Lo único que Vanessa podía hacer era apretar sus puños y contener su ira. Ella no querría hacer una escena frente a las demás personas, pero la gota de paciencia que Paolo le había dejado para esa noche estaba terminando, ella observaba a su acompañante esperando que él hiciera algo, más él no se inmutaba por las palabras de aquella mujer.
—Señora, me sorprende que pueda deducir eso de alguien que acaba de conocer ¿Qué tanta experiencia tiene? Cuénteme su secreto— preguntó Vanessa con una sonrisa satisfecha mientras tomaba un sorbo del zumo.
Bianca, al no tener que responder se limitó a mirarla como si quisiera devorarla, más la mirada asombrada de Carlo al ver a alguien que pudiese resistir la mirada de su esposa era la protagonista de su noche. Algo que Vanessa detestaba era que intentaran mostrarse más de lo que realmente eran, simples humanos que morirían en cualquier momento y no podrían llevarse nada de lo que con engaños y trabajo consiguieron aquí en la tierra. Con la cena terminada y los señores lejos del lugar, Vanessa pudo respirar tranquila.
—Esa señora es un dolor de cabeza ¿Cómo la puedes soportar? — observó detenidamente a Paolo.
—Sé que mi madre te ha malinterpretado y que deberías defenderte. Pero también deberías tener un poco de consideración con los sentimientos de mi padre y los míos, ¡Pensarán que he encontrado una mujer antipática y para nada agradable! Pero en realidad, siempre he tenido buen ojo para las mujeres, oh me refiero a un ojo para elegir una compañera, no me malinterpretes.
—¿Cómo te atreves a decir que tienes buenos ojos con las mujeres cuando no entiendes nada de ellas? ¿No creerás realmente que si me hago pasar por tu compañera me enamoraré de ti y pasaré el resto de mi vida contigo en matrimonio y con hijos, esclavo?— Rio Vanessa soltando una carcajada.
—Ya es hora, podemos irnos, te llevaré de vuelta a la fábrica— sentenció el mayor para darse la vuelta y dirigirse al coche en silencio. Paolo pensaba en la distancia que los separaba y en la forma en la que acababa de pelear con su madre, su tono fue bastante bajo, y Vanessa lo siguió enmudecida.
—¡Suéltame! — gritó mientras intentaba ineficazmente soltarse del agarre —¡Suéltame esclavo! — gritó nuevamente logrando alejarse de él.
El viaje de camino a la fábrica era silencioso, Paolo se centraba en conducir y Vanessa en la manera de saber más acerca de su desaparecido amigo, parecía irreal que algo así pasara, pero la vida daba mil vueltas en un corto lapso de tiempo.
—Te devolveré el vestido después de enviarlo a la tintorería— Habló la menor dando por terminado aquel silencioso viaje. Paolo se giró en su dirección para decir algo, más Vanessa lo interrumpió. —¡Vuelve la vista al camino! ¡No quiero morir! — se aferró al cinturón de seguridad, cuando Paolo había regresado su vista al frente con una mueca de placer, Vanessa continuó hablando para cambiar de tema. —El rumor del fantasma en la fábrica… dicen que fue por la muerte de tu hermano, pero si está desaparecido, no necesariamente ha muerto, además hay unos rumores muy tontos— rio —dicen que ambos murieron y tú eres un clon.
—Lo soy— giró su cabeza lentamente en dirección de Vanessa.
—Eso explica por qué todos dicen que eres una máquina sin sentimientos, ni emociones y que pareces más a un cerdo— sonrió mientras lo observaba —no hay manera de que lo seas… Ammm, cierto ¿Cuál es tu nombre? — ladeó su cabeza.
—Paolo Martini— respondió mientras pensaba en lo que había dicho ella con anterioridad ¿Lo llamó cerdo nuevamente?
—¡¿Paolo?!— Preguntó Vanessa mientras estallaba en carcajadas —ese es el nombre de mi bello ganso— tomó su abdomen que había comenzado a doler.
