibí el vino con manos temblorosas.—Pues vine yo —dijo y sonrió con nerviosismo. Alexander apareció por el hueco que dejaba mi cuerpo y el marco y cuando vio a Meredith abrió los ojos, luego le dio un fuerte abrazo y un sonoro beso en la mejilla.—Soy tu cuñado —le dijo —me llamo Alexander, pero me puedes decir Axi —la guió con la mano en la espalda hacia adentro y yo me golpeé la cabeza con la puerta al cerrarla —Él Jack , es el gruñón padrino de Riley —le señaló y el hombre la miró con una expresión fría y neutra.—Mi nombre es Meredith —dijo ella y saludó con la mano. —Bienvenida, Meredith —le dijo Jack y le señaló el asiento frente a él. Meredith volteó hacia atrás buscándome y la alcancé sentándome junto a ella —entonces tu eres la que ha tenido a mi ahijado tan ocupado estos días —le dijo Jack y ella asintió con una sonrisa —ya veo por qué, er
Capítulo 30Había logrado reunir a Jefferson y a Jhon, y Meredith había llegado un rato después con Coráima y la morena disimuladamente se había sentado junto a Jhon.—¿Dónde está? —preguntó Jefferson comenzando a impacientarse.—La pista decía: Donde las horas pasan y repiten por siempre jamás —comencé y todos me miraron —pensé que era el reloj de la iglesia, mi abuelo lo ayudó a construir cuando era joven y pensé que podría estar ahí.—¿Y no? —preguntó Jhon que cada vez estaba más junto a la sirena morena. Negué con la cabeza y saqué el par de fotos del bolsillo del pantalón. Jhon las miró por un momento y cuando se las pasó a Jefferson pude ver como abrió muchos los ojos.—Es mi abuela —dijo y me señaló a la mujer que abrazaba con fuerza a mi abuelo —Mi abuela Marina.—Espera —me senté a su lado y le arrebaté la foto —¿Tu abuela se llama Marina Ross? —él asintió y yo le golpeé el hombro —¡Idiota! —le dije y él me miró asombrado mientras se acariciaba —¿Por qué no me dijiste que tu
Jefferson era mi primo, la carta lo decía muy claro, su madre era mi tía y mi abuela era la creadora del remitente que había puesto la mitad de mi vida de cabezas. ¿Cómo papá y el abuelo ocultaron esto durante toda su vida? Cuando Samantha murió, ¿Por qué dejaron a Jefferson a merced, si él tenía una familia que podía cuidarlo y protegerlo? Tenía tantas cosas qué preguntar y no tenía a quien, tal vez ni siquiera Jack tuviera las respuestas.Meredith se había ido después de un rato, y me dejó muy claro que si quería hablar con alguien podía hablar con ella, solo que tenía que ir hasta el internado ya que se le habían acabado las salidas de esa semana; Jhon también se había ido, y fue la primera vez que me pregunté por qué faltaba tanto al hospital.Jefferson y yo nos habíamos quedado solos en la vieja sala en medio de un silencio profundo, cada uno en sus pensamientos.—Tu padre era mi tío —dijo —y cuando mamá murió permitió que una desconocida me llevara lejos de mi familia y me criar
No había podido dormir esa noche, pasé horas pensando en mi abuelo, en qué había pasado por su cabeza, ¿cómo era posible que hubiera pasado la mayor parte de mi vida con él y no tuviera ni idea de la clase de persona que era? A veces pasamos la vida entera junto a alguien y sabemos quién es realmente. Si ni siquiera logramos conocernos a nosotros mismos, ¿cómo podríamos llegar a conocer a alguien más?El fin de semana había llegado, el tiempo que Amelia me había dado para encontrar la “caja” se acortaba cada vez más, y no podía dejar de pensar en qué haría cuando lograra encontrar dicho aparato, si se lo entregaba a Amelia salvaba a mi hermano y condenada a Walter, y si lo usaba para rescatar a Walter pondrá en riesgo a mi hermano.Recuerdo que esa mañana de sábado me levanté temprano y leí mil veces la carta de Jábico, luego me quedé mirando amanecer por la ventana, si quería librarme de la vieja Amelia debía pensar muy bien mis siguientes pasos. Jábico quería deshacerse de ella, ¿Có