MellisaNo quería terminar así, entre sus brazos sintiendo su piel acariciar mi cuerpo, no quería porque si empezaba no podría detenerlo.—Franco, no está bien, estamos en tu oficina. Si alguien viene y toca la puerta…—Nadie vendrá, espera un poco.Las veces que nos vemos siempre vamos a un lugar diferente, hemos sido cuidadosos con los demás.Las ganas de hacerlo se notaban, la erección en el pantalón de él se sentía. Parece desesperado por acariciarme más, lo que me excita.Franco levantó mi falda al tiempo que besaba mi cuello, había perdido la pelea ante el deseo, lo dejaba lamer mi piel y hacer chupetazos en mi cuello que me erizaban la piel; su respiración agitada, el olor de su cuerpo, todo me hacía perder la cabeza.—Te deseo, me muero por desnudarte y sentir dentro de ti.Los dedos de mi jefe se sienten cerca de mi zona más débil, acaricia por encima de mi ropa interior, sus manos fuertes sabían dónde debían tocar con exactitud. Abrí mis piernas para que tuviera más comodida
MellisaDiez años atrás—Deja de actuar como un niño inmaduro, pronto las cosas van a mejorar para ti. Estás siendo exagerado.—Melli, no comprendes lo que sucede.—Claro que lo entiendo, pero creo que estás siendo un completo pesimista.Franco terminó su carrera universitaria hace un par de años, no se ha dado la oportunidad de creer en el mismo, pretende que en solo dos años puede alcanzar todo lo que quiere.—Pensé que ese hijo de perra me daría la oportunidad, ni se tomó el tiempo de leer mi proyecto. Echó abajo todo lo que hice en meses y no lo revisó, no eran las palabras para un joven que quiere surgir, entré tan animado y me dejó más destrozado.Un empresario reconocido le dio la oportunidad a un joven de emprender su negocio y en menos de un año lo hizo surgir, le dije a Franco que fuera, que su idea de negocio era mejor y aun más grande; había más ambición en lo que el pretendía. Lo animé, lo acompañé y le di las esperanzas para que se tuviera fe, pero para su desgracia la e
MellisaDe diez años de conocer a Franco, tengo ocho años de tener una extraña relación que no es una relación, pero que si implica tener sexo. Con el tiempo lo logramos manejar, en la oficina somos unos profesionales y por las noches somos unos amantes. Nos hemos acostumbrado uno al otro, sabemos lo que nos gusta y lo que no. Tenemos tanta conexión que es inexplicables, ambos fuimos claros, los sentimientos no pueden involucrarse, lo que no me preocupaba porque sabía que de cierta manera; él siempre estaría para mí. En los últimos años conoció a un par de mujeres, pero todas y cada una de las que pretendía acercarse a él, las alejé. Franco confía ciegamente en mí, siempre valora mi opinión y tiene en cuenta lo que pienso de lo que sea que tenga que hacer. Soy todo para él. Lo único malo, es que con el pasar del tiempo fallé, juré no involucrar sentimientos —creí que podría con eso— Pero ahora, al saber que puedo perderlo por el hecho de casarse con esa chica, me hace perder la cabeza
Camila—Quiero que pienses con claridad lo que haces, eres muy joven Camila. Demasiado joven para que enfrentes un matrimonio, veintiséis años no son nada para todo lo que te falta por vivir. No conoces a ese hombre, no conocemos sus mañas, su carácter, su personalidad. No sabemos nada sobre él, recién lo conoces, recién sabes sobre su familia. Conociste a su madre el día de esa propuesta que te hizo.—Ya mamá, no daré reversa con la decisión.—Camila, ¿perdiste la cabeza? Ese hombre te lleva como diez años.—Mamá, sabes que esto es un negocio. Nadie habla de amor entre ese hombre y yo.—Sea lo que sea, debes casarte.—No cambiaré de parecer, ya tomé una decisión.Miré el anillo en mi dedo y le di vueltas con los otros dedos.La noche anterior.—Es repentino, ¿Qué más tendrá por decir ese hombre?—Franco, cariño. Ese hombre se llama Franco.Mis padres discutían sobre lo sucedido.—Creo que le estás dando mucha vuelta al asunto, no es un mal hombre.—¿Cómo lo sabes? Tu no lo conoces, n
