Victoria.
Un bonito hotel con vistas al mar en un lugar llamado Cartagena de Indias, en el norte de Colombia. Ese era el lugar en el que nos encontrábamos, mientras papá ultimaba nuestro viaje y Gray cambiaba la televisión. No parecía haber nada que le agradase y entre medias me miraba de reojo.
- Lo tengo – aseguró papá, haciendo que Gray apagase la televisión y mirase hacia él – Está en Miami.
- Pues tenemos un problema, porque yo no voy a hacer de niñera y dudo que tú quieras marcharte con tu hija a un lugar seguro – Mi padre le asesi
Jasper.Había estado tan cerca de tenerlo todo y tan sólo lo había rozado con los dedos, sin tener oportunidad de proteger mi bien más preciado.¿Por qué, joder? Yo la ansiaba a ella. ¿Por qué cojones no podía tenerla?¿Por qué tenía que ser un puto niño asustado?¿Por qué me escondía detrás de una máscara de superioridad?¿Por qué era tan puto cobarde?
Alex Black.Habíamos escapado de las garras de Mcland de milagro, pero me sentía tan culpable por no conocer el paradero de mi hija. ¿Y si ese cabrón había vuelto a cazarla? Toro tenía razón, había líneas que era mejor no cruzar.- Te lo dije – escuché a Grey a mis espaldas – Ese capullo se ha vuelto un corrupto. Ya no es el fénix inmortal... Toro fue el que nos traicionó. Le dijo a Mcland sobre nuestro paradero. Y para colmo nos mintió sobre las pruebas, el puto barco estaba limpio.- ¿Tu contacto te ha dicho algo de Ambe
Jasper.Aparqué el auto junto a la playa y miré hacia mi acompañante, estaba preciosa desde aquel punto, durmiendo profundamente. Era una pena que tuviese que despertarla. Volví la vista hacia el barco que descansaba sobre la orilla. Apenas se veía, y eso era algo súper necesario para lo que se avecinaba.Un hombre con el cabello largo y tatuajes en sus brazos se detuvo junto a mi ventanilla y yo sonreí como un idiota. Hacía demasiado tiempo que no veía a ese cabrón.- Capitán Fenix Dorado, ¿qué lo trae por aquí? – bromeó, mientras yo me bajaba del vehículo y dejaba a esa prec
Alex Black.El maldito Toro de los huevos... era cómo si se le hubiese tragado la tierra. No había rastro de él por ninguna parte. Pero nosotros no podíamos detenernos en nuestro cometido. No teníamos una mierda, pero estaba dispuesto a pedir favores para conseguir cazar a ese cabrón. Aquello nunca dejó de ser algo personal.Siempre fui una persona que hace las cosas ante la ley, nunca dejé que el dinero me comprase, ni siquiera que el mal me tentase. Estuve años siendo la mano derecha de Mcland, fingiendo ser alguien que no era, infiltrado en su mansión para conseguir las pruebas necesarias para empapelar a ese cabr
Victoria.Besar apasionadamente en aquel navío al hombre con más caras de este mundo no era una buena idea, ni siquiera confiar en él de esa forma ciega en la que lo hacía. Una parte de mí ya sabía que sería traicionada por él de nuevo, pero quería aferrarme a esa completa locura un poco más, ni siquiera sabía que todo me explotaría en la cara.- Jasper – le llamé divertida, mientras él seguía aferrándome a mí de esa forma desesperada. Ni siquiera sabía dónde estábamos o a qué lugar nos dirigíamos - ¿qué pasa? – dio un par de pasos hacia atrás y me observó.
Alex Black.Arropé a aquella chica que tenía el corazón lleno de espinas. Había fingido durante toda la tarde que nada de aquello le importaba... Ser traicionada por el hombre en el que confiaba y ser entregada para favorecer en una investigación...¿Por qué ese hombre seguía actuando como un héroe si era un villano? ¿Por qué seguía haciendo lo correcto una y otra vez?¡Dios! Realmente odiaba a ese tío... No.... En realidad, lo admiraba. Era capaz de renunciar a cualquier cosa con tal de ponerla a salvo, incluso a ella misma. Eso era más de lo que yo alguna vez hice por Lucy. Si hubiese renunciado a ella... ahora estaría viva, y quizás esa chica triste que arropaba sería feliz.Salí de la habitación y apoyé la cabeza contra la puerta, dejando que mis lágrimas silenciosas emborronasen mis ojos.Aún la amaba y la añoraba cada día. Si tan sólo pudiese volver el tiempo atrás ... hubiese hecho las cosas de forma distinta. Quizás tendría la oportunidad de dejar que fuese feliz junto a Chuck
Victoria.Era tarde. La luz de la luna se colaba a través de las cortinas de mi habitación en esa noche silenciosa.Mi nueva vida estaba a punto de comenzar y debía olvidar todo mi pasado, dejar atrás mis sentimientos y todo el dolor. Pero mis preguntas seguían acechándome sin descanso.¿Por qué? ¿Por qué Jasper no pudo quedarse a cumplir las promesas que me hizo? Lo que sentía por él seguía allí, atormentándome.Pensé en su sonrisa, en la risa perfecta que se met&i
Jasper Toro.Conducía a toda velocidad por la autopista con mi Macerati Levante, un coche que no todo el mundo puede darse el lujo de conducir. La adrenalina recorría mi cuerpo. Correr era mi nuevo deporte, mi adicción. Me ayudaba a olvidar, a no tener en la cabeza a cierta mujer constantemente.Lo cierto es que aún la odiaba, o a mí mismo en el proceso, por haber haberla entregado a alguien más cuando tuve la oportunidad de un final feliz a su lado.Cómo siempre le oculté la verdad, sin poder decir las cosas importantes.
Último capítulo