La tarde pasó entre risas y cuchicheos de parte de las chicas voluntarias del refugio, ya que mi hermanito se despojó de la chaqueta, la corbata y decidió: subiéndose las mangas hasta los codos… participar de toda la actividad y con toda su galantería e insolencia coquetearle hasta a la Sra. Patrick, a lo que ella respondió encantada. A las cinco treinta nos sentamos en el pequeño salón a disfrutar de unas pizzas cortesía de los hermanos Monserrat y unas coca colas deliciosas y heladas ¡estoy muerta de cansancio! Llegamos al motel a eso de las seis con cuarenta minutos y James me aconsejó echarme una siesta a lo que accedí de inmediato y me lancé a la cama como si mi vida dependiera de ello.
“Paso por ti a las ocho y quince”, dice el mensaje que me envió hace un momento. Salto de la cama hacia el baño para ducharme y arreglarme para la cena
Me encuentro sentado en la cama tratando de entender el celular que mandé comprar con Brennan. Es de la más alta gama y no me acostumbro. No me importa llevar uno pequeño siempre y cuando me pueda comunicar. No soy exigente, pero me abochorna no poder colocar la fotografía de Leila en el fondo de pantalla. Gruño y lo intento dos veces más antes de dejarlo por imposible ¡Ja, un informático que no conoce un celular! Mejor me cambio de carrera por la humillación.La puerta se abre, subo la vista y la veo en brazos de mi padre, me quedo inmóvil, al parecer todo mi cuerpo sufre una paraplejia porque no encuentro que se conecte con mi cerebro y eso… me altera. Espero que se encuentre bien porque de otro modo voy a matar a Jimbo y a cualquiera que le haya hecho daño, un frío desconocido me cruza la espina dorsal y me tenso hasta sentir un dolor que se me hace insoportable.
El imbécil me dice adiós con la mano y señala mi entrepierna, estoy empalmado y no puedo evitarlo, Leila se ve perdida y triste por lo que tuvo que vivir hoy con su malnacido padre, creo que voy a hacerle una pequeña visita a ese idiota y maltratarlo un poco para que no golpee lo que es mío; porque ella es mía, solo mía. Me acerco y me observa con sus preciosos ojos que me dominan por completo, soy suyo, aunque ella no lo sepa, me tiene en sus manos y por ahora es bueno mantenerlo oculto. Somos de mundos diferentes al parecer y su padre quiere encargarse de que continúe siendo de ese modo. No deseo obligarla a nada, quiero que ella escoja con quien estar y si decide que no es conmigo… ya he pasado por dolores fuertes, lo superaré.Avanza hacia mí con rostro cansado y suspirando. Coloca la frente en mi torso, no la toco. Por el contrario llevo mis manos hacia atrás y entrelazo los
Me estiro en la cama y un aroma delicioso a hombre penetra en mis fosas nasales, Jonás respira pausado, calmado y estable. Giro para encontrármelo de frente con los labios entreabiertos y con el rostro sereno, mi cuerpo sufre un espasmo involuntario cuando repaso con la vista sus rasgos perfectos y suaves. Su rostro es hermoso y con líneas sutiles, no parece que tenga ese carácter desenfrenado y arrojado, parece un ángel.Beso sus labios porque es imposible resistirme, son perfectos, él es perfecto. Suspiro entrecortado ante su belleza, ante su carácter posesivo, por lo negativo que puede ser y lo cabezón también, nunca había sentido esto por nadie y tengo que admitirlo aunque no en voz alta: estoy locamente enamorada de él. Lo observo más de lo que deseo y eso me obliga a cerrar los ojos. Eso y el martilleo de mi pobre cabeza por haber consumido todas las copas de vino que me hi
