ZaidMiré el reloj y luego hacia la segunda planta, esperando que Isabella apareciera para marcharnos a recoger los resultados de sus análisis, mis tres cuñados estaban en la cocina desayunando y entretenidos con unas nuevas tabletas que les había comprado como detalle de nuestra parte. Así que los tres, estaban sumidos en el entretenimiento en lo que iba con ella al laboratorio. —Señor, Ashgar. —escuché a John llamarme, me exalté al verlo a mi lado, ¿En qué momento llegó?—Lo siento, no fue mi intención asustarlo.—No, no, es solo que estoy perdido en mis pensamientos y no te vi llegar, pero, dime, —me aclaré la garganta—¿Qué noticias me tienes?—¿Quiere que lo hablemos aquí?—preguntó dudando.—Bueno, solo dame un resumen breve. —pedí desviando la mirada de manera breve hacia la segunda planta, luego miré a John.—El señor Ayad, ha pedido una reunión con usted de último momento en media hora. —alcé mis cejas con total sorpresa. —Me lo acaba de informar la señora Bruce cuando no le ha
IsabellaEsperaba sentada en la sala de espera del consultorio donde me entregarían mis resultados, tenía un doctor quien me informaría que es lo que tenía. Mi corazón no dejó de latir apresurado, me había olvidado por un momento de Zaid y su reunión con Ibrahim, y sé, que podría estar Azahara presente. Y no la culpaba. Zaid era alguien quien había marcado su vida, un compromiso por más de treinta años, esperar un último año para casarse y que, al final, el compromiso se cancelara. Lo sé, tengo aún remordimiento por ella, pero, ¿Quién manda en el corazón? De alguna manera extraña o ya sea por un destino entrelazado, Zaid y yo, estamos juntos, casados, —llevé mi mano a mi vientre— y no sé sí, venía un bebé en camino. El solo imaginar que podría estar embarazada, empecé a sudar en frío, mi garganta se secó rápido, mi pierna comenzó a moverse rápidamente de arriba hacia abajo, por los nervios.—Señora Ashgar—escuché a lo lejos la voz de John, pero bastante lejos. — ¿Isabella? —cuando salí
IsabellaSalí del despacho con los resultados en la mano, las palabras del doctor resonaban en mi interior, resonaban fuerte. Ahora, oficialmente tenía un ser vivo creciendo dentro de mí, una fusión de mí misma y de Zaid. El temor de no ser la madre que este bebé necesitaba me embargó, un sentimiento de miedo que me atrapó.—Señora Ashgar —me llamó John. Levanté la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Mi labio inferior tembló de nuevo y él dedujo la noticia por mi expresión. Barrí las lágrimas que empezaron a deslizarse por mis mejillas y enderecé mi postura.—Vamos a casa, por favor —le pedí. Necesitaba esperar a Zaid y contarle. El viaje transcurrió en total silencio, pero noté la mirada de John a través del espejo retrovisor, pendiente de mí. Veinte minutos después, descendí de la camioneta y noté que Zaid aún no había llegado. Revisé mi celular y vi que se dirigía hacia la casa. Mi estómago se contrajo al verlo acercarse. Tomé una bocanada de aire y lo solté entre diente
Después de su inolvidable boda en Dubái, Isabella y Zaid se sumergen en los primeros compases de su vida matrimonial. El amor que los une es fuerte y poderoso, pero pronto se enfrentarán a desafíos inesperados que pondrán a prueba su relación y los llevarán a explorar los misterios del destino.En sus primeros meses como pareja casada, los celos se apoderan de Zaid y sus inseguridades comienzan a emerger. Desea proteger a Isabella y ansía tenerla siempre a su lado, lo que provoca tensiones en su relación. Mientras tanto, Isabella se debate entre su amor por Zaid y su deseo de seguir trabajando como su asistente. La lucha por mantener su independencia se intensifica y se preguntan si podrán encontrar un equilibrio que satisfaga a ambos.En medio de estos conflictos internos, la vida de Isabella y Zaid da un giro inesperado cuando se ven envueltos en una serie de atentados. Estos eventos amenazan su seguridad y despiertan en Zaid la sospecha de que alguien está conspirando para hacerles
