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CAPÍTULO 1.- segundo fragmento

—Si sus padres supieran —Bastian solo miro a Bael algo ido mirando hacia el techo—. Quemarían al pobre Chad.

—¡Hey! —Chad dejó su laptop donde estaba combinado músico y miró a Bastián—. Si yo me hundo, se hunde toda la escuela.

—¿Estás bien Bael? —Natsuki lo sacudió un poco—. Creo que te has metido mucho.

—Si vieras lo que yo vi hoy, también te meterías mucho —le respondió Bael sin dejar de mirar el techo—. ¿Porque quería ser como él?

—¿De qué hablas? —Bastian fumó un poco y le pasó el cigarro a Nastuki—. ¿Como quien Bael?

—Cada vez que empieza a volar —explicó Dorniar llegando con unas cajas de pizza—. Empieza a hablar estupideces así o se pone a llorar por Bonnie.

—Por la diosa —Natsuki de la nada se puso a llorar—. Eso es muy triste, extraño mucho a Bonnie.

—¿La extrañas? —Bastian lo miró con un gesto de burla—. ¿Alguna vez hablaste con ella?

—No, pero igual la extraño —Natsuki lloro más fuerte.

—Creo que él también se metió mucho —río Dornian.

Chad subió un poco el volumen para que sus amigos escucharan sus nuevas mezclas, como era costumbre, algunas veces por semana Chad hacía reuniones en su casa donde llegaban algunos de sus compañeros de su escuela. Dorniar surtía a todos con algunas bebidas alcohólicas y drogas humanas, que están prohibidas en el reino, pero él las contrabandeaba sin contarle a nadie como lo hacía.

—Creo que ya deberíamos irnos Natsuki —dijo Bastian mirando por la ventana—. Ya se hizo de noche y mañana tenemos entrenamiento.

—Vamos viejo —Dorniar le palmeó la espalda—. Quédense un rato más, aún queda algo de trago.

—Extraño a mi abuelo —Natsuki seguía llorando.

—Fue horrible —susurró Bael.

—Ya, pero no le des nada más a esos dos —Bastian negó con la cabeza—. Mañana tendrán una resaca terrible.

—Que disfruten mientras puedan —dijo Chad comiendo algo de pizza—. Cuando se transformen, tendrán que consumir como más de 10 veces de lo que consumen ahora para poder sentir casi nada de efecto porque nuestro sistema lo consumirá muy rápido.

—Por eso deberías llorar Natsuki —dijo Dorniar metiendo a la boca un pedazo de pizza a Natsuki para que dejara de llorar.

—Les corto las manos —susurró Bael.

—¿Qué carajo le diste a Bael? —Bastian ya empezaba a preocuparse.

—Está bien —Chad le restó importancia—. Siempre dice cosas realmente raras, la otra vez dijo: "Soy el cuidador de los secretos del reino", creo que alucina ser Batman cuando se droga.

—Debe ser su demonio que tiene —hablo Dorniar—. ¿Que se sentirá tener un demonio adentro?

—Si tuviera los poderes demoníacos, podría enfrentar a mi padre y decirle, papá quiero ser un DJ famoso, no un alfa —se burló Chad.

—Papa, quiero ser dueño de un club nocturno y no un alfa —siguió Dorniar.

—¡Yo...yo si quiero ser un alfa! —lloriqueo Natsuki.

—Ya deberías llevarlo a su casa —gruñó alguien en la puerta de la casa de Chad.

—¡Estefan amigo! —sonrió Chad—. Pasa, estás en tu casa.

—Tú no eres mi amigo —siguió gruñendo Estefan, pero de igual manera entró.

—Hermano, ¿Viniste a pasar un buen rato? —Doniar le ofreció su cigarro—- ¿Quieres un toque?

—No consumo porquerías y no soy tu hermano —Estefan miró a otro lado con el gesto muy amargo—, pero Joon me pidió que me des su pedido.

—Oh, el buen Joon —se rió Dorniar—. Ya vengo con su pedido.

Dorniar se fue a la segunda planta de la casa.

—También quiero hablar contigo —dijo Estefan mirando a Bastian—. Afuera.

—Tu no me das ordenes —hablo Bastian secamente.

—Se van a agarrar a golpes —Natsuki ya empezaba a deshidratarse de tanto llorar—. No tengo mi katana para defender a Bastian.

—Es sobre Joon —Estefan parecía tener dificultades para hablarle de buena manera—. Es para ayudarlo.

Bastian puso los ojos en blanco y se sintió estupido en salir de la casa con Estefan. Se supone que él no se metería en más asuntos sobre con Joon.

—¿Qué pasa con Joon?

—¿Te contó cierto? —Estefan tenía las manos metidas en la chaqueta de cuero y no lo miraba directamente—. Hablo sobre todo el royo de su familia problemática.

—Algo.

—Bueno, la otra vez escuche de casualidad a mi papá y mi tío Alan hablando sobre algunos problemas en su manada —Estefan pateó una piedra—. Pero no quisieron contarme nada y a Joon tampoco le han dicho nada.

