— ¿Chaid Mackay, te llamas así? — le preguntó Adhara totalmente sorprendida.
Había pasado tantos años soñando con viajar a las mismas highlands para tener un hombre como aquel y ahora lo tenía entre sus brazos.
Este no sabía que pensar, había pasado demasiado tiempo con una mujer que conocía muy poco, sus hijos eran algo enigmático.
— Solo busco a mi hermana — le dijo este como respuesta, era algo que no se esperara que dijera.
— ¡Oh, entiendo! ¿Dónde se perdió? — le preguntó algo triste por lo que esté le estaba contando.
Chaid se levantó de aquella cama, era un remolque bastante pequeño y no tenía ni idea por donde comenzar a buscar.
— En el infierno — dijo con seriedad, aunque la mujer le estaba pareciendo bastante hermosa y no podía dejar de mirarla.
— Entiendo, si deseas te puedo ayudar a buscar, podemos ir a la policía y comenzar a buscar ahí, creo que será de gran ayuda — le dijo y este se quedó mirándole, realmente no era de su mundo, su ropa, su manera de hablar era demasiado diferente al de las mujeres que conocía, pero no tenía ni l más mínima idea de como buscar en aquel lugar, así que acepto sin esperar.
— ¿Cuántas monedas debo pagarte por tu diligencia? — le preguntó aún con semblante serio.
— ¡No debes pagarme nada, no sería capaz de cobrar algo por ayudar, tu hermana estará bien y espero que la podamos encontrar! — le dijo haciendo que Chaid la mirara fijamente, era una mujer con un buen corazón, algo en ella le resultaba tan familiar, la calidez de sus ojos traía en su interior un poco de tranquilidad.
— Vamos a cambiarnos, no puedes pasarte por toda California en poca ropa —le dijo mientras se ajustaba una cola alta con su cabello, aún estaba desnuda y fue inevitable no recorrerla con la mirada.
Su cuerpo estaba bastante tonificado, era dorada, trago un poco y siguió lo que ella le había dicho, podía ser una trampa para que se entrase aún más al fondo del inframundo o podía ella decir la verdad y querer ayudarle a encontrar a su pequeña.
— ¿Vives cerca? — preguntó ella y este se negó, tampoco le soltaría información personal, no quería tener mucho más que un vínculo de ayuda, aquel lugar era el mismo infierno y si no se apuraba, se quedaría ahí.
— No, no soy de por aquí — Aquel acento era demasiado sexy, miró a su alrededor, nada de lo que estaba ahí le serviría, le pidió que se colocará aquel traje medieval con medio torso totalmente por fuera que la estaban haciendo pensar en cosas no muy sanas.
— Iremos a un centro comercial que está cerca, ahí podrás cambiarte — le dijo y este aceptó, los sitios que ella nombraba jamás los había escuchado, era la primera vez que veía una escalera eléctrica, se asombró al ver que estos no se movían, sino que dejaban que estas lo llevarán hasta la cima, no sabía que el infierno sería tan práctico, supuso que el mundo de castigo iba a ser mucho más fuerte.
— ¡Esta te quedaría bien! — le dijo mientras acercándose a él, le pasó una camiseta azul bastante ancha, una sudadera y unos tenis.
Chaid miró todo con bastante extrañeza, eran artículos que jamás había visto, los tomó y esta le guio a una especie de recámara pequeña, era bastante pequeña para él, así que decidió vestirse frente a un gran espejo, el sitio estaba algo vacío.
— ¡Joder, es hermoso! — dijo una anciana que había pasado precisamente en ese momento, miró a la joven y está sonrió, no podía pedirle más, pagó todo con su tarjeta y salieron de ahí.
Era algo real que muchas mujeres le miraban, era un hombre realmente guapo, imposible de no admirar.
— Este atuendo es cómodo —le dijo este y ella sonrió.
— Es de algodón, será más fácil moverse con esta ropa — le respondió.
