Capítulo 90
En el salón de la familia Ramos.

El doctor Ramos hizo traer un buen té y se lo ofreció amablemente a Diego.

—¡Doctor divino, toma un poco de café!

Diego le miró: —Señor Ramos, mejor no me llame así.

El doctor Ramos dijo afanosamente: —¿Por queé? Aunque eres joven, tus habilidades médicas ya son de otro nivel.

Diego se rio: —¿Recuerdas que la última vez que estuve en la casa de los Jerano me ibas a tomar como aprendiz? En ese momento no acepté y tú me llamaste ignorante.

El doctor Ramos sonrió sarcásticamente: —Todo se debe a mi ignorancia y a la chusma de la familia Jerano que me despistó. De hecho, debería haberlo pensado en su momento, tus habilidades médicas no deben ser ordinarias.

Solo de pensarlo al doctor Ramos le daban ganas de darse unas cuantas bofetadas.

¡Qué ciego fue!

Karen estaba sentada en un sofá a un lado, recién salida del tratamiento, aún no podía moverse. Se dezplazaba por los hombres de la familia Ramos, que le llevaban cargada de un lado a otro.

—Abuelo, aún no l
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