Lexi¡Diablos!Cuando le dije a Heather que la llevaría al parque no pensé encontrarme con Owen, no quería que él la viera, no hay que ser muy inteligentes para sacar cuentas y relacionar una cosa con la otra, mi hija es el vivo retrato de su padre y ni hablar de ese niño, si yo pude saber que era su hijo sin preguntar, él puede deducir que Heather es su hija. Y no quiero, porque ¿Y si me la quita? Yo no podría vivir con ello, ella es mi bebé, lo único valioso junto a mi padre que tengo. Y ese niño, Chase, parece de la misma edad de mi princesa, ¿y si él está casado? ¡Dios mío!, Me he acostado con un hombre comprometido y tengo una hija con él.No pude detener a Heather cuando quiso acercarse a su amiguito del jardín de niños, arruinando mi idea de mantenerla lejos de la vista de Owen. Ahora estoy aquí, a su lado, considerando si decirle o no. ¿Y si la rechaza? No podría soportar eso, pero no creo que eso pase, no como la mira, con ilusión. ¡Mierda!, Él lo sabe, todos los saben, Maddy
LexiApago mi auto frente al Gia's, saco a Heather de su silla especial y la tomo de la mano para entrar al restaurante. Según sé, Rebekah ha llegado pero Gina no, a Maddy le he pasado la dirección y dijo que estaría en unos minutos. Entro al lugar y la recepcionista me recibe, me lleva a la mesa y ahí está mi rubia amiga.—Lexi, que linda estás —me saluda con dos besos y sonrío—.—Tú también estás muy linda Bekah —le guiño un ojo—.— ¡Tía Bekah! —Grita mi hija y se lanza a sus brazos—.—Hola preciosa, ¿Cómo estás? —Besa su mejilla y la deja roja por el labial—.—Bien —Heather se sienta sola en una silla y sonríe encantada—.—Te he traído un regalo —canturrea mi amiga y fijo la mirada en ese regalo—. Nunca son simples presentes, a veces creo que ella y Gina exageran. Saca un paquete y se lo tiende a mi hija. —Sé que te gustará.Heather lo abre emocionada y saca una muñeca Barbie, veterinaria específicamente. Mi niña suelta un grito muy agudo y ruedo los ojos.— ¿Otra Rebekah? —Pregunt
OwenAl escuchar su voz me giro de inmediato, la adrenalina poco a poco se drena de mi cuerpo al pasar mi mirada por toda su figura. Tiene esa sonrisa coqueta en la cara que atrae bastante y su ropa deja poco a la imaginación, un short de jean muy pequeño, su abdomen descubierto, solo un muy corto top dorado que aprisiona sus pechos de tal manera que mis ojos van al escote sin avisar. En sus pies unos altos tacones negro que hacen ver sus piernas bronceadas más largas. Respiro hondo. Esa mujer es la tentación hecha humana.— ¿Qué haces aquí? —Sueno más brusco de lo que quiero. Ella se encoge de hombros y entra al box cerrando la puerta tras ella—.—Vine a ver la pelea.—No deberías estar aquí, mucho menos así vestida —gruño lo último y sigo quitando mis vendas de las manos—.—No eres quien para decirme cómo vestir —se sienta con galantería en el viejo sofá negro en un lateral y cruza sus piernas de manera sensual—. Mucho menos decirme donde tengo o no que estar —agarra un mechón de su
Lexi—Es un idiota —dice Maddy y asiento buscando ropa en mi armario—.—Es que no entiendo, dizque venganza, ¿Acaso tiene diez años? —Replico y saco un vestido celeste—.—Es un hombre, su orgullo se hiere muy rápido —dice Gina y río un poco. —Si no me crees pregúntale a Chad.Me giro y le muestro el vestido a la pantalla de mi portátil. Mis tres amigas niegan con la cabeza y resoplo frustrada. Estoy haciendo un Skype con Gina, Maddy y Bekah para contarles mi fatídica noche con Owen y para que me ayuden a elegir mi vestuario para la entrevista de trabajo que tengo concertada para mañana. Por fin me han llamado del hospital central porque quedaron satisfechos con mis prácticas.—Vas a una entrevista de trabajo no a tirarte al director del hospital —dice Rebekah y bebe de una taza—.—Eso no es mala idea —le guiño un ojo y busco más prendas—. ¿Qué tal esto? —Les muestro un pantalón negro y una camisa blanca—.—Eso está mejor —dice Gina y levanta la mirada, frunce el ceño y hace una mueca
