Austin me presta algo de ropa, me queda un poco grande, pero me sirve mientras vamos hacia el otro apartamento, por mis cosas. Cuando llegamos, vemos que los hombres de Efraín están rondando el edificio. —¿No se dan por vencidos? —Digo frustrada, pero Austin, permanece calmado y en silencio, por un momento. —No te preocupes, ya mandaré a alguien más por tus cosas, por ahora lo mejor será comprarte algo que puedas usar. Asiento, porque es inútil que me oponga, cuando no tengo nada que ponerme. Austin me lleva a una tienda muy concurrida, en el centro de la ciudad. —¿En serio compraremos aquí? —Es una de las mejores Boutiques, de la ciudad, es muy popular. —Es exactamente lo que no me gusta, su popularidad. —¿Recuerdas qué te dije que le daríamos de qué hablar a la prensa? —¿Sí? —Pues bien, la idea es dejarnos ver en lugares concurridos, es necesario para que cuando demos la noticia de que estamos casados, haya evidencia de que estab
—Te veré más tarde, entonces. —Le digo a Austin. —¿Te parece a las siete? —Me pregunta. —A esa hora está perfecto. —Me hace un gesto de despedida con la mano, y sale de la habitación. Cierro la puerta, para empezar a prepararme para mi primera cita oficial con Austin. «¡Es solo una farsa, no tendremos una cita real!» —Me repito una y otra vez, pero es inútil, pues no puedo evitar sonrojarme y que se me acelere el corazón, y a medida que corre el reloj, una oleada de emociones que no termino de entender me invaden. —¡Por Dios!, no puedo creerlo, estoy emocionada! —Pongo mi mano derecha sobre mi pecho, sintiendo el ritmo acelerado de mi corazón. Respiro profundamente, una y otra vez. —Debo calmarme, y mantener firmeza. El plan es no enamorarme… ¡No enamorarme! Empiezo a buscar entre mis cosas que ponerme. Pero por alguna razón siento que nada me gusta. —¿¡Pero qué carajos estoy haciendo!?, no es mi novio de verdad, y toda mi ropa es elegante y de buen gusto.
—Sí, es mi prometida. Y vengo a aclararte ciertos aspectos en los que no estoy de acuerdo contigo. —Le dice Austin muy serio, y Jay tiene cara de terror. Jay: —Señor, no estaba enterado de que se casará… Austin: —Déjame terminar de hablar. En primer lugar, te atreves a tratarla injustamente, solo por qué fue contratada por Rose. En segundo, estoy seguro de que no te has tomado la molestia siquiera de leer algo que haya escrito, y sin embargo, ya has decidido que no es lo suficientemente buena. Y en tercer lugar, te jactas de un poder, que hasta donde yo sé, no tienes. ¿No será que la menosprecias por ser extranjera?, o explícame que tienes en contra de Ava, porque no entiendo la situación. Jay: —No, no, señor. Simplemente, quería medir su carácter. Acostumbro a desafiar a mis escritores, para medir su nivel de resistencia. En mi sección necesito escritores con ganas de quedarse, que puedan luchar a mi lado para ayudarme a aumentar la cantidad de lectores. —¡Ja!, ¿medir mi
Parpadeo al escuchar a Austin. Estoy tan sorprendida, por su gesto, que siento que no puedo mover un solo músculo, ni pronunciar una sola palabra. Casi me he olvidado de que debía respirar, así que retuve el aire sin darme cuenta. «Es la primera vez que mi corazón se acelera tanto por una razón diferente, a los ataques que sufría antes del trasplante. Es por lo que ha dicho Austin, y por cómo ha hecho las cosas, incluso por cómo me mira en este momento. Como si realmente yo fuera el amor de su vida. Todo esto me confunde. A veces parece que no se tratará de un matrimonio por conveniencia, y me asusta verme envuelta, en algo que no pueda controlar, pero tengo claro que es solo un trato, aunque su propuesta parece tan… real» —Ava, me estás poniendo nervioso. —Me dice Austin, aun de rodillas, y caigo en cuenta de que aún no le he respondido, y no tengo idea de cuánto tiempo pasó, desde que me preguntó, lógicamente, todo esto hace parte del plan, no le diré que no. —¡Por sup
