El miedo de todos era bastante grande, no se imaginaban que llegara uno de los guerreros del laird a buscar a alguien y ahí estaba aquel día, los nervios eran algo que seguirían sintiendo, pues lo más probable era que este volvería a aparecer.— ¿Que tan peligroso es que vengan aquí? — preguntó Adhara.— Mucho, pues estos deciden si nuestro pago es digno del rey o no, es algo que nosotros sabemos que debemos hacer — le dijo esta, sabía que volvería en unas horas, este solamente le estaba dando el tiempo a que llegara su esposo.— No salgas por nada del mundo — le dijo, estaba sabido de que estos a veces cuando sospechaban algo de lo que no estaban de acuerdo comenzaban a indagar, tenían el tiempo como para solucionar que esta no la viesen en ningún lado.Adhara sabía que no era algo bueno y que los castigos podían terminar hasta en la muerte así que acató lo que esta decía, no quería que pasaran algún problema por ella, habían sido demasiado buenos.Después de algunas horas, la puerta
Adhara llevaba una semana en casa de aquellas personas que la habían acogido con amabilidad, sabía que en algún punto debía encontrarse con su amor, había estado escuchado cuando a veces hablaban cosas de este, no entendía tal miedo, pero era demasiado.— ¿En qué piensas? — le preguntó Celac, aquella conversación le recordó a Chaid, siempre estaba disperso, cuando este hablaba, le contaba todo lo que sentía.— Solo quiero que él tiempo corra, he de hacer muchas cosas — le contestó con una sonrisa, el joven estaba triste al ver que esta se alejaría, y se estaba acostumbrando a tenerla ahí y salir con miles de ocurrencias.— Adhara, no te vayas, quizás aquí puedas vivir bien — le dijo el joven y ella le sonrió.— He venido aquí con un propósito y no lo puedo cambiar — le comento, no sabía exactamente qué decir.— Dentro de poco creceré y podré casarme contigo, no tendrías que buscar — le dijo este, mientras sus mejillas se teñían de un rosa intenso.— No puedo, eres un niño, Celac, ya e
El amor a veces hacia creer que todo en el mundo se desvanecía, no había nada más que aquellos dos amantes que se entregaban en cuerpo y alma al otro, Celac estaba embriagado por este desde hace mucho tiempo, había desistido al ver que a Lilou la habían enviado con sus abuelos a otro lado del territorio, ¿Cómo amar a alguien más como a ella?Jamás le había dicho a ella lo que sentía, está siempre le había visto como un amigo más, eran inseparables y sus padres se levaban realmente bien.Ese día que Celac le había pedido a Adhara esperarle para ser su esposo, lo había hecho por despecho, diría esta, había vivido un mal momento al verla llegar, era totalmente diferente a la niña que había conocido hace un año atrás, su cabello castaño y rizado era igual de hermoso, pero su rostro era diferente, mucho más maduro de lo que recordaba, su piel blanca como la nieve y sus ojos azules, mucho más profundo, como el mar que se veía desde el peñasco más cercano.Lilou, era hija de un hombre que pe
Partir a veces implicaba dolor, Adhara había comenzado a entrar en una zona de confort, en aquella familia había encontrado un refugio seguro, una familia, algo que no había tenido por mucho tiempo, pero había algo que hacía que todo aquello se empañara.Duncan le buscaba, parecía ser que este la quería y aunque no le conociera, algún día llegaría a ella, era solo cuestión de tiempo, así que no arruinaría de aquellas personas maravillosas.Era de madrugada y aún hacía frío, no sabía si era buena idea salir, pero ya era hora de partir, no quería más tiempo junto a ellos, no cuando el peligro era inminente y podía hacerles pasar un muy mal rato.Tomó un pequeño papel y escribió en él.“Gracias por tanto”.Lo había escrito con tristeza y algunas lágrimas, había llegado ahí con un propósito y lo estaba perdiendo por aquel amor de Dorotea y Magno, se habían comportado como unos padres y esta lo agradecía con todo el corazón.En puntas, tomó una pequeña manta y organizó sus cosas en ella, s
