IsabellaAl decir esas últimas palabras, pude ver claramente en sus ojos la ira, la molestia, un poco de confusión, arrugó su ceño y luego de un breve momento, se dirigió a mí.—¿A ti? ¿Por qué te quiere a ti? ¿Desde cuándo ese…?—detuvo su oración, pensé que diría una grosería—¿Desde cuándo tiene interés en ti? ¡Si solo lleva un día de conocerse!—exclamó empezando a exaltarse. —Definitivamente va con todo. —comenzó a caminar de un lado a otro, pensando, me levanté del brazo del sillón y me interpuse en el camino de él, puse mis manos en su estómago para que se detuviera, sus ojos se abrieron un poco más por mi movimiento. —Respira, habibi. Respira…—susurré, aún me estremecía la forma en que salía esa palabra de mi boca hacia él, y para Zaid pareció ser un bálsamo que pudo tranquilizarlo, la tensión en su rostro desapareció, para darle la bienvenida a una sonrisa que intentó ocultar, levantó su mano y retiró un poco de cabello para acomodarlo detrás de mi oreja. —Habibati, cuidaré de
Zaid John me miró de reojo por el retrovisor, mientras nos dirigíamos a la casa donde Azahara esperaba, lo que me tenía preocupado es que ella no podía salir sin su primo, Ibrahim, era una regla en nuestra religión que solo podría salir con un familiar y la mujer que siempre estaba con ella. Solté un largo suspiro, me sentía emocionado por lo de Isabella, pero, por otro lado, estaba empañado por lo que quería Ibrahim, sé qué sabía que Isabella se había hecho alguien importante en mi vida y él la quería, creyendo que con eso, podría torturarme, pero no se lo permitiría por nada del mundo. —Han confirmado que hay un taxi esperando afuera de la casa, señor. —dijo John, —Debe de ser la señorita Azahara. —Avisa que espere en el interior de la casa, no quiero que nadie la mire por si anda Ibrahim rondando ahora mi casa. —Sí, señor. —John dio la orden, mientras que yo, entre más nos acercábamos, más tenso me sentí, tenía que ser firme con mis sentimientos, no podía seguir bajo las órdenes
IsabellaEsperé un buen rato la llamada o mensaje de Zaid, estaba nerviosa por lo que pudiese darse entre él y Azahara, muchas preguntas me asaltaron una tras de otra: «¿Y si se ve obligado a cumplir el compromiso?» ¿Ella lo convencerá? ¿Zaid será firme con su decisión?» Hasta que me quedé dormida entrada ya la noche. Por la mañana, desperté inquieta, leí los mensajes de mis hermanos deseando un buen día, pero ninguno de Zaid. Hice mi rutina matutina antes de marcharme a trabajar, aún era temprano así que tenía tiempo. El timbre de mi departamento sonó, casi tropiezo cuando salí disparada a abrir la puerta, entonces apareció Zaid, tenía unas líneas medio oscuras debajo de sus ojos, señal de que no había podido dormir, no dijo nada y yo solo lo abracé, me rodeó con sus brazos mientras dejé mi mejilla contra su pecho, escuché cómo su corazón latió a toda prisa. —¿Cómo estás, Habibi?—me separé de él para mirarlo a la cara, él no mostró algún gesto de su humor. Me separé entendiendo mi
ZaidPista privada del Aeropuerto Internacional Toronto Pearson, CanadáMi corazón no dejó de latir apresuradamente una vez que mi plan se había realizado, no me podía creer lo que había hecho, yo, Zaid Ashgar. Bajé la mirada a mis manos que estaban empezando a sudar de los nervios, ¿Había hecho bien? «Sí». Esa voz dentro de mi cabeza me decía que si estaba bien lo que había hecho. Tomé una bocana de aire y lo solté lentamente entre mis dientes. Está todo listo, señor Ashgar—dijo John interrumpiendo mi momento en el que estaba intentando calmarme. —Está la pista despejada. —Gracias, John. ¿Has averiguado dónde están Ibrahim y Azahara?—pregunté levantando la mirada a él.—Han volado esta madrugada, tienen cuatro horas de vuelo adelante que nosotros. Así que ellos estarán antes que usted en Dubái. Supongo que lanzarán la red con la familia de la señorita Ayad con tiempo. —asentí lentamente, era lógico lo que estarían tratando de hacer los Ayad. —¿Isabella dónde está?—pregunté al no