—Mi papá me contó que hay una nueva disputa por el puesto de Alfa —Bastian suspiro—. Al parecer la misma familia de Joon no lo quiere a él como Alfa y quieren que sea elegido su hermano mayor, pero su tío Jae se ha puesto firme, tu tío Alan invocó más de 100 espectros de fuego en corea para asustar a todos, pensé que ustedes lo sabían.

—Carajo —Estefan apretó los puños—. Estoy harto de que nos oculten cosas.

—Mi papá no lo hace, pero me pide que guarde las cosas para mí solo —le explicó Bastian—. Si se enteran que lo saben, no digas mi nombre.

—Está bien.

Estefan se volteó para regresar a la casa, pero Bastian lo detuvo con una pregunta.

—¿Es cierto que su mamá lo intentó matar? —preguntó Bastian triste—. ¿Para que su hermano sea Alfa?

Estefan se volteó y por primera vez lo miró a los ojos.

—Si, quiso matarlo porque pensaba que su otro hijo lo merecía más.

—Mierda.

—¿Eso no te lo contó él?

—No —Bastian se acercó a él—. Cuídalo mucho, es un buen chico.

—¿Realmente lo querías no?

Bastian sonrió y afirmó asintiendo con la cabeza.

—Pero eso ya está en el pasado —Bastian palmeo su brazo—. Se ven muy enamorados.

—Lo estamos —Estefan se incomodó por el toque—. No es necesario decirte que no quiero que te acerques a él ¿Cierto?

Bastian soltó una carcajada.

—Yo no me preocuparía por mi —Bastian palmeo nuevamente su brazo y empezó a caminar hacia la casa de nuevo—. Me preocuparía por su compañero de sanación, dicen que está prendidísimo de Joon y le va a pedir salir a escondidas de ti.

***

—No quiero irme —Gabriela levantó un poco la cabeza y lo miró al rostro—. Quiero quedarme aquí.

—Ya es hora de que te vayas —Jose miro el reloj en su mesita de noche—. Se supone que volverías de la casa de tu amiga a las 9 de la noche.

—Apenas hemos estado una hora juntos —lloriqueo Gabriela aferrándose a su cuerpo.

—Vamos Gabi —le acaricio la cabeza—. Sabes que no debemos levantar sospechas, todos tus tíos tienen sus ojos sobre mí, no deberías estar aquí.

—Esto es patético —Gabriela se levantó de la cama molesta buscando sus zapatos—. Ni siquiera hemos vuelto a acostarnos desde aquella vez.

—Ni lo volveremos hacer —sonrió Jose—. Hasta que nos casemos.

Gabriela miró su anillo de compromiso, Jose le había pedido casarse con él después de que cumpliera 18 años. Se lo pidió una madrugada del primero de enero, cuando Gabriela se había escapado momentáneamente de la fiesta de unos de los amigos de Bael y Jose se había salido de la reunión en el palacio, después de que Oliver ya estaba demasiado ebrio para notar su ausencia.

Se habrían encontrado en un punto medio en el bosque y Jose se había hincado para pedir su mano.

—¿Qué sentido tiene que me lo des cuando te lo tengo que devolver cada vez que me voy?

Jose la abrazo por la espalda y le meció delicadamente embriagándose con el aroma de su cabello.

—Solo faltan 3 meses —le dijo Jose—. Solo faltan 3 meses para pedirle permiso a tu padre, se paciente mi niña.

—Parece una eternidad —Gabriela hizo un puchero—. Me vas a volver a pedir la mano enfrente de toda mi familia.

—Bien, ¿Algo más?

—Quiero una casa enfrente del mar, con más de 10 habitaciones.

—Correcto.

—Y un perro.

—¿Un perro?

—Uno de verdad y no de fuego, que se llame firulais.

—Todo lo que tú quieras, lo tendremos mi niña —Jose le beso la cabeza—. Todo.

***

—¿Cómo puedes ir cargando esa cosa como trofeo? —Candace miro ceñuda a Taylor—. Él era un ser vivo, con un alma, deberías darle una sepultura.

—Ya está muerto —replicó Taylor, acomodando el saco que contenía la cabeza del lobo a sus espaldas—. Y era un asesino que quiso capturar a un pobre duende, debería cocinar al maldito, estofado de lobo.

—No creo que deberías hablar de estofados de hombres lobos en la casa de un alfa —dijo Noel intentando calmarlas—. Deberíamos pensar porque querían un duende esos locos.

—Supongo que son los mismos que iban detrás de las dríadas —acotó Ricardo—. Deben ser los amigos del hechicero que se escapó.

—Lo único que tenemos es que van detrás de seres mágicos para sacarles magia blanca o algo así —hablo Lana

Theo interrumpió la conversación ingresando a su cuarto, que como siempre estaba lleno de sus amigos que habían entrado por la ventana.

—¿Por qué no tocan la puerta? —bufo Theo.

—Tu papá me da miedo —dijo Zatch.

—¿Metiste la cabeza a mi cuarto? —Theo miró el saco manchado de sangre.

—¿Dónde más lo pongo? —preguntó Taylor.

—Lejos de aquí —dijo Candace mirando el saco—. Creo que voy a vomitar.