En medio de una extraña charla donde este seguía insistiendo en que en el inframundo no esperaba ver tantas cosas, comenzaron a ir hacia la policía, ahí dio el retrato hablado de su hermana, no sabía lo que era una foto, así que era la opción más segura para poder seguir.
Buscarían en todos lados, Adhara estaba segura de que le encontrarían, este le había contado que realmente también buscaría a su madre, pero que su prioridad era aquella pequeña niña, su hermana como él había dicho.
Adhara no sabía que pensar, estaba preocupada por aquella chica, de la cual él hablaba, pero le parecía extraño su comportamiento, era como si se hubiese quedado en el tiempo de antes, su forma de hablar y de mirar cada cosa no le resultaba algo normal, pero algo en él la había de seguir ayudándole, no podía ignorar que era bastante guapo y que no dejaba de mirar su sexy cuerpo, pero en su interior había algo más y eso le atraía, era difícil negarse.
Así se pasaron horas, nadie había visto a la pequeña, le había enseñado a montar los papeles en postes de luz, entregaron a las diferentes personas, ninguna daba una razón real.
— Vamos a mi casa, vivió sola, yo creo que es necesario que duermas un poco y que comas algo decente —le dijo esta y él parecía negarse, su corazón dolió al ver aquel rostro derrotado, Chaid por su parte podía seguir buscándole por cielo y tierra, pero sabía que la mujer llamada Adhara no lograría seguir, la necesitaba, así que descansarían.
Miró la casa totalmente asombrado, jamás había visto algo igual, era un lugar bastante amplio, todo estaba brillante.
— ¡Bienvenido a mi casa! — le dijo, este ni sabía que decir, era la primera vez que veía tanta tecnología eso le causó curiosidad y comenzó a explorar el sitio.
— Pediré una pizza, así que puedes ir mirando —le grito al verlo subir al segundo piso.
Adhara a veces no entendía el por qué vivir en un sitio tan grande, estaba sola, era la herencia de sus padres, así que no podía decir mucho, era un lugar bastante frío, impersonal, no lo sentía como su hogar, solo era una casa más.
— ¿Quieres ver una película? — preguntó ella, este se quedó mirando aquella expresión.
— ¿Una película? — preguntó él sorprendido.
— Si, esa que colocas en la TV — le contestó con algo de gracia, jamás había conocido a alguien que no conociera lo que era una televisión, quizás había vivido aislado de la civilización, pero eso era algo que no lo creía mucho, es que aquel tipo cada vez la sorprendía más.
— ¡Solamente quiero encontrar a mi hermana, no de TV, ni de películas, lo único que conozco es de armas y castillos! — dijo algo molesto al ver la forma en que ella intentaba no burlarse.
— ¡Tranquilo campeón! Únicamente trató de entenderte, eres diferente a la gente que yo conozco, así que no te sientas mal si digo algo como eso.
— Está bien, podéis enseñarme aquella película, quiero saber que es — le dijo y está sin decir nada, solamente lo llevó a la sala de cine.
Su casa estaba equipada con todo lo necesario, era la herencia de sus padres y ella sabía bien cómo estos habían organizado todo para que estuviese bien.
— ¿Este es el televisor del que me cuentas? — dijo sorprendido al ver la pantalla gigante y delgada que esta acababa de encender.
— Sí, es este — contestó igual de extrañada, no era un hombre de la prehistoria.
— ¡Wow jamás había visto algo así! — contestó realmente sorprendido, era verdad, jamás había visto algo de ese tipo, pues en su tiempo no existían, faltarían muchos años para poder ver el primero y muy diferente al que tenía aquí presente.