—¿Quién es Natasha? —Pregunto sin reparo, y simulo también estar viendo el menú, para restarle importancia a mi pregunta. De inmediato, me doy cuenta de que Benjamín y Emma, se miran, sin saber qué decir. De pronto Benjamín, también toma el menú, y empieza a ojearlo. —¡Quizás un vino estaría bien! —Dice Benjamín, respondiendo a la pregunta de Austin, sobre que beber, y dejándole a Emma la responsabilidad de que me conteste a mí. Emma: —Natasha es una supermodelo. Austin no las presentó… al igual que te ha presentado a ti. «Ya sabía que la ex de Austin es una modelo, pero hasta ahora recuerdo que ya había escuchado hablar de esa mujer.» Benjamín parece un poco avergonzado por la franqueza de su esposa, mientras que Austin permanece en silencio, aun ojeando el menú. —Natasha es la exnovia de Austin, pero no tienes de que preocuparte, ella y él son como el agua y el aceite, demasiado incompatibles. —Interviene Benjamín. —Natasha es la supermodelo más buscada del país,
Esa noche, al contemplar la hermosa vista de la ciudad de Ottawa, desde el apartamento de Austin, me distraigo pensando en la charla sobre sexo que hemos tenido con Benjamín y Emma. «Es demasiado obvio que Austin y yo no nos hemos acostado, si así actuaremos después del matrimonio, seguramente todos se darán cuenta de que esto es una farsa.» De pronto siento como Austin está detrás de mí. Pone ambas manos en la barandilla del balcón, atrapándome. —¿En qué piensas? —Me pregunta y su voz y el tacto cuerpo a cuerpo, me pone nerviosa. Así que lucho, por formar una oración que pueda vociferar, pues no puedo pensar con claridad al sentir la calidez de su cuerpo. —E-es-estaba… ehhh… estaba… pensando… sii… e-en… en… —¿En qué? —Dice cerca a mi oreja, y sus palabras retumban en mi cuello, haciéndome sentir una especie de electricidad. Trago saliva, de solo imaginar esos labios recorriendo mi cuello. —¿Ava?, ¿Ava? —Me llama varias veces. —¡Eh!… si, te decía, pensaba, en… en…
Estoy en el avión, en el asiento de primera clase, junto a Austin, camino a Toronto, completamente nerviosa. «¡Ufff!, finalmente ha llegado el día, ¡me voy a casar!» Muevo la rodilla, desesperada, y empiezo a dar golpecitos involuntarios en la mesa, recordando, por qué estoy haciendo esto. «¿Y si, alguien se da cuenta de la farsa?, ¡no me puedo casar así como así!. No, no debo pensar en desistir. Firmé un contrato, y mi palabra está en juego. Al final Austin y yo no seremos marido y mujer de verdad. Solo nos casaremos en papel, y en dos años cada uno tomará su camino.» Siento como de pronto la mano de Austin, cubre la mía, deteniendo mis golpes sobre la mesa, y mirándome de forma tranquilizadora. —¿Nerviosa? —¿Se me nota mucho? —¡Sí! —Supongo que, entonces, me vendría bien una copa. Austin asiente, y llama de inmediato a la azafata. Azafata: —¿Qué se le ofrece, señor? —¿Qué te gustaría beber, amor? —Me pregunta Austin, de forma cariñosa. «Sé que estamos e
Me aclaro la garganta, y miro a Austin a los ojos, mientras lo único qué deseo hacer, es hablarle desde el corazón. —Austin, desde el momento en que te conocí, sentí una conexión especial contigo. Fuiste como un ángel, que llegó a mi vida en el momento justo e indicado. A veces, pienso que Dios te puso en mi camino por alguna razón. Durante toda mi vida, todo me fue impuesto, desde que ropa usar, qué lugares visitar, que deportes practicar, e incluso qué amistades podía tener, pero a ti, a pesar de las circunstancias, te elegí, fuiste mi decisión, y sé que eres la mejor elección que he tomado. Prometo ser lo que tú has sido para mí; mi sostén, mi luz en la oscuridad; seré tu mayor fan, aquella que no te dejará desfallecer. —Quisiera agregar la palabra “jamás”, pero sé, que esto es un contrato con fecha de caducidad, no estaría siendo sincera si lo hago. Sonrió, sin decir nada más, mientras que Austin no deja de mirarme, incluso cuando el oficiante, continúa con la ceremonia…