Marcello Corttonni, llegó a su casa, entró dando un portazo, con lágrimas amenazando con caer de sus ojos y la vista nublada se dirigió a las escaleras, en busca del refugio que le ofrecía su habitación. Solo alcanzó a colocar un pie sobre el primer escalón, cuándo la profunda voz de su hermano, le hizo detenerse.
-¡Oye, oye!- la voz de Roscius, llegó hasta él- ¿ qué sucede, Marcello?- se sujetó con fuerza al pasamano de la escalera. Sintió que sus piernas no le sostendrían por más tiempo y con un agudo gemido se desplomó sobre las escaleras, permitiendo que sus contenidas lágrimas cayeran de sus ojos.
-¡No puede ser!. . . ¡Dios mío, no puede ser!- su cuerpo se convulsionaba por los fuertes sollozos.
Roscius lo vio caer al suelo y corrió junto a él, al llegar se arrodillo junto a su hermano, lo tomó de los hombros y le obligó a girarse hacía él. Sintió que su corazón se encogía de pena, su hermano se veía realmente mal.
-¡Marcello!, hermano, ¿qué sucede? – Marcello lo miró con ojos que no dejaban de demostrar a través de las lágrimas el inmenso dolor que sentía su alma. sin pensarlo se arrojó contra su hermano, quién lo rodeó- Marcello. . .
-¡Se va a casar!. . . se va a casar Roscius, tiene prometido.
-¿Quién?- le preguntó desconcertado.
-Chiara Lorretti. . .Chiara, se casa y no es conmigo, hermano- poco le importaba que lo vieran llorar. El dolor que atenazaba su alma, minimizaba toda vergüenza que pudiese sentir en aquel momento- No me ama, nunca me amó, es una mentirosa Roscius, he vivido todos esto años esperándola, pensando que volvería a tenerla entre mis brazos, que algún día volvería para ser mía nuevamente. . . pero. . . no. . .¡Maledizione!- gimió con dolor- tiene un prometido, se va a casar, es feliz con otro, no me ama Roscius, le importó poco mi promesa, mis juramentos no fueron nada para ella.
Roscius le escuchó en silencio, permitiéndole desahogarse de todo lo que sentía, él no era precisamente el más adecuado para dar consejos de amor, pero era el único hermano a la vista. Observó que Marcello secaba sus lágrimas y realmente sintió mucha pena por él. Su hermano amaba a Chiara profundamente, no era nada bueno sentir que todas tus ilusiones eran rotas al mismo tiempo.
-¡Levántate, hermano!- le dijo con voz serena- vamos a tu habitación, allí hablaremos con más calma.
Chiara entró a su habitación sintiendo que el dolor más grande que había sentido nunca, se había apoderado de ella. Se arrojó a la cama, abrazando la almohada y permitiendo que fuese ella quién ahogara sus sollozos.
¿Podía el corazón literalmente partirse de dolor?
No sabía la respuesta. Pero lo cierto es que estaba sintiendo exactamente eso, como si su corazón se estuviese partiendo.
Pero después de algunos minutos, su dolor dio paso a la ira. ¿cómo era posible que ese hombre fuese tan descarado?, ¡mira que presentarse en su casa para exigir hablar con ella!, ¡eso si era ser cara dura!
Sus palabras golpeaban con fuerza en su cabeza.
<<Espero que te haga el amor con la misma intensidad con que yo lo hacía, espero que adore tu cuerpo y lo llene de besos y amor, como yo lo hacía. Espero que al sentirlo contra ti, recuerdes cuantas veces gritaste mi nombre mientras yo reclamaba las profundidades de tu ser. Espero que cuando duermas a su lado recuerdes que existe un hombre al que le dañaste la vida, espero que cuando te toque sientas nostalgia al saber que mi amor no se compara al suyo>>
¿Cómo viviría sin él, ahora que le había visto?
¿Qué se supone que haría cuando llegara Jakob?
¡No sabía si podría con todo aquello!
Lo peor de todo es que Marcello, tenía razón su amor era una sombra que le impedía disfrutar del amor que le ofrecía Josef. Aunque intentara negarlo millones de veces. Ella, seguía amando a Marcello Corttonni, su único y verdadero amor, aunque fuese un desgraciado mentiroso que había jugado con ella y faltado vilmente a la palabra que le había dado, porque poco le importó el amor que ella le tenía.
Debía dejar las debilidades, no podía permitirse flaquear ante el amor que aún sentía. Nunca, nunca sería la señora Corttonni, porque en seis meses sería la señora .
Marcello, se encontraba sobre las sábanas sintiéndose el hombre más miserable de todos.
