Nos quedamos paralizados en en medio de la calle, Meredith me agarraba por la cintura con fuerza y luego se apartó.—¿Por donde se sale más fácil de la ciudad? —me preguntó, pero yo meneé la cabeza en el aire sin saber exactamente qué decir.—Solo existen dos salidas, pero si Raúl nos traicionó, Emily de seguro debe ir en su encuentro —Meredith asintió.— Eso significa que tendrá que robar algún auto —dijo Meredith y yo sentí un escalofrío que me trajo un mal presentimiento.—A menos de que hubiera dejado a Jefferson en el camino —le dijo y ella avanzó hacia mi.—Al dejarlo te refieres…—No, Jefferson está vivo —le dije con seguridad. Meredith intentó decir algo, pero una patrulla de la policía cruzó la calle a toda velocidad.—Parece que ya la están buscando —dijo ella y yo asentí, tomándola de la mano.—Nosotros sabemos a donde van —le dije y comencé a avanzar — aunque salgan de la ciudad tardarán varias horas en llegar a las instalaciones de Jábico, lograremos atraparlos —comencé a
Las personas dentro del helicóptero parecían estar bien, y un grupo de policías cayó sobre ellos a penas las hélices dejaron de girar.Emili se metió de nuevo en la torre del reloj y miré a Jack que daba ordenes a diestra y siniestra.—Me equivoqué —le dije, me sentí confundido y estúpido —confíe en Raúl y su hija y nos traicionaron y ahora Jefferson puede estar muerto —Jack volteó a mirarme y me tomó por los hombros.—Creías que hacías lo correcto —me dijo y sentí tanta impotencia que los ojos se me llenaron de lágrimas —yo soy el menos indicado para aconsejarte ahora, también cometí un error muy grande y estoy pagando las consecuencias por creer que hice lo correcto —lo miré a la cara, los pómulos marcados y las ojeras enormes, se veía realmente mal.—Eso no me da mucho consuelo —le dije medio en broma y él asintió.—Lo sé, pero es la realidad, la cuestión es lo que decidas hacer con los resultados de los errores que cometes —volteé a mira hacia la iglesia, la única salida que Emily
No pude hacer más que quedarme mirando como el cuerpo de Emily caía. El viento le despeinó el cabello y le cubrió la cara, pero una sombra fugaz pasó por mi lado y casi me arranca de la viga donde estaba aferrado como un náufrago.Un hombre cayó tras Emily, volando como un super héroe y cuando la atrapó en el aire la cuerda de la que estaba atada se tensó y estiró hasta unos varios metros.Volteé a mira hacia la puerta y un grupo de policías y hombres de Amelia sostenían la cuerda elástica, y me quedé maravillado por un momento, el como defender la ciudad podía crear escenas como esas, donde dos grupos tan diferentes que se han atacados los unos a otros ayudan por el bien común. Al menos mientras estuviera la tregua entre Jack y la vieja Amelia.Miré hacia abajo, el hombre con Emily había rebotado contra la pared, y a parte de la rabieta que la muchacha estaba haciendo por que la habían capturado, todo parecía estar bien.Me puse de pie con dificultad, temía que la biga en la que esta
Jefferson no fue capaz de entender todos los sentimientos que comenzaron a embargarlo, estaba asustado, claro que sí, pero la adrenalina que tenía en el cuerpo lo tenía alerta y activo, y aunque tenía la tarjeta que le había quitado a Raúl tuvo la sensatez de no escapar a la primera oportunidad. Cuando la hora del almuerzo pasó, el lugar se había llenado de personas que pululaban por todo el lugar.Todos siempre parecían ir de afán, nadie se detenía a voltear a mirarlo ni por un solo segundo, como si no fuera más que un perro sin hogar, ni siquiera cuando él trató de hablarles para pedirles un vaso de agua. Parecían ignorarlo a propósito y pasaban corriendo.Había armado un minucioso plan de escape, pero todo pendía de un hilo. Gracias a toda la fachada de Raúl para meterlo en esa celda sin tener que pelear con él, le había enseñado la forma perfecta de salir, pero debía esperar hasta la noche y temió que durante todo ese tiempo Raúl se enterara que no tenía la tarjeta y fuera por él,
Cuando desperté en la mañana, tenía el cuerpo adolorido, Meredith estaba a mí lado y me abrazaba desde atrás con fuerza. Apagué la alarma del reloj que estaba junto al nochero y me quedé mirando el atardecer. La noche anterior hicimos unos reunión con Jack, a través de una llamada ya que las chicas no lo quisieron en la casa, y también con el hombre encargado de la seguridad de Amelia. Habíamos elaborado una especie de plan para poder llevar a cabo todo lo que teníamos en la mente, principalmente matar a Gabriel. Jack no había querido solicitar ayuda a la policía de las otras ciudades o al ejército del país, Jábico tenía influencias por todas partes y la única manera de acabar con él era a través de organismos internacionales, y no había forma de llevar ningún tipo de información reveladora hasta ellos.—Sobreviviremos cada día — me dijo Meredith desde atrás y yo me volteé para mirarla.—Pero no quiero estar pelando cada día por mi vida —le dije y ella me besó en la punta de la nariz.
