Que divertido. Este mocoso sí que lo tomó por tonto, pensando en utilizar el nombre del Clan del Dios Dragón para asustarlo y que así, entregara el arma. Eso sería como cavar su propia tumba.

"Je. Mi padre nunca te perdonará si me matas. Será mejor que lo pienses bien".

Dijo Rubén esbozando una sonrisa vacía.

"Solo quería recuperar los tres millones ochocientos mil dólares. Nunca pensé que quisieras matarme. Por lo que parece, ¡no tengo más remedio que matarte!".

Fane esbozó una fría sonrisa antes de continuar: "Digamos que te mato a ti y a todos los demás. ¿Crees que tu padre se enteraría de que lo he hecho?".

"Je. Puedes intentarlo si no me crees". Rubén se rio y añadió: "¿De verdad crees que después de salir de la ciudad en la moto de uno de mis subordinados, no habrá ningún testigo?".

"¡Nada mal!".

Fane sonrió. "Por eso, lo mejor es acabar con todo el Clan del Dios Dragón, ¿no? Si no, no podré dormir tranquilo".

Tras decir eso, Fane apuntó el arma al muslo de Rubén y dispar