Kimberly Bach de 18 años es la nieta preferida del multimillonario Marcus Bach, a pesar de que el hombre tiene varios nietos entre ellos el hermano mayor de Kim, Sam de 28 años, la joven es su debilidad, no solo porque es la única mujer de la familia entera, sino que también él la crio, y gracias a eso, pudo seguir viviendo y es que en ese entonces hacía un año el hombre había perdido a su único amor, su esposa Dalia, cuando su hijo Dexter murió junto con su esposa Amelia en un accidente, la joven era apenas una bebé de 2 años, desde ese día Marcus se hizo cargo de ella y su hermano que en aquel entonces tenía 12 años, crecieron en una familia unida y armoniosa, a decir verdad, toda su familia giraba al rededor suyo.
Sus tres tíos a pesar de ser serios y estrictos se doblegaban ante la sonrisa de la joven, y sus tías trataban de ser la madre que ella siempre necesito, aunque a veces eso creara asperezas entre ellas, que peleaban por el cariño de Kim.
Sus siete primos eran otra cosa, junto con Sam la trataban como lo que era, la niña más pequeña de la familia y es por eso que eran sumamente hostiles con cualquier hombre que tratara de acercarse a ella, no importaba si era un príncipe o un mendigo, nadie podía acercarse a la joya de los Bach.
Todos trataban de que ella jamás se sintiera sola, triste o con algún malestar, habían jurado proteger a esa pobre niña que con solo 2 años, había perdido más que cualquiera y algo que ellos con todo su dinero jamás le podrían dar, una madre y un padre, pero si un hogar con mucho amor.
Pero un día Kimberly confió en quien no debía, ella creía que todos eran tan buenos como su familia, y le tocó averiguar que la vida no es color de rosas, que una palabra te puede dañar más que mil golpes, que nadie te puede evitar sufrir por amor.
(...........)
Jared me mira sonriendo desde la puerta, y yo solo quiero desaparecer.
— Vamos Kimberly, sé que lo disfrutaste, quita esa cara.
— Confié en ti... ¡¿porque?!— no pudo evitar levantar la voz al terminar de hablar de la misma impotencia que sentía.
— Porque tú cuerpo lo pedía a gritos, ahora mejor vete, está es la habitación de mi hermano.
Cerró la puerta y se fue, dejándome en esa cama sola y adolorida, que ¡hice!, las tías me lo advirtieron siempre, no debí confiar en él, no debo confiar en nadie.
Kimberly lloraba mientras recordaba las largas conversaciones que le tocó tener con sus tres tías, la primera vez que se embriago.
—Jamás Kim, jamás bebas más de la cuenta cuando no estén tus primos o hermano cerca, nunca, no confíes en tus amigas, ellas pueden distraerse además nadie te cuidara como la familia.
— Alissa, deja de asustarla, tú solo ten presente que si algo te pasa mataremos a cualquiera que se atreva a tocarte.
— Rebeca ¡eso no valdrá de nada! ¿Qué cosas le dices? Mira Kim tú solo no bebas de más, puedes tomar y divertirte, pero no hasta marearte, nuestra voluntad a veces flaquea cuando bebemos, y terminamos dejándonos llevar por lo que nuestro cuerpo siente y no por lo que la razón nos dice.
No tía Denise, Esto no está bien, mi cuerpo no quería, yo le dije que no, eso lo recuerdo, no estaba tan borracha, no fue mi culpa, ¡YO DIJE NO!
La puerta se abrió y un hombre que ella no conocía entro, estaba asustada, estaba sola, por primera vez en la vida tenía miedo.
— ¡¿Quién eres tú y que haces en mi habitación?!
— Yo... yo…lo siento, Jared... _ La joven no sabía que decir, su boca se abría y cerraba pero no salía sonido alguno, mientras sus lágrimas caían. ¿Qué podía decir? Si ni ella misma quería reconocer lo que le había sucedido.
— ¿Oye estas bien? Acaso mi hermano... _ Él hombre reparó en que la joven no se encontraba bien, pero no quiso pensar nada malo de su hermano menor, después de todo acababa de volver al país, y no sabía si era la novia o amiga de Jared, además estaba con su vestido puesto, tenía el cabello un poco desarreglado, pero aparte de eso nada más.
— Disculpa yo debo salir de aquí. _ Y así sin más ella se levantó y salió casi corriendo, mientras se quitaba las lágrimas de su rostro.
Es bonita, y tímida, ¿acaso mi hermanito por fin cambió de gustos? O ¿estaba llorando porque la dejó?
Liam Simons es un hombre de 28 años muy responsable y orgulloso, a pesar de que su familia pertenece a la clase alta, y está ubicada como una de las más poderosas del país, él prefiere crear su propio camino, y es por eso que estuvo varios años viviendo en el extranjero, volviendo al país por una enfermedad que aqueja a su padre Jack y por pedido de su madre Nancy, quien le pidió ayuda con sus hermanos, Jared de 23 años, un mujeriego empedernido y que tiene problemas con el alcohol y su hermana menor Riny de 19 quien está sumida en una profunda depresión luego que su novio la abandonara por su mejor amiga.
