Esa mañana habían levantado completamente agotados, ver una maratón completa del señor de los anillos no era poca cosa, su amiga le había llamado, estaba preocupada al ver que esta no había estado en los entrenamientos esa mañana, habían terminado la etapa de estudios en aquel semestre, pero dedicaban dos semanas para hacer un entrenamiento completo, se iban de vacaciones el resto y volvían dos semanas antes, donde acondicionaban su cuerpo para las nuevas competencias.
— No creo que vaya estas vacaciones, encárgate tú, estaré ocupada en algunas cosas que demandan mi tiempo — le dijo y le colgó, estaba bastante ocupada en ver como aquel hombre, de cuerpo bastante sexy estaba frente a ella, totalmente dormido y con el sol a su favor, haciendo que su piel resplandeciera.
Era difícil no intentar besarlo, así que se puso justo en una posición donde sus labios se rozaran, este sintió como se acercaba, si algo había aprendido en la batalla, era el estar alerta a cualquier cambio en su espacio.
No se acordaba del lugar en el que estaba, así que tomó con fuerza a su oponente y lo puso debajo de él, su antebrazo en su cuello haciendo la presión justa para dejarlo sin aire.
Abrió sus ojos y la vio, el miedo de Adhara era grande, no se había imaginado tal reacción, sus ojos verdes tenían sus pupilas dilatadas y estaban algo llorosos.
La soltó enseguida y se levantó de ahí completamente asustado.
— Disculpaos, no ha sido mi intención lastimarla, en la batalla es normal estar atentos a todo alrededor, no me acordaba en lo absoluto que seguía en este sitio, pensé que estaba en mi casa — le dijo mientras la veía toser, su rostro estaba completamente enrojecido.
Se acercó a ella, pero está retrocedió, estaba asustada, como pudo tomó aire nuevamente y comenzó a regular su respiración.
— ¡No se te ocurra volver a tocarme! — le dijo totalmente enojada.
— ¡A las mujeres no se les hace daño, no sé si en tu cultura les han enseñado lo contrario, pero aquí puede dejarte en la cárcel y de ahí no podrás salir en un muy buen tiempo! — le dijo mientras le lanzaba lo primero que había encontrado, en este caso, un zapato de tacón puntilla, este no se inmutó contado este dio en su pecho, parecía estar acostumbrado a ese tipo de reacciones.
— No volverá a pasar, pero no me sorprendas así, sé que a veces soy un idiota, pero no fue mi intención haceros sentir con temor — le dijo con completa sinceridad.
— Está bien — le dijo y le miró con recelo aún, estaría pendiente de cualquiera de sus reacciones, no se quedaría completamente tranquila, estaría alerta.
— ¿Qué artefacto de guerra es este? — le preguntó al ver aquel tacón alto y rojo.
— No es un arma, puede servir en casos extremos, pero son zapatos, no creo que en tu país no los usen — le dijo completamente asombrada, quizás el hombre si estaba loco, delirando con una época de la que no pertenecía, pero le dejaría, aún le gustaba y sin camisa le resultaba demasiado sexy.
— ¡No, jamás lo había visto, no me imagino a una mujer con eso, podría lastimarse! — respondió con completo asombro.
Esta dejo pasar aquella conversación, tenía hambre y sus planes se habían esfumado rápidamente.
— ¿Quieres Wafles o pancakes? — le preguntó esta, era algo que no tenía idea de qué eran, así que optó por decir cualquiera.
— Hoy deberíamos de buscar en la zona más concurrida, quizás alguien la ha visto, parques, lugares donde una niña de diez le gustaría ir — le dijo esta, sabía que a su pequeña hermana algo que le gustaba, era cazar y nadar en el lago cuando caía la primavera.
— Ama la naturaleza — fue lo único que dijo, esta le estaba sirviendo cuatro pancakes, sabía que por aquel grande cuerpo, unos dos no serían suficientes.
— Es un buen dato, creo que nos ayudará a buscarla un poco más fácil, ahora necesito saber cómo iba vestida — le preguntó, este le había descrito un traje muy de época, no entendía que familia educaría a sus hijos en el pasado, el mundo era realmente extraño.
— Está bien, espero que hoy podamos tener algún dato y la podamos traer de vuelta — añadió Adhara mié tras se sentaba a comer a su lado.
Este no esperaba que en el inframundo, alguien se dedicará a ayudarle, era algo que no entendía, pero ahí estaba, quizás ella también era como él, un alma errante, que quería regresar a su hogar.
— Habéis sido demasiado amable y no sé cómo agradecerte tanto, pero prometo que haré lo posible por cumplir alguno de sus deseos, algo que le regocije el alma, le doy mi palabra — le dijo este y Adhara se sonrojó, no sabía que decir a aquello, nadie le había dicho algo así nunca.
De hecho jamás se había planteado cuál era el deseo de su corazón, quizás si lo sabía, pero su vida le hacía entender que era imposible cumplirlo.
