La rabia, la ira, la tristeza, la frustración e incluso la desesperación se hacían presentes en todo mi ser, causando en mí una tormenta de emociones que no sabía cómo controlar. Christian era un maldito, desgraciado, que me estaba engañando con su secretaria, todo este tiempo me había visto la cara de estúpida, había jugado conmigo, y se había burlado de mí, era demasiado para procesar. Como deseaba jamás haber venido, pues verlo besar a Ruth, acariciarla con tanto deseo y lujuria, solo hicieron que mi estómago se revolviera del asco, saber que después de estar con ella, se encontraba conmigo y me decía que me amaba sin ningún remordimiento era despreciable. —¡Esos malditos! —Exclamó Rita entre dientes, al ver lo mismo que yo. Sin dudarlo, intento ir a enfrentarlos, y la hubiera dejado de no ser porque empecé a llorar como una magdalena. Me sentía destrozada, y no supe ni siquiera en que momento me desmoroné , intentaba que mis sollozos no se oyeran, tapando mi bo
—O sea qué e según tú, ¿yo no debería casarme nunca? —Yo no dije eso, dije que ahora no estás preparada para casarte con nadie, y más si lo que buscas realmente, es amor. —Sí, tiene sentido. Aunque no niego que me habría encantado formar una familia con Christian, mi cariño por él era genuino, al paso que íbamos estoy segura de que me enamoraría muy pronto de él, si es que ya no lo estaba, ya que era muy bueno conmigo. —¡Las malas personas se disfrazan con buenos gestos! Sus palabras me sorprenden —¿O sea qué, tú eres una mala persona? —El chico se encoge de hombros —¡Quizás! —Entonces, ¿debería alejarme? —Peor que tu padre y tu ex, te aseguro que no soy. —De eso no estoy segura, ¡no te conozco! —Entonces conóceme…—Siento que coquetea conmigo, y eso me pone nerviosa. —Yo… Es que yo… no juegues por favor, lo que menos me interesa es saber de hombres… —No juego. Solamente digo que hay más de un pez en el m
Al día siguiente, intento ir a casa de Rita para despedirla, pero mi padre prácticamente me secuestra en mi propia casa. —No puedes salir, la gente cree que estás de viaje, no me harás quedar como un mentiroso frente a todos. —No soy tonta, papá, te aseguro que no dejaré que nadie me vea. Pero debo ir a despedir a mi amiga, y en el peor de los casos, decimos que regresé y ya. —¡Que no, carajo! —Grita furioso, y da la orden a todo el personal de que me tengan vigilada, sin derecho a ir a un lugar diferente a esta casa. Hecha una bomba de tiempo a punto de explotar, llamo a mi amiga, apenas subo a mi habitación, explicándole la situación. —¿Sabías que tu padre es un desgraciado, y que espera que te quedes sola y sin nadie que te proteja?. —Dice Rita furiosa. —Lo sé, pero no le daré el gusto. —Esa es mi amiga. Si no fuera porque tengo aún demasiadas cosas que recoger, te juro que estaría allá, ayudándote a escapar… —Ni que lo digas…, aunque sería algo difícil, pues
A medida que pasan los días, mi padre parece sospechar que planeo algo, pues su hombre de confianza, el encargado de hacer todos sus trabajos sucios, Efraín, prácticamente me vigila 24 horas del día. … A una semana de la boda, con todo organizado, inclusive el horrible vestido que escogió la madre de Christian para mí, he decidido que me iré a Londres con Rita. Todo está listo. De mi plan nadie sabe nada, ni siquiera Rita, pues he mantenido todo bajo extremo secreto, para no acrecentar las sospechas de mi papá. Sin embargo, no puedo irme, sin antes vengarme de Christian por lo que me hizo. Ese es un placer al que no me puedo negar. Durante la semana, me graduó con honores del posgrado como Gerente estratégica en costos, y a solo un par de días de la boda, me comunico con el señor Ethan, quien amablemente me ofrece asilo en su casa, pero me niego rotundamente, pues lo que menos quiero es causarles problemas con mi padre, ya que incluso para ellos, mi padre puede ser un dol
