Ellos no se habían detenido a pensar en qué harían al estar frente a la señora, ni mucho menos un elaborado guion, así como Vanessa había acostumbrado a hacer con la señora Heather. Nada más eran dos personas que iban a aclarar las cosas con la peor mujer que jamás hubieran conocido.
—Todo sea por la paz mental— se repitió Vanessa mientras se armaba de valor para entrar al lugar en el que Bianca les esperaba. —Es extraño verla de ese lado, se lo merece, pero no deja de ser extraño— elevó los hombros tomando asiento.
—Ah, eran ustedes, por un instante llegué a creer que sería alguien importante— rodó los ojos —¿Para qué interrumpieron mi importante conversación con la pared? ¿Qué es tan valioso que deben decirme? ¿Acaso me van a dar la invitación de su boda, Paolo y Fran
Vanessa tenía una casi última tarea por hacer, y era encontrarse con aquella psicóloga que a su vez era la cuñada del Papagayo. Estaba claro que, si quería asegurarse de que Danna estuviera mentalmente en perfectas condiciones, tendrían que permitirse ser ayudadas, ¿Y qué mejor que recibir ayuda de alguien de confianza?Aunque ella no conocía a la chica, conocía a aquellas personas que la recomendaban y no dejaban de halagarle por su trabajo, dejar a Danna en manos de otra persona, no era muy agradable para la mayor, pero, lastimosamente, no se había titulado en psicología.—¿Estás nerviosa? — preguntó Heather mientras esperaban en el aeropuerto. Había notado cómo Vanessa jugaba con sus manos y golpeaba el suelo con la planta de su pie.—Lo estoy, aún más que cuando Kennedy y yo entramos en casa de Marcelo y lleg&
—¡Dani! ¡Estás supergigante! — exclamó Kennedy sin lograr salir de su confusión —¿Viniste a visitar a la abuela? — el niño asintió —¿Dónde está la chiflada de tu mami?—Está con papá y el señor Marcelo— sonrió —¿Quieres saludar a mami? A ella no le gusta que le digas chiflada— frunció de manera muy tierna sus labios —Mamá se pondrá triste si le dices eso.—¡¿Tu padre también vino?! — exclamó, y observó en dirección de la puerta con una expresión de incertidumbre ¿Aún se atreverá a ver mi resto a pesar de lo que me hizo? — arrugó en entrecejo y apretó sus labios.Heather, que entró poco después de Daniel, observaba a los jóvenes mientras se apoyaba en el m
• ────── ✾ ────── •—No puedo imaginar a nuestro Kennedy escalando una montaña así de empinada— murmuró Vanessa en medio de la cena. Todos estaban reunidos mientras disfrutaban de la comida, la cual con mucho esfuerzo Danna y Kennedy habían preparado, además del esfuerzo extra que puso Danna fue el soportar las extrañas órdenes de su mayor y la preparación de comida que nunca antes había llegado a ver.—Pero ¡qué dices! Si conocieras las carreras que mi madre y mi hermano hacían cada año, te habrías sorprendido. Nada más les falta escalar el Everest sin protección— expuso el mayor con una sonrisa, los mencionados intercambiaron miradas cómplices.—No me digan, ¿desean ir a escalar el Everest sin protección? — cuestionó Kennedy llevando su mano a la frente de manera brusca. En much
Al día siguiente, incluso mucho antes del amanecer, Vanessa había emprendido el viaje en dirección de la casa de la fiscal. Había una pequeña cosa que ella planeaba hacer, pero, debía asegurarse si era completamente legal, al fin y al cabo, estarían en frente de un tribunal de justicia ¿No era así?Ella jugaba con sus pies mientras esperaba a que Gia, la fiscal, abriera. Cuando se contactó con ella había recibido una gran sorpresa, dado que era nada más que una de sus familiares ¿A qué se debía esa pérdida de contacto? A que Gia decidió hace un par de años salir del país para estudiar medicina. Al parecer ella había dejado a un lado su sueño de ser médico a formar parte del sistema de justicia.A Vanessa le costó un par de horas de explicación y quizá, le sonaba un poco falsa la explic
—Conociendo a Vanessa, es capaz de venir corriendo desde el otro lado de la ciudad, descalza solo para verle la cara a la vieja bruja— se burló Marcelo posando su mirada sobre Paolo. —Lo siento, quiero decir «la señora Bianca»— aclaró haciendo comillas con sus dedos.—He estado en este país solamente veinte horas y aun no comprendo el motivo por el que le llaman «Vieja bruja». Quiero decir ¿La señora es tan mala para haberse ganado ese apodo?, y ¿Si es madre del chico de ahí, por implicación no sería tu madre también? — Cuestionó el hermano de Kennedy ladeando la cabeza con confusión. Por más que hubiera pasado la noche intentando descifrar la mala fama que ese horrible ser se había preocupado por hacer y el que su propio hijo la llamara de esa forma, no hallaba la mejor opción.—Si hubieras vi
—Su señoría, sí, tenemos más testigos— dijo la fiscal con seguridad —me gustaría llamar al estrado a la señorita Vanessa Rinaldi— anunció.La joven se colocó de pie, había un plan y lo seguirán hasta el final. Las miradas confundidas de los demás estaban viajando desde Vanessa hasta la fiscal y de regreso —¿Esto fue lo que ella hizo ayer? — se cuestionó Marcelo, aún incrédulo por la seguridad con la que ella se acercaba. —Estamos hablando de numerosos crímenes— se dirigió el juez a Bianca —en el primer cargo de secuestro, serán quince años— sentenció. Vanessa mantenía la mirada fija sobre el juez y la vieja bruja, al escuchar una pena de quince años, sonrió de lado —por víctima— completó el juez. —lo que serían por las doscientas mujeres que fueron privadas de libertad, tres mil años de prisión, por el delito de secuestro.—Esa vieja se pudrirá en la mazmorra— murmuró Vanessa a oídos de Danna, la cual tomaba con fuerza las manos de su hermana.—Por los cargos de asesinato a «personas humanas potenciales» y veinte mujeres, se le condena a mil años de prisión, todo esto sin posibilidades de libertad condicional— el rostro de Bianca se tornó blanco a causa de la cantidad de a&ntild• Capítulo 84• «Tarántulas»
—Si le seguimos la corriente ¿Crees que vayamos a quedar internados en un hospital? — Marcelo negó agitando su cabeza.—Lo peor que podría pasarnos sería estar tres metros bajo tierra— murmuró el mayor —deberíamos huir del plan de Kennedy por el bien de nuestras vidas. Si una nada más es peligrosa, ¿qué nos espera con las cuatro juntas? — se quejó.Dicho eso los gemelos emprendieron la huida en dirección a las muchachas, si ellas los veían cerca, sabrían que no tendrían nada que ver con la futura travesura de Kennedy. Era todo cuestión de supervivencia y no de cobardía.Un par de minutos habían pasado y el plan de las muchachas estaba listo para efectuarse, las menores estaban fuera de la piscina, ni locas querrían acercarse a aquellas arañas gigantes y peludas. Hablaban todos con tranquilidad ha