—Jonás, necesito ir al baño – aprieta mi cuerpo y una sensación de seguridad me recorre —¡por favor! – ríe y me deja libre sin despegar sus labios de mi hombro.Salto de la cama y corro al baño, encuentro una toalla limpia, un cepillo dental nuevo y jabón líquido de ducha. Sopeso las posibilidades de ducharme y aunque no quiero quitar su olor de mi piel, necesito un baño. Abro el grifo y el agua sale fría al principio y se va templando con los segundos. Saco la ropa y entro al cubículo, luego de realizar mis necesidades primarias. Aquí también todo es elegante y distinguido. Me gusta la decoración y los azulejos de un blanco impoluto, pero caldeado con el marrón de la madera le da un aspecto hogareño, nada que ver con lo deprimente de los hospitales y clínicas ordinarias.—&iexc
Vuelo por encima de la mesa estirando el brazo hasta alcanzar su cuello y apretar, apretar hasta que su rostro se torna escarlata. Siento el peso de Oliver sobre mí, la mano de Elvis en la muñeca y el brazo de Robert alrededor de mi cuello. Pero yo solo enfoco el rostro y la expresión de dolor de Mila y su lengua saliendo de la asquerosa boca que tiene, sus piercing emergen con ella, esos que en otro momento me produjeron placer tras las felaciones que me regaló; ahora me dan asco por perversa y ponzoñosa. Escucho gritos y jadeos, pero no reacciono hasta que escucho los sollozos de mi Muñeca detrás de mí. Aún tengo su mano agarrada, suelto a Mila enseguida y reculo a mirar a Leila que llora con miedo, el miedo que yo acabo de provocarle al descontrolarme e intentar estrangular a la zorra del cabello rosa.—¡Leila! – La llamo suavemente sin dejar de temblar por la rabia —
Jonás me observa casi babeando, me divierte su expresión entre asombrada y enojada. Soy bastante creativa cuando se trata de hacer enojar a las personas, he adquirido bastante experiencia con mi padre a pesar de las bajas que ha habido.—¿Qué, no quieres que entremos? – resopla enojado mientras me come el pecho con los ojos.< ¡Toma novio buenorro y provocador! > Pienso, felicitándome.Cojo la mano que me ofrece y entramos al restaurante, muchas cabezas voltean y un grupo inmenso de ojos se posan tanto en Jonás como en mí. Hay personas que he visto en alguna fiesta o almuerzo de negocios de mi padre. Otros solo se dedican a mirarme y las chicas pierden sus ojos en “mi novio”, las quiero destrozar a todas. Mi chico malo se tensa y doy gracias a Dios porque lleva puesta la chaqueta para que no critiquen su piel tintada, miro con expr
A pesar de ser mediodía la brisa fresca me baña la cara y siento la tranquilidad que dentro de mi mundo nunca la habrá. Jonás me produce esa sensación, no puedo dejar de mirarlo. Su rostro es hermoso y refleja calma, serenidad. Esa estabilidad que necesito en este momento para asimilar toda esta masa de emociones que casi no puedo contener. Se ve joven, desenfadado y aunque parezca una verdadera locura, armoniza con la naturaleza a su alrededor por su aire feroz y violento, su presencia salvaje e intimidante ¡como un León, el rey de la selva! Sonrío y acaricio su mejilla con la punta de la nariz y ronronea.—¡Lo haces de nuevo! – Muerdo mi labio inferior —¿Qué buscas, que quieres encontrar Leila? – pregunta y suspiro.—¿Cómo sabes que busco algo, como sabes que te miro? – Beso su nariz perfectamente p
¿Cómo puede parecer tan perfecto aun estando dormido?Resoplo.Me acerco y tomo asiento al lado de su cintura en la cama y bajo la cabeza. El aroma que desprende es una mezcla de su colonia con olor a tabaco y la mía de cerezas ¡es… sencillamente… delicioso! No solo su olor, todo en él es atrayente, su aspecto, su originalidad, su actitud. Siempre me va a pillar mirándolo porque no me canso de hacerlo, me quedo embobada solo de detallarlo: su boca perfecta y sesos labios gruesos, delineados y rosados que me provocan mil sensaciones, su nariz – mi favorita – perfilada y varonil con ese efecto de dios Griego que me deja sin aliento, pero el espectáculo de todo son esos ojos preciosos que a veces parecen azules y luego son sencillamente grises, como tormentas de invierno, como el cielo encapotado ¡ok, estoy loca por él!Dudo que nad