Camila—Quiero que pienses con claridad lo que haces, eres muy joven Camila. Demasiado joven para que enfrentes un matrimonio, veintiséis años no son nada para todo lo que te falta por vivir. No conoces a ese hombre, no conocemos sus mañas, su carácter, su personalidad. No sabemos nada sobre él, recién lo conoces, recién sabes sobre su familia. Conociste a su madre el día de esa propuesta que te hizo.—Ya mamá, no daré reversa con la decisión.—Camila, ¿perdiste la cabeza? Ese hombre te lleva como diez años.—Mamá, sabes que esto es un negocio. Nadie habla de amor entre ese hombre y yo.—Sea lo que sea, debes casarte.—No cambiaré de parecer, ya tomé una decisión.Miré el anillo en mi dedo y le di vueltas con los otros dedos.La noche anterior.—Es repentino, ¿Qué más tendrá por decir ese hombre?—Franco, cariño. Ese hombre se llama Franco.Mis padres discutían sobre lo sucedido.—Creo que le estás dando mucha vuelta al asunto, no es un mal hombre.—¿Cómo lo sabes? Tu no lo conoces, n
FrancoTengo que poner todo en marcha, el tiempo avanza y no pienso desperdiciarlo.Sostuve a Camila de la mano para que mi familia la viera, que la reparen bien porque no habrá cercanía entre ellas, dejaré a mi familia por fuera de esto. El día que menos piensen me divorciaré, que no se encariñen con esta muchachita.—Suélteme, me está sudando la mano —dice ella como siempre sin medir sus palabras.—Mis padres están aquí, sea más dulce.—Si quiere dulce, en ese potecito hay azúcar. Ya, deje el show.Esa muchachita insolente, parece que tendré que enseñarle muchas cosas.A la hora del brindis mi padre toma la palabra, siempre tiene esa iniciativa para este tipo de momentos.—Quiero brindar por mi hijo, por el amor y por la nueva familia. Es un gusto conocerlos, gracias por recibir a nuestro hijo en su familia, también recibimos con el mismo amor a su pequeña Camila.Mis padres sonríen, sé que es extraño como se siente esto de engañar a toda esta gente.—No tiene que agradecer.—Salud
FrancoNecesitaba a una persona que me diera apoyo, mi tiempo está contado, no puedo hacerme cargo de una boda. Melli será de apoyo, eso lo aprecio. Al principio quise hacerlo solo, pero ella fue amable en decir que me ayudaría, me alegra que no le moleste y que no cambiará nada entre nosotros.—Melli, esta es la chica que contraté para la organización de la boda. Se llama Rebecca, vendrá en una hora; pero no puedo recibirla. Prepara todo con ella, si necesitas saber algo puedes llamar a Camila o a su madre.—Si, yo te ayudo, no te preocupes.En la mañana cuando llegué no encontré a mi secretaria en su lugar habitual, la llamé y me dijo que estaba en su asiento, pero yo estaba allí mirando su silla vacía, y no estaba; ella sigue diciéndome mentiras. Una hora más tarde llegó a mi oficina y le dije que me ayudara con los arreglos de la boda.—Gracias por esto, haré lo posible por terminar antes y llegar con ustedes.No recibí respuesta de su parte, solo afirmó con su cabeza y salió de l
CamilaEs humillante, no estoy acostumbrada a esto, quiero que mi padre sea quien cubra mis gastos. Se siente mal que ese hombre sea quien pague mi vestido, ¡que humillante!—Franco parece un hombre amoroso, es muy atento al querer organizar la boda. Habitualmente la novia o las madres son las que están al frente y hasta son las que hacen el contacto inicial. Pero esta vez tengo algo muy distinto a lo que estoy acostumbrada.—Si, es muy atento. Con un carácter de mierda, pero es un buen hombre.—Oh, no parece ser de esos hombres, pero está muy pendiente de ti. Al inicio pensé que Mellisa, la secretaria era la novia.—¿Sí? ¿por qué?—Fue la persona que me recibió, con quien organicé los primeros asuntos; como la fecha, colores centrales y ese tipo de cosas.—¿La secretaria escogió la fecha de la boda?—Si, ¡Oh! ¿No me digas que no sabes aun?—No es eso, teníamos algunas fechas en mente, la dejamos a ella a cargo mientras arreglaba asuntos de trabajo.Sé el afán del asunto, que deberíam
