Al día siguiente desperté temprano con una sensación diferente en el cuerpo, Jonás Serrano me declaró su interés – o eso creo – anoche aun cuando está castigado, vino y no se fue hasta que lo perdoné y reanudamos nuestro… no sé qué, ya que ignoro como llamarlo. Por los momentos debo pensar en cómo lograr pasar la noche fuera de la casa este sábado. Tendré que decirles a mis padres que habrá noche de chicas en casa de Alice y hablar con ellas para que lo afirmen. James también se ofreció a ser mi coartada cuando le comenté la última vez que nos vimos. Solo espero que no me descubran porque mi padre pondrá el grito al cielo si sabe que pasaré la noche con el chico más sexy y mujeriego de la universidad. Sonrío.
Ya lista para salir con un vaquero azul, una blusa de seda y tacones, tomo mi abrigo
Ahí viene el imbécil, me abalanzo sobre él y lo tiro por las solapas de su caro traje hecho a medida, lo sorprendo ¡eso es idiota! Deja a mi chica en paz. No voy a golpearlo, eso me dejaría en mal con Leila, pero si lo voy a zarandear un poco lanzándolo contra la pared de piedra caliza del edificio. Queda sin aliento, pero se levanta y sonríe.—¡Hola a ti también Jon! – aguzo la mirada mientras se acomoda el traje y recoge uno de los gemelos que suntuosamente es más costoso que mi chaqueta deportiva.—¡Ni siquiera he hablado, maricón con traje caro! – bufo.—¿Ah no? – dice con una sonrisa en los labios ¡Uhg! —¿pensé que era tu forma de saludar? Por lo de las luchas, ya sabes – una vez acicalado su sonrisa se borra —¿qué
—¡Hola Jonás! – Me tenso y giro la cabeza para ver a Clyo con una trusa que le va como un guante con sus preciosas piernas —Me alegra coincidir contigo, podemos entrenar juntos – giro de nuevo para continuar con el saco.—No puedo entrenar contigo, no tienes mi peso y puedo lesionarte – trato de ignorarla.—¡Ah! ¿Entonces qué hago? – se para frente al saco y lo sujeta, ruedo los ojos y le doy mucho más fuerte —¡Ay! – sale despedida cayendo de culo en el piso.Salgo a su encuentro para saber si se encuentra bien, tiene expresión de dolor. Ella se lo buscó, yo entreno solo.—¿Estás bien? – Asiente, le doy la mano para ayudarla y cuando va a abrazarme la detengo por el hombro —¡Mírame! – Le hag
—¡Leila, Leila despierta! – me va a estallar la cabeza.—¡Dr. Serrano yo! – Mis ojos no dejan de lagrimear —¿Cómo están? – las chicas se acercan llorando.—A Dios gracias no pasó mayor cosa, solo están bastante aporreados y con resaca – marco el número de James y responde de inmediato.—¡Princesa! – Su tono es de preocupación —¡Dame buenas noticias Nena, porque el maldito coche está inservible! – lloro y Alex me quita el teléfono.—¿James? El Dr. Serrano acaba de decir que solo están aporreados, pero las chicas están muy nerviosas – McAvoy es primo de James, él estaba con nosotros en el cine cuando Charles llamó a Alice como una cuba y le dijo que iban por
—¡Princesa, debemos irnos! – una voz baja, suave y sedosa que conozco muy bien me habla —Ya tu padre me ha llamado tres veces – asiento.Me despido prometiendo volver más tarde, pregunto a las chicas si las llevamos, ninguna de las dos quiere irse, la situación es confusa y delicada, pero no insisto en ello porque se lo que sienten.—¡No quería volver, habría preferido quedarme! – James respira profundo y asiente.—¡Lo sé Princesa! pero sinceramente: si ya los chicos están por lo menos fuera de peligro y el propio Dr. Serrano les ha dicho que fuesen a descansar no veo por qué no hacerlo – sollozo entrecortadamente &mdas
¡Maldita sea me mata el dolor de cabeza, pero los acontecimientos de la noche anterior son un borrón en mi mente! Me incorporo en la cama y parece que tengo todos los huesos de mi puto cuerpo… rotos. Un cansancio de proporciones olímpicas me ataca y la respiración se me entrecorta al querer levantarme, el costado izquierdo quema como el fuego del infierno y no puedo evitar un quejido que se convierte en un grito desgarrador. Escucho pasos rápidos mientras mi vista se hace borrosa y lo último que veo es a mi padre cogiéndome en brazos.Despierto sin dolor, con mareos y náuseas. Trato de hablar y la lengua me pesa un kilo, respiro entrecortado aun, solo fue un desmayo estoy seguro de eso. La boca se me llena de líquido y giro hacia la derecha para ver a mi padre hablando con un caballero de traje gris que lleva unos documentos en la mano y llega a mi memoria el altercado con Arsher Brooklyn, otra
—¡Princesa! – la mano de James aprieta la mía y ahí está esa sonrisa que amo.—¡Hola! – me abrazo a él y miro a mi padre que tiene el rostro desencajado.—Leila dime que no estás embarazada – pongo los ojos en blanco y niego —¡Es bueno saberlo! – sonríe.—Me salté el almuerzo de ayer y no pude cenar tras la noticia de que los chicos habían tenido un accidente y nos fuimos a la clínica del Dr. Serrano – asiente comprensivo —. Todo eso y considerando que eres un verdadero hijo de puta conmigo…—¡Leila! – el rostro de mi madre era de pura rabia y James parecía que reventaría de la risa, mi padre… inexpresivo.—¿Puedo proseguir? &ndas
Estoy sentada a la mesa del comedor en el cual voy a pagar mi castigo por haberle faltado el respeto al profesor Marshall, esperando las órdenes de la chica que me ha recibido. Tiene una bonita sonrisa y la mirada amable, sin embargo yo no le he podido sonreír en los veinte minutos que llevo aquí. Esta mañana solo me desperté yéndome a la ducha en tiempo record bajo la atenta mirada de mi hermano que esperaba una reacción diferente: no puedo aun. Lo amo, eso es un hecho, pero no quiero sostener ningún tipo de conversación con él al respecto porque me siento extraña, engañada, sola y dolida.Observo las personas que se encuentran esperando, hay una fila interminable de ellos y cada uno lleva en las manos un par de recipientes para ser llenados con el menú de hoy. El horario es de ocho de la mañana a seis de la tarde – el mío –, repartido en dos tur
Mi padre hizo todo lo posible por hacerme sentir como una mierda inservible. Cuando me informó acerca de cómo habían entrado los chicos a la emergencia mi estómago se revolvió de tal modo que las náuseas se convirtieron en arcadas y luego en un dolor agudo que recorría toda la parte izquierda de mi cuerpo.En la parte delantera del auto nos encontrábamos Robert, Charles y yo. A la hora de la colisión imagino que salimos disparados hacia adelante, no recuerdo que auto conducía, pero si era el BMW, no nos podíamos ajustar los cinturones ya que usábamos los respaldos como asientos también, dado que le quedaba un espacio justo para que se acoplaran y de ese modo viajar cinco, seis y hasta los siete como anoche. Lo modifiqué en una escapada a las Vegas con Frank, Robert y Jonathan.El golpe no fue serio, es solo que íbamos con sobrepeso y al s