GRIS
Los latidos de mi corazón palpitan en mis oídos, intento respirar hondo, cierro con fuerza los ojos antes de abrirlos, la cabeza me vueltas, la gente sigue corriendo de un lado a otro, el edificio del hospital está en media ruina, ya que algunas partes permanecen intactas aunque algo débiles.Mis rodillas siguen contra el suelo agrietado, llantos y gritos son lo que me rodean e intento que no me afecte más de lo debido, no se puede. Respiro con fuerza, llenando mis pulmones hasta que logro aterrizar. Lo peor a pasado, sigo con vida, mi bebé está sano. Poco a poco me incorporo hasta que soy consciente de que tengo que buscar ayuda y encontrar a Hans.El sonido de sirenas se escucha a lo lejos, como puedo camino entre los escombros, sacar mi móvil es una pérdida, ya que la red se ha caído, corro en dirección a las ruinas del hospital, el lGRIS Todo se ha vuelto un caos, mientras Nathaniel se encarga vía telefónica que Hans reciba la mejor atención médica, mi cabeza no deja de dar vueltas, los mareos van y vienen, luego de haber protegido el cuerpo del padre de mis hijos, fuimos afortunados al no haber sido golpeados debido a que actué rápido y nos moví de lado. Evitando así un grave final. Estamos subiendo a un helicóptero especial y pienso en quedarme, sin embargo, Marcus me dice que vaya, que lo necesito por el bebé así que le hago caso, y ahora estaba aquí, sentada frente al cuerpo inconsciente de Dylan, los paramédicos han hecho bien su trabajo, hasta ahora, al parecer tiene una contusión en la cabeza. «Todo va a ir bien» Me repito hasta que por fin llegamos al hospital, donde no tardan en trasladarlo a un quiróf
GRIS El aire me falta, mis manos tiemblan, estoy entrando a un jodido ataque de pánico, el doctor me mira con detalle, Nathaniel intenta sostenerme y Prim dice algo que no logro procesar, sus voces se sienten lejanas, mis piernas no reaccionan. Levanto la mirada y me encuentro con Milo, quien viene llegando con Cindy Hans, la madre de Dylan, mis oídos pitan y soy consciente de que estoy dando un show, no quiero que la gente me vea como alguien débil, no lo soy, soy la mujer que ha sobrevivido golpes, desprecios, críticas y de cada una de esas caídas resurjo con más fuerza. Cierro los ojos e inspiro con fuerza hasta que poco a poco mi ansiedad es controlada. —¿Qué hace ella aquí? —pregunta con voz desdeñosa Cindy. —Es la esposa de Dylan —interviene Nathaniel sin soltarme. Los ojos de la muje
GRIS Mi pie no deja de moverse, siento la necesidad de salir corriendo, de encontrar una máquina del tiempo y regresar como Dylan, a donde nada pasaba, han pasado cinco horas donde su doctor de cabecera y algunos especialistas, se han encargado de contarle verdades a medias, su madre aún no lo sabe, dejé orden de que sea yo quien le diga, a más de que debe estar haciendo su mejor papel de actriz frente a las cámaras en el funeral de Ashley. Es en tres días, pero a Cindy le gusta la atención. Cuando la puerta se abre, Nathaniel sale con una mueca dibujada en el rostro y la cabeza gacha. —¿Sucede algo? —me pongo de pie. Sus ojos se encuentran con los míos. —Le hemos contado lo del terremoto, lo del accidente, pero omitimos algunos detalles —carraspea. Enseguida sale Milo, con una cara llena de l&aac
