Corttonni, el apellido del cual habla toda Italia. . .
La familia con la que todos quieren emparentar. . .
Marcello Corttonni, ha entregado su corazón a la mujer que fue su amor desde la infancia. Su corazón, su piel y todo su ser vibran de solo pensar en Chiara, la mujer que se ha adueñado de su alma.
Desde niño la amo, adoró su alegría, su sonrisa, la textura de su piel, la delicada frescura de su cuerpo, el olor de su cabello, amaba todo de ella, así que no dudo en realizar su propuesta; "Anhelo que seas feliz a mi lado, anhelo ser tu amante esposo" su corazón se llenó de dicha al ser aceptado, pero la felicidad le duró poco. Chiara debe marcharse a estudiar fuera de Italia, pero aquel no sería impedimento para el amor que los unía o al menos eso era lo que ella creía. Al despedirle un juramento pronunciaron los masculinos labios; " Prometo que te esperaré"
Chiara Lorretti ha amado desde que tiene memoria a un solo hombre; Marcello Corttonni. El chico que llena de alegría todos y cada uno de sus días. Cuando Marcello le propuso matrimonio no pudo más que gritar de alegría, arrojarse a sus brazos y besarle. Pero una oportunidad de estudio la arroja lejos del refugio de su amor. Ella no desea irse, pero no le será posible quedarse, solo necesita que el amor que comparten sea tan fuerte como para poder soportar los años de separación que se avecinan.
¿Podrá este amor superar la lejanía?. ¿Qué hará Chiara, cuándo lleguen las tentaciones?, ¿Podrá Marcello sostener su promesa de amor?
¿Podrán borrarse de ellos las huellas de su amor?
Marcello Corttonni, era el chico más adorable que muchos hubiesen visto. Un niño hermoso de ojos oscuros y sonrisa encantadora, con solo ocho años demostraba lo hermoso que sería cuando se convirtiera en un hombre. Marcello era el orgullo de su padre, y para él no había nada más gratificante que verlo correr por la casa.Ahora se encontraba en el jardín acompañado de la pequeña Chiara. Él parecía adorarla, hablaba de ella todo el tiempo, sus ojos brillaban al contar las aventuras que llevaban a cabo en el jardín.A Chiara tampoco no le era indiferente él, ella sonreía cada vez que él la recibía y juntos corrían agarrados de manos al jardín.-¡Marcello, Marcello!- Chiara reía alegre mientras él la correteaba por el jardín.-¡Te atraparé, Chiara!- el niño apresuró el paso y la tomó de la cintura, ambos cayeron al suelo rodando y riendo. Él quedó sobre ella, y comenzó a hacerle cosquillas.-¡No!-
Marcello Corttonni, se encontraba en la sala de la mansión Corttonni con un vaso de wisky en sus manos, y sumido en sus pensamientos.Habían pasado no cinco, ni seis como Chiara había prometido, sino ocho años desde que ella se marchara, ocho largos y difíciles años.Al principio todo había marchado como ambos lo habían planificado, cuando Chiara estuvo instalada se dedicó a estudiar, todas las noches ella lo había llamado, al menos durante los dos primeros años, en las vacaciones ella había venido y juntos habían disfrutado de algunos días de amor y pasión. Pero todo aquello había cambiado después de dos años, Chiara había dejado de llamar, los correos y las cartas habían cesado, no respondía a las llamadas que él le hacía, su familia simplemente le había dicho que ella no quería saber nada de él.-No vuelvas por aquí, Corttonni- le había dicho el padre de Chiara- mi hija no desea saber más nada de ti.Despué
Marcello creyó que moriría, que su corazón no bombearía nuevamente. Pero de pronto allí estaba, latiendo desenfrenado y recordándole que seguía vivo.Tres pares de ojos fijos en él, esperando su reacción.-¿Es. . .Estás segura de lo que dices, Collette?-Si Macello, Camilla estaba feliz, dice que después de tanto tiempo sin ver a su hermana, está más que dichosa de recibirla nuevamente. Al parecer el señor Lorretti la recogerá en el aeropuerto. . . ¿ qué. . .qué piensas hacer?-Buscarla, reclamar una explicación, exigir que me dé la cara por la humillación a la que me ha sometido. ¿Qué otra cosa podría hacer?- bebió todo el contenido de su vaso y se levantó, sin decir nada más se marchó, dejando a sus hermanos un poco aturdidos.Collette se sintió mal, su hermano estaba irremisiblemente enamorado de la hija mayor de los Lorretti, desde que ella había desaparecido sin ninguna explicación, Marcel