Walter había corrido parte de la noche, estaba cansado y sediento y sentía que las fuerzas le fallaban. La montaña con forma de mujer embarazada que le indicaba la dirección hacia donde estaba la carretera cada vez se hacia más y mas lejana y creyó que no sería capaz de alcanzarla. No estaba seguro de lo que pasaba en los laboratorios, pero deseó que Raúl lo creyera muerto. Él había intentado dejar la rejilla por donde había salido de nuevo con los tornillos, pero cabía la posibilidad de que alguna cámara de seguridad que vigilara a Poppy lo hubiera captado saliendo por el ducto que no había sido incinerado y tal vez ahora lo buscaban por todo el desierto.A lo lejos, mucho, logró reconocer un montículo de rocas que Raúl había utilizado para ubicarse y sintió un alivio tremendo, y corrió con las pocas fuerzas que le quedaban hasta que llegó a la carretera y justo como la habían dejado estaba la moto que les había dado Jack.Jefferson era un excelente conductor de autos, y aunque las m
La criatura le siguió rugiendo a Jefferson, pero no le hizo ningún daño. Jefferson corrió hacia mi y me levantó de un tirón. Luego le apuntó a la criatura con un aparato que tenía en la mano, parecía un control remoto. —¿Qué está pasando? —pregunté, pero Jefferson me empujó hacia atrás. —Luego te cuento, por ahora lo único que sé es que esto lo controla —me dijo y presionó un botón que emitió un sonido. El animal se volvió loco y con una de sus patas nos golpeó y lanzó a un par de metros. Caí sobre Jefferson y le dije desde arriba. —Pues ese no sirvió —los disparos comenzaron volviendo loco al animal que comenzó a golpear el suelo. Jefferson trató de ponerse de pie, pero yo le estorbaba, así que me empujó y luego me ayudó a subir. Presionó otro botón, pero el ruido de los disparos era fuerte y de seguro el animal no escuchó la frecuencia del sonido. —Diles que se detengan —me dijo y yo fruncí el ceño. —¿Por qué? —él me sacudió. —¡Diles! —me gritó y yo busqué el auricular en mi oí
La ciudad se vistió de gala, vista desde el cielo, se cubrió con un gran manto de lentejuelas, semejando el reflejo de las estrellas en el océano.La luz de la luna llena se colaba por la ciudad. Los callejones se tiñeron de hilos plateados que al chocar con chimeneas y cornisas dejaban en las sombras ciertos rincones donde se camuflaban las ratas con la oscuridad. Las calles estaban bacías.Acariciando su orilla, el océano iba y venía dando a la playa toques suaves y sensuales, y con las pequeñas olas la barca oscilaba de un lado para otro. La madera caoba estaba bastante desgastada y los remos colgaban a los lados de esta como dos brazos acariciando el agua.Con sus ojos azules observaba el cielo. Estaba tirado en el piso de la barca contando las estrellas que acompañaban a la luna en el escenario de la noche. De vez en cuando perdía la cuenta y comenzaba de nuevo.Sus ropas estaban sucias y desgastadas por el trabajo, Su cabello despeinado le hacía lucir un toque rebelde y sus ojos