— Cuando tenga claro lo que quiero, te lo diré — le respondió y este sonrió, era algo que no había hecho desde que había llegado, era demasiado guapo para este plano terrenal y está sonrió con un poco de nerviosismo, aquel hombre lograba intimidar la un poco, era lógico, no había visto a alguien con tal porte.
— ¿Puedo comer más de estos? — le preguntó, estaba fascinado con la miel y el pancakes.
— Tiene un sabor similar a los Arenques de Tami, ¡maldito inframundo y sus cosas que quieren hacer que te quedes! — dijo mientras se llevaba a la boca otra más de esos y suspiraba.
Aquella expresión hizo que Adhara sonreirá, jamás había visto algo así, el inframundo hasta donde tenía entendido no sería tan agradable, nadie quisiera salir de él.
Después de trece pancakes y mucho chocolate quedaron listos para cambiarse, de estos Adhara solo había tomado tres, mientras que Chaid había acabado con todo.
—Yo usaré el baño de la otra habitación, puedes usar este de aquí — le dijo ella mientras tomaba algo de ropa he iba al otro lado, este no se inmutó en quitarse lo poco que estaba usando frente a ella.
— ¿Te sorprende? — le dijo este con una sonrisa maliciosa.
— No, solo que no estoy acostumbrada a las visitas — le dijo sin dejar de mirar precisamente al lugar donde menos debería hacerlo.
— No entiendo por qué tu pudor, hace dos noches exactamente te hice mía en medio de un extraño coche — le dijo y esta salió rápidamente, no quería caer en la tentación nuevamente.
— Tu hermana está en alguno de estos lugares, tiene que estarlo — dijo esta cuando comenzaron a buscar y nada surtía efecto, parecía ser como si se la hubiesen tragado de la faz de la tierra.— No lo sé, hemos buscado por todos lados, ¡maldito inframundo! — dijo este mientras seguía mirando por cada sitio que ella le indicaba.Adhara por su parte, tenía miedo de pensar que la niña la había sacado quizás de trata de blancas, no había nada seguro, así que seguiría buscando hasta agotar sus últimos cartuchos.— Deberíamos volver, es tarde y ya a esta hora es imposible seguir — le dijo ella, él ni siquiera la miró, sabía que estaba decepcionado, así que se marcharon en completo silenció, la primera vez que había usado aquel coche, se sorprendió totalmente, parecía ser que jamás había visto uno así, Adahara cada vez se reía más con las cosas que este decía, era demasiado extraño.— ¿Quieres ver alguna película? — le preguntó para ver si este cambiaba su semblante.— Quiero ver la que nos v
— ¿Buscamos en hospitales? — preguntó esta en la mañana,Habían tenido una noche bastante agitada, su cabello despeinado daba por hecho aquello.— Es buena idea, ¿en qué palacio brindan aquel servicio? — preguntó este, acostumbrado a que sus guerreros se atendieran en campamentos, en los conventos o en el reino.— No, ya te digo, a los centros médicos — dijo Adhara y comenzó a arreglarse, Chaid trataba de mantener su mente totalmente concentrada en la aparición de su hermana, pero era difícil al estar a su lado.Effie era tan solo una pequeña, cuando eso había pasado, no entendía la crueldad del hombre para llegar hasta esto, Duncan debía pagar por todo lo que había pasado, vengaría la muerte de su familia.— ¿En qué piensas? — volvió a preguntar, siempre que lo veía en total silencio, este estaba concentrado en algo más, no precisamente en este mundo.— Solamente pienso en Effie — dijo y ella le miró con ternura, cada día conocía un poco más de él.— No sabía que ese era su nombre —
Magno, el esposo de Dorotea había llegado junto a su hijo Celac, este último estaba entusiasmado de poder haber llegado a descansar.Algo al interior del hogar no le parecía nada bien, este estaba diferente a como lo habían encontrado, su mujer no estaba, le había llamado repetidas veces y está no contestaba, vio aquella ropa femenina que sabía no pertenecía a su esposa, además era algo que jamás había visto vestir a alguien, asumía que era de una joven, por el tamaño de estas.Tomó su daga y la preparó, quizás aquella mujer le había hecho daño a su esposa, extrañaba verla sola.— ¿Quién eres? — dijo el hombre al ver a una joven dormir en el dormitorio de su hijo.Celac se quedó impresionado de aquella mujer, era realmente hermosa, su cabello parecían hebras de oro y su piel dorada la hacían ver como una diosa.Adhara se levantó totalmente asustada, no esperaba encontrarse con alguien más, ver a aquel hombre barbudo y molesto le hizo sentir un miedo que nunca había experimentado.— Yo