-¿Qué demonios quiero?. . .¡¿qué demonios quiero?!- gritó furioso sin poder contenerse- ¿ es lo único que se te ocurre decir?-No es lo único, pero es lo más decente- le miró con odio.-Me vale un demonio si eres indecente. Después de tantos años sin volver esperé otro recibimiento.-¡¿Otro recibimiento?!- gritó indignada mientras se llevaba ambas manos a las caderas.-Por supuesto. Me consigo que el hombre que me adoraba, el suegro que hablaba maravillas de mí, ahora me detesta y tú, tú te perdiste del mapa. Fue imposible localizarte, Chiara.-Eso es porque no quería que me localizaras. ¿Es que acaso no entiendes las indirectas, Marcello Corttonni?-Nunca se me han dado bien. Siempre he sido un hombre de actitudes frontales, jamás uso indirectas.-Casi creíble, Corttonni- respondió irónica.-¿Me vas a decir qué demonios suced
Marcello Corttonni, llegó a su casa, entró dando un portazo, con lágrimas amenazando con caer de sus ojos y la vista nublada se dirigió a las escaleras, en busca del refugio que le ofrecía su habitación. Solo alcanzó a colocar un pie sobre el primer escalón, cuándo la profunda voz de su hermano, le hizo detenerse.-¡Oye, oye!- la voz de Roscius, llegó hasta él- ¿ qué sucede, Marcello?- se sujetó con fuerza al pasamano de la escalera. Sintió que sus piernas no le sostendrían por más tiempo y con un agudo gemido se desplomó sobre las escaleras, permitiendo que sus contenidas lágrimas cayeran de sus ojos.-¡No puede ser!. . . ¡Dios mío, no puede ser!- su cuerpo se convulsionaba por los fuertes sollozos.Roscius lo vio caer al suelo y corrió junto a él, al llegar se arrodillo junto a su hermano, lo tomó de los hombros y le obligó a girarse hacía él. Sintió que su corazón se encogía de pena, su hermano se veía realmente mal.
Chiara, se encontraba en el aeropuerto esperando la llegada de su prometido, su corazón se agitaba violentamente y los nervios de cada parte de su ser vibraban inquietos.Habían pasado tres días terribles, se sentía deprimida y un poco angustiada, le costaba dormir por las noches y durante el día su agotamiento se evidenciaba. Camilla, no dejaba de llevarla de un lado a otro, quería mostrarle cuánto había cambiado la ciudad en los últimos años. Pero lo que más le angustiaba era no saber nada de Marcello, si bien era cierto que se repetía constantemente que lo que más anhelaba era que él se mantuviese al margen de ella, en realidad, deseaba con desesperación que él la buscara, quería creer que los años no habían pasado y que seguían siendo el par de adolescentes enamorados. Pero la realidad era otra, totalmente distinta a la que ella soñaba.Una hermosa voz anunciaba un vuelo a Francia, eso la sacó de su ensoñación justo a tiempo para ver apa
Mantenerme alejado de Chiara, ha sido una prueba de fuego. Siento que el amor que siento por esa mujer está a punto de acabar con mi juicio, no tengo ni la más mínima idea del porqué de su comportamiento, solo sé que me mata con su desprecio, con su lejanía y sobretodo me mata saber que tiene dueño, cuando se supone que el único dueño de su vida soy yo. .. Era yo.La puerta de mi cuarto se abre, para darle paso a un Pietro, totalmente feliz.-Marcello, hermano mío.-Pietro- le digo serio- tu felicidad desborda por cada poro. ¿ a qué se debe?-He ganado otra pelea- hago un gesto reprobatorio.-Terminarás matando a Marlo , y lo digo en serio, Pietro, ya es hora de que vayas dejando ese estilo de vida, no es seguro, mancha nuestro apellido y es un mal ejemplo para Collette.-Eres un exagerado, Marcello. No podría matar a Marlo Corttonni, ni aunque quisiera, ese viejo parece tener m
MARCELLO. . .Me quedo oculto entre los arbustos del jardín, necesito estar seguro de que todos duermen antes de deslizarme en la casa. Sé que estoy loco y que además estoy cometiendo un delito al entrar así en la casa de los Loretti, pero necesito explicaciones, tengo preguntas sin respuestas y no puedo continuar así, necesito saber qué es lo que Chiara cree saber de mí, que yo mismo desconozco.Pasan muchas horas antes de que mire mi reloj, son las doce cuarenta y tres, pasa de medianoche, así que decido que es momento, y así como un vulgar ladrón entro a la casa Lorretti, sin ser invitado.Es cierto aquello que dicen de; "EL AMOR TE HACE COMETER LOCURAS", esta es la mayor de todas, si me descubren seguramente Gio, no dudará en mandarme a prisión, pero me importa muy poco, estoy dispuesto a todo por saber la verdad. Entro por la partera trasera de la casa, es extraño que una c