Camila—¿Por qué hay que apresurarse? Parece que soy la única que piensa en que algo no nada bien, ¿Cuál es el interés de ese hombre?—Mamá, ya no hay nada que hacer, ya tengo el vestido de novia en mi habitación. Deberían mañana ir con ese diseñador por sus trajes.Jugaba con la comida mientras pensaba en lo que se venía para mí.—No quiero nada de ese hombre, ¿Qué pasa contigo Camila? La chica que no quiere nada de nadie, que no quiere que la humillen y que siempre mantiene intacta su dignidad.No quise responderle, es algo ilógico que me sienta como una vencedora sabiendo que no tengo nada en este momento. Por más que quise aparentar en esa tienda, por más que quise verme como una diosa ante Leo, por dentro me sentía vacía, humillada y triste.—No hablemos más de los mismo, por favor.—Si, cariño. Dejemos que la niña coma tranquila, hoy no fue un buen día para ella.—Phillip, eres el menos apropiado en pedir que haga silencio, ¿lo sabes verdad?—Mercedes, no quiero volver a lo mism
Franco—Quizás deba irme, mañana tienes muchas cosas que hacer.Melli se viste en frente de mí, abrocha los botones de su vestido.—Si, lo había olvidado. La boda, la boda.—Mañana deberás empezar el papel de esposo, algo me dice que si cambiarán las cosas entre nosotros.—Melli, no digas eso.Me levanto de la cama aun desnudo, camino hasta donde ella y evito que se abroche por completo el vestido.—Todo será igual, no tienes que preocuparte.—No me preocupo.—Niega eso en mi cara, mírame. Mírame a los ojos.Desbroché los botones que ya había abrochado, hasta que su vestido volviera a caer en el piso.—Todo esto siempre me va a pertenecer, ¿verdad? —susurré con deseo apretando sus caderas.—No creí que llegara este día, ser una invitada en tu boda. Mañana será tu matrimonio, es imposible de asimilar.—No hablemos de eso, ven aquí.Tomé su mandíbula y la forcé a que levantara su rostro, me mirara y siguiera hablando todas las babosadas que dice. Melli disfruta tanto como yo, siento su
Camila—Los vecinos enviaron un ramo de flores para felicitarte por tu boda —dice mamá apareciendo con un enorme ramo de flores.—¡Es precioso! —dice el estilista.El hombre ha sido muy paciente, intenta animarme con sus temas de conversación, pero solo pienso en lo mismo una y otra vez.—Sí, es muy lindo.—Que lástima no poder invitar a los vecinos a tu boda, pero ya les expliqué a los Marques que es una celebración intima.—Bueno, llegó la hora de ponernos el vestido. ¡Jenni! Cariño, ven aquí. Ayúdame con el vestido de nuestra princesa. No queremos arruinarlo.La chica que le ayudaba a mi madre llega a toda prisa a mi habitación para vestirme junto al hombre.—Es el vestido más hermoso que he visto en toda mi vida, parece costoso.—No parece, lo es.Me desnudé en frente de los que estaban en la habitación, solo tenía mi panti de encaje porque los senos debían quedar al aire libre, hacía parte de la moda del traje.—Pero miren eso, ¡Es maravilloso! Te queda tan hermoso.—Hija, tenías
FrancoComprendí a lo que Melli se refería, entendí en este preciso instante lo que ella me decía sobre no creer que podría verme en un altar. Lo interpreté cuando miré a los invitados desde donde estoy y la vi, no era la imagen que tenía para un día como hoy. El matrimonio no era una opción, pero estoy claro en que la única vez que pensé en casarme, la persona que creí estaría en frente de mi era ella, era esa misma mujer que ahora veo a lo lejos y no sujetando mi mano en altar.Puse en duda todo lo que había planeado hasta ahora, me costaba dar el sí en frente de ella. En mi cabeza estaba el impulso de responder, pero no podía abrir mi boca.Lamento lo que hago, me pido disculpa a mi por no hacer lo que mi corazón quiere, por no dejar el odio y el resentimiento a un lado y poder avanzar. Me pido disculpas por no permitirme fluir en la paz y tranquilidad; también, pido disculpas a Melli, porque no debería estar aquí viendo esto. Pido disculpa a Camila, porque sin querer también la he