LexiLunes. Gran y pesado lunes. Tiro mi bolso al sofá desde que entro a la sala de estar, esperando ver a mi hija pero no está. Que extraño. Frunzo el ceño y me quito los zapatos. La jornada en el hospital hoy fue bien dura, a todos se les ocurrió fracturarse distintas partes del cuerpo, el mismo día. Suelto un suspiro. Toda va bien, mi trabajo en estas casi tres semanas ha sido estupendo, unos días más ajetreados que otros pero cuando haces lo que te gusta todo es perfecto.En cuanto a Owen, a él lo tengo bien lejos, trato de no toparme con su presencia en el jardín de niños, no voy al taller de mi padre ya y no estoy yendo a las carreras tampoco. ¿Y cómo lo haría? Si mi turno termina a la seis y a partir de ahí es tiempo de calidad junto a mi hija y los fines de semana, son para mis amigas y familia. Estoy perdiendo las costumbres, pero eso pasa cuando te vuelves un poco más responsable. En el hospital, me llevo bien con los demás, Rocío me sigue acosando y Claire es muy dulce pero
Owen— ¿Es en serio Liam?, ¿Un pirata? —Pregunto malhumorado—.—Pero si te ves guapo —dice sonriente—.—No me gusta llevar el pelo suelto —replico y trato de hacerme una coleta pero me golpea la mano. —Lo miro mal—.—Te ves sexy así —le doy una mirada asustado—. No lo digo yo, es lo que escucho de las mujeres —se justifica y suspiro aliviado—. Por un momento creí que mi mejor amigo había cambiado de preferencia sexual. No es que sea malo pero sería extraño.—Odio esto —gruño y hago un movimiento extraño para que el cuero del disfraz se acomode—. —Es lo que te cuesta ir detrás del culo de Alexia —lo golpeo tan fuerte en el hombro que cae al suelo—.Liam consiguió un traje de Frankenstein para él, dejándome uno de pirata a mí. Y debo decir que lo odio ya que los malditos pantalones de cuero me están molestando, las botas me aprietan y va con el pelo suelto. Lo suficiente para mantenerme de enojado toda la noche.—Es hora —dice levantándose del piso y caminando hasta la puerta de mi hab
OwenAbro los ojos y frunzo el ceño. De inmediato recuerdo donde estoy y como llegué a esta habitación de hotel. Giro mi cuerpo esperando encontrar a Lexi a mi lado pero la cama está vacía y fría también.¡Maldita sea!Lo hizo otra vez. Golpeo el colchón y sigo maldiciendo. Busco mi móvil y veo la hora, las seis de la mañana, apenas tengo tiempo de llegar a casa, ducharme y llevar a Chase a la escuela. Con todo el enojo e indignación que puede albergar mi cuerpo, me visto con el ridículo disfraz de la noche anterior y bajo a hacer la cancelación de la habitación para seguido ir al auto. En todo el camino a casa pienso en todo esto que ha pasado, me preocupa su estado por los efectos secundarios, pero me cabrea que se haya ido, creo que es hora de dejar de intentarlo con Alexia, nunca me dará la oportunidad y yo no voy a ir todo el tiempo detrás de ella.Llego a mi hogar y con rapidez entro a la estancia, me encuentro con mamá preparando el desayuno.—Buenos días —digo en tono serio y
OwenA pesar de que no me sentó bien el rechazo de Lexi, la sonrisa de estúpido no se borra de mi cara. No puedo creer que vaya a conocer a mi hija, porque lo es, lo sabía, lo que no me creo es que ella me lo haya dicho sin antes darme pelea, es decir, creí que nunca me lo diría y tendría que ser yo quien la enfrentara. Pero agradezco a quien sea que esté detrás de esto, porque tengo el pecho lleno de emoción por esa pequeña. Sigo al Alexia a poca distancia, y mientras más nos acercamos a su casa, más me doy cuenta de porqué nunca nos topamos de nuevo, tenemos amigos en común cierto, pero esta zona queda bien alejada de donde vivo, casi cuarenta minutos de distancia. La rubia se detiene frente a una casa crema de dos plantas, tiene un jardín bien cuidado en el cual se encuentra Erick sin camisa regando las plantas y una señora de enfrente lo mira sin disimulo. Lexi se baja de su auto y yo del mío, debo decir que estoy nervioso, mucho.—Hola reina —Erick se acerca a su hija y besa su f