¿Cómo era posible que Chiara lo hubiese engañado de esa manera?, él estaba muriendo de amor por tenerla lejos, la angustia y el desasosiego se habían vuelto sus mejores amigos desde que ella se fuera, lo único en lo que pensaba siempre era en el momento en que ella volviera a Italia, verla, besarla y comenzar a planear su boda. Ahora resultaba ser que planearía un boda pero con otro. Eso realmente lo estaba matando.
Su amor fue como nada para ella, los momentos vividos fueron fácil de desechar. Que duro era todo aquello. Había sido un tonto por entregar sin reservas su corazón. Era un idiota por amar con locura a una mujer que no le correspondía.
Un llamado a la puerta lo sobresaltó. Se limpió las lágrimas pero supo que era totalmente inútil, sus ojos estarían muy hinchados y posiblemente se le habrían hecho bolsas bajo los ojos de tanto llorar.
-Adelante- su voz enronquecida lo enfado.
La puerta se abrió dando paso a una sonriente Collette.
-He sabido que uno de mis príncipes me necesita- caminó hasta la cama, se acostó junto a él y lo abrazó por la cintura.
-No voy a poder con esto, Collette.
-Claro que podrás superarlo, cariño. Eres un hombre fuerte.
-No tengo fuerzas- lloró- no tengo nada Collette, ella lo era todo.
-Estamos para apoyarte, cariño- él se arrastró en la cama, hasta apoyar sus cabeza en el regazo de su hermana y sus largos brazos se sujetaron con fuerza a las femeninas piernas.
-La amo Collette. . . la amo demasiado- sollozó.
-Lo sé príncipe, dicen que el amor duele. . . quizás, que te duela tanto sea una buena señal. Eso quiere decir que tu amor es inmenso.
-De nada sirve, Piccola, de nada sirve cuando ella no me ama. Pero te juro que voy a olvidarla. Aunque este amor me consuma. Aunque me sienta morir, voy a superarla, Chiara Lorretti no acabará conmigo- sollozó nuevamente abrazándose a su hermana y rogándole a Dios que le diera fuerza de voluntad para cumplir con lo que se proponía.
Chiara, se encontraba en el aeropuerto esperando la llegada de su prometido, su corazón se agitaba violentamente y los nervios de cada parte de su ser vibraban inquietos.Habían pasado tres días terribles, se sentía deprimida y un poco angustiada, le costaba dormir por las noches y durante el día su agotamiento se evidenciaba. Camilla, no dejaba de llevarla de un lado a otro, quería mostrarle cuánto había cambiado la ciudad en los últimos años. Pero lo que más le angustiaba era no saber nada de Marcello, si bien era cierto que se repetía constantemente que lo que más anhelaba era que él se mantuviese al margen de ella, en realidad, deseaba con desesperación que él la buscara, quería creer que los años no habían pasado y que seguían siendo el par de adolescentes enamorados. Pero la realidad era otra, totalmente distinta a la que ella soñaba.Una hermosa voz anunciaba un vuelo a Francia, eso la sacó de su ensoñación justo a tiempo para ver apa
Mantenerme alejado de Chiara, ha sido una prueba de fuego. Siento que el amor que siento por esa mujer está a punto de acabar con mi juicio, no tengo ni la más mínima idea del porqué de su comportamiento, solo sé que me mata con su desprecio, con su lejanía y sobretodo me mata saber que tiene dueño, cuando se supone que el único dueño de su vida soy yo. .. Era yo.La puerta de mi cuarto se abre, para darle paso a un Pietro, totalmente feliz.-Marcello, hermano mío.-Pietro- le digo serio- tu felicidad desborda por cada poro. ¿ a qué se debe?-He ganado otra pelea- hago un gesto reprobatorio.-Terminarás matando a Marlo , y lo digo en serio, Pietro, ya es hora de que vayas dejando ese estilo de vida, no es seguro, mancha nuestro apellido y es un mal ejemplo para Collette.-Eres un exagerado, Marcello. No podría matar a Marlo Corttonni, ni aunque quisiera, ese viejo parece tener m
MARCELLO. . .Me quedo oculto entre los arbustos del jardín, necesito estar seguro de que todos duermen antes de deslizarme en la casa. Sé que estoy loco y que además estoy cometiendo un delito al entrar así en la casa de los Loretti, pero necesito explicaciones, tengo preguntas sin respuestas y no puedo continuar así, necesito saber qué es lo que Chiara cree saber de mí, que yo mismo desconozco.Pasan muchas horas antes de que mire mi reloj, son las doce cuarenta y tres, pasa de medianoche, así que decido que es momento, y así como un vulgar ladrón entro a la casa Lorretti, sin ser invitado.Es cierto aquello que dicen de; "EL AMOR TE HACE COMETER LOCURAS", esta es la mayor de todas, si me descubren seguramente Gio, no dudará en mandarme a prisión, pero me importa muy poco, estoy dispuesto a todo por saber la verdad. Entro por la partera trasera de la casa, es extraño que una c