Apenas llegamos al aeropuerto. Austin se despide de mi. —Creo que hasta aquí te acompaño… —Dice —¡Gracias por todo, Austin! —Me bajó de su auto, y el continúa su camino, y sin tiempo de quitarme el vestido, corro lo más rápido que puedo, para llegar al avión de los Winstor, pero apenas cruzo la puerta principal del lugar, Efraín, junto a una docena de hombres, me esperaban. —¿A dónde crees que vas, damita? —Me pregunta en tono de burla, mientras me saca del brazo casi a rastras y los demás nos cubren. Intento gritar, pero me hace una advertencia. —Si gritas, te juro que tu amiguita Rita lo pagará. —¡Ja!, no me amenaces. No puedes hacerle nada a Rita. —Sonríe mordazmente. —Tú padre está tan furioso, que me dio plena libertad para actuar como me parezca, damita… —Mi nombre es Ava, y aunque seas el perro de mi padre, yo también sigo siendo tu jefe, así que mas respeto cuando me hables. —Digo con fiereza, pero la verdad es que saber que mi padre le dio plena libertad de d
Grito desesperadamente una y otra vez, mientras veo mi vida pasar ante mis ojos. —Ya deja de gritar, guapa… nadie te escuchará. ¿A dónde ibas tan a prisa? —Dice uno de los hombres en tono de burla, mientras el otro se acerca más a mí, hasta arrinconarme a la pared de una casa. Empiezo a batuquear mi bolso, intentando golpearlos, buscando que se alejen de mí. —¡Ya, tranquila!, no te haremos nada malo, por al contrario, te haremos algo muy bueno. —Dice el hombre que está más cerca, riéndose y mostrando ampliamente su dentadura negra y dañada, lo que me produjo mucho asco. Observo hacia la calle, pero está completamente vacía, no pasa ningún auto.Eso significa, que nadie me ayudará, debo arreglármelas sola. Siento una mano áspera sobre mi hombro, que tira de mi blusa con fuerza, por lo que termina rompiendo una de sus mangas. El pánico en ese momento se apodera de mí, y por primera vez, en mucho tiempo, volví a sentir la opresión en mi pecho, esa que solo sentía, cuando
Apenas y le doy un leve beso a Austin en los labios, cuando me arrepiento de inmediato. «¿Pero qué carajos estoy haciendo?, no debería estar permitiendo que nuestra amistad pase al límite de lo romántico, no debería entregar mi corazón tan fácilmente después de lo que Christian me hizo.» Me alejo, y con mucha vergüenza me disculpo. Austin, deja escapar un suave gemido de frustración. —¡Lo lamento!, yo no quería. No sé qué me pasó. No quise darte un beso y confundir las cosas, solo quería agradecerte. —¡Hey!, ¡tranquila!… —No, es que yo no quería… —Ok, entendí. No tienes que repetirlo. —Dice serio y se pone de pie muy rápido. —Creo que lo mejor será que me vaya. —Sí, pero no quiero que estés enojado. Respira un par de veces, y me mira muy seriamente, pero en sus ojos se nota mucha tranquilidad. —No estoy enojado. Es solo que es un poco frustrante escucharte decir tantas veces, “yo no quería hacerlo”. No pasa nada de verdad. ¿Amigos? —Me tiende la mano, y la
Al cabo de unas tres semanas, todo marchaba dentro de lo normal. Mi padre no me había vuelto a llamar, y seguía buscando un lugar para mudarme. A Austin, no lo había vuelto a ver, ni siquiera sabía de él, y en la empresa todo iba de maravilla. Estaba segura de que me quedaría con el contrato, pues a diario me esmeraba por hacer tan bien mi trabajo, que varios jefes de departamento querían trabajar conmigo, y no paraban de elogiarme por mi desempeño. —Me satisface tu proactividad, Ava. Es por eso que el día de mañana iniciarás a trabajar con nuestro director. —Me dice Rose. —Como bien sabes, él no pudo trabajar con ninguno de los pasantes durante estas tres semanas, debido a un viaje de negocios que debió realizar, pero nos pidió a su regreso iniciar con aquella persona que tuviera mejor desempeño, pues solo queda una semana para que se termine el plazo de un mes, y desea observar a los mejores. —¡Entiendo! —Es por eso que te pido, que sigas dando lo mejor de ti, y que no falt