Jasper Toro.
Daba vueltas por el despacho de aquella mansión dónde ella estaría en algún lugar. La tenía tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Parecía que eso era algo que caracterizaba nuestra relación. Sonreí, divertido, mientras Cole miraba a través de la ventana observando como Jacob salía del cobertizo y se acercaba a la casa.
- Ya viene – me alertó. Me serené, poniendo todo de mi parte en aquella reunión que iba a resultarme de lo más divertida. Todo un placer dejar con la boca abierta a ese capullo y vengarme a mi manera de haber matado a un
Alex Black.Discutía acaloradamente en aquella noche estrellada. Apenas había dormido, ni siquiera podía pensar con claridad. Llevaba días sin ducharme, había tenido que coger tres aviones comerciales y un barco para llegar hasta allí. Así que... no estaba para escuchar los sermones de Gray, mi ex compañero.- La pondrás en peligro si te presentas allí sin nada, tío – me dijo. Y tenía razón, joder, pero no podía permitir que ese cabrón le hiciese daño a mi hija. Ya me quitó a su madre una vez.
Victoria.Sentada sobre la silla con ese corto camisón negro y altos tacones miraba hacia el espejo frente al que estaba. Mi cabello estaba enmarañado y el maquillaje disimulaba bien los moretones que ese canalla se había atrevido a hacerme.La puerta de la habitación se abrió, asustándome. En los últimos días lo hacía a diario, asustarme con casi cualquier cosa.Mcland entró con fusta en mano, seguido de un tipo que no conocía de nada. Era regordete y calvo y lucía como alguien importante.
Jasper.Di por finalizada la maldita reunión. Quería que mi padre disfrutase de todo el tiempo que le fuese posible cómo un hombre libre, y para ello debía ocuparme de alejar los negocios sucios de él, que se centrasen sólo en mí.A esas alturas del partido, ya no me importaba mucho si moría o vivía, si iba a la cárcel o algo más. Quizás algún día debía pagar todo el daño que estaba haciendo. Pero ... no estaba arrepentido. El sistema legislativo de nuestro país no funciona. ¿Por qué los tipos como yo no éramos detenidos a tiempo? ¿Por qué personas inocentes, cómo mi herma
Victoria.Abrí los ojos en el silencio de aquella habitación y pensé en la visión que había tenido. Mis anhelos porque ese hombre peligroso volviese a salvarme seguían allí. Solía soñar con él a menudo, pensar en que se convertía en mi caballero de fuerte armadura y me sacaba del infierno. Pero ... él no podía hacerlo. Jasper Toro no era nadie. Tan sólo uno de los muchos demonios que dominaban en el infierno.Me fijé en la habitación en la que me encontraba. Estaba decorada en tonos blanco, gris y negro, de estilo muy elegante. Las sábanas y colchas er
Jasper Toro.Dejé la maleta sobre la cama y miré a través de la ventana de mi habitación.Había lanzado mis cartas en esa tirada, tan sólo tenía que esperar a ver a dónde iba el juego. Si todo salía bien, muy pronto podría celebrarlo con un buen whisky y quizás un par de putas que me quitasen aquella ansiedad.Evité pensar en la muchacha que dormía en una de las habitaciones de aquella hacienda, en mi propia habitación.Unos golpes en la puerta me indicaron que Dexter estaba all&
Victoria.¡Cielos!Ese capullo egoísta.¿Por qué no podía reconocer que me había salvado? ¿Por qué tenía que actuar como un cabrón?Tan sólo quería cruzarle la cara, pero ... mis piernas temblaban ante la sola idea de ser domada por él. Aún estaba convaleciente después de lo que me había sucedido en la casa de Mcland, pero ... de él siempre tenía ganas. Le había echado de menos, a pesar de todo.Atravesé la habitación con pasos ligeros, ab
Jasper.Jugar al billar calma mi corazón y mi mente se centra en el juego, dejando de pensar en cosas que pueden salírseme de las manos.Proteger a Victoria Evans nunca ha sido mi cometido, hacía ya mucho tiempo que dejé ese papel a otros. Por suerte esa chica tenía a otros que pudiesen ocuparse de salvarla.- Señor – comenzó Cole tras abrir de par en par la puerta del despacho, haciendo que mirase hacia ese punto – Scott ya se marcha.- Estaremos en contacto – prometió él, que aún esperaba a que le diese el paradero de su barco. Y era sólo eso
Victoria.Un bonito hotel con vistas al mar en un lugar llamado Cartagena de Indias, en el norte de Colombia. Ese era el lugar en el que nos encontrábamos, mientras papá ultimaba nuestro viaje y Gray cambiaba la televisión. No parecía haber nada que le agradase y entre medias me miraba de reojo.- Lo tengo – aseguró papá, haciendo que Gray apagase la televisión y mirase hacia él – Está en Miami.- Pues tenemos un problema, porque yo no voy a hacer de niñera y dudo que tú quieras marcharte con tu hija a un lugar seguro – Mi padre le asesi