—¡¿Le pusiste así a un ganso? ¿Estás bien de la cabeza? — la miró molesto.
—Un poco, si lo hubiese sabido se lo habría colocado a mi cerdito— sonrió mientras le mostraba la lengua.
Paolo hizo como si no la hubiese escuchado y continuaron con su camino. Al llegar a la fábrica, la noche estaba muy adentrada tanto que a pesar de que Paolo le insistía en que fuera a casa, no habrá ningún transporte para ella a esa hora. Además, no quería despertar a Danna al llegar a casa, si la despertaba ella estaría malhumorada todo el día.
—No, debo terminar mi turno hoy— dijo con una tímida sonrisa, pero estaba que caía rendida del sueño.
—Pareces un perezoso, soy tu jefe y te estoy dando el resto de la noche libre, deberías volver a casa— se cruzó de brazos. —esto es lo que me pasa por ser buena persona ¿Vanessa? — preguntó al ver que la mencionada estaba dormida mientras se apoyaba en una de las paredes del lugar. —Si la dejo ahí, en cualquier momento podría caerse y lastimarse… y si lo hace, no tendrá que venir a trabajar y estaré libre de aquel tonto trato— sonrió ladino.
Se acercó para cerciorarse que Vanessa estuviese realmente dormida, pero ese sonido espantoso había vuelto a hacer su aparición. Frente a tal escándalo Vanessa se despertó sobresaltada por los gritos de Paolo.
—¿Estás bien? — preguntó ella mientras se acercaba muy extrañada a Paolo, el cual negaba repetidamente agitando su cabeza y llevando sus manos a su pecho —¿Qué pasó? — aquellos sonidos volvieron a escucharse en todo el lugar. —¡Vamos! — gritó mientras tomaba del brazo al mayor y lo arrastraba en dirección a los «lamentos» que se escuchaban.
Los pasos de ambos resonaban en el sitio juntamente con el eco que hacían objetos al caer armonizados por aquellos gritos, ambos estaban ansiosos por descubrir qué o quién era el causante de tan estruendoso sonido y el misterio estaba a punto de ser resuelto.
—¿Una puerta? — preguntó Paolo algo sorprendido —no había llegado a venir hasta aquí— aclaró frente a la confusa mirada de Vanessa sobre él.
—No sabremos qué habrá aquí si no entramos— comentó mientras llevaba su mano al pomo de la puerta.
—¡Espera! — la detuvo Paolo —¿Y si hay algo peligroso o mortal detrás de ella y no tenemos cómo defendernos? — tragó grueso.
Vanessa simplemente hizo caso omiso a la advertencia de Paolo y abrió la puerta, era una especie de oficina usada por última vez no hace mucho tiempo, estaba empolvada, pero los objetos estaban bien conservados.
—¿Qué es esto? — cuestionó el joven mientras recorría el lugar —jamás en mi existencia había llegado a ver algo semejante a esto en la vida real— se detuvo al ver a la chica contemplando una fotografía enmarcada cerca de una pila de documentos.
—Marcelo...— susurró aún incrédula.
—¡No soy Marcelo! ¡Paolo! ¡Me llamo Paolo! — exclamó molesto el mayor.
—¡No tonto! Que es una foto de Marcelo, cuando estaba más joven— lo último lo dijo con una sonrisa mientras un pequeño suspiro se escapaba de entre sus labios.
Paolo se aproximó para observar lo que ella sostenía y una triste sonrisa se posó en sus labios. Era él, su hermano mayor por dos minutos el cual había desaparecido hace más de un año ¿Habría sido esta su anterior oficina? Las cosas no estaban tan claras y lo más seguro era que todo esto estuviese relacionado con su desaparición.
—«Pruebas de la corrupción interna de Martini’s, la empresa es activa inversionista a una de las redes de prostitución» «Los Martini y las falsas donaciones a la protección de menores»— Vanessa se giró al escuchar la temblorosa voz de Paolo leyendo aquellos enunciados —¡¿Qué es esto?!— exclamó horrorizado.