IsabellaPista privada del Aeropuerto Internacional de Dubái, Emiratos Árabes Unidos.Zaid se puso de pie y comenzó a caminar por el largo pasillo, se dirigió hacia donde habían abierto la puerta, mis piernas temblaban, me detuve y él siguió caminando, pensando que iba detrás de él, pasé saliva con dificultad cuando mi garganta se secó por completo, los recuerdos de lo mal que me fue en la primera visita, juré para mí misma que no volvería, y ahí estaba, a punto de bajarme, a punto de ver el enfrentamiento de Zaid contra dos familias. Bajé mi mirada e intenté controlar mi mente para que no fuese a ese momento del atentando, ¿En qué momento mi cuerpo se bloqueó? ¿Acaso es por qué sé qué estoy en un lugar que me da miedo? No lo sabía. ―¿Habibati?―escuché la voz de Zaid, cuando levanté la mirada, él estaba caminando de regreso hacia mí, mis dedos se habían aferrado al respaldo de uno de los sillones de cuero, ―Estás pálida y sudando frío―se sorprendió al verme. ―Estoy bien, dame un mo
IsabellaMe quedé embelesada mirándolo por un momento.―¿Estás lista?―asentí, tomé el hiyab que me había dado la primera vez que vine. ―Gracias por usarla por esta noche, aunque no seas una mujer de mi religión. ―le sonreí. ―No des las gracias, no quiero que nadie se quede incómoda por mi presencia al verme sin el hiyab. ―me ayudó a acomodarlo correctamente, luego, tomé mi bolso pequeño y metí el celular, y mis identificaciones. Otro silencio en el transcurso del camino a casa de sus padres, Zaid se veía seguro de sí mismo, pero yo, era un manojo de nervios. «¿Qué es lo que pasará?» La pregunta no dejó de rondar por mi mente, sus dedos siguieron acariciando ahora mis dedos y jugando con el anillo de oro que tenía puesto, le dio vueltas una y otra vez, sé qué estaba ocultando sus nervios. El auto se detuvo frente a la mansión de los padres de Zaid, había varios carros de diferentes marcas, pensé que podrían ser las otras familias, sin duda, queriendo mostrar al mundo que Zaid estaba
IsabellaEscuchar lo que había dicho Zaid delante de todos y en la cara de Azahara, me dejó helada por completo. Su mano siguió aprisionando la mía con fuerza. —Nos marcharemos, estoy muy decepcionado de todo esto. Han cambiado mis planes con mi única hija. —dijo en árabe el padre de Azahara, hizo una inclinación hacia nosotros-todavía mostrando educación- y luego hacia los padres de Zaid que seguían mudos y atónitos por lo que estaba pasando. Respondieron la despedida y el señor tiró del brazo de Azahara que seguía llorando delante de Zaid. Sentí lástima por la desesperación de Azahara, después de esto, muchas cosas cambiarían para ella y la toma de poder de los negocios familiares pasarían definitivamente a Ibrahim como lo había dicho Zaid. ¿Por qué no tomarlo ella siendo la hija única?, sus leyes sí que necesitan mejorarlas ¿Qué una mujer no puede ser buena en los negocios? Entonces algo llegó a mi mente… «¿Dónde estaba Ibrahim?»—Pagaré lo que pidan para quitar el sabor amargo d
Isabella Después de decir aquellas palabras Zaid, «Vamos a casa, habibati» No escuchamos más a sus padres, él solo tiró de mi mano de manera sutil para marcharnos de esa casa, mi corazón se sintió oprimido cuando lo miré a los ojos, era una tristeza que cualquier persona podría mirar en Zaid, muchas cosas pasaron por mi cabeza, quería regresar a decirles un par de cosas, pero sé qué podría estar perjudicando más la situación. Durante el camino a la casa de Zaid, -que insistentemente dijo que era de los dos ahora que somos esposos- fue en total silencio, su mano acariciando el anillo de oro que estaba en mi dedo, su mirada hacia la ventanilla. Quería decirle que regresara y encontrara una solución, que si era el disolver este matrimonio, que lo apoyaba, pero no quería verlo así, «Pero tampoco de la otra manera» torcí mi labio al recordarlo, uno de los motivos por el cual me había casado y así quitarse a Azahara de encima junto con lo de su familia. Llegamos a la casa, con su caballero