Ibrahim La noche nocturna de la ciudad de Toronto era demasiado atractiva, también muy tentadora. Miré a través de la ventanilla las luces que pasaban a nuestro lado. Esperaba una llamada para poder llegar a mi objetivo número uno: Isabella. Un suspiro salió de mis labios cuando pensé en ella. Azahara necesitaba que yo fuese la persona que acompañara a Isabella al evento, una vez que le dije que Zaid había dicho que iría su asistente, mi prima se había alterado, necesitaba un plan para alejarla de su prometido, del cual no confiaba en absoluto. —Señor Ayad, hemos llegado. —anunció mi chófer, en el asiento del copiloto, estaba mi jefe de seguridad, se giró para mirarme. —El edificio de enfrente es la empresa del señor Ashgar. —me incliné para mirarlo, era bastante grande, no más que mi hotel en Dubái, se veía a simple vista muy aburrido. Tenía colores grises y azules cromados, el letrero grande «Ashgar Export» estaba iluminado por completo. —¿Ya ha conseguido la información qu
ZaidJohn recibió una llamada en cuanto nos detuvimos a un par de cuadras de dónde se ubicaba el departamento de Isabella, él no dijo nada, pero al terminar miró hacia mí.—Tenemos un problema—pude ver esa mirada en John. No me dejó preguntar que pasaba cuando habló: — El señor Ayad está en este momento en el departamento de la señorita Sánchez. —la tensión que se había esfumado desde que había hablado con Isabella, había vuelto.—Regresa, AHORA. —ordené, ya no me importaba si Ibrahim se enteraba de mi compromiso cancelado, a mí nadie me podía tocar a Isabella, y él debió de descubrir algo como para venir tan tarde a su departamento. Estaba pensando mil cosas, cuando el auto se detuvo, la camioneta de Ibrahim estaba estacionada afuera del edificio, precisamente en el espacio que acabamos de dejar hace unos minutos, había un par de hombres custodiando la entrada. Al vernos, llamaron de inmediato. Pero no importaba en que parte del camino hacia su auto me encontraba a Ibrahim, le dejarí
IsabellaAl decir esas últimas palabras, pude ver claramente en sus ojos la ira, la molestia, un poco de confusión, arrugó su ceño y luego de un breve momento, se dirigió a mí.—¿A ti? ¿Por qué te quiere a ti? ¿Desde cuándo ese…?—detuvo su oración, pensé que diría una grosería—¿Desde cuándo tiene interés en ti? ¡Si solo lleva un día de conocerse!—exclamó empezando a exaltarse. —Definitivamente va con todo. —comenzó a caminar de un lado a otro, pensando, me levanté del brazo del sillón y me interpuse en el camino de él, puse mis manos en su estómago para que se detuviera, sus ojos se abrieron un poco más por mi movimiento. —Respira, habibi. Respira…—susurré, aún me estremecía la forma en que salía esa palabra de mi boca hacia él, y para Zaid pareció ser un bálsamo que pudo tranquilizarlo, la tensión en su rostro desapareció, para darle la bienvenida a una sonrisa que intentó ocultar, levantó su mano y retiró un poco de cabello para acomodarlo detrás de mi oreja. —Habibati, cuidaré de
Zaid John me miró de reojo por el retrovisor, mientras nos dirigíamos a la casa donde Azahara esperaba, lo que me tenía preocupado es que ella no podía salir sin su primo, Ibrahim, era una regla en nuestra religión que solo podría salir con un familiar y la mujer que siempre estaba con ella. Solté un largo suspiro, me sentía emocionado por lo de Isabella, pero, por otro lado, estaba empañado por lo que quería Ibrahim, sé qué sabía que Isabella se había hecho alguien importante en mi vida y él la quería, creyendo que con eso, podría torturarme, pero no se lo permitiría por nada del mundo. —Han confirmado que hay un taxi esperando afuera de la casa, señor. —dijo John, —Debe de ser la señorita Azahara. —Avisa que espere en el interior de la casa, no quiero que nadie la mire por si anda Ibrahim rondando ahora mi casa. —Sí, señor. —John dio la orden, mientras que yo, entre más nos acercábamos, más tenso me sentí, tenía que ser firme con mis sentimientos, no podía seguir bajo las órdenes