El miedo de todos era bastante grande, no se imaginaban que llegara uno de los guerreros del laird a buscar a alguien y ahí estaba aquel día, los nervios eran algo que seguirían sintiendo, pues lo más probable era que este volvería a aparecer.— ¿Que tan peligroso es que vengan aquí? — preguntó Adhara.— Mucho, pues estos deciden si nuestro pago es digno del rey o no, es algo que nosotros sabemos que debemos hacer — le dijo esta, sabía que volvería en unas horas, este solamente le estaba dando el tiempo a que llegara su esposo.— No salgas por nada del mundo — le dijo, estaba sabido de que estos a veces cuando sospechaban algo de lo que no estaban de acuerdo comenzaban a indagar, tenían el tiempo como para solucionar que esta no la viesen en ningún lado.Adhara sabía que no era algo bueno y que los castigos podían terminar hasta en la muerte así que acató lo que esta decía, no quería que pasaran algún problema por ella, habían sido demasiado buenos.Después de algunas horas, la puerta
Adhara llevaba una semana en casa de aquellas personas que la habían acogido con amabilidad, sabía que en algún punto debía encontrarse con su amor, había estado escuchado cuando a veces hablaban cosas de este, no entendía tal miedo, pero era demasiado.— ¿En qué piensas? — le preguntó Celac, aquella conversación le recordó a Chaid, siempre estaba disperso, cuando este hablaba, le contaba todo lo que sentía.— Solo quiero que él tiempo corra, he de hacer muchas cosas — le contestó con una sonrisa, el joven estaba triste al ver que esta se alejaría, y se estaba acostumbrando a tenerla ahí y salir con miles de ocurrencias.— Adhara, no te vayas, quizás aquí puedas vivir bien — le dijo el joven y ella le sonrió.— He venido aquí con un propósito y no lo puedo cambiar — le comento, no sabía exactamente qué decir.— Dentro de poco creceré y podré casarme contigo, no tendrías que buscar — le dijo este, mientras sus mejillas se teñían de un rosa intenso.— No puedo, eres un niño, Celac, ya e
El amor a veces hacia creer que todo en el mundo se desvanecía, no había nada más que aquellos dos amantes que se entregaban en cuerpo y alma al otro, Celac estaba embriagado por este desde hace mucho tiempo, había desistido al ver que a Lilou la habían enviado con sus abuelos a otro lado del territorio, ¿Cómo amar a alguien más como a ella?Jamás le había dicho a ella lo que sentía, está siempre le había visto como un amigo más, eran inseparables y sus padres se levaban realmente bien.Ese día que Celac le había pedido a Adhara esperarle para ser su esposo, lo había hecho por despecho, diría esta, había vivido un mal momento al verla llegar, era totalmente diferente a la niña que había conocido hace un año atrás, su cabello castaño y rizado era igual de hermoso, pero su rostro era diferente, mucho más maduro de lo que recordaba, su piel blanca como la nieve y sus ojos azules, mucho más profundo, como el mar que se veía desde el peñasco más cercano.Lilou, era hija de un hombre que pe
Partir a veces implicaba dolor, Adhara había comenzado a entrar en una zona de confort, en aquella familia había encontrado un refugio seguro, una familia, algo que no había tenido por mucho tiempo, pero había algo que hacía que todo aquello se empañara.Duncan le buscaba, parecía ser que este la quería y aunque no le conociera, algún día llegaría a ella, era solo cuestión de tiempo, así que no arruinaría de aquellas personas maravillosas.Era de madrugada y aún hacía frío, no sabía si era buena idea salir, pero ya era hora de partir, no quería más tiempo junto a ellos, no cuando el peligro era inminente y podía hacerles pasar un muy mal rato.Tomó un pequeño papel y escribió en él.“Gracias por tanto”.Lo había escrito con tristeza y algunas lágrimas, había llegado ahí con un propósito y lo estaba perdiendo por aquel amor de Dorotea y Magno, se habían comportado como unos padres y esta lo agradecía con todo el corazón.En puntas, tomó una pequeña manta y organizó sus cosas en ella, s
El miedo podía llegar a paralizar, era claro que Adhara a pesar de sentir sus piernas temblar, no bajo la guardia, estaba en una parte bastante compleja, donde los animales salvajes eran algo del pan de cada día, la diversidad en aquellos tiempos era demasiado superior a la del futuro.— ¡Definitivamente hemos destrozado mucho! — dijo esta al ver la belleza, tenía claro que Escocia era un lugar bastante cuidado en su tiempo, pero esto era mucho más, la vida era mucho más abundante y eso no era de discusión.Nuevamente se estaban moviendo los arbustos, algo la hizo saltar del susto y ante ella había un pequeño felino, parecía un poco perdido; lo miro con un poco de tristeza, aquel que estaba viendo en ese momento, estaba en amenaza de extinción, era algo que causaba rabia, pues estos habían comenzado a perder su espacio en la tierra gracias a la casa indiscriminada y sobre todo a la pérdida de su espacio. Lo observo nuevamente y sonrió con tristeza, era pequeño, se notaba en su estruc