El miedo podía llegar a paralizar, era claro que Adhara a pesar de sentir sus piernas temblar, no bajo la guardia, estaba en una parte bastante compleja, donde los animales salvajes eran algo del pan de cada día, la diversidad en aquellos tiempos era demasiado superior a la del futuro.— ¡Definitivamente hemos destrozado mucho! — dijo esta al ver la belleza, tenía claro que Escocia era un lugar bastante cuidado en su tiempo, pero esto era mucho más, la vida era mucho más abundante y eso no era de discusión.Nuevamente se estaban moviendo los arbustos, algo la hizo saltar del susto y ante ella había un pequeño felino, parecía un poco perdido; lo miro con un poco de tristeza, aquel que estaba viendo en ese momento, estaba en amenaza de extinción, era algo que causaba rabia, pues estos habían comenzado a perder su espacio en la tierra gracias a la casa indiscriminada y sobre todo a la pérdida de su espacio. Lo observo nuevamente y sonrió con tristeza, era pequeño, se notaba en su estruc
Reconocer, palabra que parecía no existía en el mundo de Chaid, no la recordaba en lo absoluto, no entendía por qué aquella joven se comportaba de forma tan insolente, no lo aceptaba.— ¿Cómo te atreves a hablarse si a tu laird? — le dijo por enésima vez, ya se estaba cansado de la forma en que esta se expresa, le estaba agotando la paciencia.— Le habló de una manera correcta, Chaid, ¿me recuerdas? — le dijo totalmente sorprendida ante su manera de tratarle.— ¿Cómo osas en tratarme sin respeto? — le dijo e hizo una seña a sus hombres, estos no dudaron en atar sus manos, esta al contrario a lo que pensaba, no opuso resistencia, estaba triste por cómo le estaba tratando y por no recordarla, ¿Había olvidado todo entre ellos? Pensó.No sabía mucho sobre lo que estaba pasando, realmente.— ¿Hacia dónde me llevan? — dijo y este se quedó mirándole.— No os llevaré conmigo y no me interesa quitarle la vida por su insolencia, pero nos darán algo de dinero, les servirá a mis hombres — le dijo
Tocar una cocina de aquella época no estaba previsto para Adhara, estaba sorprendida de verla, contenta igualmente, la experiencia a pesar de todo estaba resultando interesante.— ¿De dónde eres? — preguntó una joven, parecía de unos veinte años, se veía que le tocaba demasiado duro, sus manos estaban lastimadas y muy maltratadas.— No lo sé, no tengo memoria sobre eso — dijo mientras intentaba pelar algunas verduras, la mujer la observó.— ¿Nunca has cocinado cierto? — le preguntó al ver la manera torpe en la que hacía las cosas.— Jamás, en casa creo que nunca me toco — le dijo esta y la mujer negó con la cabeza.— Lo presentía, tus manos están demasiado cuidadas, como si nunca te hubieses tomado el tiempo de preparar algo, considero que mi la cama has de haber hecho — dijo y en su rostro se notaba un gesto de reproche.— No quiere decir que no haya hecho nada, solo que en la cocina nunca trabajé, soy una mujer que aprende con facilidad y también se ha estropeado — dijo mientras
Adhara no quería saber nada de Chaid.— ¿Qué hago yo aquí? — se preguntó al ver que el amor de su vida no tenía ni un ápice de quererla, incluso aun cuando estaba a punto de morir, este le había atacado.— Deberías tomar esto — dijo la madre de su compañera de trabajo.Estaba preocupada por cómo está estaba de molesta.— Yo estoy bien — dijo esta y se quedó mirándole.El cuerpo de la joven temblaba, su piel dorada estaba un poco pálida, su nariz enrojecida y la voz mucho peor que la noche anterior.Adhara ya había estado enferma antes, pero siempre debía seguir con sus obligaciones, era parte de su trabajo, era deportista y tenía sobre su espalda, el peso de la escuadra.— ¿Qué estará pasando ahora? — se preguntaba varias veces, era algo de lo que se preocupaba, a pesar de saber que no estaría ahí o que quizás nunca los volvería a ver, extrañaba a su amiga, a pesar de que eran bastante diferentes, está siempre estaba ahí para ella, la escuchaba, era la única que sabía todo de ella, su