RebekahDos semanas. Tiempo que tengo sin ver la luz del sol. Sin ir a trabajar, ni donde Lauren, sin ir al instituto, este último me dio la oportunidad de seguir estudiando pero, ¿para qué? Soy una inútil, es mejor dejarle ese espacio a alguien que si quiera ser alguien en la vida. Porque yo, ya no tengo ganas de nada. No como, no duermo, solo lloro. Me imagino como estará él, no me atrevo a mencionar su nombre, no quiero ensuciarlo con mi mierda.Es temprano, las siete quizás. No he pegado un ojo en toda la noche. Siento náuseas y corro al baño a arrojar lo que no tengo en el estómago. Vuelvo a la habitación de invitados, allí me estoy quedando, no soporto estar cerca de Dahiana, además aquí fue donde pasé mis mejores momentos con él. Me miro en el espejo y me río sin gracia. Soy patética, ojos rojos e hinchados, piel pálida, el pelo hecho marañas y sin brillo, enormes ojeras y de seguro que bajé unos cinco o siete kilos, puede que más. Me escondo entre las sábanas de la cama, esper
DahianaAbro la puerta del apartamento furiosa. Grito, tiro de mi pelo. Es una puta, una maldita perra. ¿Cómo pudo? Yo que le di todo. La ayudé a que dejara de ser una gorda estúpida, la liberé de su familia, la mantuve por casi diez años y me paga engañándome con un hombre. Con un maldito hombre. La odio. Cuando mamá me dijo eso sentí una rabia crecer en mi interior. Pero esto no se quedará así, tengo que vengarme y nada mejor que ir al club que ella tanto odia. Sé que no se va a resistir, siempre logro doblegarla. Creo que de la única forma que la retengo a mi lado. Luego de esta noche, la tiro a la calle, sin nada, justo como estaba al principio. Tomo mi móvil para hacer una llamada.—Buenos tardes. —Digo cuando descuelgan. —Quiero una reservación a nombre de Dahiana, en la zona de exhibición.Luego de unos datos más cuelgo la llamada. La peor zona para alguien sensible y con mucha moral. Lo que es exactamente Rebekah. De esta noche se va a recordar el resto de su vida. Siento algo
ThiagoSeguir un taxi no fue nunca una de las cosas que están en mi lista de "cosas por hacer". Pero era lo que debía hacer si quería hablar con Rebekah de una vez por todas. Fue verla salir de su edificio y mi corazón saltó en mi pecho. Iba con la cabeza hacia abajo, mirando el suelo, sus pasos eran casi obligados y la tipa esa la arrastraba por uno de sus brazos. No sé por qué algo me dijo que las siguiera, pero agradezco, porque el lugar donde estacionó el taxi no era un sitio para mi Bekah.Sweet Temptation, su reputación le precede. Un club swinger o de intercambio de parejas. ¿Qué si lo conozco? Claro que sí. La dueña es la jefa de mi padre. Para nadie es un secreto que le gustan estas cosas. ¿Qué si he estado dentro? Nunca me llamó la atención. Me bajo del auto y entro al lugar, me recibe una recepción con las paredes forradas es terciopelo azul rey. Dos chicas en ropa interior y antifaces me reciben y me dicen una serie de reglas. Pago la entrada y me desnudo, quedando solo en
RebekahMe quedé mirando ese cuerpo musculoso, me parecía conocido, demasiado. Pero no fue hasta que habló que mi corazón se detuvo por un segundo. Estaba allí, me salvó. Pero sobre todo, me besó, de esa forma que me quitaba el aliento y me exigía de manera directa que deseaba hacerme suya. Y en definitivo, lo que me dijo. Si hiciera una lista de las frases de Thiago que más amo, la que tendría el puesto número uno sería "pues sacándote de este lugar, ¿qué más?". Creo que eso me hizo amarlo más. Es que, ¿Algo mejor de ser "rescatada"? Pues que sea por el hombre que quieres.Ahora estoy aquí, sentada en su auto, a unas pocas calles de su edificio. Vamos sumidos es un gran silencio. Tengo tantas cosas en mente pero él es el mayor de los pensamientos. ¿Qué pasaría ahora? No lo sé. Nos detenemos en el moderno complejo de apartamentos. A simple vista más seguro que el mío. Me ayuda a bajar y le sigo hasta el ascensor, marca el número de su piso y cuando llegamos abre la puerta para dejarme