El hombre que llegó a su casa después de tantos años, se encontró con una fiesta que su hermano estaba ofreciendo en su honor, eso estaría bien si no es por el hecho que su padre estaba en el hospital, su hermana encerrada en su habitación y que la fiesta ya hacía varias horas que había empezado cuando él llego.
Dejo su maleta y fue a ducharse, para cuando regresó al cuarto y se sentó en la cama, lo que vio le heló la sangre y cambiaría la vida de varias personas para siempre.
— ¡Que mierda!, no, no, no mi hermano no haría...
Salió de su habitación y fue a la de su hermano, la fiesta ya había terminado, su corazón latía tan rápido que creía que le daría un infarto al igual que su padre.
— ¡Jared!
— ¿Qué pasa Liam?, ya es tarde y estoy cansado.
— ¡¿Quién era esa chica que estaba en mi cuarto?!— podía jurar que su rostro estaba al rojo vivo de la misma furia que sentía.
— ¿Que, todavía no se marcha?, ¡oye no le creas nada de lo que te diga!, ella quería, ahora que no mienta. — las palabras de Jared encendieron las alarmas en la mente de Liam.
— ¿Qué fue lo que hiciste? _ Era tal el miedo que este hombre sintió que su pregunta salió con un débil sonido, trataba de respirar pero era como si el aire no le llegara a los pulmones.
— Ella quería un poco de acción y se la di, eso es todo.
— ¿Es tu novia?— algo en su interior le decía que no, pero debía preguntar.
— Claro que no, solo es una ex compañera de clases de Riny, una niña mimada, ya sabes esas que se hacen las moscas muertas, las que provocan y después se hacen de rogar.
Liam veía como su hermano iba y venía por toda la habitación, aún en penumbras, por lo que prendió la luz para decirle que le explique qué era lo que estaba pasando realmente, pero no fueron necesario las aclaraciones cuando lo vio.
Jared tenía rasguñado parte de su cara cuello, y la marca de dientes en su hombro, una clara evidencia de que alguien trato de resistirse a algo.
— ¡Abusaste de esa chica!
— No, claro que no, ella quería solo que después se le pasó la borrachera... ¡ella quería Liam, deja de mirarme así!... Tú no eres nadie para juzgarme, además no puedes decirle a papá ¡él tuvo un infarto!
— ¡Por tu culpa Jared, porque está cansado de arreglar tus problemas!
— Mejor aún, no tienes nada de qué preocuparte ella no dirá nada, no le conviene, o su reputación de intocable se irá a la mierda.
— ¿He?
— Ella jamás ha tenido un novio que le dure más de una semana, ¿porque crees? Se debe revolcar con ellos y luego la deben dejar, pero claro por más que preguntes nunca averiguas nada, si puede ocultar sus conquistas, de esto no se enterara nadie, ahora vete, mañana vendrán nuestros papás y no querrás que haya algún problema, ¿verdad?
— ¡Esto no se quedará así! esa chica... ¡era virgen!, mi cama está manchada con su sangre, y tú te harás responsable de ella.
— ¡Estás loco!, qué crees ¿que vivimos en el siglo pasado?
— ¡Te casaras con ella!
— Nunca, jamás y si me obligan te juro que la única que perderá será ella haré de su vida un infierno.
Liam comenzó a ver en lo que su hermano se había convertido, y a comprender por qué su padre estaba enfermo, aunque discutieron por horas no consiguió nada, ni siquiera un nombre, tampoco podría haber reconocido a esa joven, el hacía 10 años que estaba en el extranjero.
Volvió a su cuarto y sacó la manta que estaba sobre su cama, esa mancha de sangre que demostraba que la inocencia de alguien fue arrebatada esa noche.
Él era Liam Simons, y se aseguraría que el honor de esa joven sea restaurado.
