Ya no se trataba solo de si estuviera siendo una carga o no, era una cuestión de actitud por parte de Xiomaro. Su comportamiento fue simplemente inaceptable, tanto que incluso Baldomero sentía un profundo disgusto hacia él.

Llegó sigilosamente al grupo de personas en el valle Umbra, sabía que había cosas de las que no podía escapar. Después de tomar algunas respiraciones profundas, levantó la cabeza lentamente. Cuando vio los ojos furiosos del decano Domínguez, se estremeció de miedo y dio un paso atrás involuntariamente.

El decano Domínguez habló con frialdad:

—Realmente me has decepcionado. ¿Aún recuerdas lo que te dije antes de entrar? Parece que has ignorado por completo mis palabras. No hiciste ningún esfuerzo y solo te preocupaste por tu propia seguridad...

Xiomaro escuchó estas palabras y rápidamente negó con la cabeza:

—No, decano Domínguez, ¡nunca me atrevería a hacer algo así! Hice todo lo posible adentro. Probé todos los métodos posibles, pero no funcionaron. Mi cultivació