Esa mañana habían levantado completamente agotados, ver una maratón completa del señor de los anillos no era poca cosa, su amiga le había llamado, estaba preocupada al ver que esta no había estado en los entrenamientos esa mañana, habían terminado la etapa de estudios en aquel semestre, pero dedicaban dos semanas para hacer un entrenamiento completo, se iban de vacaciones el resto y volvían dos semanas antes, donde acondicionaban su cuerpo para las nuevas competencias.— No creo que vaya estas vacaciones, encárgate tú, estaré ocupada en algunas cosas que demandan mi tiempo — le dijo y le colgó, estaba bastante ocupada en ver como aquel hombre, de cuerpo bastante sexy estaba frente a ella, totalmente dormido y con el sol a su favor, haciendo que su piel resplandeciera.Era difícil no intentar besarlo, así que se puso justo en una posición donde sus labios se rozaran, este sintió como se acercaba, si algo había aprendido en la batalla, era el estar alerta a cualquier cambio en su espaci
— Tu hermana está en alguno de estos lugares, tiene que estarlo — dijo esta cuando comenzaron a buscar y nada surtía efecto, parecía ser como si se la hubiesen tragado de la faz de la tierra.— No lo sé, hemos buscado por todos lados, ¡maldito inframundo! — dijo este mientras seguía mirando por cada sitio que ella le indicaba.Adhara por su parte, tenía miedo de pensar que la niña la había sacado quizás de trata de blancas, no había nada seguro, así que seguiría buscando hasta agotar sus últimos cartuchos.— Deberíamos volver, es tarde y ya a esta hora es imposible seguir — le dijo ella, él ni siquiera la miró, sabía que estaba decepcionado, así que se marcharon en completo silenció, la primera vez que había usado aquel coche, se sorprendió totalmente, parecía ser que jamás había visto uno así, Adahara cada vez se reía más con las cosas que este decía, era demasiado extraño.— ¿Quieres ver alguna película? — le preguntó para ver si este cambiaba su semblante.— Quiero ver la que nos v
— ¿Buscamos en hospitales? — preguntó esta en la mañana,Habían tenido una noche bastante agitada, su cabello despeinado daba por hecho aquello.— Es buena idea, ¿en qué palacio brindan aquel servicio? — preguntó este, acostumbrado a que sus guerreros se atendieran en campamentos, en los conventos o en el reino.— No, ya te digo, a los centros médicos — dijo Adhara y comenzó a arreglarse, Chaid trataba de mantener su mente totalmente concentrada en la aparición de su hermana, pero era difícil al estar a su lado.Effie era tan solo una pequeña, cuando eso había pasado, no entendía la crueldad del hombre para llegar hasta esto, Duncan debía pagar por todo lo que había pasado, vengaría la muerte de su familia.— ¿En qué piensas? — volvió a preguntar, siempre que lo veía en total silencio, este estaba concentrado en algo más, no precisamente en este mundo.— Solamente pienso en Effie — dijo y ella le miró con ternura, cada día conocía un poco más de él.— No sabía que ese era su nombre —
Magno, el esposo de Dorotea había llegado junto a su hijo Celac, este último estaba entusiasmado de poder haber llegado a descansar.Algo al interior del hogar no le parecía nada bien, este estaba diferente a como lo habían encontrado, su mujer no estaba, le había llamado repetidas veces y está no contestaba, vio aquella ropa femenina que sabía no pertenecía a su esposa, además era algo que jamás había visto vestir a alguien, asumía que era de una joven, por el tamaño de estas.Tomó su daga y la preparó, quizás aquella mujer le había hecho daño a su esposa, extrañaba verla sola.— ¿Quién eres? — dijo el hombre al ver a una joven dormir en el dormitorio de su hijo.Celac se quedó impresionado de aquella mujer, era realmente hermosa, su cabello parecían hebras de oro y su piel dorada la hacían ver como una diosa.Adhara se levantó totalmente asustada, no esperaba encontrarse con alguien más, ver a aquel hombre barbudo y molesto le hizo sentir un miedo que nunca había experimentado.— Yo