CHIARA. . . Estaciona el auto y se gira para verme, no sé cómo sentirme; estoy furiosa porque se ha metido así a mi casa, estoy avergonzada porque me ha encontrado en la cama con Jakob, estoy dolida porque me ha traído a este lugar, precisamente este lugar, no sé qué trama con ello, ¿hacer que baje mis defensas?, estoy que estallo porque ¿cómo es posible ser tan descarado?-¿Bajamos?- me pregunta y quisiera gritarle que se vaya al diablo, pero decido asentir. Caminamos juntos, muy cercas pero sin rosarnos, aún está muy oscuro. Decido detenerme un momento- ¿qué ocurre?- me pregunta.-Me quitaré los zapatos- digo llanamente, cumpliendo con lo dicho, lo miro en medio de la oscuridad y distingo una sonrisa. Siempre que veníamos a este lugar, solía caminar descalza sobre la arena, adoro la sensación que me produce, siento que me pone en contacto con la libertad que tiene el mar. Emprendemos nuevam
-¡No!. . . debe haber un error Marcello, mi padre me ama, es incapaz de causarme un sufrimiento, debe haber una equivocación en todo esto- Chiara, se mueve desesperada, está confundida, dolida y muy angustiada- Esto no puede estar sucediendo, mi padre es incapaz de mentirme.-¡Lo hace, Chiara!- grita Marcello, desesperado, mientras sus nerviosas manos viajan por su cabello- No sé qué logra con separarnos, pero lo hace.-Pero. . . ¿no estás casado?- pregunta con voz temblorosa.-No Chiara, no soy casado, no tengo ningún hijo. ¡Créeme por Dios!- grita exasperado.-Entonces. . . ¿por qué dejaste de escribirme?-No lo hice, mi amor- la mira con ojos tristes- te escribí todos los días, sin importar que no respondías, no deje de escribir Chiara, cada día enviaba una carta, cada d&i
Chiara, se mueve un poco incómoda, la pregunta de él la había golpeado. Ella misma no sabía qué respuesta darle. ¿qué haría con Jakob, ahora que había solucionado las cosas con Marcello?.-¿Y bien?- demanda Marcello, un poco tenso ante la posible respuesta de ella.-Marcello. . .- comienza, pero no sabe cómo continuar. ¿Qué debe decirle?-No es una pregunta muy difícil Chiara, hemos descubierto que hemos sido separados por las intrigas de tu padre, nos amamos, queremos estar juntos, no tengo impedimentos de mi parte, pero tú tienes un impedimento de al menos un metro ochenta y cinco. ¿Qué vas a hacer con él?-Marcello- comenzó de nuevo- esta es una situación muy difícil para mí- Le vio fruncir el ceño- se supone que en seis meses me casaría con Jakob.-También es difícil para mí, Chiara- sentenció.-Lo sé- reconoció ella mirándolo directamente a los ojos- sé que es difícil para
Fue una noche sumamente difícil, tuvo que hacer uso de todo su autocontrol, cuándo sintió a Jakob entrar en la habitación, intentó que su respiración fuese lo más tranquila posible para que así creyese que estaba dormida.Cuándo se deslizó en la cama junto a ella, casi salta fuera de un brinco, pero se giró sobre su estómago y le dio la espalda abrazándose a la almohada. Sintió cómo él le acariciaba el cabello, luego su respiración le abanicó la cara y un cálido beso fue depositado en su mejilla.-Qué tengas buenas noches, mi amor- le escuchó susurrar y quiso llorar, llorar porque él era un buen hombre y no se merecía el engaño y la traición a la que lo estaba sometiendo, pero llegó a su vida demasiado tarde, cuándo su corazón ya pertenecía a otro hombre, porque aunque estaba cegada por el dolor, la ira y la desdicha, nunca había dejado de amar a Marcello Corttonni.
Marcello. . . Han pasado tres días desde que vi a Chiara, hemos mantenido conversaciones telefónicas, pero la angustia amenaza con matarme, no sé qué está ocurriendo y estar así no es nada fácil para mí. Necesito saber de ella, necesito saber qué sucede con Jakob, ¿siguen durmiendo juntos?, la sola idea hace hervir la sangre en mi torrente sanguíneo y una terrible necesidad de asesinarlo me abruma.No estoy dispuesto a perder a Chiara nuevamente, no me apartaré de ella, y no permitiré que el tal Jakob siga metiéndose entre nosotros, ni Gio, ni nadie podrá separarnos, ella es mía, mía y de nadie más.Estoy bebiendo una copa en la pequeña sala bar de la casa, cuándo veo aparecer a mi hermano Roscius.-Es demasiado temprano para dedicarte a la bebida, ¿no crees, Marcello?-No existen límites de horario cuándo la pena es tan grande.-Ninguna pena me