—Si esta es la oficina de Marcelo, eso significa...— se dejó caer en la silla.
—Que lo desaparecieron antes de que sacara esto a la luz o que era el responsable de esto— observó a la chica a los ojos.
—No creo que él haya hecho algo así, era una muy generosa persona, no podría pensar en él de esa manera— sonrió incrédula.
—Yo tampoco, pero las mejores personas en ocasiones son perfectas para guardar este tipo de cosas— respondió mientras ella se mantenía en silencio, Paolo tenía razón, es difícil distinguir las verdaderas intenciones de una persona y si su amabilidad es honesta o malintencionada.
—Debemos llegar al fondo de esto, no me puedo quedar así— susurró Vanessa.
—Lo sé y por eso, me gustaría que fueses mi asistente— propuso en el tono que la ocasión requería —siempre he sido de trabajar mejor solo, sin embargo, necesito a alguien que sea de confianza. Además de eso, eres amiga de mi hermano. Te necesito tanto en el trabajo como en el que finjas ser mi pareja— Explicó Paolo esperando a que Vanessa cediera.
Pero… No tengo idea de lo que tendría que hacer— lo observó confusa. —Simplemente, debes estar cerca de mí y ayudarme en lo que necesite, además también tendrás acceso a los documentos— aclaró mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro. —También mi madre viene a supervisar a los trabajadores de la fábrica, si aceptas, estarías lejos de su poder. —¡Acepto! — dijo de repente, la simple idea de estar bajo el control de aquel monstruo le daba escalofríos, y estando tan cerca de Paolo ella podría molestar a la señora. Una sonrisa ladina y traviesa se formó en los labios de Vanessa —claro que acepto— dijo en medio de un susurro. —Entonces, desde ahora somos un equipo— concluyó Paolo extendiendo su mano. —Tienes razón— respondió lanzando un suspiro —tendré que sop
Paolo y Vanessa llegaron a la antigua casa de Marcelo, su jardín estaba crecido y descuidado, realmente parecía un pequeño bosque, el sonido de los animales nocturnos creaban ese ambiente terrorífico, aunque con todo lo que había pasado aquella larga noche ya se habían acostumbrado a esa sensación. Al entrar, los pasos resonaban en el sitio el cual estaba levemente iluminado por la luna llena. —¿Crees que los interruptores funcionen? — preguntó Vanessa mientras acariciaba a Michi el cual ya se había establecido como la mascota del equipo. —Solo lo sabremos si probamos uno— respondió Paolo con suma obviedad y lo hizo, el lugar se iluminó tanto que encegueció momentáneamente a los presentes —¡Mis ojos! — se quejó. —Por lo menos sabemos que funcionan— respondió Vanessa mientras cubría su rostro con su mano.
