Estoy sentada a la mesa del comedor en el cual voy a pagar mi castigo por haberle faltado el respeto al profesor Marshall, esperando las órdenes de la chica que me ha recibido. Tiene una bonita sonrisa y la mirada amable, sin embargo yo no le he podido sonreír en los veinte minutos que llevo aquí. Esta mañana solo me desperté yéndome a la ducha en tiempo record bajo la atenta mirada de mi hermano que esperaba una reacción diferente: no puedo aun. Lo amo, eso es un hecho, pero no quiero sostener ningún tipo de conversación con él al respecto porque me siento extraña, engañada, sola y dolida.
Observo las personas que se encuentran esperando, hay una fila interminable de ellos y cada uno lleva en las manos un par de recipientes para ser llenados con el menú de hoy. El horario es de ocho de la mañana a seis de la tarde – el mío –, repartido en dos tur
Mi padre hizo todo lo posible por hacerme sentir como una mierda inservible. Cuando me informó acerca de cómo habían entrado los chicos a la emergencia mi estómago se revolvió de tal modo que las náuseas se convirtieron en arcadas y luego en un dolor agudo que recorría toda la parte izquierda de mi cuerpo.En la parte delantera del auto nos encontrábamos Robert, Charles y yo. A la hora de la colisión imagino que salimos disparados hacia adelante, no recuerdo que auto conducía, pero si era el BMW, no nos podíamos ajustar los cinturones ya que usábamos los respaldos como asientos también, dado que le quedaba un espacio justo para que se acoplaran y de ese modo viajar cinco, seis y hasta los siete como anoche. Lo modifiqué en una escapada a las Vegas con Frank, Robert y Jonathan.El golpe no fue serio, es solo que íbamos con sobrepeso y al s
Bajo de la cama con el dolor en el costado punzándome y haciendo que se me dificulte andar. El Peque abre los ojos en el momento que tambaleo y corre hacia mí, pero lo detengo subiendo la mano derecha. Niega.—Oye tío no creo que sea buena idea que camines de hecho, es muy mala idea ¡estás lastimado por Dios! – hago caso omiso a sus palabras y continúo barriendo la habitación con la vista en busca de una camiseta.—¡Cállate Charles y ayúdame a buscar una camiseta! – gruño.—¡Jonás, hazle caso al Chiquitín por favor! – entrecierro los ojos en una advertencia absoluta para el Peque.—¿Todavía estas al teléfono Jimbo? Cuelga para poder llamar a Leila – ladro — ¡no voy a repetirlo! ¿Entiendes? –
¡Dios mío!¿Cómo puede ser posible que una cama de hospital me parezca tan cómoda cuando se trata de dormir con él?¡Es más pequeña que una cama individual!Pero su sola presencia me provoca tranquilidad, paz. Ese sosiego que necesito en este momento, para poder asimilar lo asquerosamente vil que es mi padre. Es una locura que me sienta mejor con Jonás, a su lado que en mi casa, en mi cama y en mi habitación. Lo mejor de todo es su olor, ese aroma a hombre que desprende, a macho dominante, a sexo deliciosamente repartido por todo ese cuerpo musculoso, definido y cubierto de tinta ¡Maldito seas Jonás con tu perfecto cuerpo, tu sonrisa de concurso y tu mirada de tormenta que me enamoran a cada momento!¡Aunque todavía quiero golpearte por este susto!Beso su boca que me produce calo
Al fin pude despegarme de su boca que me hace desvariar, sus besos, su roce ¡Dios, me siento tan bien!¿Cómo puede dominarme de ese modo?Salgo de la clínica dejándole la firme promesa de regresar en la tarde y quedarme nuevamente con él. No comprendo cómo puede llegar a ser tan intensa la conexión que se tiene con la otra persona, es envolvente ¡ni siquiera te das cuenta cuando ya estás en el hoyo! Y acabo de descubrirlo. Jonás Serrano es con diferencia uno de los hombres más atrayentes y sexuales que… bueno no conozco muchos además de mi Henry y Chris, pero de tan cerca solo él y alguno de sus amigos a los cuales no me les acerco mucho. No tengo ni pio de experiencia, por esa razón soy desconfiada y altanera con Jonás a veces, sin embargo quien se lleva el premio al odioso, arrogante y grosero es él.