HANS El sonido estruendoso de los relámpagos hace que abra los ojos de golpe, el aire me falta, y el miedo irracional comienza a dominar cada uno de mis sentidos, quiero respirar, lo hago, con dificultad y al final me incorporo de la cama, la luz de la tormenta se filtra a través de la ventana, cierro y abro los puños de mis manos, la habitación en la que parece que no he dormido en años, me consume con su inmensa oscuridad. Giro a mi izquierda y mis ojos se anclan en la mujer que está a mi lado, Griselda, mi esposa, en dos días nos casaremos por la iglesia y estoy más nervioso que ella. A veces la siento distante, otras confundida, siento como si entre los dos estuviera una brecha que nos separa y que no hace nada por desaparecer, luego de amenazar al tal Raze con no tocar lo mío, ha evadido todo, me dan celos el pensar en ella besando a otro. «
GRIS Doy un respingo al escuchar el estruendo, Dylan tensa el cuerpo cubriendo el mío. Mis oídos pitan y siento que el piso se me mueve cuando miro por encima del hombro a Cindy, apuntando al aire con una pistola, fue un tiro libre y lo hizo solo para asustarnos. —Hijo, ya sabes la verdad —dice con voz venenosa—. Vayamos a casa, aléjate de esa… —Es mi esposa, madre, y no sé de qué hablas. Dylan se aparta de mí, solo así es como puedo respirar. —Recordaste —Cindy baja el arma. —Deja de decir incoherencias —espeta Dylan con brusquedad. —Yo vi, tu recordaste a Ashley, todo, ella es tu esposa pero estabas a punto de divorciarte, solo están fingiendo ser esposos porque así lo estipula el testamento de tu padre —la madre de Hans le cuenta todo en un
GRIS Veo mi reflejo en el espejo, esto parece ser una locura extrema, casarme en unas horas solo porque Dylan no quiere perderme… es irreal, junto con la ayuda de Milo, movió sus influencias y aceleró el proceso, no habrá invitados, lo quiere discreto, no tengo nada en contra de eso, pero sigo teniendo dudas al respecto, toco mi vientre, el cual en unas semanas estará abultado, también ha mandado realizar una conferencia con los mejores doctores del país para que se reúnan. Sus deseos porque yo no muera me parecen extremos, sin embargo, lo aprecio, no hay nada que hacer, a menos que pudieran erradicar el cáncer y un trasplante de pulmón, sin embargo, encontrar un donante compatible es difícil, tanto como la lista de espera. Respiro hondo, esto está pasando, me inquieta el hecho de que no quiera llevar su duelo con tranquilidad, cada qu
HANS No puedo apartar la mirada de la sangre que mancha la bata de Gris, soy rápido al momento de tirar de su hermana, sabía que dejarla pasar era mala idea, pero Nathaniel insistió en que debía saberlo, como si la señora hubiese mostrado una gota de afecto hacia ella. Isabell ríe como histérica mientras las enfermeras entran, mi ahora esposa, parece no creer lo que está pasando, sus ojos conectan conmigo en un momento a otro y traga duro. —El bebé… no… —su barbilla tiembla—. Dylan… Tiene miedo, yo también, soy un puto egoísta y no me importa. Un enfermero viene con una camilla y rápido la llevan al quirófano, intento seguirlos pero no me dejan, me siento impotente ¿es que acaso nunca tendremos paz? El aire que respiro quema mis pulmones. No estoy pensando bien, pero mien
HANS —Deja de comportarte como una niña —espeto con dureza. —¿Me lo dices tú? Que te dejaste manipular por tu madre, que nos abandonaste y que… —Deja de hablar de mis errores, sí, admito que fui una mierda de persona, pero si tienes la oportunidad de vivir, lo vamos a intentar —replico. Intento hacer que no se altere, pero es imposible, me niego a perderla de nuevo como en el pasado. Le tiembla la barbilla, sus palabras dicen una cosa, pero su mirada, otra, respiro hondo y me atrevo a decir que es la mujer más fuerte he que conocido. —Lo siento —susurra apartando la mirada de mí. —Solo quiero que vivas —repito mi más fuerte deseo. Observo como cierra sus manos formando dos perfectos puños. —Sabes, aunque sobreviva, nada va a cambiar.