IsabellaEsperé un buen rato la llamada o mensaje de Zaid, estaba nerviosa por lo que pudiese darse entre él y Azahara, muchas preguntas me asaltaron una tras de otra: «¿Y si se ve obligado a cumplir el compromiso?» ¿Ella lo convencerá? ¿Zaid será firme con su decisión?» Hasta que me quedé dormida entrada ya la noche. Por la mañana, desperté inquieta, leí los mensajes de mis hermanos deseando un buen día, pero ninguno de Zaid. Hice mi rutina matutina antes de marcharme a trabajar, aún era temprano así que tenía tiempo. El timbre de mi departamento sonó, casi tropiezo cuando salí disparada a abrir la puerta, entonces apareció Zaid, tenía unas líneas medio oscuras debajo de sus ojos, señal de que no había podido dormir, no dijo nada y yo solo lo abracé, me rodeó con sus brazos mientras dejé mi mejilla contra su pecho, escuché cómo su corazón latió a toda prisa. —¿Cómo estás, Habibi?—me separé de él para mirarlo a la cara, él no mostró algún gesto de su humor. Me separé entendiendo mi
ZaidPista privada del Aeropuerto Internacional Toronto Pearson, CanadáMi corazón no dejó de latir apresuradamente una vez que mi plan se había realizado, no me podía creer lo que había hecho, yo, Zaid Ashgar. Bajé la mirada a mis manos que estaban empezando a sudar de los nervios, ¿Había hecho bien? «Sí». Esa voz dentro de mi cabeza me decía que si estaba bien lo que había hecho. Tomé una bocana de aire y lo solté lentamente entre mis dientes. Está todo listo, señor Ashgar—dijo John interrumpiendo mi momento en el que estaba intentando calmarme. —Está la pista despejada. —Gracias, John. ¿Has averiguado dónde están Ibrahim y Azahara?—pregunté levantando la mirada a él.—Han volado esta madrugada, tienen cuatro horas de vuelo adelante que nosotros. Así que ellos estarán antes que usted en Dubái. Supongo que lanzarán la red con la familia de la señorita Ayad con tiempo. —asentí lentamente, era lógico lo que estarían tratando de hacer los Ayad. —¿Isabella dónde está?—pregunté al no
IsabellaPista privada del Aeropuerto Internacional de Dubái, Emiratos Árabes Unidos.Zaid se puso de pie y comenzó a caminar por el largo pasillo, se dirigió hacia donde habían abierto la puerta, mis piernas temblaban, me detuve y él siguió caminando, pensando que iba detrás de él, pasé saliva con dificultad cuando mi garganta se secó por completo, los recuerdos de lo mal que me fue en la primera visita, juré para mí misma que no volvería, y ahí estaba, a punto de bajarme, a punto de ver el enfrentamiento de Zaid contra dos familias. Bajé mi mirada e intenté controlar mi mente para que no fuese a ese momento del atentando, ¿En qué momento mi cuerpo se bloqueó? ¿Acaso es por qué sé qué estoy en un lugar que me da miedo? No lo sabía. ―¿Habibati?―escuché la voz de Zaid, cuando levanté la mirada, él estaba caminando de regreso hacia mí, mis dedos se habían aferrado al respaldo de uno de los sillones de cuero, ―Estás pálida y sudando frío―se sorprendió al verme. ―Estoy bien, dame un mo
IsabellaMe quedé embelesada mirándolo por un momento.―¿Estás lista?―asentí, tomé el hiyab que me había dado la primera vez que vine. ―Gracias por usarla por esta noche, aunque no seas una mujer de mi religión. ―le sonreí. ―No des las gracias, no quiero que nadie se quede incómoda por mi presencia al verme sin el hiyab. ―me ayudó a acomodarlo correctamente, luego, tomé mi bolso pequeño y metí el celular, y mis identificaciones. Otro silencio en el transcurso del camino a casa de sus padres, Zaid se veía seguro de sí mismo, pero yo, era un manojo de nervios. «¿Qué es lo que pasará?» La pregunta no dejó de rondar por mi mente, sus dedos siguieron acariciando ahora mis dedos y jugando con el anillo de oro que tenía puesto, le dio vueltas una y otra vez, sé qué estaba ocultando sus nervios. El auto se detuvo frente a la mansión de los padres de Zaid, había varios carros de diferentes marcas, pensé que podrían ser las otras familias, sin duda, queriendo mostrar al mundo que Zaid estaba