Al cabo de unas tres semanas, todo marchaba dentro de lo normal. Mi padre no me había vuelto a llamar, y seguía buscando un lugar para mudarme. A Austin, no lo había vuelto a ver, ni siquiera sabía de él, y en la empresa todo iba de maravilla. Estaba segura de que me quedaría con el contrato, pues a diario me esmeraba por hacer tan bien mi trabajo, que varios jefes de departamento querían trabajar conmigo, y no paraban de elogiarme por mi desempeño. —Me satisface tu proactividad, Ava. Es por eso que el día de mañana iniciarás a trabajar con nuestro director. —Me dice Rose. —Como bien sabes, él no pudo trabajar con ninguno de los pasantes durante estas tres semanas, debido a un viaje de negocios que debió realizar, pero nos pidió a su regreso iniciar con aquella persona que tuviera mejor desempeño, pues solo queda una semana para que se termine el plazo de un mes, y desea observar a los mejores. —¡Entiendo! —Es por eso que te pido, que sigas dando lo mejor de ti, y que no falt
En toda la noche no pude dormir, me la pasé pensando en que sería de mi vida. «¿De verdad quería vivir como una fugitiva?, ¿esta era la mejor solución?, ¿en serio no tenía otra opción?…» Sin poder pegar el ojo, camino por toda la casa, que es desconocida para mí, empiezo a curiosear. —Parece que Austin, si viene de vez en cuando. —Pienso en voz alta, al observar varios artículos personales, como cepillo de dientes, toallas, algo de ropa, zapatos, libros, y otras cosas más. —Mmm!, que extraño — Digo al abrir el gabinete del baño y ver que hay otro cepillo de dientes, muy femenino. —Acaso, ¿es de su novia?, quizás suelen verse aquí, y yo en este momento solo soy un estorbo. No quisiera meter a Austin en problemas. Pero, por otra parte, ¿tiene novia?, ¿entonces por qué jamás lo mencionó?, ¿por qué me ayuda tanto?, no debería comportarse tan bien conmigo, si está comprometido. Tener objetos personales de otra persona, es algo comprometedor, y yo que lo besé la otra noche, ¡
—¡Ni se te ocurra decirle que estoy contigo! —¡Claro que no!. Pero tal vez deberías hablar, preguntarle todo lo que deseas saber y eliminar todas esas inquietudes. —¿Preguntarle?, ¡Dudo que me diga la verdad!, por si no lo recuerdas, el tipo es un mentiroso de primera. Tal vez, por eso se la lleva también con mi padre. Además, si me encuentra, no dudaría en llevarme con mi padre. —Aun así, pienso que deberías escuchar lo que tiene que decirte. Y como garantía, yo podría acompañarte. Suspiro frustrada, dejando caer el cubierto sobre el plato. —¿Por qué?, ¿por qué tanto interés en que hablé con ese idiota? —Porque no quiero que esas “inquietudes”, afecten nuestra amistad. Deberías aclarar tus sentimientos. No tengo muy claro a qué se refiere, porque siento que de alguna manera habla entre líneas, pero quizás tenga razón. —¿Vendrías de verdad conmigo? —¿Eh?… si… —Responde casi de inmediato, y me sorprende, porque pensé que solo bromeaba. —¿Sí? —Me aseguraré d
—¿Perdón?, ¿qué dijiste? —Me pregunta muy sorprendida Valerie. —Infiel farsante, así habría quedado si hubieras descubierto que tenía una amante. —Digo intentando minorar la tensión ante mi comentario —¡Ah! —Por suerte, ¡todo quedó claro!, ¿no es verdad Christian? Christian: —Ava, yo… —Yo creo que lo mejor es que nos vayamos, Ava. —Lo interrumpe Austin. —Si… —Afirmo con dificultad, intentando aguantar las ganas de llorar de rabia e impotencia. Valerie: —No, no se vayan, tenían una reunión de negocios, ¿recuerdan?, además no conozco a ningún amigo de Christian, aparte de ustedes, ¿y si olvidamos la lamentable confusión, y cenamos como en una cita doble? Christian: —¿Cita doble? Valerie: —Si, tú conmigo y Austin con Ava. —Toma del brazo a Christian. Christian: —¿Austin y Ava están saliendo? Austin: ¿Qué pasa hombre?, ¿ahora eres amnésico?, ya te lo había contado, que estaba trabajando con mi novia, por eso Ava te contactó, y lastimo
