Jack vio a su nuera bajar a la sala, su cara reflejaba dolor, ese dolor causado por el corazón y no por alguna herida física.
— Kim, ¿está todo bien?
— Si Jack, todo está bien.
— Bien, supongamos que te creo, ¿qué te parece si vas con este viejo a caminar un rato? la verdad que pasar la tarde en la oficina me dejo exhausto.
— Claro, vamos.
Jack era un hombre observador, no fue necesario el repentino casamiento de Liam para saber que algo raro había en esa pareja, pero con el paso de los días los veía más enamorados a ambos, entonces... porque seguía sintiendo esa curiosidad y esa molestia, como un presentimiento que esos dos terminarían separados en cualquier momento.
— ¿Puedo ser curioso pequeña?
— Usted puede preguntar lo que desee.
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Las cosas no iban como Kimberly quería, cada día se le hacía más difícil llegar a Liam, el hombre estaba tan sumergido en sus pensamientos que lo único que hacía era comportarse como un zombi, se iba al trabajo apenas la luz del sol hacia presencia, ya no llegaba para la cena, y lo peor es que el poco tiempo que estaba en aquella casa, Sharon siempre encontraba la forma de llamar su atención.Lo único bueno es que había convencido a Nancy de que debían hablar pero sería en otro momento, después del cumpleaños de Liam, la joven se había esmerado en conseguir lugar en un lujoso restaurante que a su esposo le encantaba y que desde que había regresado de Europa no había podido reservar para ir, ella haciendo uso de su apellido y dinero había conseguido no solo una mesa, sino todo el restaurante para ellos solos.Paso todo el día
Nancy junto a su hija y nuera, estaban en una especie de trance, donde a pesar de todo lo que más resaltaba era la felicidad. La mujer mayor se imaginaba a un pequeño Liam corriendo por la casa, o a una linda Kimberly riendo y llenando de alegría cada rincón.— ¡Señora Simons! — El grito del chófer alertó a las tres mujeres que lo miraron intrigada, parecía que había visto un fantasma.— Señora, debemos irnos, el lugar está rodeado.— ¿A qué te refieres?— Reporteros señora, ellos saben que la señora Kimberly está aquí, los empleados tratan de detenerlos, pero son demasiados, están fuera de sí. — Antes que Kimberly pudiera preguntar qué era lo que sucedía o porque la buscaban, un grupo de periodistas se dejaba ver por el mismo lugar donde el ch
Liam levantó la cabeza y saltó hasta donde estaba su madre, no podía creer lo que acababa de escuchar.— ¡¿Qué dices!?— Kimberly está embarazada. — Nancy salió de la habitación, Liam no sabía si estaba realmente despierto, quizás al salir de ducharse se había sumido en un sueño profundo, y todo lo que pasaba era el resultado de sueños y pesadillas mezclados en partes iguales, sería un sueño maravilloso que Kim estuviera embarazada, pero sería la peor pesadilla que él realmente haya caído tan bajo como para engañar a su esposa.Su madre apareció con unos papeles en la mano, y en su rostro se dejaba ver la decepción que su hijo le causaba.— Toma, aquí están los estudios, y estos son tus hijos. — Nancy le dio una pe
El tiempo pasó lento, demasiado para Liam, todos eran demasiado ruidosos a su alrededor, ya no los soportaba, los Bach parecían una colmena de abejas asesinas, escuchaba su zumbidos dirigidos a él y a Sam, ellos eran los responsables por todo lo que estaban pasando. Las mujeres Simons por su lado se dividían entre la sala de Kimberly y la de Jack quien sufrió un infarto, su corazón no soporto las acusaciones de Sam, este por su parte seguía produciendo estragos, su furia lo único que ocasionaba era que personas inocentes pagaran las culpas de Jared, de quien nadie sabía dónde estaba, se había evaporado de la ciudad, eso era seguro, ya que Edmond lo había mandado a buscar, pero nadie sabía nada, la cabeza de Jared tenía precio a partir de hoy.— Sam tiene razón, debemos hablar con Kimberly debe realizar la denuncia, ese maldito pagará por las buen
Liam acariciaba el rostro mortecino de su esposa, tenía las lágrimas a punto de salir, y el nudo en la garganta le dificultaba respirar, pero pudo controlar todas sus emociones en el momento que Kimberly comenzó a mover sus ojos, ella estaba despertando, y Liam tenía que asumir sus culpas, además de ser fuerte para lo que se avecinaba.— ¿Mmm? Li— Liam? ¿Que— que paso? — La joven miraba a su alrededor, sin saber a dónde estaba, era como si una bruja se hubiera adueñado de su mente, hasta que colocó su mano en su vientre, y el recuerdo la golpeó con fuerza, la sensación de la sangre caer por sus piernas, la trajo de golpe a la realidad.— ¡¿Mis bebés?! — Quiso levantarse de la cama, pero su esposo se lo impidió, colocó sus manos sobre los pequeños hombros de la joven y la obligó a permanecer
Kimberly sabía que el amor que sentía por Liam no moriría de la noche a la mañana, además que ese bebé que estaba esperando los uniría de por vida, debía anestesiar su corazón, debía acostumbrarse a ver a ese hombre que se le había metido por debajo de la piel, tendría que acostumbrarse ya que solo tenía dos opciones, amarlo de lejos o tratar de matar el amor que sentía y seguir con su vida.A la familia Bach no les causó simpatía saber que el infiel estaría en la mansión conviviendo con ellos, pero Kimberly sabía lo que quería, era su vida y decidió tomar las riendas de ella.Si bien al momento de darle el alta Samanta le recomendó reposo por unos días, Kim tenía cartas que jugar.— Me gustaría pedirte algo.— Claro, dime.— &ique
Marcus salió del despacho, y en el camino vio a Liam, se propuso entonces llevar al límite a su preciada perla, ella debía tomar la decisión más importante.— Liam.— Hola Marcus.— Kimberly quiere hablar contigo. Está en el despacho.Sin pensarlo el hombre se dirijo hacia allí, él no perdía oportunidad para hablar con esa mujer a la que amaba, y por la cual estaba perdiendo la cordura, al tenerla tan cerca y a la vez tan lejos.Toco la puerta del despacho pero no recibió respuesta alguna, tocó una vez más y la ansiedad comenzó a surgir en él.“¿Será que se sentía mal?”Liam sabía que su esposa sólo confiaba en él a lo que el embarazo se refería, Kimberly lo evitó todos estos me
Una nueva Bach había llegado al mundo, y todos querían conocer a LUCERO SIMONS BACH, pero Kimberly no estaba dispuesta a que su hija fuera una novedad en las revistas de farándula o en los diarios amarillistas, ella mejor que nadie conocía los peligros que eso implicaba, fue por ese motivo que cuando la pequeña tenía un mes y estaban en el jardín de la casona Simons que su furia salió a relucir cuando una luz llamó su atención.— Nancy, por favor lleva a dentro a mi hija.— ¿Qué sucede Kim?— Un periodista, acabo de ver el flash de la cámara.— Llamar a seguridad.— No es necesario puedo ocuparme de esto.Kimberly espero a que su suegra ingresara a la casa junto con su pequeña Lucero, y se dirigió a los arbustos del lado este de la residencia, donde había divisado el r