¡Se fue! Resoplo enojado con ella. Sé que tiene que cumplir, pero es tan responsable que la quiero esposar a la cama. En este momento yo debería ser lo más importante ¿o no? ¡Me estrellé en un auto y ella solo… se va! De seguro se viste con vaqueros y camiseta, entonces el tal Carlton le va a mirar el culo. Gruño. Sacudo la cabeza y quiero levantarme para buscarla y que nadie la mire.¡Sí soy idiota, lo sé!Ni siquiera he decidido decirle quesea mi novia y ya quiero absorberla como si fuese un batido con sorbete, pero es tan diferente esto que me hace sentir… ¡no quiero que se aleje de mí! No había dormido bien en meses y ahora llega ella y se acurruca a mi costado y entonces no solo pude dormir anoche como un bebe, sino que dormí una siesta de casi dos horas el día que me comporté como un cretino con ella. No quie
Llego al refugio a tiempo y me dirijo a la oficina de la Sra. Patrick, ya los chicos se encuentran ordenando los utensilios y ubicando los vasos en una gran mesa en hileras de veinte cada una, luego de marcar la tarjeta de asistencia me dirijo hacia Ana para que me indique el trabajo de hoy. Carlton se encuentra al otro lado vestido con un chándal gris y una camiseta con capucha negra y está guapísimo. Ana por su parte viste un leggins verde con una camiseta y deportivas a juego, yo me decanté por un vaquero corte bajo roto en las rodillas una camisilla con rebeca color rosa palo encima y unas Adidas deportivas. Siento como todo el mundo mira mi aspecto. Todos los demás tienen un aspecto desenfadado y deportivisimo, me siento un poco cursi con mi atuendo, pero no me puedo devolver a cambiarme. Saludo a todos con la mano.—¿Qué hago jefa? – ella despliega una sonrisa preciosa.
La tarde pasó entre risas y cuchicheos de parte de las chicas voluntarias del refugio, ya que mi hermanito se despojó de la chaqueta, la corbata y decidió: subiéndose las mangas hasta los codos… participar de toda la actividad y con toda su galantería e insolencia coquetearle hasta a la Sra. Patrick, a lo que ella respondió encantada. A las cinco treinta nos sentamos en el pequeño salón a disfrutar de unas pizzas cortesía de los hermanos Monserrat y unas coca colas deliciosas y heladas ¡estoy muerta de cansancio! Llegamos al motel a eso de las seis con cuarenta minutos y James me aconsejó echarme una siesta a lo que accedí de inmediato y me lancé a la cama como si mi vida dependiera de ello.“Paso por ti a las ocho y quince”, dice el mensaje que me envió hace un momento. Salto de la cama hacia el baño para ducharme y arreglarme para la cena
Me encuentro sentado en la cama tratando de entender el celular que mandé comprar con Brennan. Es de la más alta gama y no me acostumbro. No me importa llevar uno pequeño siempre y cuando me pueda comunicar. No soy exigente, pero me abochorna no poder colocar la fotografía de Leila en el fondo de pantalla. Gruño y lo intento dos veces más antes de dejarlo por imposible ¡Ja, un informático que no conoce un celular! Mejor me cambio de carrera por la humillación.La puerta se abre, subo la vista y la veo en brazos de mi padre, me quedo inmóvil, al parecer todo mi cuerpo sufre una paraplejia porque no encuentro que se conecte con mi cerebro y eso… me altera. Espero que se encuentre bien porque de otro modo voy a matar a Jimbo y a cualquiera que le haya hecho daño, un frío desconocido me cruza la espina dorsal y me tenso hasta sentir un dolor que se me hace insoportable.