—¿Qué carajos quieres Efraín? —¡Hablar contigo! —Dice tranquilamente, metiendo la cabeza a través de la ventanilla del conductor. Hace un barrido adentro del auto con la mirada, antes de que sus ojos se enfoquen específicamente en Austin. Austin, atraviesa su rostro de manera protectora, y Efraín saca la cabeza de la ventana. —¿Qué crees que haces chico? —Le pregunta Efraín a Austin, y hace un movimiento con las manos, como indicándole a alguien algo, efectivamente unos segundos después un par de hombres, forcejaban la puerta del auto, por la cual me sacaron contra mi voluntad. Austin, inmediatamente sale del auto, y se enfrenta a Efraín. —Diles que la suelten ahora mismo o no respondo de mí. —¡Suéltenme tarados! —Le digo a los hombres y me safo de ellos. Me acerco a Austin y lo tomo del brazo. —No pasa nada, Austin. Lo conozco. Trabaja para mi padre. Digamos que es algo así como “su perro de caza” —Efraín me mira de reojo, mientras tiene los brazos cruzados, se nota
—¡Sí, señor! —Digo a regañadientes, y él me mira de arriba a abajo, despectivamente, siendo evidente de que ya ha decidido de que yo no le gusto. —¿Me dijo Rose qué no tienes experiencia escribiendo? —Así es, pero tengo entendido que no es un requisito. —En mi área sí. —¿Disculpe? —Estás aquí, porque según Rose, eres muy aplicada y se te da bien, cualquier tarea. Pero como yo ahora soy tu jefe, yo seré quien decida eso. —Pensaba que los lectores, eran quienes juzgarían los artículos. —Pienso en voz alta y parece molesto, pero ya abrí la boca, así que no pienso detenerme. —O sea, pienso que en este tipo de empleo, somos tan buenos como nuestro último artículo, nuestros lectores pueden hacernos o deshacernos, ellos son quienes tienen la última palabra, son los que deciden si les gusta lo que escribimos o no. —Respira hondo ante mi argumento, y sabe que no puede refutarlo. —Nuestra sección ha tenido las audiencias más bajas en el último semestre, su permanencia depen
Observo desconcertada y en completo silencio a Austin ante lo que me acaba de decir, mientras que él por el contrario, parece esperanzado, como si algo se hubiera iluminado dentro de su cabeza. —¿Q-qué? —Finalmente pregunto. —Piénsalo, es una solución para ambos problemas. Tú y yo deberíamos casarnos. —¿Perdona? —Miralo como una solución, donde los dos salimos beneficiados. Yo necesito una esposa para complacer a mi abuela, y no perder la empresa, y tú podrás obtener la visa de cónyuge para quedarte en el país. —Austin, entiendo lo que dices, pero esta idea me parece absurda. Tú y yo a duras penas y nos conocemos, se que me has ayudado mucho últimamente, y te lo agradezco, pero además de tu nombre, no sé mas nada de ti. —Sabes que no soy un delincuente, ni un psicopata, y eso es lo que importa. Y casarte conmigo te darían ciertos beneficios… —¿Cómo cuáles? —Como que una vez que tú y yo estemos casados, vivirás conmigo, y me aseguraré de protegerte de tu padre
Austin entra a un lujoso aparcamiento de un espléndido edificio de apartamentos. —¿Dónde estamos? —Le pregunto —Estamos en la zona residencial de Westboro. En el edificio Bestpick, aquí vivo. Parquea el auto en una plaza privada, junto a otros autos de lujo. Se baja del auto, y me abre la puerta, me toma de la mano, y me lleva al interior de los ascensores. Presiona el último piso del edificio. Entro en el lujoso apartamento de Austin, y miro a mi alrededor, disfrutando del moderno diseño interior. —¡Bienvenida a mi casa! —¡Wao!, es aún más impresionante que tu otro apartamento, ni siquiera entiendo por qué lo conservas si vives en este. —Es un lugar muy especial para mí. Sigo observando el apartamento, y lo lujoso que es. «¿Cuánto dinero debe tener, para vivir en un lugar como este, y mantener el otro apartamento?, No mentía, cuando me dijo que podía darme la vida de lujos a la que estaba acostumbrada. ¿Quién es realmente Austin?, ¿a qué se de