—¡Para ya Heather! ¡Soy tu esposo, no un ladrón o algo semejante! — exclamó ya agotado aquel ministro con lindos hoyuelos. Se notaba algo agitado después de correr tanto para alcanzar a aquellas mujeres de las que ya no sabía qué debería de esperar; ellas habían demostrado una y mil veces que trabajando juntas eran un peligroso desastre, podrían compararse a una pequeña bola de nieve rodando por una nevada colina, la cual está notablemente empinada y tiene numerosos cactus encendidos, sí, así de peligrosas eran ellas al estar juntas.
—Cómo siempre mi querido marido quitándole la diversión a las cosas— se quejó la mayor regresando a la normalidad —¿Qué haces aquí? ¿Nos estás siguiendo? — Interrogó Heather dando unos seguros pasos en dirección del ministro.
—E
Vanessa sabía a la perfección que la venganza no brindaría ningún tipo de solución a los innumerables problemas que Bianca había llegado a ocasionar; no obstante, un pequeño susto que la hiciera reflexionar por lo menos un par de segundos era suficiente.—¡¿Estás loca?! — exclamó girándose de manera brusca y posó sus manos en el cristal, de alguna manera quería tener contacto con su hijo, tenerlo cerca y hacerle saber que estaría bien, a pesar de que ella misma supiera que no era así. —¡Es un ser vivo! Él respira, su corazón late tiene perfectamente signos vitales— señalaba las máquinas que registraban las pulsaciones y frecuencia respiratoria del hijo de Bianca. En sus ojos el horror e impotencia estaban grabados, era como si estuviera experimentando la peor de las torturas.—¿
Los chicos en casa estaban murmurando entre ellos, estaban llegando a sus propias conclusiones respecto al posible paradero de Vanessa. Por otro lado, Marcelo había podido ver una parte de Vanessa que los demás no habían llegado a notar, él había comprobado algunos aspectos en la personalidad de la mencionada que el resto del equipo no había podido ver hasta el momento.Él sabía que las ansias de venganza que tenía la chica eran demasiadas y que, a causa de su acción, había olvidado su principio de vida. Quizá, pensaba Marcelo, Vanessa había cambiado y a la vez perdido de vista aquella persona que deseaba ser y mantener; sin embargo, era un cambio que era necesario, luchar contra ella misma, mas sabía que la preocupación y la culpa se estaban agolpando en el pecho de su querida amiga.—Voy a salir, no me sigan— sentenció Marcelo tomando el a
—¿Cómo no va a ser uno de mis talentos? — refunfuñó Paolo observando desde la distancia, chasqueó con la lengua y se dio la vuelta. —Cómo sea, ya sé que ambos están bien, iré a buscar comida— masculló metiendo sus manos a los bolsillos y con pasos lentos se alejó del lugar.En su cabeza se culpaba por no haberlo notado antes, Vanessa siempre estuvo interesada en su hermano ¿Por qué tuvo que ser tan ciego? Insistir en algo que estaba seguro, no iba a funcionar, era una de las cosas más egoístas que podría hacer, no quería no hacer nada; por el otro lado, su hermano se había sacrificado una vez antes por su causa, ¿debería hacer Paolo lo mismo en esta ocasión?Su mente estaba invadida por ideas, pero una cosa estaba mucho más clara que el agua: Marcelo y Vanessa habían esperado demas
—Traidora— dijo Vanessa entre dientes al rodar los ojos. La mirada seria de su interlocutora podría llegar a infundir miedo, así que la anteriormente rubia se apresuró a reformular su expresión antes de ganarse un golpe. —Quiero decir ¡Alessia! — se acercó a abrazarla —no me dijiste que vendrías, así que me tomaste por sorpresa— sonrió en su intento por arreglar lo que había arruinado.—Eres muy mala intentando solucionar las cosas— renegó sonriendo de lado —yo vine con la intención de darles una pequeña sorpresa, además supuse que estarían ajetreados gracias al juicio que se aproxima.—¿Cómo sabes que habrá un juicio? — preguntó la mayor rápidamente y miró a Marcelo, quien, negando, dejó en claro que él no había tenido nada que ver en aque
El plan de Alessia era bastante descabellado, incluso más de lo que lo eran los planes de Vanessa, al fin y al cabo, usarían los miedos de los gemelos para saber quién de ellos podría enfrentarlo por Vanessa. La joven terminó accediendo a la idea de su menor, pensó que quizá nada podría salir mal, solo sería actuación.Luego de terminar con su charla, las chicas regresaron con sus compañeros para continuar con la cena, para sorpresa de ellas, Marcelo y el prometido de Alessia estaban conversando tranquilamente; sin embargo, al percatarse de que las chicas estaban cerca, guardaron silencio y cambiaron drásticamente el tema, ¿quién sabe de qué cosa estarían hablando entre sí?—Tardamos más de lo esperado, lo siento— se disculpó Alessia tomando asiento al lado de su prometido. Era cierto que ambos hacían una linda pa
Al llegar a casa, divisaron que las luces de casa permanecían encendidas, la pequeña silueta de Michi intentando arruinar por milésima vez las cortinas de Kennedy era el primer reflejo que llamaba su atención, ¿el segundo?, era el dueño de las cortinas volviendo a corretear a ese pequeño felino; sin embargo, antes de que pudiera atraparlo, se enredó con la lámpara de pie terminando en el suelo y con Michi frotándose en sus rodillas.—Hay cosas que nunca cambian— susurro Vanessa sin despegar la mirada del lugar.El sonido de las risas del resto de los chicos llegó con velocidad a sus oídos. La joven pensaba en lo muy agradecida que estaba por tener a esos jóvenes en su vida, si no hubiese sido por ganar la lotería, lo más probable es que esta escena jamás hubiese sucedido.Marcelo jugaba con la mano de su compañera, él la hab&i
Ellos no se habían detenido a pensar en qué harían al estar frente a la señora, ni mucho menos un elaborado guion, así como Vanessa había acostumbrado a hacer con la señora Heather. Nada más eran dos personas que iban a aclarar las cosas con la peor mujer que jamás hubieran conocido.—Todo sea por la paz mental— se repitió Vanessa mientras se armaba de valor para entrar al lugar en el que Bianca les esperaba. —Es extraño verla de ese lado, se lo merece, pero no deja de ser extraño— elevó los hombros tomando asiento.—Ah, eran ustedes, por un instante llegué a creer que sería alguien importante— rodó los ojos —¿Para qué interrumpieron mi importante conversación con la pared? ¿Qué es tan valioso que deben decirme? ¿Acaso me van a dar la invitación de su boda, Paolo y Fran
Vanessa tenía una casi última tarea por hacer, y era encontrarse con aquella psicóloga que a su vez era la cuñada del Papagayo. Estaba claro que, si quería asegurarse de que Danna estuviera mentalmente en perfectas condiciones, tendrían que permitirse ser ayudadas, ¿Y qué mejor que recibir ayuda de alguien de confianza?Aunque ella no conocía a la chica, conocía a aquellas personas que la recomendaban y no dejaban de halagarle por su trabajo, dejar a Danna en manos de otra persona, no era muy agradable para la mayor, pero, lastimosamente, no se había titulado en psicología.—¿Estás nerviosa? — preguntó Heather mientras esperaban en el aeropuerto. Había notado cómo Vanessa jugaba con sus manos y golpeaba el suelo con la planta de su pie.—Lo estoy, aún más que cuando Kennedy y yo entramos en casa de Marcelo y lleg&