Isabella Export Ashgar, Toronto, -Canadá. Mi mirada estaba fija en la pantalla de mi monitor mientras finalizaba los detalles para el evento del fin de semana. Sentía una mezcla de emoción e inquietud. Zaid se había obsesionado con la idea de revelar nuestro nuevo estatus en la empresa: que yo, Isabella Sánchez, la asistente de presidencia, era su esposa. Aunque prefería mantener mi anonimato por unos meses más, esta mañana discutimos sobre el momento preciso, y él insistió en hacer el anuncio durante el evento. —Aquí tiene, señora —apareció la señora Bruce y me entregó una pequeña caja con un lazo rojo. Nuestros ojos se encontraron brevemente, fruncí el ceño y tomé la caja con una mano. —Gracias, señora Bruce —respondí cortésmente mientras ella se dirigía a su escritorio. Desde que supo que su jefe era mi esposo, había mantenido la relación laboral en total armonía. Aunque Zaid le había asegurado en repetidas ocasiones que no haría distinciones, a veces parecía incitarla a acerca
IsabellaDejé caer mi bolso sobre la superficie de mi escritorio y esperé a Zaid, me había avisado que lo esperase un par de minutos después de mi hora de salida, tenía una videoconferencia desde hace más de una hora, la señora Bruce se había despedido de mí de manera amable y me dejó sola en el piso de presidencia.Miré la pantalla de mi celular y contesté un par de mensajes instantáneos de parte de mis hermanos, todos preguntaban cómo me estaba yendo en mi vida de casada ahora que estaba de vuelta en Toronto, que pronto nos veríamos y a qué lugares los llevaría, estaban emocionados que en unas semanas nos reuniríamos en Dubái para la boda.Las palabras de Zaid hicieron ruido, el tema financiero claro que era un tema del que teníamos que hablar, no quería ser la mantenida, quería tener mi puesto como hasta ahora, quería tener mi propio dinero y con ello, ayudar a mis hermanos, aunque nunca me lo pedían yo enviaba dinero a sus cuentas.—¿Lista, señora Ashgar? —escuché la voz de Zaid s
IsabellaLa familia de Zaid habían llegado esta mañana a Toronto, habíamos ido junto con Nabila para darles la bienvenida en la pista privada. Había una gran montaña de maletas que habían traído de Dubái, no quería imaginarme todo lo que venía en ellas. La madre de Zaid, se había portado amable, siempre y cuando su hijo estuviese cerca, pero a solas, era un témpano de hielo, no sabía como interactuar con ella sin que me escudriñara con sus ojos oscuros. —¿Estás bien, habibati?—preguntó Zaid, levanté la mirada a él y afirmé lentamente, realmente tenía hambre, mucha hambre, pero estábamos en una tienda de artículos de hogar y los padres de él, querían que eligiéramos algo para nuestra nueva casa. —Sí, solo…—me llevé de manera sutil la mano a mi estómago. —Tengo hambre. Tenemos que regresar a la oficina, hay mucho por hacer y…—él puso su dedo contra mi labio para que detuviera mis palabras. —Tengo personal para ello, tranquila. —intentó hacerme sentir que todo estaba bien, acarició mi
IsabellaHospital St. Michael, Toronto, Canadá.Caminé de un lado a otro esperando que salieran a darnos noticias de Zaid, su padre estaba al celular avisando a alguien que intentaron matar a su hijo, sus hermanos hablando entre sí de forma preocupados, las esposas de ellos hacían lo mismo, la madre, orando en una la última línea de asientos, y Nabila, con los ojos llorosos y tratando de controlarse. —Él estará bien—le dije al sentarme a su lado—Saldrá pronto el doctor a dar la noticia de que está bien.—Que Alá te escuche, Isa—luego se limpió los ojos con un pañuelo. —Cuando sucedió él atentando en la boda de nuestro hermano, se sintió distinto, no tenía el terror que tengo en estos momentos de que le pase algo. —me miró—No te conocía aun cuando escuché que tú ibas en ese auto en lugar de él, agradecí que él estuviese sano y con vida, pero ahora, ¿Si le pasa algo?—y más lágrimas llegaron, negué rápidamente intentando no llorar junto con ella. —Estará bien. —aseguré con fe, el grupo