Lexi— ¡Ah!, sácala, sácala, ¡Joder! —Grito desesperada—, el dolor es muy fuerte, puede conmigo.— ¿Por qué no le decías así al chico con el que tuviste, para que sacara su pene de ti? —Fulmino con la mirada a mi mejor amiga—.— ¿Por qué mejor no te callas, Maddison? —Le respondo con otra pregunta y la muy idiota se ríe—.—Maddy tiene razón hija —le apoya mi padre.—Papá —lloriqueo—. Debes apoyarme a mí, soy sangre de tu sangre. Semen de tu miembro —no lo puede evitar y se ríe—. Yo con mi dolor, lo imito.Bueno, a lo mejor están perdidos, así que les contare mi situación.Estoy embarazada, más bien en trabajo de parto. Me acompañan mi mejor amiga de toda la vida y mi padre, que más que mi padre parece mi hermano. Afuera están las personas que he conocido hace poco y ahora son parte de mi vida.Maddison, mi amiga, mi hermana de otra madre, nos conocemos desde que ambas teníamos cinco años. Cuando entramos a la escuela.Siento otra contracción recorrerme.— ¡MIERDA!, esto duele como el
LexiTres años después...Camino a la salida de la facultad de salud, estoy en mi último semestre y siento que ha durado una eternidad.Ya realicé mis pasantías, solo me quedan dos semanas más de clases y la graduación. Di lo mejor de mí en las prácticas para poder ser contratada en alguna clínica de traumatología o bien en la unidad del hospital central.Me monto en el auto y me dirijo a mi casa, son las doce del mediodía y necesito cocinar para mi padre y para mi pequeño torbellino que sale de la guardería a las tres.Llego a mi casa y me estaciono en mi plaza del garaje, oigo ruido en mi casa y es extraño ya que no hay nadie, mi padre debe de estar en el taller. Cuando entro y veo la sala de estar, mis ojos no dan crédito a lo encontrado.Tengo a mi hija, que debe estar en la guardería, y a mi amiga, que debe estar trabajando, imitando la coreografía de una de las películas de Disney, la favorita de mi niña, Descendientes.Okey, esto es raro.En Heather es normal, pero ¿Maddy?Tomo
LexiCuando comencé en el mundo de las carreras ilegales, mi padre tomó la decisión de enseñarme todos sus trucos de cuando él corría. Recuerdo que me habló sobre la importancia de la perseverancia y de la observación, también me dijo que me iba a encontrar muchos hombres arrogantes que se creen la última maravilla del mundo y los reyes de la carretera. Menosprecian las habilidades de las mujeres al volante y creen que simplemente nos vamos a estrellar contra un árbol. Desde que gané mi primera carrera le doy gracias por todos sus consejos y lecciones.Por eso sonrío segura de mí misma al ver a Owen salir a toda velocidad del punto de partida, dejándome atrás con una ola de humo. Sé lo que pasa por su mente al ver su delantera: que la victoria sería suya.Aquí entro al juego.Primero, dejo que crea que llevo toda la velocidad tratando de alcanzarlo, cuando no es así.Segundo, observo bien como conduce, tengo tiempo, son dos vueltas.Tercero, analizo como toma la primera curva: reduce
OwenCon el ceño fruncido y preguntándome qué diablos hice miro a Lexi. ¿De qué me perdí? Solo sé que estábamos teniendo un muy erótico momento en el auto y de repente... Explotó.—Mi papá no debió —se cruza de brazos—. ¿Ese es el problema? Erick solo me enseñó una foto, sé que quiere proteger a su hija, lo entiendo, pero no es para tanto.Aunque... No Owen, no te vayas por ahí, hay probabilidades, pero no.—Solo fue una foto —me acerco a ella meloso y beso su cuello, en serio necesito de su cuerpo, me duele mi miembro—.—Una foto que no debiste ver —se sale de mi agarre—. Es de mi hija y ella es solo mía. ¡Maldita sea!—Olvidémonos de eso —trato de pegarla a mí de nuevo pero ella se aleja, ruedo los ojos—.— ¿Quieres que me olvide de mi hija? Eres un idiota —se da la vuelta y trata de entrar a su auto—.Mierda no.—No es eso Lexi, estábamos en algo y quiero que... —Nos señaló a ambos y me fulmina con la mirada—.—Se me quitaron las ganas —sube al Ferrari—. Nos vemos Owen, no habrá ac