— Buenos días abuelo. – Kimberly llego al comedor dando pequeños saltos como si de una niña pequeña se tratara, sabía que a su abuelo le encantaba verla saltar por todos lados.— Oh mi nieta hermosa, tu sonrisa es lo que ilumina mi corazón.– El gran Marcus Bach se convertía en un cachorro indefenso al estar cerca de su nieta.— Siempre sonreiré para ti ¿dónde está Sam?— Tú hermano pasó la noche fuera.— ¿Ah? ¿Y eso?— Kim tomo su lugar y comenzó con el desayuno.— En la casa de su novia creó. — Marcus le hacía gestos sugerentes con su cara de lo que su hermano podría a ver estado haciendo, mientras la joven reía.— ¿Cuándo piensa presentarla?— pregunto con molestia la joven.— Creo que tiene miedo que
Dos semanas pasaron desde esa noche, y su familia no sabía qué hacer.— Kimberly hace dos semanas que estas encerrada en esta habitación, no puedes castigarnos así.— ¿No puedo abuelo? Ellos son los culpables de todo, siempre encima de mí siguiéndome, cada pasó que doy.Ella no sabía cómo manejar el enojo que sentía, si no la hubieran acostumbrado a ser tan dependiente de ellos, quizás hubiera sabido que hacer cuando Jared la tomó por la fuerza, pero en su lugar ella solo miraba esa puerta creyendo que alguno de sus primos o hermano entrarían a ayudarla, también estaba enojada con ella misma, ya que si no hubiera mentido nada de esto pasaría, y estaba enfadada con su amiga, por la ocurrencia de ir a esa maldita fiesta.— Sé que estuvimos mal en lo que hicimos, pero... no qu
Liam conducía de camino a su hogar, preguntándose porque su orgullo lo metía en este tipo de problemas. Definitivamente debería trabajar en su carácter.— ¡¿Que mierda hice?! Solo debía pedirle que denuncie a Jared, como es que termine comprometiéndome a casarme en una semana. — golpeo su cabeza contra el asiento del conductor como si así pudiera cambiar algo de lo sucedido.Cuando llegó a su casa tenía ganas de matar a alguien y sabía muy bien a quien, todo esto era culpa de su hermano.— ¡Jared!— ¿qué sucede hijo?, ¿en qué problema se metió tu hermano ahora?— ¿Papá? ¿Qué haces despierto a esta hora?— Estoy cansado de estar encerrado, ¿me dirás que sucede? A qué se
Liam comenzó su día con unas reuniones, debía asegurarse de que todo estuviera en orden, su cabeza dolía por los tragos tomados la noche anterior, se estaba preparando para ir a almorzar cuando la secretaria de su padre y provisoriamente de él lo llamó.— Señor, disculpe pero hay una joven que dice que es ¡¿su prometida?! — Por un momento la voz de su secretaria demostró lo escéptica que se debía ver en ese momento. A él no le quedo más que sonreír, claro que todos lo que lo conocían tendrían esa reacción.— Que entre. — Fue todo lo que él respondió.Las puertas se abrieron dejando ver a una joven con unos jeas anchos rasgados y un suéter que era al menos dos tallas más grandes, aun así se veía linda.¿Con tod
El día de la boda llego y Liam el hombre que parecía tener nervios de acero y a quien toda esta locura le parecía solo un pequeño precio a pagar por lo que había hecho su hermano, se encontró mirando por la ventana tratando de contener la enorme ansiedad que sentía.Los invitados ya estaban en el enorme jardín, y a él lo tenían encerrado en el despacho con su madre hasta que se le diera la orden de salir, hacia 24 horas que no veía a Kim, y es que por costumbres de tradición así lo había dispuesto Marcus.Se sentía raro, debido a que en esta semana se había acostumbrado a estar con esa joven completamente impredecible, de pronto se sentía incompleto ante la ausencia de ella.Dios, y ¡¿si se arrepiente?! Ya planifique todo un año para estar con ella— si, Liam era un hombre sumamente precavido
Liam entró con su esposa en aquella suite, blanca y dorada con pétalos de rosas y velas a su alrededor.— No creí que Riny pidiera esta decoración. — admitió con un poco de vergüenza el hombre.— Las mujeres somos románticas por naturaleza. Eso cualquier caballero lo sabe.Quieres a un caballero princesa, bien, te lo daré.Él no se detuvo a pensar porque quería consentir a su esposa, solo lo hizo, la colocó en una silla y poniendo una rodilla en el suelo se dispuso a quitar sus sandalias, bajo la atenta mirada de Kimberly.Con cada toque se sus manos ella se sentía más nerviosa y cuando él terminó de retirar sus sandalias vio que estaba con la cara colorada.— No sé en qué piensas, pero no te preocupes, estoy realmente agotado,
Kimberly se levantó a primera hora como era su costumbre, antes que cualquier persona, el personal se sorprendió al verla.— Señora, disculpe no sabíamos que se levantaría tan temprano, ahora prepararemos su desayuno.— No, no se molesten solo tomo jugo de naranja o pomelo, sin azúcar agregada, y lo haré cuando regrese de correr. Gracias.Ella salió y corrió por dos horas, cuando regresó, sus piernas temblaban y es que ella no tenía en cuenta la cantidad de energía y calorías que perdía en la alcoba.— Hola Kimberly.— Buenos días Jack, Nancy.— No sabíamos que te levantabas tan temprano.— Sí, suelo ejercitarme un poco. — Kimberly tomo su lugar y la empleada llegó con su vaso de jugo.— ¡Maldici&o
Kimberly estaba durmiendo, desde que llegaron, ella solo fue a su recámara y se acostó, lloró tanto que al final el cansancio la sumió en un sueño profundo.— ¿Cómo se encuentra?— Sigue durmiendo Riny, ahora tu hermano le está haciendo algo de cenar.— ¡¿Liam cocinando?!— Es lo que hace el amor hija.— Sí, supongo que cuando es un amor verdadero, las cosas funcionan así.— ¿Qué tanto hablan ustedes dos?— Jared ¿me quieres decir dónde estabas?— Con una amiga, viendo las noticias, no puedo creer el alboroto que se armó por la intocable, su familia sí es algo particular en cuestión de minutos hizo que se levantara la noticia y se borrara todo sobre ella, dime mamá, no tienes miedo que alguna maldición caiga sobre nos