—Dejó una nota, así que ella salió por su propia voluntad, solo resta esperar a que anochezca para saber a dónde fue— dijo Paolo con una pequeña sonrisa. Él no tenía idea de cómo actuar frente a la situación, pero recordaba lo que no le agradó que hicieran en ese trágico momento. —Vamos a esperar juntos, si no llega a la hora acordada, comenzaremos la búsqueda— se sentó en el sofá —¿Qué es ese olor? — preguntó mientras arrugaba su nariz. —¿Olor? — Repitió extrañada mientras se acercaba a detallar ese extraño aroma —¡Es vino! Yo no bebo vino, no había en casa— susurró mientras observaba extrañada a Paolo. —Ese vino es el que había en la fiesta de anoche, es imposible que se haya conseguido tan fácil— sentenció Paolo después de haber examinado detalladamente aquel arom
Vanessa se dejó caer en el sofá, la poca esperanza que estaba en su corazón de que Danna volviera se estaba agotando, su esperanza había salido de viaje sin fecha de regreso, su pecho estaba agolpado de preocupación. Lo único que en sus manos estaba era orar para que su pequeña hermana estuviese a salvo. Lágrimas corrían por sus mejillas sin ser notadas por ella, la noche había caído completamente y el plazo del regreso de Danna había llegado a su final. —Ya son más de las diez, no hay rastro de ella— susurró Vanessa para sí, se despeinó un poco, pero su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación. —Ella estará bien, ten confianza— susurró Paolo intentando tranquilizarla, pero fue inútil. A pesar de que al comienzo no se llevaron para nada bien y aún tenían sus pequeñas diferencias, el apoyo que Paolo l
—¡Perdóneme jefecito lindo, precioso, querido! — comenzó a excusarse de las maneras que se le ocurría, haciendo que Paolo estallara de la risa. —Así que ¿Lindo? ¿Precioso? ¿Querido? — se burló mientras las mejillas y orejas de Vanessa se tornaban rosadas. —¡Es solamente un decir! Además… solo eres mi esclavo— rio Vanessa mientras desviaba su mirada. —Y por eso es que están temblando tus piernas— respondió observando a las mencionadas. Vanessa ya no tenía cómo responder así que optó con distraerse viendo la oficina de Paolo. Era demasiado grande y bien iluminada, además estaba todo en perfecto orden, los colores predominantes eran el blanco, gris y azul petróleo, tenía una armonía relajante. Había algunos calendarios en su escritorio y un retrato con una foto junto a
—¿Ustedes se conocen? — preguntó Vanessa algo incómoda, la película que ella estaba presenciando se estaba saliendo de control. —Es una larga historia que conocerás después— regresó la mirada a su madre —¡¿Qué se supone que es esto?!— Señaló a Alessia. —Es tu prometida— sonrió la señora —¿No era ella la chica con la que querías casarte hace unos años? — ladeó la cabeza —Pues aquí está, es toda tuya. —¿Te gustaba ella? Que buen gusto— susurró Vanessa mientras sonreía con ironía ¿Cómo no habría imaginado que tenía una prometida? —No entiendo qué es lo que está sucediendo— dijo Alessia sin saber el por qué estaba reaccionando así. —Y yo me cansé de estar aquí ¿Quieres salir un momento mientras ellos se pelean? — preguntó la
Llegaron a casa de Vanessa en completo silencio, ella se sentía confundida por lo que había dicho Paolo y a ella no le gustaba quedarse con la duda de algo. —¿Tengo algo en la cara? — preguntó el mayor frunciendo el ceño. —¿Qué acaba de pasar con la chica y la bruja? — cuestionó Vanessa sentándose a su lado. —¿Quieres la versión larga o la versión corta? — ladeó la cabeza y continuó hablando después de que ella pidiera la versión con más detalles. —Conocimos a Alessia cuando estuvimos en el jardín de niños, crecimos juntos y con el paso del tiempo comencé a desarrollar sentimientos por ella, pero a ella le gustaba mi hermano y.…— Vanessa lo interrumpió. —¡Espérame tantito voy por frituras! — dijo mientras corría en dirección de la cocina —¡Ahora sí! — se sentó en su
Había llegado la hora acordada para que Vanessa y Alessia se encontraran, ambas tenían un objetivo en común y ese era vencer a bruja malvada, o por lo menos tener un poco de diversión, Vanessa había tenido que escapar de Paolo el cual no tenía nada que hacer. Ella se saludó amablemente y comenzaron a hablar acerca de lo que Bianca le había propuesto a Alessia. —Lo he dicho muchas veces, pero no está de más decirlo nuevamente ¡Esa vieja está loca! No, más que loca ¡Está completamente desquiciada! — se quejó bastante molesta. —Sí, mi futura suegra está falta de algunos tornillos— se rio nerviosa la chica. —Es que… Planear la boda de alguien que ya tiene pareja con otra persona— desvió la mirada —¡Claro que no lo permitiremos! — gritó un poco mientras sobresaltaba a Alessia. Último capítulo