Lexi¡Diablos!Cuando le dije a Heather que la llevaría al parque no pensé encontrarme con Owen, no quería que él la viera, no hay que ser muy inteligentes para sacar cuentas y relacionar una cosa con la otra, mi hija es el vivo retrato de su padre y ni hablar de ese niño, si yo pude saber que era su hijo sin preguntar, él puede deducir que Heather es su hija. Y no quiero, porque ¿Y si me la quita? Yo no podría vivir con ello, ella es mi bebé, lo único valioso junto a mi padre que tengo. Y ese niño, Chase, parece de la misma edad de mi princesa, ¿y si él está casado? ¡Dios mío!, Me he acostado con un hombre comprometido y tengo una hija con él.No pude detener a Heather cuando quiso acercarse a su amiguito del jardín de niños, arruinando mi idea de mantenerla lejos de la vista de Owen. Ahora estoy aquí, a su lado, considerando si decirle o no. ¿Y si la rechaza? No podría soportar eso, pero no creo que eso pase, no como la mira, con ilusión. ¡Mierda!, Él lo sabe, todos los saben, Maddy
LexiApago mi auto frente al Gia's, saco a Heather de su silla especial y la tomo de la mano para entrar al restaurante. Según sé, Rebekah ha llegado pero Gina no, a Maddy le he pasado la dirección y dijo que estaría en unos minutos. Entro al lugar y la recepcionista me recibe, me lleva a la mesa y ahí está mi rubia amiga.—Lexi, que linda estás —me saluda con dos besos y sonrío—.—Tú también estás muy linda Bekah —le guiño un ojo—.— ¡Tía Bekah! —Grita mi hija y se lanza a sus brazos—.—Hola preciosa, ¿Cómo estás? —Besa su mejilla y la deja roja por el labial—.—Bien —Heather se sienta sola en una silla y sonríe encantada—.—Te he traído un regalo —canturrea mi amiga y fijo la mirada en ese regalo—. Nunca son simples presentes, a veces creo que ella y Gina exageran. Saca un paquete y se lo tiende a mi hija. —Sé que te gustará.Heather lo abre emocionada y saca una muñeca Barbie, veterinaria específicamente. Mi niña suelta un grito muy agudo y ruedo los ojos.— ¿Otra Rebekah? —Pregunt
OwenAl escuchar su voz me giro de inmediato, la adrenalina poco a poco se drena de mi cuerpo al pasar mi mirada por toda su figura. Tiene esa sonrisa coqueta en la cara que atrae bastante y su ropa deja poco a la imaginación, un short de jean muy pequeño, su abdomen descubierto, solo un muy corto top dorado que aprisiona sus pechos de tal manera que mis ojos van al escote sin avisar. En sus pies unos altos tacones negro que hacen ver sus piernas bronceadas más largas. Respiro hondo. Esa mujer es la tentación hecha humana.— ¿Qué haces aquí? —Sueno más brusco de lo que quiero. Ella se encoge de hombros y entra al box cerrando la puerta tras ella—.—Vine a ver la pelea.—No deberías estar aquí, mucho menos así vestida —gruño lo último y sigo quitando mis vendas de las manos—.—No eres quien para decirme cómo vestir —se sienta con galantería en el viejo sofá negro en un lateral y cruza sus piernas de manera sensual—. Mucho menos decirme donde tengo o no que estar —agarra un mechón de su
Lexi—Es un idiota —dice Maddy y asiento buscando ropa en mi armario—.—Es que no entiendo, dizque venganza, ¿Acaso tiene diez años? —Replico y saco un vestido celeste—.—Es un hombre, su orgullo se hiere muy rápido —dice Gina y río un poco. —Si no me crees pregúntale a Chad.Me giro y le muestro el vestido a la pantalla de mi portátil. Mis tres amigas niegan con la cabeza y resoplo frustrada. Estoy haciendo un Skype con Gina, Maddy y Bekah para contarles mi fatídica noche con Owen y para que me ayuden a elegir mi vestuario para la entrevista de trabajo que tengo concertada para mañana. Por fin me han llamado del hospital central porque quedaron satisfechos con mis prácticas.—Vas a una entrevista de trabajo no a tirarte al director del hospital —dice Rebekah y bebe de una taza—.—Eso no es mala idea —le guiño un ojo y busco más prendas—. ¿Qué tal esto? —Les muestro un pantalón negro y una camisa blanca—.—Eso está mejor —dice Gina y levanta la mirada, frunce el ceño y hace una mueca