El miedo de todos era bastante grande, no se imaginaban que llegara uno de los guerreros del laird a buscar a alguien y ahí estaba aquel día, los nervios eran algo que seguirían sintiendo, pues lo más probable era que este volvería a aparecer.— ¿Que tan peligroso es que vengan aquí? — preguntó Adhara.— Mucho, pues estos deciden si nuestro pago es digno del rey o no, es algo que nosotros sabemos que debemos hacer — le dijo esta, sabía que volvería en unas horas, este solamente le estaba dando el tiempo a que llegara su esposo.— No salgas por nada del mundo — le dijo, estaba sabido de que estos a veces cuando sospechaban algo de lo que no estaban de acuerdo comenzaban a indagar, tenían el tiempo como para solucionar que esta no la viesen en ningún lado.Adhara sabía que no era algo bueno y que los castigos podían terminar hasta en la muerte así que acató lo que esta decía, no quería que pasaran algún problema por ella, habían sido demasiado buenos.Después de algunas horas, la puerta
Adhara llevaba una semana en casa de aquellas personas que la habían acogido con amabilidad, sabía que en algún punto debía encontrarse con su amor, había estado escuchado cuando a veces hablaban cosas de este, no entendía tal miedo, pero era demasiado.— ¿En qué piensas? — le preguntó Celac, aquella conversación le recordó a Chaid, siempre estaba disperso, cuando este hablaba, le contaba todo lo que sentía.— Solo quiero que él tiempo corra, he de hacer muchas cosas — le contestó con una sonrisa, el joven estaba triste al ver que esta se alejaría, y se estaba acostumbrando a tenerla ahí y salir con miles de ocurrencias.— Adhara, no te vayas, quizás aquí puedas vivir bien — le dijo el joven y ella le sonrió.— He venido aquí con un propósito y no lo puedo cambiar — le comento, no sabía exactamente qué decir.— Dentro de poco creceré y podré casarme contigo, no tendrías que buscar — le dijo este, mientras sus mejillas se teñían de un rosa intenso.— No puedo, eres un niño, Celac, ya e
El amor a veces hacia creer que todo en el mundo se desvanecía, no había nada más que aquellos dos amantes que se entregaban en cuerpo y alma al otro, Celac estaba embriagado por este desde hace mucho tiempo, había desistido al ver que a Lilou la habían enviado con sus abuelos a otro lado del territorio, ¿Cómo amar a alguien más como a ella?Jamás le había dicho a ella lo que sentía, está siempre le había visto como un amigo más, eran inseparables y sus padres se levaban realmente bien.Ese día que Celac le había pedido a Adhara esperarle para ser su esposo, lo había hecho por despecho, diría esta, había vivido un mal momento al verla llegar, era totalmente diferente a la niña que había conocido hace un año atrás, su cabello castaño y rizado era igual de hermoso, pero su rostro era diferente, mucho más maduro de lo que recordaba, su piel blanca como la nieve y sus ojos azules, mucho más profundo, como el mar que se veía desde el peñasco más cercano.Lilou, era hija de un hombre que pe
Partir a veces implicaba dolor, Adhara había comenzado a entrar en una zona de confort, en aquella familia había encontrado un refugio seguro, una familia, algo que no había tenido por mucho tiempo, pero había algo que hacía que todo aquello se empañara.Duncan le buscaba, parecía ser que este la quería y aunque no le conociera, algún día llegaría a ella, era solo cuestión de tiempo, así que no arruinaría de aquellas personas maravillosas.Era de madrugada y aún hacía frío, no sabía si era buena idea salir, pero ya era hora de partir, no quería más tiempo junto a ellos, no cuando el peligro era inminente y podía hacerles pasar un muy mal rato.Tomó un pequeño papel y escribió en él.“Gracias por tanto”.Lo había escrito con tristeza y algunas lágrimas, había llegado ahí con un propósito y lo estaba perdiendo por aquel amor de Dorotea y Magno, se habían comportado como unos padres y esta lo agradecía con todo el corazón.En puntas, tomó una pequeña manta y organizó sus cosas en ella, s