—Que pesados son —Taylor se levantó y se dirigió hacia el closet de Theo—. Lo meteré aquí por mientras.

—¿Qué te dijo tu papá? —preguntó Noel—. ¿Ya despertó el desertor?

—Lo van a interrogar dentro de poco —dijo Theo llevándose las manos a la cara y sentándose y sentándose en su cama junto a Noel.

—¡Santa muerte! —grito Taylor.

Todos se acercaron rápidamente al closet de Theo, este se maldijo a sí mismo al ver porque Taylor había gritado.

Esta estaba arrodillada acariciando las armas del baúl que le había mandado su tío Jaime y que había olvidado cerrar ese día.

—Son preciosas —Taylor las tocaba con delicadeza—. Que hermosas son.

—Son de plata maciza —Candace retrocedió—. Esas armas son letales para nosotros.

—Me las envió mi tío del Reino —explicó Theo—. Para protegerme.

—¿Me regalas una, mejor amigo? —Noel lo miró con sus grandes ojos suplicantes.

—Yo soy su novia y soy cazadora —replicó Taylor—. Son para mí.

Todos empezaron a discutir las razones para quedarse con las armas, Theo se maldijo otra vez por despistado.

***

—Yo tengo muchas ganas de ir —le respondió Leia sin dejar de escribir—. Tu estas acostumbrado a las montañas del reino, pero yo jamás he ido.

—Es una montaña —dijo Liam—. Con árboles y rocas.

—Bueno, no vayas, iré con Bastian.

—Podríamos quedarnos acurrucados en la cama todo el día —Liam puso sus dos brazos sobre la mesa apoyando su cabeza entre ellas mirándola coqueto—. Haciendo cositas...

—Liam —Leia se puso roja—. Estamos en la biblioteca.

—Todos los años vamos a la misma tonta montaña —dijo Liam fastidiado—. Prefiero pasar ese día contigo, últimamente solo nos vemos en clase donde tu prefieres prestar atención.

—¿Si sabes que para eso asistimos a clases no? —dijo ella intentando parecer seria sin éxito—. Asistimos para aprender Liam.

Liam bufo.

—Todo el día me la paso aprendiendo —se quejó Liam—. Apenas salgo de las clases, tengo que correr a casa para clases con mis tíos o entrenamientos, estoy estresado.

—Liam —Leia le habló con amabilidad y paciencia—. Serás el Rey del todos los hombres lobos del mundo, el rey de los hombres lobos no puede ser un tonto engreído.

—No soy tonto —se defendió Liam—. Tengo tan buenas notas como tú.

—Pero si eres un engreído —se burló ella.

Liam fingió indignación.

—¿Yo?

—El más grande del Reino.

Liam se levantó y rodeó la mesa para llegar donde Leia, ella intentó escapar, pero fue muy tarde.

Liam llegó a ella y empezó a hacerle cosquillas, después de un rato de estar jugando, el bibliotecario llegó a regañarlos por hacer tanto ruido.

Los dos se disculparon, pero apenas el bibliotecario se fue, empezaron a besarse cubriéndose con un gran libro.

—Se supone que deberíamos estar estudiando —Leia se separó cuando sus labios ya quemaban—. La próxima semana hay más pruebas.

—Siempre hay más pruebas en nuestra escuela —Liam seguía besándola en la mejilla—. Tengo una biblioteca privada ¿Sabes?

—Me gusta esta biblioteca —sonrió Leia—. Es tan antigua, me gusta el olor de los libros viejos.

—Es algo tarde, deberíamos ir a descansar, mañana iremos de excursión —sonrió él.

—¿Iras? —ella alzó una ceja—. ¿No te aburre ver una montaña con árboles y rocas?

—Estarás tú —espetó él—. No será aburrido si estás tú.

Los dos se levantaron, pero en el momento que Leia intento cargar unos libros, perdió un poco el equilibrio por un leve y fugaz mareo. Liam pudo sostenerla a tiempo.

—¿Estás bien? —dijo él preocupado—. Te llevaré al hospital.

—No exageres —dijo ella restándole importancia.

—Seguramente es por seguir con esas tontas dietas —gruñó él—. Ya bajaste mucho de peso y sigues esforzándote con el ejercicio demás, mi amor ya deja de darle tanta importancia a tu físico.

—Todavía no llego a mi peso ideal, además las dietas son revisadas por tu tío Jeremy —se defendió Leia—. Quiero entrar a lucha, por eso me estoy ejercitando, no es solo por mi físico.

—Eres tan obstinada.

—Lo que pasa es que tu no quieres que entre a lucha —replicó ella.

—No es que no quiera, es que me preocupas —le respondió él—. Se te va la presión con fuertes impresiones y te desmayas, Leia no tiene caso que practiques lucha.

—¿Me estás diciendo débil? —Leia se ofendió de verdad—. ¿Me estás subestimando?

—¿Qué...?

—Un día seré tan buena luchando como Gabriela y te pateare el trasero para que aprendas a no subestimarme.

Leia se fue hecha muy molesta y Liam la siguió pidiéndole perdón. 

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