— ¡Princesa, debemos irnos! – una voz baja, suave y sedosa que conozco muy bien me habla — Ya tu padre me ha llamado tres veces – asiento.
Me despido prometiendo volver más tarde, pregunto a las chicas si las llevamos, ninguna de las dos quiere irse, la situación es confusa y delicada, pero no insisto en ello porque se lo que sienten.
— ¡No quería volver, habría preferido quedarme! – James respira profundo y asiente.
— ¡Lo sé Princesa! pero sinceramente: si ya los chicos están por lo menos fuera de peligro y el propio Dr. Serrano les ha dicho que fuesen a descansar no veo por qué no hacerlo – sollozo entrecortadamente &mdas
¡Maldita sea me mata el dolor de cabeza, pero los acontecimientos de la noche anterior son un borrón en mi mente! Me incorporo en la cama y parece que tengo todos los huesos de mi puto cuerpo… rotos. Un cansancio de proporciones olímpicas me ataca y la respiración se me entrecorta al querer levantarme, el costado izquierdo quema como el fuego del infierno y no puedo evitar un quejido que se convierte en un grito desgarrador. Escucho pasos rápidos mientras mi vista se hace borrosa y lo último que veo es a mi padre cogiéndome en brazos.Despierto sin dolor, con mareos y náuseas. Trato de hablar y la lengua me pesa un kilo, respiro entrecortado aun, solo fue un desmayo estoy seguro de eso. La boca se me llena de líquido y giro hacia la derecha para ver a mi padre hablando con un caballero de traje gris que lleva unos documentos en la mano y llega a mi memoria el altercado con Arsher Brooklyn, otra
—¡Princesa! – la mano de James aprieta la mía y ahí está esa sonrisa que amo.—¡Hola! – me abrazo a él y miro a mi padre que tiene el rostro desencajado.—Leila dime que no estás embarazada – pongo los ojos en blanco y niego —¡Es bueno saberlo! – sonríe.—Me salté el almuerzo de ayer y no pude cenar tras la noticia de que los chicos habían tenido un accidente y nos fuimos a la clínica del Dr. Serrano – asiente comprensivo —. Todo eso y considerando que eres un verdadero hijo de puta conmigo…—¡Leila! – el rostro de mi madre era de pura rabia y James parecía que reventaría de la risa, mi padre… inexpresivo.—¿Puedo proseguir? &ndas
Estoy sentada a la mesa del comedor en el cual voy a pagar mi castigo por haberle faltado el respeto al profesor Marshall, esperando las órdenes de la chica que me ha recibido. Tiene una bonita sonrisa y la mirada amable, sin embargo yo no le he podido sonreír en los veinte minutos que llevo aquí. Esta mañana solo me desperté yéndome a la ducha en tiempo record bajo la atenta mirada de mi hermano que esperaba una reacción diferente: no puedo aun. Lo amo, eso es un hecho, pero no quiero sostener ningún tipo de conversación con él al respecto porque me siento extraña, engañada, sola y dolida.Observo las personas que se encuentran esperando, hay una fila interminable de ellos y cada uno lleva en las manos un par de recipientes para ser llenados con el menú de hoy. El horario es de ocho de la mañana a seis de la tarde – el mío –, repartido en dos tur
Mi padre hizo todo lo posible por hacerme sentir como una mierda inservible. Cuando me informó acerca de cómo habían entrado los chicos a la emergencia mi estómago se revolvió de tal modo que las náuseas se convirtieron en arcadas y luego en un dolor agudo que recorría toda la parte izquierda de mi cuerpo.En la parte delantera del auto nos encontrábamos Robert, Charles y yo. A la hora de la colisión imagino que salimos disparados hacia adelante, no recuerdo que auto conducía, pero si era el BMW, no nos podíamos ajustar los cinturones ya que usábamos los respaldos como asientos también, dado que le quedaba un espacio justo para que se acoplaran y de ese modo viajar cinco, seis y hasta los siete como anoche. Lo modifiqué en una escapada a las Vegas con Frank, Robert y Jonathan.El golpe no fue serio, es solo que íbamos con sobrepeso y al s
Bajo de la cama con el dolor en el costado punzándome y haciendo que se me dificulte andar. El Peque abre los ojos en el momento que tambaleo y corre hacia mí, pero lo detengo subiendo la mano derecha. Niega.—Oye tío no creo que sea buena idea que camines de hecho, es muy mala idea ¡estás lastimado por Dios! – hago caso omiso a sus palabras y continúo barriendo la habitación con la vista en busca de una camiseta.—¡Cállate Charles y ayúdame a buscar una camiseta! – gruño.—¡Jonás, hazle caso al Chiquitín por favor! – entrecierro los ojos en una advertencia absoluta para el Peque.—¿Todavía estas al teléfono Jimbo? Cuelga para poder llamar a Leila – ladro — ¡no voy a repetirlo! ¿Entiendes? –
¡Dios mío!¿Cómo puede ser posible que una cama de hospital me parezca tan cómoda cuando se trata de dormir con él?¡Es más pequeña que una cama individual!Pero su sola presencia me provoca tranquilidad, paz. Ese sosiego que necesito en este momento, para poder asimilar lo asquerosamente vil que es mi padre. Es una locura que me sienta mejor con Jonás, a su lado que en mi casa, en mi cama y en mi habitación. Lo mejor de todo es su olor, ese aroma a hombre que desprende, a macho dominante, a sexo deliciosamente repartido por todo ese cuerpo musculoso, definido y cubierto de tinta ¡Maldito seas Jonás con tu perfecto cuerpo, tu sonrisa de concurso y tu mirada de tormenta que me enamoran a cada momento!¡Aunque todavía quiero golpearte por este susto!Beso su boca que me produce calo
Al fin pude despegarme de su boca que me hace desvariar, sus besos, su roce ¡Dios, me siento tan bien!¿Cómo puede dominarme de ese modo?Salgo de la clínica dejándole la firme promesa de regresar en la tarde y quedarme nuevamente con él. No comprendo cómo puede llegar a ser tan intensa la conexión que se tiene con la otra persona, es envolvente ¡ni siquiera te das cuenta cuando ya estás en el hoyo! Y acabo de descubrirlo. Jonás Serrano es con diferencia uno de los hombres más atrayentes y sexuales que… bueno no conozco muchos además de mi Henry y Chris, pero de tan cerca solo él y alguno de sus amigos a los cuales no me les acerco mucho. No tengo ni pio de experiencia, por esa razón soy desconfiada y altanera con Jonás a veces, sin embargo quien se lleva el premio al odioso, arrogante y grosero es él.
¡Se fue! Resoplo enojado con ella. Sé que tiene que cumplir, pero es tan responsable que la quiero esposar a la cama. En este momento yo debería ser lo más importante ¿o no? ¡Me estrellé en un auto y ella solo… se va! De seguro se viste con vaqueros y camiseta, entonces el tal Carlton le va a mirar el culo. Gruño. Sacudo la cabeza y quiero levantarme para buscarla y que nadie la mire.¡Sí soy idiota, lo sé!Ni siquiera he decidido decirle quesea mi novia y ya quiero absorberla como si fuese un batido con sorbete, pero es tan diferente esto que me hace sentir… ¡no quiero que se aleje de mí! No había dormido bien en meses y ahora llega ella y se acurruca a mi costado y entonces no solo pude dormir anoche como un bebe, sino que dormí una siesta de casi dos horas el día que me comporté como un cretino con ella. No quie