FrancoTengo que poner todo en marcha, el tiempo avanza y no pienso desperdiciarlo.Sostuve a Camila de la mano para que mi familia la viera, que la reparen bien porque no habrá cercanía entre ellas, dejaré a mi familia por fuera de esto. El día que menos piensen me divorciaré, que no se encariñen con esta muchachita.—Suélteme, me está sudando la mano —dice ella como siempre sin medir sus palabras.—Mis padres están aquí, sea más dulce.—Si quiere dulce, en ese potecito hay azúcar. Ya, deje el show.Esa muchachita insolente, parece que tendré que enseñarle muchas cosas.A la hora del brindis mi padre toma la palabra, siempre tiene esa iniciativa para este tipo de momentos.—Quiero brindar por mi hijo, por el amor y por la nueva familia. Es un gusto conocerlos, gracias por recibir a nuestro hijo en su familia, también recibimos con el mismo amor a su pequeña Camila.Mis padres sonríen, sé que es extraño como se siente esto de engañar a toda esta gente.—No tiene que agradecer.—Salud
FrancoNecesitaba a una persona que me diera apoyo, mi tiempo está contado, no puedo hacerme cargo de una boda. Melli será de apoyo, eso lo aprecio. Al principio quise hacerlo solo, pero ella fue amable en decir que me ayudaría, me alegra que no le moleste y que no cambiará nada entre nosotros.—Melli, esta es la chica que contraté para la organización de la boda. Se llama Rebecca, vendrá en una hora; pero no puedo recibirla. Prepara todo con ella, si necesitas saber algo puedes llamar a Camila o a su madre.—Si, yo te ayudo, no te preocupes.En la mañana cuando llegué no encontré a mi secretaria en su lugar habitual, la llamé y me dijo que estaba en su asiento, pero yo estaba allí mirando su silla vacía, y no estaba; ella sigue diciéndome mentiras. Una hora más tarde llegó a mi oficina y le dije que me ayudara con los arreglos de la boda.—Gracias por esto, haré lo posible por terminar antes y llegar con ustedes.No recibí respuesta de su parte, solo afirmó con su cabeza y salió de l
CamilaEs humillante, no estoy acostumbrada a esto, quiero que mi padre sea quien cubra mis gastos. Se siente mal que ese hombre sea quien pague mi vestido, ¡que humillante!—Franco parece un hombre amoroso, es muy atento al querer organizar la boda. Habitualmente la novia o las madres son las que están al frente y hasta son las que hacen el contacto inicial. Pero esta vez tengo algo muy distinto a lo que estoy acostumbrada.—Si, es muy atento. Con un carácter de mierda, pero es un buen hombre.—Oh, no parece ser de esos hombres, pero está muy pendiente de ti. Al inicio pensé que Mellisa, la secretaria era la novia.—¿Sí? ¿por qué?—Fue la persona que me recibió, con quien organicé los primeros asuntos; como la fecha, colores centrales y ese tipo de cosas.—¿La secretaria escogió la fecha de la boda?—Si, ¡Oh! ¿No me digas que no sabes aun?—No es eso, teníamos algunas fechas en mente, la dejamos a ella a cargo mientras arreglaba asuntos de trabajo.Sé el afán del asunto, que deberíam
Camila—¿Por qué hay que apresurarse? Parece que soy la única que piensa en que algo no nada bien, ¿Cuál es el interés de ese hombre?—Mamá, ya no hay nada que hacer, ya tengo el vestido de novia en mi habitación. Deberían mañana ir con ese diseñador por sus trajes.Jugaba con la comida mientras pensaba en lo que se venía para mí.—No quiero nada de ese hombre, ¿Qué pasa contigo Camila? La chica que no quiere nada de nadie, que no quiere que la humillen y que siempre mantiene intacta su dignidad.No quise responderle, es algo ilógico que me sienta como una vencedora sabiendo que no tengo nada en este momento. Por más que quise aparentar en esa tienda, por más que quise verme como una diosa ante Leo, por dentro me sentía vacía, humillada y triste.—No hablemos más de los mismo, por favor.—Si, cariño. Dejemos que la niña coma tranquila, hoy no fue un buen día para ella.—Phillip, eres el menos apropiado en pedir que haga silencio, ¿lo sabes verdad?—Mercedes, no quiero volver a lo mism