ThiagoLa tengo envuelta en mis brazos. Con su cara en mi pecho y acariciando su espalda con mi mano derecha. Me encanta verla dormir, me atrevo a decir que está durmiendo bien ahora, porque las bolsas bajo sus ojos delatan la falta de sueño. Se siente tan bien tenerla junto a mí, no sé cómo pude estar estas dos semanas sin ella a mi lado. Anoche luego de caer agotados, liberé sus manos y la llevé a darse una ducha, prácticamente la bañé yo, porque ella apenas podía mantener los ojos abiertos, luego de eso la abracé a mí y nos dejamos llevar por el sueño y el cansancio. Sí, estoy molido pero satisfecho, sobre todo estoy orgulloso, sé que Rebekah no olvidará la noche anterior.Acaricio su mejilla y aparto un mechón de pelo de su cara, se remueve y se estira como un gato, rosando una parte de mi anatomía que amanece como un tronco de duro cada día.—Humm, se siente tan bien volver a estar entre tus brazos. —Dice con voz somnolienta y sin abrir los ojos.Sonrío y la aprieto más a mí. No
LaurenEstoy en mi oficina bebiendo un té de manzanilla para relajarme. Tengo mucho trabajo, sumándole mi deber en la casa. Mantener a mi hombre feliz y contento, también el recuerdo de mi hija me atormenta. Se acerca el día de su cumpleaños. Una semana y dos días para ser exactos. Rebekah es otra que me tiene preocupada, hace dos semanas no ha visitado la consulta. Según Gina me dijo ayer, está pasando por una pequeña depresión, ¿será muy grave su problema con Thiago? La puerta se abre y aparece mi secretaria apurada.—Doctora Turner, la señorita Davis está afuera y se nota muy alterada. —Me levanto como un resorte.—Hazla pasar, ¿qué esperas?La chica sale rápido y en dos segundos entra una llorosa Rebekah. Frunzo el ceño y voy a su encuentro. No doy ni tres pasos cuando la tengo sujetada a mi cuerpo, confundida le devuelvo el abrazo y levanto la mirada para ver a Thiago parado en la puerta y una media sonrisa. ¿Qué pasa?—Tranquila cariño. —Acaricio su pelo. — ¿Por qué no me cuenta
DahianaNo sé muy bien lo que pasó, pero la muy perra de Rebekah me dejó hecha una mierda. Tengo el labio partido y un arañazo en mi pómulo izquierdo. Estoy segura de que si hubiera estado en todos mis sentidos, ahora mismo estuviera peor que yo, pero no, tenía que estar más borracha que un camionero. Grito frustrada y de un golpe rompo el espejo del baño. Mi rostro y mi pelo son las cosas que más cuido y esa estúpida lo arruinó por completo. Salgo enojada del sanitario y pateo todo lo que está a mi vista. Estoy muy alterada por lo que corro hasta mis pastillas y bebo dos. Necesito calmarme, pensar con la cabeza fría.La puerta es golpeada repetida veces lo que no me ayuda a relajarme. ¿Quién me jode tan tarde? Camino a pasos acelerados para abrir y encontrarme con una chica castaña y sonriente frente a mí. ¿Y esta qué? Ladeo la cabeza, está muy bonita. Bajo la mirada a sus pechos y relamo mis labios.— ¿Quién eres y qué quieres?—No me conoces, pero creo que podemos ser buenas amig
RebekahMe he pasado todo el maldito día de compras con Gina. Este en definitivo no era el cumpleaños que quería pasar. Sin mentir hemos entrado a más de quince tiendas buscando un vestido para mí. La verdad que no sé para qué, pero el punto es que a la pelirroja no le gustaba como me quedaban todos los que me probé.—Este es el indicado. —Dice levantando un vestido blanco.—Dijiste eso en los últimos diez vestidos. —Le contesto desde una silla en la que estoy sentada.—Venga levántate de ahí, tienes que medirte este.Sin ganas me levanto de mi glorioso asiento para entrar otra vez al probador. Me pongo la prenda y la verdad no me queda mal, me gusta. Como me gustaron todos los que me puse. Este es ajustado y con mangas, la tela es rara no podría explicar, pero es lindo. Me llega debajo de las rodillas y no tiene escote.— ¿Cómo vas? —Escucho el grito de mi amiga.—No sé, pero no me importa si no te gusta, me quedo con este y punto. —Salgo del diminuto probador— ¿Y bien?Me mira con l